978849134550.JPGCazarabet conversa con...   Emilio Sales Dasí, autor de “Blasco Ibáñez en Norteamérica” (Universitat de València)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Emilio Sales Dasí escribe desde Publicacions de la Universitat de València un libro muy, muy sugerente que se acerca a la estancia en Norteamérica del escritor, pero también del humano, Vicente Blasco Ibáñez.

El autor Emilio Sales ya se acercó a Blasco Ibáñez con Dels llibres de cavalleries a Blasco Ibáñez.

Es el director de la casa-museo de Vicente Blasco Ibáñez.

Vamos a acercarnos al autor desde lo que estudia: https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=51368

¿Nos acercamos a Blasco Ibáñez?

https://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Blasco_Ib%C3%A1%C3%B1ez

Lo que nos cuenta el libro, la sinopsis:

En 1919 Vicente Blasco Ibáñez viajó a Estados Unidos, laureado por un éxito espectacular. ¿Fue acaso un inesperado golpe de fortuna lo que convirtió "The Four Horsemen of the Apocalypse" en todo un fenómeno editorial que iba a permitir a Blasco sumar un interesante nuevo capítulo a su hasta entonces novelesca biografía? Sea cual sea la respuesta, el triunfo del escritor en Norteamérica repercutió decisivamente en su trayectoria artística y personal, y al mismo tiempo contribuyó a despertar el interés hacia la literatura española al otro lado del Atlántico.

Desde el estudio de la prensa de la época, este volumen se propone un reencuentro con el Blasco convertido en figura mediática, e incluso reclamo publicitario, en la república estadounidense, allí donde las traducciones y adaptaciones cinematográficas de sus libros o sus colaboraciones periodísticas fueron cotizadísimas. La reconstrucción de un itinerario que también tuvo escalas en México y Cuba se acompaña de diversos textos que afianzaron la imagen cosmopolita del novelista, y que, por haber sido redactados en inglés, fueron y siguen siendo desconocidos para muchos de los lectores en castellano.

 

 

Cazarabet conversa con Emilio Sales Dasí:

133468091--624x455.jpg-Emilio el libro “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” qué supone para  la literatura, la creatividad que emana de la pluma de Blasco Ibáñez?

-La verdad es que es se trata de una novela densa en la que pueden descubrirse varios niveles: por un lado, la historia sentimental que se ajusta a un desarrollo cronológico, casi periodístico; por el otro, no encontramos con los comentarios y opiniones y comentarios de los personajes sobre las causas del gran conflicto armado y suponen una lección de enciclopedismo. Luego, está el componente mítico, reconocible en el mismo título, que le otorga una cohesión al argumento. Curiosamente, Blasco escribió la novela en una etapa de su vida en que le urgía obtener beneficios de su pluma porque atravesaba serias dificultades económicas. Y sin embargo, no fue la versión original en castellano la que vino a solventar sus problemas. En todo caso, esta obra creció con elementos que iban más allá del retrato atroz de la Gran Guerra para transformarse en una reflexión trascendente de gran calado. 

-Supone un “antes y un después” en el mundo literario de Blasco Ibáñez?; ¿hasta qué punto?

-El mundo literario de Blasco no fue unívoco. Como él dijo, sus obras se transformaban según los ambientes vividos. Pero, lógicamente, el éxito inconmensurable de la traducción al inglés de Los cuatro jinetes en los Estados Unidos redirigió los intereses y las prioridades del escritor. Tras su viaje a aquel país en 1919-1920, no solo firmó contratos para escribir artículos para la prensa norteamericana, sino que, sobre todo, renovó su interés por la cinematografía, aventura que le había llevado a fundar en París la productora Prometeo Films pocos meses antes. Asimismo, aparte de comprometerse a escribir guiones y escenarios cinematográficos para las grandes productoras estadounidenses, su percepción de la creación literaria iba a verse condicionada por el hecho de ser consciente de que sus nuevos libros contarían con un amplísimo público lector.

-Veo en Blasco Ibáñez como en los escritores de su época y generación a, no sé cómo decirlo, muchos visionarios…que veían más allá de lo que se les ofrecía…y que, encima, lo escribían…

-En efecto, Blasco fue, a la vez, el hombre de las grandes quimeras, pero también arraigado en los problemas de la realidad inmediata. Esto último le permitió desarrollar una especie de habilidad visionaria. Después de contemplar los efectos de la Gran Guerra y de haber realizado su viaje alrededor del mundo, vaticinó el carácter inevitable de una nueva conflagración mundial, como así iba a ocurrir años más tarde.

emilio-sales-puertas-abiertas.jpg-Blasco Ibáñez se echó la alforja al hombro y viajó, supongo que eso le inspiró y le retroalimentaba en sus ideas, pensamientos y demás, ¿no?

