Cazarabet conversa con... Pío Maceda Granja, autor de “La escuela
en tiempos del cambio climático” (Laertes)
Laertes edita un libro, un ensayo,
interesantísimo desde la pluma de Pío Maceda que
investiga y reflexiona sobre cómo debe o debería ser la escuela en estos
tiempos de cambio climático.
Hay docentes que llevan esta profesión, que es también un arte y una
vocación, a la necesidad de seguir enseñándose y enseñando más allá de las
aulas…
La sinopsis del libro: La Escuela en
tiempos de cambio climático es un libro ordenado y bien estructurado.
Estructurado en tres partes, muestra los nuevos retos a los que se enfrenta la
escuela en la sociedad actual, hace una exposición de los hitos más importantes
de la historia de nuestra educación, y expone una serie de propuestas
institucionales y docentes para mejorar las prácticas educativas. Los
argumentos del autor invitan tanto a la adaptación del currículum escolar a las
nuevas exigencias educacionales como a la observación y recuperación de
aquellos proyectos aplicables en la actualidad y que quedaron anulados con el
devenir de la historia. Resumiendo, es un ensayo interesante y de un valor muy
notable, dirigido tanto a docentes e instituciones educativas como al público
en general.
El autor: Pío Maceda,
Cancela (León), 1950. Maestro jubilado. Participa en la Plataforma por la
Escuela Pública de Leganés y en el Colectivo «Lorenzo Luzuriaga». Es miembro
del Patronato de la Fundación para la Investigación y desarrollo de Estudios y
Actuaciones Sociales.
Ha publicado en nuestra editorial
Nadar contra corriente (2004), Educación y libertad en la sociedad de la
información (2007) y Nada ha terminado. Crónica de cuatro décadas de escuela
(2011).
Con Diálogos con Manuel B. Cossío. Mejoremos la educación, invita al lector a
compartir la idea de que extender la innovación a todos los centros, desde la
Infantil hasta la Universidad, es un proceso que se debe abordar con voluntad y
recursos.
Pío Maceda
ya ha estado con nosotros y fue todo un placer: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/cossio.htm
Cazarabet conversa con Pío Maceda:
-Pío, amigo,
nos alegra mucho estar otra vez conversado contigo… la primera pregunta la
realizamos muchas veces y es preguntarte sobre aquello que te motivó para
escribir este ensayo…
-Desde hace algunos años había tomado
conciencia de la necesidad de una escuela capaz de ayudar a las niñas y a los
niños a sentirse parte de la naturaleza. Lo que comporta que todos los centros
sean capaces de trabajar en proyectos que fomenten esa sensibilidad y hábitos
menos agresivos con el entorno. Pero a
diferencia de la sanidad donde un profesional se sentiría mal si no incorporara
una práctica mejor, en la escuela no existe esa presión. Soy consciente de que
es más complejo ayudar a los menores a
amar la vida que realizar una operación difícil, lo que me llevó, lleno de
interrogantes, a trabajar en LA ESCUELA EN TIEMPOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO con la
idea de aportar sugerencias de mejora.
-¿Cómo te sientes? Cómo te ves ejerciendo como docente, aunque sea fuera de
las aulas…?
-La jubilación no implica desconexión.
Tengo la suerte de participar en grupos
de trabajo que me ayudan a estar el día.
-Soy de las que piensa que el pilar
fundamental de toda sociedad es la enseñanza y la enseñanza empieza, en
parte---solo en parte—en la escuela…es lógico ,pues, que sea allí dónde
empecemos a saber más del cambio climático… y a saber cómo debemos enfrentarnos
al mismo, ¿es así?; ¿lo ves así?
-Coincido contigo en que la educación
es mucho más que lo que se hace en las aulas. La escuela tiene un papel
esencial para que niños y niñas adquieran los conocimientos básicos para
desenvolverse y para socializarse con sus iguales en valores compartidos. Ya
que si fuera responsabilidad de las familias, podríamos encontrar que una
familia educa en el racismo y no en los valores de los derechos humanos que son
la base de la escuela.
