La Librería de El Sueño Igualitario

Sin-título-1.jpgCazarabet conversa con...   Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández, autores de “El encarnizamiento médico con las mujeres. 50 intervenciones sanitarias excesivas y cómo evitarlas” (Los Libros del Lince).   

 

 

 

Los médicos Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández nos explican cómo y de qué manera las mujeres sufren muchas más intervenciones sanitarias de las que verdaderamente precisan y necesitan.

Un exceso en intervenciones que debería saber evitarse y que en el libro nos enseñan cómo.

Aquello que nos dice la editorial Los libros del lince del libro:

El encarnizamiento médico con las mujeres es un homenaje a la mujer que enferma y sobrevive a médicos, pruebas, cirugías y medicamentos excesivos; y a la mujer que, sin estar enferma, se ve sometida a procesos innecesarios, como les ocurre por ejemplo a la mayoría de las embarazadas. Las mujeres, y también los profesionales de la sanidad y servicios sociales, deben rebelarse contra el encarnizamiento médico que ellas padecen. El libro aborda con detalle: menopausia, medicalización de la pubertad, anticonceptivos, numerosos aspectos relativos al embarazo, revisión ginecológica anual, congelación de óvulos, osteoporosis, aborto voluntario, vacuna contra el virus del papiloma, cáncer de ovario, mamografías; y así hasta 50 casos de la vida cotidiana de las mujeres.

Estos dos médicos, ya han estado con nosotros con sus dos libros anteriores, también editados por Los Libros del Lince:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/expropiacion.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/gervas.htm

 

 

Cazarabet conversa con Mercedes Pérez-Fernández y Juan Gérvas:

11.jpg-Mercedes, Juan, las mujeres, amigos, sólo por el hecho de serlo, cuando van al médico por sufrir molestias como dolores en el vientre, por poner un ejemplo…ya parten en desventaja (por decirlo de alguna manera) ¿Por qué?

Mercedes Pérez-Fernández: El “modelo médico” es varonil. De hecho, el canon es un varón joven, sano y culto, sobre el que se estudia la enfermedad. Todo lo que se desvíe de ese modelo es una especie de anomalía, sea por edad, por sexo, por situación social o por otras condiciones. Por ello el sistema sanitario ve y trata a la mujer como un ser vicariante que “no llega al modelo”. En ese sentido es ejemplar el caso del vientre femenino, tan distinto del masculino, y tan poco entendido por los profesionales sanitarios. La presencia de los ovarios y las trompas, y del útero, conlleva una anatomía muy distinta, además de que el vientre femenino tiene connotaciones en el ser mujer y en la autoestima de las que carece el varón.

Juan Gérvas: En el libro analizamos el caso de la apendicitis, de cómo es más frecuente en el varón pero cómo la mujer sufre el doble de intervenciones quirúrgicas por los errores que conlleva olvidar el enfermar de los órganos que ha comentado Mercedes. Además, si se quiere mejorar el diagnóstico con el uso de la TAC (tomografía axial computarizada) el efecto nocivo de las radiaciones lo sufre básicamente la mujer, que termina desarrollando cáncer de ovario. Se ha calculado que si se emplea la TAC en 2000 casos de sospecha de apendicitis se evitarían 12 intervenciones innecesarias, al coste de producir a largo plazo una muerte por cáncer.

-Y no te digo nada si la mujer tiene, por decirlo, y como indicáis en el libro algún tipo de enfermedad que le suponga una minusvalía…Si por ejemplo sufre o ha sufrido con frecuencia de alguna enfermedad mental, por ejemplo…pues, ya te digo, que “se la mira”, “se la trata” de otra manera ….

MPF: La mujer con minusvalía sufre un verdadero calvario que se demuestra bien con los problemas que tiene la embarazada con problemas de sordera. En muchos casos llega a ser tratada como si fuera idiota en lugar de sorda.

JG: En el caso de la mujer con enfermedad mental se demuestra de nuevo la cuestión que suscitó Mercedes del “modelo médico” que es varonil. Por ejemplo, este es el modelo cuando surge la esquizofrenia por más que en la mujer se suele presentar a edades más tardías, con más síntomas de escucha de voces, menor pérdida de vida social y menos hospitalizaciones. En ese modelo no cabe el embarazo y por tanto cuando se produce no suele haber respuestas adecuadas. Tampoco se prevé la violación, más frecuente en la mujer con enfermedad mental; como consecuencia, falta la dotación de espacios libres de amenazas en que la mujer se sienta segura. La cuestión es de género, pero del género de la paciente pues lamentablemente el problema del encarnizamiento médico es social, de las profesiones sanitarias, sin importar el sexo de los profesionales.