-El viaje era para él tanto una exigencia a la que había que atender a la hora de perfilar el documento humano, según los cánones de la narrativo realista-naturalista, como una manifestación instintiva de su personalidad, la del hombre curioso que desea conocerlo todo, hablar sobre todo y encontrar la plenitud vital sintiéndose ciudadano del mundo.

-¿Es un escritor que, aunque dentro del realismo como corriente literaria, pasa de novelas más realistas que él había vivido y casi palpado a una literatura, cómo diría, más trasversal?

-En mi humilde opinión, habría que empezar a revisar la conveniencia de esa etiqueta, la del “Zola español”, con que la crítica tradicional le define. Blasco fue un lector empedernido, también fue editor y periodista. Tenía un conocimiento lo suficientemente amplio de la literatura para crear su síntesis personal de aquellos aspectos que podían facultarle para escribir libros que dirigía a la gran mayoría. Por eso, además del influjo evidente de la estética naturalista, no debe descartarse en su obra el peso del impresionismo o de la literatura de folletín.

-¿Cómo le influye este talante “revolucionario” y su posicionamiento  y compromiso Republicano que le lleva a meterse incluso en la política?

-Hay quien dice que Blasco fue antes político que escritor. A mí se me antoja que la creación literaria y la política fueron facetas complementarias de un hombre extrovertido que ansiaba convertirse en una personalidad, sin renunciar a materializar sus ideales a favor de los demás.  Su republicanismo pasó por varias etapas: desde la agitación revolucionaria, a la defensa de los principios de su partido en el Congreso, hasta retomar el espíritu beligerante cuando, instaurada la dictadura de Primo de Rivera, llegó a encabezar desde Francia una campaña de denuncia contra la monarquía de Alfonso XIII.

1484070574_913858_1484070760_noticia_normal.jpg-¿Cuándo pasa Blasco Ibáñez a ser un escritor desde su rincón idílico en la Malvarrosa a convertirse en una pluma imprescindible y necesaria tanto para los lectores como editores y otros compañeros y compañeras que gustaran del arte de escribir?

-Es difícil fijar una fecha concreta a este respecto. Las novelas de costumbres valencianas, recordemos títulos como La barraca, Entre naranjos, etc., son reseñadas en la prensa nacional y reciben grandes elogios, aunque son varios los críticos que tildan a Blasco de escritor costumbrista y contrastan su obra con la de Pereda, por ejemplo. Se da la circunstancia de que, al tiempo de traducirse sus novelas en Francia y en otros países europeos, algunos escritores españoles manifestaron ciertas opiniones hostiles hacia su obra. ¿Pura cuestión de rivalidad? Lo bien cierto es que hacia 1907 ya hay traductores extranjeros interesados por verter sus libros a diferentes idiomas. Sin embargo, recordemos que hacia finales de esa década, Blasco escribió Sangre y arena, interesado en publicar una novela que le permitiera obtener grandes ganancias.

-Digo lo de compañeras porque él visitaba, y mucho, el círculo de conversaciones  que organizaba Colombine, más conocida como Carmen de Burgos, por ponerte un ejemplo….

-Cuando trasladó su residencia a Madrid, Blasco visitaba, y era visitado, con cierta frecuencia a sus amigos Joaquín Sorolla y Mariano Benlliure. Asimismo, de forma similar a como años antes ya entabló amistad con doña Emilia Pardo Bazán, también estableció una relación personal y profesional con Colombine. La periodista y escritora almeriense le profesaba una singular admiración, ¿solo eso?, e incluso llegó a adaptar como novelas cortas unos pocos títulos del novelista valenciano. Aun así, debe decirse, como queda patente en las páginas de La horda, que Blasco era bastante reacio a las tertulias y cenáculos literarios, lo que no obsta para que no se relacionase con escritores españoles que descollaron en publicaciones periódicas de novela corta como Alberto Insúa, Eduardo Zamacois o José Francés.

-Es un Blasco Ibáñez ya más reconocido el que marcha a Norteamérica en 1919?

-Sí, hacia esas fechas Blasco ya gozaba de cierta popularidad en Europa, y la publicación de The Four Horsemen en los Estados Unidos desató un auténtico fenómeno editorial. En solo seis meses las reimpresiones de la novela pasaban del centenar. Sus lectores ansiaban conocerlo y había una notable expectación por desvelar la verdadera identidad de un escritor al que se le atribuyó más de una nacionalidad.