En LA ESCUELA EN TIEMPOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
intento sugerir algunos cambios necesarios en los centros educativos para
lograr una educación en sintonía con la naturaleza.
El cambio climático me preocupa como a
un sector creciente de la ciudanía. Recuerdo una mañana del otoño de 2014 en la
que mi mujer que había leído “Esto lo cambia todo” de Naomi
Klein me dijo que había que cambiar tanto el modo de producir como de consumir. Eso me animó a
estudiar todo lo que pude sobre el problema y, al año siguiente, animado por
una compañera de Secundaria, escribí:
“6 adolescentes en busca del clima perdido”, por el que me invitaron al 6º
Encuentro de Ecología y Educación.
-Un mundo con una sociedad y una ciudadanía
más desiguales…es un mundo más atrapado en enjambres como el cambio climático,
Lo ves así?; ¿qué nos puedes argumentar?
-La desigualdad creciente generada por
las políticas neoliberales que, en la práctica,
subordinan todo a los intereses del mercado lleva a que no se pongan en
marcha medidas imprescindibles para la protección del medio ambiente y de la
justicia social.
-La mujer y la mirada, sentir y el hacer
feminista ¿qué aporta y por qué, según explicas, refuerza tanto?
-Cito varias veces a lo largo del
texto a Yayo Herrero que apuesta por el ecofeminismo. Las mujeres han llevado a
lo largo de la historia el peso del cuidado de las personas, lo que las hace
más sensibles al cuidado del planeta. Esa sensibilidad, que también puede ser
la de los varones si nos lo proponemos, facilitará el camino para evitar el
colapso climático.
-¿Qué
cambios son necesarios, y ya de manera más o menos urgente, para entender y
enfrentarnos al Cambio Climático?
-Los que nos recuerdan cada día los
científicos desde los medios de comunicación: sustituir las energías basadas en
el carbono por energías limpias; reducir el consumo prescindible (un
economista habla de reducirlo un 0,6% anual para limitar el exceso de
emisiones de CO2); evitar la contaminación de los océanos con plásticos y otras
sustancias dañinas: el océano comienza en los desagües de una gran ciudad (por
ejemplo hay micropartículas
en los detergentes que no detectan las depuradoras), etc.
-¿Una Escuela pensada y llevada a cabo desde
los pilares que fue la Institución Libre de Enseñanza tendría más libertad para
afrontar los cambios que se precisan y necesitan para hacer frente a lo que se
nos avecina con el Cambio Climático?
-Los principios que inspiraron la
Institución Libre de Enseñanza en el último tercio del siglo XIX siguen siendo
válidos (protagonismo de los menores, valor de la ciencia, laicismo, respeto a
la naturaleza…) Adaptándolos al contexto presente sirven para impulsar una
buena escuela. Se adelantaron a María Montessori y a la Escuela Nueva… Giner y sus compañeros influyeron y también
recibieron influencia de lo que se hacía en las escuelas punteras de Europa y
América.
-Pero amigo, ¿hasta qué punto la escuela de
hoy tiene la libertad limitada para enseñar y aprender a hacer frente al Cambio
Climático?
-Las principales limitaciones de la
escuela se derivan de su historia que también tiene aportaciones aprovechables
–he dedicado una parte del trabajo a recoger esa historia-. Si tuviera que
citar los aspectos más limitantes diría: la falta de trabajo en equipo; un
exceso de contenidos que impide a los menores investigar adquiriendo buenos
hábitos de aprendizaje; la fragmentación en muchas asignaturas cuando la
vida no está parcelada; la rigidez de espacios y horarios; la tradición de
presentar la cultura como algo ajeno a la naturaleza…
-¿Cómo la Escuela de este siglo XXI que sufre tantas injerencias muchas de ellas
“gratuitas” desde lo político, puede ser el motor del cambio frente a todo lo
que nos ocurre o nos vendrá encima con el Cambio Climático?
