Cazarabet conversa con... Alfons Delgado Garcia, autor de “Eres
un ave” (Tundra)
La editorial Tundra vuelve a mirar a los
cielos de manera tan especial como cercana, siendo un ave.
Este libro, esta historia narrativa, llega a
nosotros gracias a Alfons Delgado Garcia.
La sinopsis del libro:
Qué se siente en la piel de un ave. De un
pequeño pájaro en plena singladura migratoria; de un azor acorralado por un
temible depredador; de un halcón peregrino o la paloma que podría convertirse
en su presa; de un sencillo y pardo aláudido que
jamás se distanció del predio que le vio nacer...Con una prosa precisa y
evocadora y un ritmo trepidante, el autor nos envuelve en una atmósfera que nos
hace sentir en piel propia la experiencia de ser un ave
La pluma, Alfons
Delgado Garcia:
Naturalista apasionado, interesado en la
monitorización y los seguimientos de fauna
y en la conservación y gestión de espacios naturales. También ha sido
socio fundador de entidades locales dedicadas a la conservación de la
Naturaleza y un viajero entusiasta. Ha participado como colaborador en diversas
publicaciones de prensa escrita y en programas de radio y de televisión. Vive a
pies de les Guilleries, Girona.
Cazarabet
conversa con Alfons Delgado Garcia:
-Alfons,
¿qué te ha llevado a escribir Eres un ave?
-La intención ha sido intentar transmitir la
idea de que estamos mucho más cerca de lo que creemos de los seres con los que
convivimos y de una Naturaleza libre, pura y a menudo cruel, pero que siempre
tiene las puertas abiertas a la esperanza y a la continuidad de la vida.
Intentando, a la vez, despertar la curiosidad hacia el mundo salvaje que nos
rodea, cada vez más degradado, pero aún fascinante y prometedor, si conseguimos
conocerlo y conservarlo. Todo ello poniendo al lector en la piel del protagonista
de cada relato, que es, invariablemente, un ave. Desgraciadamente la sociedad
se aleja cada vez más del conocimiento del entorno natural. Concebimos la
naturaleza como algo distante, alejado de nuestras vidas urbanitas, y cuando
nos acercamos a ella lo hacemos como si estuviéramos en una
área de recreo o en un terreno deportivo, lo cual me parecen auténticas
aberraciones. Con ‘Eres un ave’ intento acercar de una manera diferente al
lector a su entorno natural más cercano.
-¿Cómo te ha resultado disfrazarte o, mejor
dicho revestirte tantas veces de ave?
-La verdad es que ha sido muy divertido. He
disfrutado escribiendo, sobre todo con el primer relato, que es el más largo y
requería un esfuerzo de imaginación y de abstracción importante. El resto de
relatos están ambientados en escenarios reconocibles y fáciles de visitar y de
conocer. De hecho, todos ellos están inspirados escénicamente en la zona por
donde campeo y las historias se basan en animales y hechos concretos y reales.
Pero el primero, cuyo protagonista es un ave migratoria, requería visualizar
los paisajes que se supone que las aves que vuelan a gran altura contemplan
durante su larga travesía, tanto durante las horas de luz como durante la
noche. Me dediqué a visionar muchos videos en internet con salidas y puestas de
sol desde las alturas, desde la estación orbital, etc. Y repasé una y otra vez
Google Maps desde la supuesta distancia en la que lo
hacen las aves. Fue divertido.
En los otros relatos las aves tienen un
comportamiento más humanizado. Se pueden reconocer comportamientos, manías e
incluso psicopatologías que, por ahora, sólo pueden ser atribuidas a nuestra
especie, pero que la investigación y los avances en etología y en psicobiología podrían demostrar en un futuro no muy lejano
que no son exclusivas de los humanos.
-¿Qué tienen las aves para haberte
acercado a ellas?; ¿son el símbolo, como más recurrente, de la libertad más
plena?
-Las aves son el elemento animado más
asequible sensitivamente de nuestro entorno natural más cercano. Los insectos
también lo son, pero a menudo están asociados a fobias y a prejuicios sin
ningún fundamento, al igual que los reptiles y los anfibios. Los mamíferos
suelen ser más aceptados, pero son terriblemente difíciles de observar y los
entendemos como una fauna lejana o ausente de nuestras proximidades. Las aves
se dejan ver y muchas especies viven junto a nosotros sin mayores problemas.
Personalmente me han
fascinado toda la fauna, desde que pueda recordarlo. Ya de niño me pasaba horas
en el campo espiando y rastreando todo tipo de animales. Las aves, por ser
fácilmente observables y por su envidiable capacidad de volar, siempre fueron
mis preferidas. Al ir aprendiendo más sobre ellas, me empezaron a apasionar las
aves viajeras, capaces de desplazarse miles de kilómetros cada año y visitando
lugares increíbles donde viven aventuras formidables (o así lo pienso yo). De
ahí que el primer relato del libro esté dedicado a las aves viajeras. He
intentado transmitir la percepción de libertad de la que disfrutan estas aves
(una libertad que hace mucho que nosotros olvidamos como especie). Y, sobre
todo, lo fantásticas que son sus capacidades físicas desde nuestro punto de
vista, aunque para ellas es simplemente un hecho más de sus vidas y hemos de
suponer que lo viven con total normalidad y sin vanagloriarse por ello.