5492165-8191615.jpg-Claro si se es, encima, obesa…lo primero que se piensa es ¿por qué está esta mujer así, qué come…?, quizás habría que indagar en otras perspectivas…-Aunque también he observado y conocido a mujeres que son “más delgadas que el estándar” y que lo primero que te espetan es si sufres anorexia…

MPF: De nuevo el problema es social, en el sentido que la sociedad establece una imagen de la mujer ideal, generalmente joven, blanca, sana, culta, y sexualmente atractiva. En este modelo no cabe la obesidad, ni tampoco la excesiva delgadez. Es la sociedad entera la que vigila a la mujer y su peso, desde los miembros de la familia, especialmente los del mismo sexo, a compañeros de trabajo y, por supuesto, profesionales sanitarios. El peso se transforma en kilos y la balanza en una reina exigente e implacable. Comer deja de ser un placer para transformarse en un pecado. En el altar del control del peso se sacrifica la mujer, como bien demuestra la recurrente “operación bikini” y el éxito de las dietas de moda para adelgazar, cuya tiranía acepta la mujer al tiempo que deja de disfrutar de la vida y enferma, en cierta forma.

JG: La situación acaba teniendo impacto profundo en la mujer, y ello explica la presencia femenina mayoritaria entre pacientes hospitalizados por trastornos alimentarios, especialmente anorexia nerviosa. En sentido opuesto, la obesidad se transforma en un problema individual soslayando su componente social, por ejemplo a través de una geografía urbana pensada para el automóvil. Así, la mujer con obesidad y que es víctima de estos determinantes sociales (incluida la pobreza medida como dificultad para llegar a final de mes) recibe un trato desconsiderado y a veces degradante en la consulta médica y de enfermería pues se le supone una debilidad mental que le lleva al comer sin moderación. Además, no suele perder peso y llegar al “ideal”, o si lo pierde es sólo temporalmente, y ante el fracaso se le llega a pedir que no vuelva más, o directamente se hacen bromas dolorosas tipo “Si hace deporte, no vaya a la piscina, que allí flotará”. Lo que es peor, la obesidad se convierte en estigma que justifica una respuesta inadecuada a otros muchos problemas, desde gripe a diabetes.

-Y podríamos seguir con otros tipos de discriminaciones o prejuicios por otra causa…

MPF: Sí, por el simple hecho de ser mujer, pero especialmente si además tiene años. Por ejemplo, a los varones jubilados se les sigue viendo por parte de los médicos como “portadores” de su previa profesión, mientras las mujeres son brutalmente “viejas”, sin más. Se da la misma situación con respecto a las mujeres de otras culturas, pues además de inmigrantes son vistas como “difíciles” simplemente, por ejemplo, por intentar ser atendidas por mujeres profesionales, especialmente en los que se refiere al control de la natalidad y problemas ginecológicos.

JG: Las situaciones de discriminación pueden ser muy dolorosas por sistemáticas. Así, por ejemplo, analizamos en el libro todo el mundo del rechazo por orientación sexual o por identidad de sexo. El colectivo de lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales reciben por costumbre el trato que implica la “asunción de heterosexualidad”, cuando no el desprecio y rechazo, además de la ignorancia sobre cuestiones peculiares que ni se enseñan a estudiantes ni se exigen saber para ser un buen profesional. La homofobia es casi la norma, pero en otro nivel se rechaza también, y muchas veces con crueldad, a las mujeres que tienen sexo a cambio de dinero o drogas.

-¿Cuándo empieza la mujer a sufrir por parte de la “jerarquía médica” el “encarnizamiento” médico?

MPF: Hay estudios que demuestran cómo se transmite esta ideología sin ciencia a los estudiantes. En las facultades hay un currículo oculto que aprende el estudiante y que se aplica con denuedo a pacientes de todas las edades. En general, el varón es más importante para el profesional sanitario. Hay, además, circunstancias femeninas, como la menarquía, el comienzo de las menstruaciones, que marcan un punto de inflexión a partir del cual el encarnizamiento es lo habitual.