-La escuela, como ya defendía la
Institución Libre de Enseñanza, debe ser “completamente ajena a todo espíritu e
interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político…”
-El cambio climático es un reto para el
conjunto de las instituciones y personas de la sociedad. Por fortuna la inmensa
mayoría de docentes no se dejan influir por el esquematismo del debate político
que hace caricaturas, como que ser progresista equivale a perder el tiempo
jugando y ser conservador significa ser exigente, cuando la exigencia y el
juego son compatibles.
-¿Sería tan sencillo como dejar que
docentes, alumnas y alumnos tuviesen la
libertad de hacer, probar y, permíteme
el verbo, conjugar?
-Totalmente de acuerdo y cuando se
intenta se consigue. Hay muchos centros donde se funciona así.
-¿Qué debemos empezar a cambiar desde dentro
de las escuelas? -Desde fuera, ¿podemos y debemos hacer algo?, explícanos, por
favor…
-No se puede caer en recetas: los
docentes debemos mejorar nuestra capacidad de trabajar en equipo; se trata
también de que las niñas y los niños combinen el trabajo individual con el
trabajo cooperativo. Los proyectos lo permiten: buscar información en distintos
medios, organizarla y hacer el trabajo a
varias manos… Los docentes también
tenemos momentos de aportación individual y momentos cooperativos. La
evaluación he de ser continua y formativa.
En cuanto a las familias, uno de los principios de la Institución Libre
de Enseñanza era la imprescindible colaboración de las familias y la escuela.
Deben hacer sus aportaciones al proyecto educativo, participando a través del Consejo
Escolar en su revisión. Es cierto que la experiencia no ha sido tan exitosa
como se pensó, pero debemos aprovechar el ejemplo de los centros en los que esa
colaboración viene siendo fructífera.
-En un país donde la educación no está
centralizada, ¿cómo conseguir esa equidad de
la que nos hablas en el libro?
-Hay
que partir del principio de que todos los territorios han de disponer de
recursos equivalentes para el funcionamiento de los servicios públicos. La
educación es un derecho cuyo disfrute y calidad
no puede depender de la zona en la que se vive. Es imprescindible un fondo de compensación
interterritorial garantizado desde los presupuestos del Estado. Es justo que
los territorios aporten al Estado en función de la riqueza que producen y que
éste garantice la equidad.
-Porque está claro que, perdona que me vaya
del tema, que pones en entredicho esta equidad porque ya la echas
en falta en otra faceta dentro de la escuela ,¿no?, perdona quizás solamente me
lo parezca a mí…
-La equidad es difícil de conseguir en
los centros si no cuentan con los recursos adecuados. En lo que va de siglo se
ha sumado un alumnado muy plural que a veces no conoce nuestro idioma y que
viene con una escolarización muy precaria de los países de origen, además del alumnado
de sectores pobres y marginados de nuestro país. Esto exige muchos más apoyos
de los que existen en los centros y políticas sociales activas que garanticen
una vida digna de sus familias.
-Aunque está
claro que cada autonomía en según qué materias: lengua—en más de una y ojalá
fuese en todas--, en historia, geografía, historia natural…somos muy diferentes
y se debe enseñar y aprender de esas
diferencias…
-Somos un país rico en culturas y
todas son importantes. Por eso los niños y las niñas tienen derecho a conocer
la cultura en la que crecen y al mismo tiempo tener una visión de las demás.
Ellos entienden fácilmente si se les plantea, que las diferencias nos
enriquecen.
-Esa “senda valenciana” de pasar de “asignaturas” a “áreas de conocimiento”,
aquí, ¿qué papel puede tener?
-Lo que denominé senda valenciana creo
que es una apuesta valiente por superar la parcelación excesiva de las
asignaturas. Leí hace pocos días en el periódico una valoración positiva del
portavoz de los directores de los Institutos de la Comunidad Valenciana. Pero
será necesaria una evaluación sistemática de dicha iniciativa para conocer
mejor su alcance.
-Danos algunas pistas sobre ese capítulo que
dedicas a “¿Cómo superar la fragmentación de saberes?”
