9788416783557.jpgCazarabet conversa con...   Elvira Martínez, autora de “Este, ese, aquel” (Laertes)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Editorial Laertes nos acerca una historia tan humana como contundente y versátil, casi “brutal” y muy del tiempo presente desde la pluma de Elvira Martínez.

Un tiempo presente que se encarama en el tiempo demasiado deprisa para intentar pararlo en seco…hay que intentar leerlo, sin prisas y con mucha calma…como degustándolo porque la narrativa de Elvira Martínez lo merece del principio al fin.

Forma parte de la colección Camelot en su número 34.

Relato intensísimo que invita a leer casi de manera compulsiva. Es como si la autora hubiese creado un “nuevo estilo”, un “nuevo género” desde su ritmo narrativo.

A nuestra escritora para nada se le nota que es su debut narrativo.

La sinopsis del libro:

Una mujer aún joven se encuentra en la usual actividad de entrar en una sala de cine una noche cualquiera. No hace sino sentarse cuando tiene que enfrentarse al hecho inesperado e indeseado de que un hombre —al que hace años que no ve y al que no quiere saludar de ninguna de las maneras— haya entrado en la misma sala. Aunque ya hace mucho tiempo que no quiere hablar con su exmarido, podría hacerlo, aun con la dificultad que eso supondría. Pero no es él. Ni aquel compañero con el que trabajó tiempo atrás del que siempre huyó, por cargante y baboso. Se siente amenazada…, aunque aquel tipo que la acosó de mala manera aún está en la cárcel. No puede ser él. Ni aquel al que tanto amó, y tanto tiempo, sin él saberlo… Es otro hombre.
Durante el tiempo que dura la película, se muestra al lector en un relato que pretende mostrar el curso de una mente escopetada en el mismo momento en que el pensamiento aflora no del todo estructurado, no siempre ajustado a la lógica, ni a la coherencia o la cohesión del discurso...; se deja divagar, desbarrar, desvariar, loquear…, contradictorio, cambiante, recurrente, insospechado, desatinado... Lenguaje que proviene directamente del pensamiento; pensamiento que altera un lenguaje y lo recrea.
El hombre, ajeno al alboroto emocional que su presencia crea a esa mujer, aparece visto solo a través de la mente de ella, bien en ese tiempo presente o a modo de evocación.

La autora, Elvira Martínez Gómez:

Elvira Martínez es maestra de Primera Enseñanza, especialista en Educación Infantil, en Educación Especial y especialista superior universitario en perturbaciones de la Audición y del Lenguaje, especialidades todas que ha ejercido a lo largo de su trayectoria profesional. Actualmente, trabaja en un colegio público con alumnos que presentan dificultades de comunicación, lenguaje o habla.

 

 

Cazarabet conversa con Elvira Martínez:

esteeseaquel.jpg-Elvira, ¿desde dónde sale la necesidad de mostrarnos esta historia, este relato?

-Aunque a veces siento necesidad de escribir, nunca la he tenido de mostrar mis producciones. No he vivido la elaboración de este texto en ningún momento como necesidad, sino como deseo. Un deseo que me atrapó. Este libro nació del deseo de jugar con un porqué: el de una mujer desconocida que, delante de mí, se alteró clara y visiblemente en una sala de cine cuando un hombre se sentó cerca de ella y con el que no medió palabra. Me impresionó ver cómo alguien que había estado esperando  serenamente a que empezase el filme se perturbase tanto. ¿Qué cosa desencadenó su reacción…? De esa manera, seguí la trama de la película al tiempo que consideraba hipótesis posibles que explicasen su deseo de marcharse (se acercó más de una vez a la puerta de salida) contravenido por el hecho de volverse al mismo asiento.

Contemplo a veces la posibilidad de que el problema de aquella mujer no tuviese nada que ver con el hombre… En cualquiera de los casos, me inspiró, me sugirió una idea.

Una vez ya escrito, empecé a pensar en intentar publicarlo...

-Es la primera vez que tu relato, tu narrativa ve y siente “la luz”, ¿qué nos puedes explicar?; ¿cómo has experimentado la sensación de ver tu libro, tu relato, editado?