JG: No hay normas ni especialidades que se escapen a encarnizarse con la mujer. Por ejemplo, el “dolor de tripa” de niñas y pre-adolescentes recibe una respuesta que en general implica encarnizamiento pues, siendo muchas veces es una simple forma de responder a los conflictos, sin embargo se medicaliza hasta extremos que pueden llegar a casi la tortura. Me gustaría hacer notar que no están solos los médicos en este encarnizamiento, pues muchas veces la familia también presiona para lograr obtener un diagnóstico biológico

que-no-Hi-ha-JG_1400869924_.jpg-Quizás ya de bien jóvenes porque lo de la vacuna del papiloma se quería imponer desde, si no recuerdo mal los 12 años…y tiene sus consecuencias…

MPF: La vacuna contra el virus del papiloma se ha estudiado en mujeres adultas, en las que carece de eficacia. Todavía carece más de eficacia si ya hay infección por el virus, lo que sucede casi en el 100% de las mujeres que tienen relaciones heterosexuales vaginales. En su mercantilización, la vacuna contra el papiloma se pone a las mujeres vírgenes; es decir, pre-adolescentes, lo que es una brutalidad pues nunca se ha estudiado tal vacuna a tales edades.

JG: El virus del papiloma forma parte de la ecología de la vagina. Es un virus que participa de “la vida vaginal” y sólo algunos genotipos crean problemas http://www.actasanitaria.com/ecologia-vaginal-virus-del-papiloma-vacuna-cancer-de-cuello-de-utero-miedo-negocio-y-falta-de-ciencia-y-de-conciencia/ El miedo contra el virus del papiloma, y su contagio sexual, es una forma de control de la sexualidad y la vida de la mujer https://www.diagonalperiodico.net/cuerpo/22156-se-trata-control-brutal-sobre-nuestros-cuerpos.html Además, como ha comentado Mercedes, la vacuna carece de eficacia contra la infección en sí; es decir, los ginecólogos engañan (o son muy ignorantes) cuando recomiendan la vacuna a la mujer que da infección en la revisión ginecológica http://www.actasanitaria.com/vacuna-del-papiloma-pseudociencia-y-falta-de-etica/

-Todas las mujeres, de alguna manera, unas más que otras sentimos síntomas premenstruales…..¿cuándo debemos ir al médico (personalmente si un mes me molesta más que otro con algo natural o algún esquivo paracetamol yo tengo suficiente, pero entiendo que hay gente que se pone con unos síntomas más agudos y…)

MPF: El síndrome premenstrual se ha convertido en una etiqueta diagnóstica que medicaliza la vida de la mujer. Por supuesto, existen molestias características antes de la menstruación, y en algunos raros casos requieren atención médica, pero la mercantilización del síndrome premenstrual llega al ridículo de describir síntomas que toda mujer siente a lo largo de su vida, con o sin relación con la menstruación.

JG: Lo humano es la variabilidad, pero el énfasis en la inmensa prevalencia del  trastorno disfórico premenstrual y el síndrome premenstrual es una forma de encarnizamiento médico en cuanto llevan a fomentar la pérdida de autonomía y autoestima al igualar lo variable.

-En cambio las hay que derivan con procesos que tienen más a ver con cambios de humor, ansiedad, susceptibilidades…no creo que esto debe derivar en intervenciones médicas, pero seguro que si vas al médico sales con recetas y quizás citación para atención secundaria…

MPF: Exacto, sí; ese es un buen resumen. Los signos y síntomas existen, y pueden llegar a ser muy molestos, pero es absurda la respuesta automática de intervenciones y medicamentos.

-A veces no hay más que “ser consciente” y estar un poco más alerta de que cada mes nos van a llegar ciertos síntomas: saber darnos cuenta de ellos, evaluarlos y saber darles como salida de otro tipo, menos agresivas y más naturales….por experiencia, os diré que me han funcionado cosas naturales…y tomar como conciencia de lo que hay sí o sí…

MPF: Es humano evitar las molestias e incomodidades, especialmente si terminan afectando al desarrollo de las actividades propias de la edad y situación social y laboral. Pero en esa evitación no debería caber la medicalización y el encarnizamiento en el sentido de aceptar una medicina sin límites.

JG: La menstruación no está obsoleta, y a ello dedicamos un capítulo del libro. En el debate sobre la obsolescencia de la menstruación se emplean muchos argumentos aparentemente científicos pero en ellos subyace una ideología patriarcal que ve a la mujer como una versión débil del modelo del varón que comentó Mercedes al comienzo de la entrevista.

Mercedes-Perez-Fernandez-Juan-Gervas-expropiacion_EDIIMA20150512_1040_18.jpg-Me da que ante casos recurrentes de complicaciones, de según qué procesos y demás…el médico tiende a “como querer o pretender quietarse el problema de encima”…Como en el caso de las histerectomías..