-Cuando pensaste este libro, ¿en
quién pensaste…? ¿Qué población lectora crees que se acercará a esta lectura
con más ánimo, así de primeras?
-Pues de una forma muy egoísta, lo reconozco.
Pensaba en mí, en qué tipo de libro me gustaría leer y qué tipo de literatura
me atraparía y que ahora no tenía a mi alcance. Y así elegí la idea, sabiendo
que, aunque la idea de partida era egoísta a priori, mi intención, como la de
cualquier otro, era llegar a un sector amplio de la sociedad.
Indudablemente muchos de los lectores serán
ornitólogos, aficionados a las aves o naturalistas (pensando en mí en realidad
pensaba en todo este colectivo), pero me gustaría que la población lectora
objetivo fuera mucho más amplia, que no se quedara únicamente en los ya
iniciados. Cualquiera con sensibilidad hacia el medio natural creo que
encontrará en el libro aspectos que le serán atractivos e interesantes. Los
relatos, siempre descritos con rigor naturalista y
ambientados en escenarios naturales, no dejan de ser historias que se
pueden enmarcar en diversos géneros literarios: aventuras, terror gótico,
costumbrista…Pero con la particularidad de que los protagonistas son aves, y no
seres humanos.
-Es un viaje muy, muy especial, pero
que llega un poco tarde?
-Soy pesimista y bastante incrédulo respecto a
la capacidad de cambio de las sociedades desarrolladas, las
mal llamadas civilizadas, respecto a nuestra relación con el entorno
natural. Pero siempre mantengo un mínimo de esperanza, un trozo de madero
flotante al que aferrarme para creer que aún hay tiempo para cambiar nuestra
actitud depredadora y plagada de sinrazones. En el libro, que a trazos puede
pecar de cierto bucolismo, intento reflejar esa idea, la de que siempre hay
esperanza. Si no lo creyera así, no me implicaría en la divulgación del
conocimiento naturalista para hacerlo llegar al máximo de sectores sociales
posible.
-Eres partidario en el estudio de las
aves de la monitorización de la fauna, ¿verdad?. ¿Qué
aporta la monitorización que no aportan o no logran aportar otras formas de
estudio?
-La utilización de tecnología y de
instrumentos en técnicas como el fototrampeo de
fauna, el anillamiento científico de aves, la geolocalización
mediante transmisores o los simples censos metodológicos donde el objetivo es
localizar fauna, nos ofrecen datos. O sea, hechos indiscutibles.
A partir de aquí, y con un número suficiente de ellos mantenido en el tiempo,
se pueden analizar en conjunto y llegar a conclusiones que son irreprochables
por basarse en evidencias. Es con estas conclusiones con las que se pueden
elaborar estrategias o planes de futuro para gestionar especies y hábitats. La
ciencia es básica para la gestión ambiental, aunque la gran mayoría de los
gestores y de los cargos con responsabilidad sobre el medio natural se rigen
más por conveniencias políticas que por hechos científicos. Y así nos va.
-¿Para ti, amigo, otra
prioridad es dar a conocer lo que se va investigando?, tú llevas una amplia
trayectoria en este campo, cuéntanos un poco, por favor…
-¡SÍ! Siempre. La investigación no tiene
sentido si sus logros no llegan a la sociedad, que a fin de cuentas es quien
aporta los recursos económicos necesarios para que aquella se lleve a cabo. Es
un retorno justo y necesario, lógico, pues la sociedad en general es la que
debe avanzar en el conocimiento. Quien investiga es un obrero de la ciencia, a
quien la sociedad le hace el encargo de estudiar, descubrir y presentar sus
conocimientos para el provecho de todos. Desgraciadamente no existe una apuesta
clara por la investigación en ningún ámbito, y menos en el conocimiento de
nuestros ecosistemas. Todo lo que esté relacionado con el conocimiento de la Naturaleza
en general se plantea como una prioridad secundaria o incluso terciaria. Si las
administraciones no muestran un respeto hacia el entorno natural y su
conocimiento, ¿qué respeto va a transmitir a la sociedad?
La tarea de la divulgación es ardua y larga, y
no puede recaer en la buena voluntad de algunas personas o colectivos. Es
necesaria una implicación por parte de las administraciones. Ahora se está
insistiendo mucho en la necesidad de volver a lo natural, en los baños de
bosque y en lo necesaria que es la proximidad de la
Naturaleza, pero antes hay que divulgar y concienciar a la sociedad de que este
acercamiento debe ser respetuoso. A nadie se le ocurriría entrar al Museo del
Prado sin un mínimo de civismo y educación, pero a la montaña, a los humedales
o a los bosques se entra como si todo valiera. No se respeta el entorno, ni a
la flora ni a la fauna, entramos causando un impacto que en muchas ocasiones
será irreversible. ¿A qué responden las competiciones a pie, en bicicleta o en
vehículos de motor en espacios protegidos? ¿No existen espacios alternativos?