-Esperaba, atenta a mí misma, antes de que el texto fuese a sentir la luz, usando tus mismas palabras. Y una vez que estuvo en la calle, de alguna manera me distancié de él. Había venido siendo solo mío; y después seguía siendo mío al tiempo que ya no lo era. Propio y ajeno simultáneamente.

-Cómo es “esa aventura escritora” que, me  da, está detrás del consumo de muchas lecturas…? Pero por lo que estoy leyendo, también consumes de “otros artes” expresivos como el cine y se nota…

-Sí, leo mucho y el cine es también una pasión, una gran pasión. El texto tiene tres préstamos de autor a los que quise hacerles un homenaje —la cinefilia, el amor por las palabras y el amor por la música—, aunque, como dijo Javier Marías, para el lector debería ser indiferente la procedencia de los materiales que quien escribe decide o no incorporar al relato.

-Exploras muy bien el consciente y el subconsciente del ser humano, ¿no?

-Bueno, no sé si bien o mal… Lo que puedo afirmar es que he disfrutado haciéndolo. He pretendido emular y plasmar el funcionamiento de la mente cuando estamos callados y no funciona de modo lineal, sino interrumpido, discontinuo, contradictorio, veleidoso. Sin represión, sin contención ni moderación. Sin domesticar. Elegante a la par que impúdico. Sensato a ratos y loco en otros. O ambas cosas simultáneamente. Nada parecido a cuando hablamos o cuando contamos algo acerca de lo que pensamos. Pero no solo pretendía describir ese flujo silencioso: trataba de describir cómo puede comportarse el pensamiento aún salvaje cuando, además, estamos perturbados, escopetados, desquiciados.

Este texto es una ficción y, al tiempo, no lo es, porque emula el pensamiento cuando se nos presenta así en la cabeza, de esta manera, que después habremos de domeñar —para poder ser entendidos—. Pero me situé en un antes en esta narración: Antes de ese sometimiento a un discurso ordenado y lógico.

-Te gusta adentrarte en esas partes del ser humano que no mostramos, conscientemente o que no sabemos mostrar, ¿no?

-Creo que hay cosas que no debemos mostrar, no hay que ser siempre sinceros. Todos tenemos "secretos" que no deben dejar de serlo. Siempre hay  un mundo interior propio incompartible. Y así está bien. Desvelarlo podría llegar incluso a la crueldad. Otra cosa es la segunda parte de la pregunta, aquello que queremos mostrar pero que no sabemos hacerlo de forma eficaz. La comunicación humana parece simple, pero es compleja, tremendamente compleja. Por mi profesión me enfrento continuamente a ello. Siempre estoy  preguntándome el porqué de que una conversación (por elemental que pueda ser) no esté siendo eficaz. No se produce el entendimiento. ¿Qué pasó? ¿El hablante…? ¿El oyente...? Después de muchos años de trabajo, la pregunta se ha instaurado como un hábito. ¿Qué hay detrás o al lado o cerca o lejos de…? Así que, en realidad, sí, me gusta hacerme preguntas… Por eso, al día siguiente, seguía pensando en el porqué de la acción de aquella mujer desconocida que estaba en el cine. ¿Por qué se inquietó tanto cuando llegó aquel hombre?, ¿por qué no se fue si tanto la incomodaba?, ¿quiénes serían?, ¿quién era ella?, ¿quién él?, ¿qué tipo de relación tendrían o hubiesen tenido en otro tiempo?, ¿aspiraría ella a una relación aún no iniciada?, ¿a cambiar la naturaleza de la relación que hubiesen mantenido…? ¿qué clase de persona sería ese hombre si tanto alboroto emocional parecía haber creado en ella?, ¿qué clase de mujer era ella?, ¿qué podría haber detrás de ese saludo que no se llegó a dar…? Todo ello me dio la oportunidad de dejar la mente libre al escribir; y disfruté de situarme en un terreno entre lo simbólico de todo pensamiento humano y lo real de todo pensamiento salvaje. Escribir este libro me dio la ocasión de loquear,  cosa que me resultó muy divertida.