MPF: La epidemia de histerectomías innecesarias ha dejado “vacías” a muchas mujeres sin ninguna justificación. Además, frecuentemente se extirpan al tiempo los ovarios: “Total, ya puestos...”. No hay nada más simbólico de la brutalidad del encarnizamiento médico.

JG: La histerectomía es una operación mayor, pero ahora se tiende a quitarle importancia porque se hace por laparotomía. Su variabilidad es el certificado de su escasa necesidad; el riesgo de la histerectomía depende del ginecólogo de que se trate, no del problema de la mujer.

-Cuando una mujer pasa a menstruar, quizás, si sangra mucho en las menstruaciones deba enriquecer las dietas en ácido fólico, alimentos ricos en hierro, sobre todo los vegetales…serían muy aconsejable…pero lo mismo te diría cuando una mujer dejar atrás la etapa de menstruar y pasa a la menopausia y eso pues obre su organismo tiene unas consecuencias lógicas….la osteoporosis es una consecuencia, en este caso no una enfermedad y los tratamientos, al menos los “estándares” son demasiado agresivos…y con consecuencias.. ¿qué nos podéis comentar?. Quizás todo esté en cambiar un poco algunas partas alimentarias, pautas en el ejercicio físico…Comentadnos…

MPF: Las mentes y los cuerpos femeninos son maravillosos, el producto de millones de años de evolución, y especialmente de los últimos miles de años de la especie “sapiens”. Por ejemplo, la leche de la mujer tiene menos hierro del “debido” pero ello ayuda a que el bebé desarrolle una sana flora intestinal. En el mismo sentido, la mujer está preparada para antes, durante y después de la menstruación y todo lo que precisa es salud en el sentido de vida plena y disfrute de la misma. En lo concreto, alimentación sana y variada (cultura, dinero y tiempo para ello), compartirla (la dieta mediterránea incluye mesa, mantel y sobremesa), ambiente laboral agradable, apoyo familiar y de amigos, paseos y disfrute de la vida al aire libre, etc. Con ello se evita la necesidad de médicos pero también de complementos como hierro, ácido fólico, iodo y otros minerales y vitaminas. Por ejemplo, la osteoporosis no es más que el envejecimiento óseo, con la misma importancia que el de la piel, que hay que cuidar sin medicamentos, con el simple ejercicio de pasear (o similar), una buena y variada dieta, y tomando el sol ocasionalmente.

-Lo de la píldora anticonceptiva nunca lo he visto…más bien he visto un peligro y más si la mujer fuma, tiende a tener vida sedentaria…pero es que hasta los ginecólogos te la ponen encima de la mesa como sí o sí…- ¿Qué me comentas de otros métodos anticonceptivos?

MPF: Lo que no puede ser es que el control de la natalidad recaiga en exclusiva en la mujer. La píldora tiene inconvenientes y ventajas, pero no es “la solución” por más que pueda serlo a temporadas. Es mucho más eficaz, por ejemplo, el DIU. Y cabe el uso del preservativo, que tiene además la ventaja de disminuir la frecuencia del contagio de enfermedades infecciosas.

JG: Es absurdo que el control de la natalidad sea tan deficiente que lleve a una tasa de abortos voluntarios que apenas baja. Todo lo referente a la sexualidad femenina está en mantillas, con soluciones pedestres y brutales, de típico encarnizamiento médico. En el libro tratamos a fondo la cuestión, desde su raíz, como es el erróneo enfoque de la promoción de la salud sexual como pura preocupación por embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

-Siempre creo que más que suplementos es cada día ir haciendo….no sirve de nada comer o tomar suplementos, por ejemplo de ácido fólico, una temporada si hasta entonces habíamos descuidado la alimentación, si no tenemos el tracto intestinal destinado a la absorción bien cuidado y si no nos preocupamos por seguir después con una dieta en la que se potencie comer bien para que las ingestas, por ejemplo de ácido fólico, sean y aporten lo que deban de aportar….

MPF: Hay momentos y momentos. Por ejemplo, el ácido fólico es conveniente en el periodo periconcepcional, antes y después del comienzo del embarazo (en torno al mes anterior y al mes posterior). En otros casos lo que conviene es una dieta variada, insisto. Por ejemplo, no hay problema ninguno con la mujer vegetariana embarazada pues su amplia dieta cubre todas las necesidades. En el mismo sentido, no hay preocupación con los suplementos de minerales y vitaminas, excepto en situaciones especiales. Por ejemplo, cuando hay anemia, o cuando se vive en zonas con déficit de iodo (ninguna en España).

