Cazarabet conversa con... Elvira
Martínez, autora de “Este, ese, aquel” (Laertes)
Editorial Laertes
nos acerca una historia tan humana como contundente y versátil, casi “brutal” y
muy del tiempo presente desde la pluma de Elvira Martínez.
Un tiempo presente que se encarama en el
tiempo demasiado deprisa para intentar pararlo en seco…hay que intentar leerlo,
sin prisas y con mucha calma…como degustándolo porque la narrativa de Elvira
Martínez lo merece del principio al fin.
Forma parte de la colección Camelot en su número 34.
Relato intensísimo que invita a leer casi de
manera compulsiva. Es como si la autora hubiese creado un “nuevo estilo”, un
“nuevo género” desde su ritmo narrativo.
A nuestra escritora para nada se le nota que
es su debut narrativo.
La sinopsis del libro:
Una mujer aún joven se encuentra en la usual
actividad de entrar en una sala de cine una noche cualquiera. No hace sino
sentarse cuando tiene que enfrentarse al hecho inesperado e indeseado de que un
hombre —al que hace años que no ve y al que no quiere saludar de ninguna de las
maneras— haya entrado en la misma sala. Aunque ya hace mucho tiempo que no
quiere hablar con su exmarido, podría hacerlo, aun
con la dificultad que eso supondría. Pero no es él. Ni aquel compañero con el
que trabajó tiempo atrás del que siempre huyó, por cargante y baboso. Se siente
amenazada…, aunque aquel tipo que la acosó de mala manera aún está en la
cárcel. No puede ser él. Ni aquel al que tanto amó, y tanto tiempo, sin él
saberlo… Es otro hombre.
Durante el tiempo que dura la película, se muestra al lector en un relato que
pretende mostrar el curso de una mente escopetada en el mismo momento en que el
pensamiento aflora no del todo estructurado, no siempre ajustado a la lógica,
ni a la coherencia o la cohesión del discurso...; se deja divagar, desbarrar,
desvariar, loquear…, contradictorio, cambiante, recurrente, insospechado,
desatinado... Lenguaje que proviene directamente del pensamiento; pensamiento
que altera un lenguaje y lo recrea.
El hombre, ajeno al alboroto emocional que su presencia crea a esa mujer,
aparece visto solo a través de la mente de ella, bien en ese tiempo presente o
a modo de evocación.
La autora, Elvira Martínez Gómez:
Elvira Martínez es maestra de Primera
Enseñanza, especialista en Educación Infantil, en Educación Especial y
especialista superior universitario en perturbaciones de la Audición y del
Lenguaje, especialidades todas que ha ejercido a lo largo de su trayectoria
profesional. Actualmente, trabaja en un colegio público con alumnos que
presentan dificultades de comunicación, lenguaje o habla.
Cazarabet
conversa con Elvira Martínez:
-Elvira,
¿desde dónde sale la necesidad de mostrarnos esta historia, este relato?
-Aunque a veces
siento necesidad de escribir, nunca la he tenido de mostrar mis producciones.
No he vivido la elaboración de este texto en ningún momento como necesidad,
sino como deseo. Un deseo que me atrapó. Este libro nació del deseo de jugar
con un porqué: el de una mujer desconocida que, delante de mí, se alteró clara
y visiblemente en una sala de cine cuando un hombre se sentó cerca de ella y
con el que no medió palabra. Me impresionó ver cómo alguien que había estado
esperando serenamente a que empezase el
filme se perturbase tanto. ¿Qué cosa desencadenó su reacción…? De esa manera,
seguí la trama de la película al tiempo que consideraba hipótesis posibles que
explicasen su deseo de marcharse (se acercó más de una vez a la puerta de
salida) contravenido por el hecho de volverse al mismo asiento.
Contemplo a veces
la posibilidad de que el problema de aquella mujer no tuviese nada que ver con
el hombre… En cualquiera de los casos, me inspiró, me sugirió una idea.
Una vez ya
escrito, empecé a pensar en intentar publicarlo...