-Los miedos están presentes, muy presentes, pero es que todas y todos vivimos con miedos dentro de nosotras y nosotros, quedan como residentes y de alguna manera tienen que salir a la luz, ¿no?

-El miedo siempre está, de una o de otra manera. En todos. Es connatural al ser humano. Hay que saber gestionarlo. O te come. Y sí, de eso trata este texto…, de lo que estamos hechos. De amor, de desamor, de deseo, de rechazo, de decepción, de miedo, de soledad…; pero también de miedo al amor, de miedo al desamor, de miedo al deseo y de miedo al rechazo; de miedo a la soledad…

-Veo y noto  un relato lleno, como plagado, de muchos silencios, ¿lo ves, lo sientes así?- Pero también el relato camina sobre la cautela contenida, sobre cierto sosiego casi impuesto…

-Sí, claro. Decidí que el desparrame verbal de la protagonista tenía que contener también una cierta ocultación, una cierta circunspección, una cierta discreción. La mente también se comporta a veces de forma taimada, disimulada, e incluso nos oculta(mos) aquello que nos interesa ocultar. También por eso la dualidad del pensamiento del personaje, que  va desde lo más anodino hasta algunas ideas más profundas; de la misma manera que usa un lenguaje también dual, descarnado o incluso soez y en otros momentos, poético. La vida misma.

-Todo esto la hora de ponerte a narrar, como escritora, ¿te lo notas, cómo te afecta?, ¿acaso a modo de liberación?

-No, para mí escribir no es una liberación. Quizá lo fue cuando escribía un diario en la adolescencia, pero de eso ya han pasado unos cuantos lustros (!), así que casi no me acuerdo.

Escribir me afecta porque me gusta, me activa, me apasiona. Hace que  me sienta intensa.

-Como escritora desde la narración ¿has sentido cierto vértigo, cierta ansiedad?

-Muchas personas que han leído esta novela me han comentado que les creó  ansiedad. Incluso algunos, por eso, tuvieron que hacer descansos en la lectura. Mi experiencia como autora fue distinta. Sí que tuve una cierta ansiedad, en el sentido de inquietud, al inicio del proyecto. Pensaba que la actitud de aquella mujer del cine ofrecía materia, daba para una historia, la que fuese, y buscaba un  estilo  y una estructura que pudiesen hacerse cargo de la misma. Una vez que decidí usar el libre flujo del pensamiento y entretejerlo  con la acción de la pantalla, la inquietud se trocó en agitación…; el texto nació y crecía; me permitía loquear, como decía antes, ¡y  mucho!, cosa que nunca había hecho antes en ningún otro texto. 

De modo casi "natural", dado que el problema de la mujer parecía ser el hombre de al lado, elegí trabajar con la película del mismo título de Mariano Cohn y Gastón Duprat.

-El lenguaje en este relato juega un papel importantísimo porque es visto y se nota, leyendo,  en todo su abanico…en esto tu dedicación como maestra que interacciona con alumnos con perturbaciones en la audición y el lenguaje…creo que se nota…¿qué nos puedes comentar?

-Me siento  privilegiada por ejercer una tarea que me enriquece cada día. Mi trabajo me llevó a cultivar la paciencia, el respeto, la ecuanimidad, a cuestionar mis propias ideas, a cambiarlas… Ha modelado una parte importante de quien hoy soy.

-¿Qué sensación o mensaje quieres transmitir con este relato?

He intentado cachear la actividad mental del personaje y dejarlo desnudo. Y lo he hecho porque creo que todos podríamos haber sido la protagonista; que todos habríamos podido pensar lo mismo y de una forma similar. Solo que no lo contamos. Creo que la mujer que nos habla desde de este relato, sin existir, existe de alguna manera  en todos y cada uno de nosotros.

 

_____________________________________________________________________

Cazarabet

c/ Santa Lucía, 53

44564 - Mas de las Matas (Teruel)

Tlfs. 978849970 - 686110069

http://www.cazarabet.com

libreria@cazarabet.com