JG: Por cierto, la anemia es un problema más frecuente en la mujer sobre el que falta investigación específica.

-Y así como cualquier otro suplemento, supongo….

MPF: La dieta aporta suficientes vitaminas y minerales como para no tener que tomar complemento alguno, salvo en casos de enfermedad.

juan-gervas-mercedes-perez.jpg-Embarazo: demasiadas pruebas, por ejemplo demasiadas ecografías?; y ¿ de qué pruebas se puede prescindir y de cuáles no tanto…?

MPF: Lo que precisa la embarazada sana es un ambiente sano, personal, familiar, laboral y social. Por supuesto, cuestión distinta es si se trata de alguna situación especial, como el embarazo en la mujer con lupus o con epilepsia, o con obesidad mórbida. En estos casos conviene la atención médica. En el resto, basta con la atención personal y familiar. Sobran todas las ecografías, y casi todas las visitas y pruebas de rutina.

JG: El embarazo ha pasado a ser un estado de “desesperanza” frente al deseable estado de “buena esperanza” http://www.ara.cat/societat/JUANGERVAS-dona-sha-convertit-malaltia_0_1536446363.html La embarazada sana no precisa ni de medicamentos, ni de médicos, ni de pruebas diagnósticas. Por ejemplo, no hace falta pesarla regularmente (una actividad que, naturalmente, no se hace en el Reino Unido). Si acaso un contacto ocasional con la matrona para la toma de tensión y para seguir comprobando que no hay síntomas de alarma. Por ejemplo, en Noruega el sistema sanitario público (muy bien organizado y financiado) no paga más de una ecografía de rutina, que no se exige sólo se ofrece por si la mujer la quiere.

-Y si nos ponemos hablar de las vacunaciones en las embarazadas. Seguro que os da para otro estudio, investigación, libro…

MPF: La mujer debería llegar al embarazo con el calendario vacunal infantil completo. Por ejemplo, vacunada contra la rubeola. Pero es absurdo y perjudicial vacunarla contra la gripe, por ejemplo. El caso de la tosferina revela hasta qué punto la mujer embarazada es un puro vientre objeto de encarnizamiento médico pues la vacuna es muy defectuosa (apenas dura unos años) y la mujer la precisa si se pretende evitar muertes por tosferina en bebés. Pero, siendo necesaria ¿por qué no exigir la mejora de la vacuna de la tosferina, en lugar de convertir a la mujer en vientre que se ofrece “por la salud del bebé”? Adicionalmente, no hay vacuna monocomponente contra la tosferina, de forma que es obligado revacunarse “de propina” e innecesariamente contra el tétanos y la difteria. ¡Pobre embarazada!

-El parto:¿cómo debía ser, y fijaos que utilizo el condicional, para ser menos encarnizado con la mujer?. Lo pregunto por esas episiotomías a veces muy exageradas, con cesáreas que mencionáis de conveniencia…

MPF: Sobre el parto hay varios capítulos en el libro. Desde luego, para la mujer sana, y más a partir del primer parto, la mujer puede elegir el domicilio, o un pequeño paritorio mejor que el hospital. Quizá por comodidad lo mejor sea el pequeño paritorio atendido por matronas experimentadas.

JG: En el parto se produce el máximo de violencia obstétrica, una violación de los derechos humanos casi continua y universal, que va desde la concepción hasta la lactancia. Y el problema de la violencia obstétrica es social, de la profesión médica, de una medicina patriarcal que desprecia a las mujeres. Parte de esa violencia es el abuso de cesáreas, episitomías, monitorización fetal, parto vaginal instrumental y todo un museo de los horrores.

-Creo que está claro que deben empezar a entenderse más los partos en casa, pero esto no entra mucho en la cabeza de nuestros médicos, ni del entorno social…

JG: Los partos en casa son más seguros que en el hospital, para la embarazada de bajo riesgo, especialmente si ya ha tenido un parto previo. Lo absurdo es que el hospital “secuestre” a la mujer y obligue al parto hospitalario incluso sabiendo que produce más daños. Lo prudente sería la financiación pública del parto en casa y el desarrollo de una atención por matronas en pequeños paritorios públicos. No estamos hablando sólo de “parto natural” sino de seguridad en el parto, además de respeto a la mujer en un delicado y maravilloso momento.

-Lactancia se “corta”, si no se quiere dar el pecho, de manera artificial con medicamentos ¿cómo lo veis?