Es lo que comentaba antes, si la administración trata así las áreas protegidas,
¿cómo vamos a reclamar respeto al resto de la sociedad?
-Por mucho que vayas por la
naturaleza, que seas casi un estudioso de todo lo que en ella se va meciendo…
¿siempre hay cosas que ella te enseña? ; ¿cómo te ha enseñado la naturaleza a
ti?
No hay día vivido en la Naturaleza en que no
vuelvas a casa con algo nuevo aprendido. Solo requiere curiosidad. La curiosidad
que nos hace humanos y nos ha proporcionado el nivel de conocimiento del que
disponemos hoy día. Los niños son curiosos por naturaleza, luego, con la edad,
se pierde. O nos obligan a perderla. A la Naturaleza hay que acercarse siempre
con el espíritu de aventura y de descubrimiento de un niño. Siempre con esa
capacidad de esponja, de poder absorberlo todo y de interesarse por todo. El
conocimiento en y de la Naturaleza es el conocimiento primitivo, el que posee
más autenticidad. No hace tanto que nuestros antepasados dependían de él para
sobrevivir. Ahora, sin embargo, cada vez estamos más alejados de ese
conocimiento, lo que, a mi entender, nos devalúa mucho como seres inteligentes.
No podemos prescindir de conocer lo que nos sustenta.
A mí la Naturaleza me ha ayudado a mantener
esa curiosidad por todo lo que en ella acontece, a mantener el espíritu del
niño curioso. Una manera de ser que intento fomentar a mis propios hijos,
recordándoles que nunca deben perder esas ganas de aprender algo nuevo cada vez
que salimos al campo.
-¿Qué siente una ave en su día a día
en un tiempo carcomido por los plásticos, por ejemplo o otras contaminaciones
como la acústica, la que afecta al aire..
-Esa era una de las ideas que me planteé
incluir en el libro. La decadencia y las amenazas sobre las aves y sobre la
Naturaleza en general que provoca la actividad humana. De hecho, en un primer
borrador se incluían estas amenazas con la idea de hacer un llamamiento a
prestar atención sobre el desangrado que estamos provocando a nuestro entorno,
pero finalmente lo descarté (tan solo hay un rastro mínimo de la presencia
humana en el libro). Quería llevar hasta el lector una lectura fresca, positiva
y sin mencionar directamente los problemas ambientales, que ya son sobradamente
conocidos. Está en manos del lector entender que los paisajes, los procesos
naturales y las especies que aparecen en el libro únicamente seguirán
acompañándonos si somos capaces de implicarnos en la conservación de la
Naturaleza y poner freno a la infinidad de desmanes que llevamos a cabo con
ella. Y esto hay que ponerlo en práctica desde ya y en el entorno más próximo.
Sin la más mínima demora. Estamos obligados a frenar la pérdida y la
degradación de los ecosistemas y de las especies que los habitan. Aunque sea
por puro egoísmo, porque en ello nos va nuestra supervivencia como especie. O
actuamos de forma inmediata y contundente o la caída de la biodiversidad nos
arrastrará con ella y entonces ya será demasiado tarde para reaccionar.
-¿Cómo ha sido colaborar y trabajar
con Tundra?
-Trabajar con Tundra ha sido muy sencillo y
todo han sido facilidades, comprensión y libertad de creación desde el primer
momento. Ya había colaborado con ellos en la monografía que dedicaron al lobo
ibérico, ‘Encuentros con lobos’. Víctor J. Hernández se puso en contacto
conmigo para invitarme a participar en el libro con un capítulo. Así lo hice.
El relato gustó y Víctor me planteó la posibilidad de escribir algo más largo,
un libro. A partir de ese momento empecé a dar vueltas a la idea, barajando
varias posibilidades, hasta que surgió ‘Eres un ave’, una idea que, en
realidad, tiene su inicio muy atrás, en mi infancia, cuando me dedicaba a
escribir relatos sobre fauna basados en los programas de televisión y la obra
divulgativa escrita de Félix Rodríguez de la Fuente. Todo lo que tengo que
expresar sobre Tundra son palabras de agradecimiento, no por el hecho de
permitirme publicar este libro, sino por la dedicación y el empeño que ponen en
divulgar todo lo relacionado con la fauna, la flora y los ecosistemas ibéricos,
y por su terquedad en dar a conocer lo que se ha venido a llamar la literatura
de naturaleza, que estoy convencido de que es una herramienta muy poderosa para
que la sociedad retome el camino de regreso al conocimiento natural y al
respeto y valoración de la Naturaleza.
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