-Cito varios proyectos con un enlace
sacados del blog de El País ESCUELAS EN RED. Son proyectos de distintos niveles
educativos en los que suelen colaborar docentes de diferentes áreas. Es una
manera de que los pequeños y los adolescentes vean que en un proyecto se
necesitan herramientas de distintas asignaturas. Tú acabas de mencionar la
iniciativa de la Consejería de Educación valenciana que animó a los Institutos
a agrupar asignaturas con el mismo fin.
-¿Qué papel debería tener la educación para la
ciudadanía y “la enseñanza de la Historia”?
-Es sencillo argumentar la importancia
de la educación para la ciudadanía pues se trata de que el alumnado conozca y
practique los derechos y deberes recogidos en la Constitución y en la
Declaración de los Derechos Humanos. Es
controvertida la enseñanza de la Historia pues la objetividad es más dudosa ya
que suele imponerse la visión de los vencedores. Pero no es imposible. En el
texto mencioné el ejemplo de un grupo de historiadores prestigiosos que
llegaron a un acuerdo para los capítulos de una serie de TVE sobre la guerra
civil a pesar de ser un tema de gran
controversia.
-Qué cambios podrían darse en los centros para
desenvolvernos en esta época del Cambio Climático?
-El reto del cambio climático desborda
el papel de la escuela. Es importante que se haya aprobado recientemente la Ley
de cambio climático y transición
energética, que busca la reducción de
emisiones, el desarrollo de energías renovables y la eficiencia energética de
nuestros edificios, lo que incluye los centros educativos. En las comunidades educativas se trata de
avanzar, trabajando por proyectos,
abriendo los centros a la naturaleza; adecuando horarios y espacios,
impulsando patios verdes en el sentido que explican Carme Cols
y Pitu Fernández en su página “El safareig”,
etc.
-¿Cómo deberíamos adaptar los valores humanos
en esta “Era del Cambio Climático”?
-He comentado los valores que me
parecen más necesarios: Fortalecer la convivencia; impulsar la educación
afectivo-sexual; desarrollar la tolerancia del laicismo; fomentar hábitos
ecológicos, entre los que destaca la importancia de los cuidados; y, también,
el compromiso con la justicia social… A estos se pueden añadir otros.
-Y los docentes, deberéis adaptaros y poneros
las pilas como humanos y, además, como mensajeros y docentes, ¿es así? ¿cómo lo ves?
-Los docentes, como cualquier otro
profesional, necesitamos un ambiente que nos anime a realizar los cambios
necesarios. Un ejemplo de esto, aunque sea parcial, fue como en Galicia, Euskadi
y Cataluña se logró que el profesorado se implicase en el uso de la lengua
propia. Creo que ayudó que las principales organizaciones sociales de esas CCAA
apostaran por la lengua del territorio como herramienta imprescindible para el
desarrollo cultural. Es por eso que hago la propuesta de que se intente llegar
a un Pacto de Estado sobre la educación que sea social, político y pedagógico. Aunque los cambios los ha de hacer cada
comunidad educativa, el hecho de que las principales organizaciones de una país apuesten en
el título del pacto por la modernización pedagógica estimulará que se haga.
-Amigo, ¿cómo ha sido el proceso y la tarea de
documentación para este libro y al momento de escribirlo, cómo ha sido la
metodología de trabajo?
-Creo que todas las personas que
intentamos hacer un libro nos esforzamos en documentarlo y exponer las ideas
con la mayor claridad posible. Este trabajo me llevó dos años. Lo más difícil
no fue la documentación, pues solo tuve que completar la de un trabajo de 2015
y en la historia educativa conté con buenos apoyos, en especial con el
historiador de la educación Manuel de Puelles
Benítez. Tal como digo al inicio de la tercera parte, el reto que más me costó a la vez que me
motivó fue ver cómo experiencias del pasado podían actualizarse en el presente
y, unidas a otras nuevas, responder a
los retos de la creciente desigualdad, el calentamiento global y la necesidad
de que los asuntos del día a día seamos
más iguales los hombres y las mujeres.
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