-Es la primera
vez que tu relato, tu narrativa ve y siente “la luz”, ¿qué nos puedes
explicar?; ¿cómo has experimentado la sensación de ver tu libro, tu relato,
editado?
-Esperaba, atenta
a mí misma, antes de que el texto fuese a sentir la luz, usando tus mismas
palabras. Y una vez que estuvo en la calle, de alguna manera me distancié de
él. Había venido siendo solo mío; y después seguía siendo mío al tiempo que ya
no lo era. Propio y ajeno simultáneamente.
-Cómo es “esa
aventura escritora” que, me da, está detrás del consumo de muchas
lecturas…? Pero por lo que estoy leyendo, también
consumes de “otros artes” expresivos como el cine y se nota…
-Sí, leo mucho y
el cine es también una pasión, una gran pasión. El texto tiene tres préstamos
de autor a los que quise hacerles un homenaje —la cinefilia, el amor por las
palabras y el amor por la música—, aunque, como dijo Javier Marías, para el
lector debería ser indiferente la procedencia de los materiales que quien
escribe decide o no incorporar al relato.
-Exploras muy
bien el consciente y el subconsciente del ser humano, ¿no?
-Bueno, no sé si
bien o mal… Lo que puedo afirmar es que he disfrutado haciéndolo. He pretendido
emular y plasmar el funcionamiento de la mente cuando estamos callados y no
funciona de modo lineal, sino interrumpido, discontinuo, contradictorio,
veleidoso. Sin represión, sin contención ni moderación. Sin domesticar.
Elegante a la par que impúdico. Sensato a ratos y loco en otros. O ambas cosas
simultáneamente. Nada parecido a cuando hablamos o cuando contamos algo acerca
de lo que pensamos. Pero no solo pretendía describir ese flujo silencioso:
trataba de describir cómo puede comportarse el pensamiento aún salvaje cuando,
además, estamos perturbados, escopetados, desquiciados.
Este texto es una
ficción y, al tiempo, no lo es, porque emula el pensamiento cuando se nos
presenta así en la cabeza, de esta manera, que después habremos de domeñar —para
poder ser entendidos—. Pero me situé en un antes en esta narración: Antes de
ese sometimiento a un discurso ordenado y lógico.
-Te gusta
adentrarte en esas partes del ser humano que no mostramos, conscientemente o
que no sabemos mostrar, ¿no?
-Creo que hay
cosas que no debemos mostrar, no hay que ser siempre sinceros. Todos tenemos
"secretos" que no deben dejar de serlo. Siempre hay un mundo interior propio incompartible. Y así
está bien. Desvelarlo podría llegar incluso a la crueldad. Otra cosa es la
segunda parte de la pregunta, aquello que queremos mostrar pero que no sabemos
hacerlo de forma eficaz. La comunicación humana parece simple, pero es
compleja, tremendamente compleja. Por mi profesión me enfrento continuamente a
ello. Siempre estoy preguntándome el
porqué de que una conversación (por elemental que pueda ser) no esté siendo
eficaz. No se produce el entendimiento. ¿Qué pasó? ¿El hablante…? ¿El
oyente...? Después de muchos años de trabajo, la pregunta se ha instaurado como
un hábito. ¿Qué hay detrás o al lado o cerca o lejos de…? Así que, en realidad,
sí, me gusta hacerme preguntas… Por eso, al día siguiente, seguía pensando en
el porqué de la acción de aquella mujer desconocida que estaba en el cine. ¿Por
qué se inquietó tanto cuando llegó aquel hombre?, ¿por qué no se fue si tanto
la incomodaba?, ¿quiénes serían?, ¿quién era ella?, ¿quién él?, ¿qué tipo de
relación tendrían o hubiesen tenido en otro tiempo?, ¿aspiraría ella a una
relación aún no iniciada?, ¿a cambiar la naturaleza de la relación que hubiesen
mantenido…? ¿qué clase de persona sería ese hombre si
tanto alboroto emocional parecía haber creado en ella?, ¿qué clase de mujer era
ella?, ¿qué podría haber detrás de ese saludo que no se llegó a dar…? Todo ello
me dio la oportunidad de dejar la mente libre al escribir; y disfruté de
situarme en un terreno entre lo simbólico de todo pensamiento humano y lo real
de todo pensamiento salvaje. Escribir este libro me dio la ocasión de
loquear, cosa que me resultó muy
divertida.