MPF: Lo revisamos en un capítulo específico del libro. En corto y por derecho la respuesta es: “evite todo medicamento si se ve forzada a cortar la lactancia”.

-Una mujer que se quede embarazada y que decida abortar ¿sólo tiene la salida de recurrir al médico especialista?..Vosotros dais otras salidas...

MPF: El aborto voluntario habría que tratar de evitarlo, en el sentido de lograr que todo embarazo sea querido, voluntario y oportuno. Pero si se precisa, el aborto voluntario en los primeros días y semanas no pasa de una “regulación de la regla” que se puede lograr en el propio domicilio, en casa, con medicamentos muy seguros.

JG: Sí, la imagen del aborto, en clínicas especializadas, con especialistas y quirófanos es una imagen obsoleta y absurda. Como ha comentado Mercedes, en los primeros días y semanas hay medicamentos que puede recetar el médico de cabecera y que convierten el aborto voluntario en una cuestión doméstica, respetando la intimidad y voluntad de la mujer.

-La mujer está sometida a demasiadas pruebas a partir de según qué edad: cuáles son más aconsejables, de cuales se debería prescindir…en base a qué… (vosotros habláis del exceso desde las citologías a las mamografías, a algunos otros cribados…)

MPF: Sobran todos los cribados de cáncer (mama, cuello de útero, tiroides,...). También sobran las densitometrías. Quizá habría que mantener el consejo contra el tabaquismo y la toma de la tensión arterial anual en las ancianas. También una dosis de vacuna antitetánica a los 65 años, tras estar bien vacunada en infancia-adolescencia.

JG: La mayoría de las actividades preventivas carecen de fundamento científico y producen más daños que beneficios. Por ejemplo, los cribados (diagnóstico precoz) del cáncer de mama mediante mamografías y auto-exploraciones sólo llevan a la incremento de intervenciones médicas sin disminución de la mortalidad. Se crea, eso sí, un ejército de mujeres diagnosticadas, tratadas y seguidas de por vida por cánceres que nunca las hubieran matado porque crecen lentamente o desaparecen; es lo que llamamos sobrediagnóstico. Los cribados aumentan los diagnósticos pero no disminuyen la mortalidad, lo que es un flaco favor.

 

 

 

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El encarnizamiento médico con las mujeres. 50 intervenciones sanitarias excesivas y cómo evitarlas. Juan Gérvas, Mercedes Pérez-Fernández   
368 páginas          23,5 x 15,5 cms.
22.90 euros
Los Libros del Lince



El encarnizamiento médico con las mujeres es un homenaje a la mujer que enferma y sobrevive a médicos, pruebas, cirugías y medicamentos excesivos; y a la mujer que, sin estar enferma, se ve sometida a procesos innecesarios, como les ocurre por ejemplo a la mayoría de las embarazadas. Las mujeres, y también los profesionales de la sanidad y servicios sociales, deben rebelarse contra el encarnizamiento médico que ellas padecen. El libro aborda con detalle: menopausia, medicalización de la pubertad, anticonceptivos, numerosos aspectos relativos al embarazo, revisión ginecológica anual, congelación de óvulos, osteoporosis, aborto voluntario, vacuna contra el virus del papiloma, cáncer de ovario, mamografías; y así hasta 50 casos de la vida cotidiana de las mujeres.


Juan Gérvas
Doctor en Medicina por la Universidad de Valladolid y médico de cabecera hasta su retiro. Autor de la trilogía "Sano y salvo", "La expropiación de la salud" y "El encarnizamiento médico con las mujeres", junto con Mercedes Pérez-Fernández. Ha sido profesor en la Universidad de Valladolid, Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, la Escuela Nacional de Sanidad y la Universidad Johns Hopkins (Visiting Professor, 1991-2003). Muy activo en redes sociales: equipo cesca; facebook, www.nogracias, etc.

Mercedes Pérez-Fernández
Estudió Medicina en la Universidad de Valladolid donde obtuvo el Diploma de Puericultura y de Medicina del Trabajo. Fue profesora en la Universidad Autónoma de Madrid (España). Y ha ejercido como especialista en Medicina Interna y médico de cabecera. En 2010 se retiró para dedicarse a la docencia y la investigación. Es responsable de ética en la Red Española de Atención Primaria y en NoGracias. Autora, junto con Juan Gérvas, de la trilogía formada por los libros: "El encarnizamiento médico con las mujeres", "Sano y salvo" y "La expropiación de la salud".

 

 

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