-Los miedos están
presentes, muy presentes, pero es que todas y todos vivimos con miedos dentro
de nosotras y nosotros, quedan como residentes y de alguna manera tienen que
salir a la luz, ¿no?
-El miedo siempre
está, de una o de otra manera. En todos. Es connatural al ser humano. Hay que
saber gestionarlo. O te come. Y sí, de eso trata este texto…, de lo que estamos
hechos. De amor, de desamor, de deseo, de rechazo, de decepción, de miedo, de
soledad…; pero también de miedo al amor, de miedo al desamor, de miedo al deseo
y de miedo al rechazo; de miedo a la soledad…
-Veo y noto
un relato lleno, como plagado, de muchos silencios, ¿lo ves, lo sientes así?-
Pero también el relato camina sobre la cautela contenida, sobre cierto sosiego
casi impuesto…
-Sí, claro.
Decidí que el desparrame verbal de la protagonista tenía que contener también
una cierta ocultación, una cierta circunspección, una cierta discreción. La mente
también se comporta a veces de forma taimada, disimulada, e incluso nos oculta(mos) aquello que nos
interesa ocultar. También por eso la dualidad del pensamiento del personaje,
que va desde lo más anodino hasta
algunas ideas más profundas; de la misma manera que usa un lenguaje también
dual, descarnado o incluso soez y en otros momentos, poético. La vida misma.
-Todo esto la
hora de ponerte a narrar, como escritora, ¿te lo notas, cómo te afecta?, ¿acaso
a modo de liberación?
-No, para mí
escribir no es una liberación. Quizá lo fue cuando escribía un diario en la
adolescencia, pero de eso ya han pasado unos cuantos lustros (!), así que casi
no me acuerdo.
Escribir me afecta
porque me gusta, me activa, me apasiona. Hace que me sienta intensa.
-Como escritora
desde la narración ¿has sentido cierto vértigo, cierta ansiedad?
-Muchas personas
que han leído esta novela me han comentado que les creó ansiedad. Incluso algunos, por eso, tuvieron
que hacer descansos en la lectura. Mi experiencia como autora fue distinta. Sí
que tuve una cierta ansiedad, en el sentido de inquietud, al inicio del
proyecto. Pensaba que la actitud de aquella mujer del cine ofrecía materia,
daba para una historia, la que fuese, y buscaba un estilo
y una estructura que pudiesen hacerse cargo de la misma. Una vez que
decidí usar el libre flujo del pensamiento y entretejerlo con la acción de la pantalla, la inquietud se
trocó en agitación…; el texto nació y crecía; me permitía loquear, como decía
antes, ¡y mucho!, cosa que nunca había
hecho antes en ningún otro texto.
De modo casi
"natural", dado que el problema de la mujer parecía ser el hombre de
al lado, elegí trabajar con la película del mismo título de Mariano Cohn y Gastón Duprat.
-El lenguaje en este relato
juega un papel importantísimo porque es visto y se nota, leyendo, en todo
su abanico…en esto tu dedicación como maestra que interacciona con alumnos con
perturbaciones en la audición y el lenguaje…creo que se nota…¿qué
nos puedes comentar?
-Me siento privilegiada por ejercer una tarea que me
enriquece cada día. Mi trabajo me llevó a cultivar la paciencia, el respeto, la
ecuanimidad, a cuestionar mis propias ideas, a cambiarlas… Ha modelado una
parte importante de quien hoy soy.
-¿Qué sensación o
mensaje quieres transmitir con este relato?
He intentado
cachear la actividad mental del personaje y dejarlo desnudo. Y lo he hecho
porque creo que todos podríamos haber sido la protagonista; que todos habríamos
podido pensar lo mismo y de una forma similar. Solo que no lo contamos. Creo
que la mujer que nos habla desde de este relato, sin existir, existe de alguna
manera en todos y cada uno de nosotros.
_____________________________________________________________________
Cazarabet
c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069