-¿Cómo fue ese viaje y esa estancia?

-Fue un viaje intenso, con cientos y cientos de kilómetros recorridos, cruzando Estados, atravesando el país de costa a costa, para impartir conferencias y recibir banquetes y homenajes, de instituciones y personajes de todo tipo: políticos, artistas, empresarios, militares, periodistas,… Él mismo confesó en alguna carta conservada que apenas disponía de tiempo para gozar en petit comité de aquellos estímulos que le suscitaba un país al que se amoldó perfectamente.

s200_emilio.sales.jpg_oh_8d1384e02d6d13703a491993338bb8a4_oe_56567df6___gda___1443942604_64dccf522c60385d0b07173497abfa66.jpg-Es en Norteamérica donde Blasco queda del todo prendado por el cine?

-Como habíamos dicho antes, Blasco, en compañía de Max André, ya había rodado una versión cinematográfica de Sangre y arena, estrenada en París, y de La vieja del cinema. Tenía varios proyectos para los que había elaborado el correspondiente guion, como el rodaje de Flor de mayo y, sobre todo, de El Quijote. Pero por circunstancias diversas, volvió al ejercicio literario. Al poco de llegar a los Estados Unidos, visitó los estudios de la Fox, meses después estaría en Hollywood. Se relacionó con actrices como Pearl White y se fotografía con actores y productores. En especial, quedó encandilado con los medios de que disponía la cinematografía norteamericana, muy superior a los conocidos en Europa. Por eso, su entusiasmo le llevaría a afirmar que no solo estaba dispuesto a escribir escenarios, sino también a dirigir películas.

-Sin ir más lejos Sangre y Arena y Los cuatro jinetes del Apocalipsis---hablo de memoria—son adaptadas al cine…-Otras como Arroz y Tartana, Entre naranjos, La BARRACA Y Cañas y barro fueron adaptadas a series para la televisión…A t parecer se le trató bien a Blasco y a su obra en cine y televisión?

-Las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Blasco constituyen todavía un rico territorio para la investigación. Juzgar el acierto o el fracaso de estas cintas, es cuestión que depende de la lectura que se quiera hacer del texto original. Si se parte de un conocimiento de su obra basado en tópicos, la imagen fílmica solo vendrá a acentuar las interpretaciones erróneas. ¿Cuál es el punto de partida para juzgar tales adaptaciones? Recordemos que el propio escritor estaba muy descontento de la primera versión estadounidense de Sangre y arena, pese a tener en el papel estelar a Valentino, cuya interpretación en Los cuatro jinetes, de R. Ingram, le había encantado.

-¿Se le ha rendido suficiente memoria a la figura de Blasco Ibáñez o se ha intentado, de todas todas, borrar?

-A Blasco se le ha enjuiciado peyorativamente por aquellos contemporáneos que arremetieron contra su estilo; para otros su posición política, su anticlericalismo o sus afanes pecuniarios fueron argumentos que motivaron un posicionamiento hostil. Sin embargo, la proyección universal de su nombre, y con él el de España y el de la literatura española, son razones suficientes para solicitar al menos una consideración objetiva de su legado que trascienda las lecturas partidistas. Desde luego, pocos escritores españoles alcanzaron en su día el prestigio del que Blasco pudo enorgullecerse.

-Volvamos más al libro que tenemos entre nuestras manos, el de Blasco Ibáñez en Norteamérica que edita Publicacions de la Universitat de València, ¿qué le supuso esa estancia para su futura escritura?

-Dicha estancia tuvo distintas consecuencias. Hay que pensar que si en su narrativa previa ya incorporaba figuras femeninas con las que rivalizaba el varón protagonista, el interés por el tipo de la mujer fatal o la mujer autónoma y dominadora se acentúa en sus novelas y en sus relatos cortos. En otro sentido diferente, cabe citar la preocupación cada vez más absorbente en el escritor por el papel que España jugó en la historia en siglos pasados. Blasco, que residía en Francia y era popular en los Estados Unidos, quiso convertirse en embajador y adalid de un españolismo militante que tomó cuerpo en sus novelas históricas o evocativas.

3157_Emilio_Sales__I__y__scar.jpg-¿Cómo retratan medios, periodistas de Norteamérica a Vicente Blasco Ibáñez en esta visita?

-Los periodistas norteamericanos, con dificultades para pronunciar su nombre, describen a Blasco como un hombre que se comporta con llaneza con los medios, que habla incansablemente y acompaña sus palabras con una gestualidad tan diversa como apasionada. En la narración de su biografía se interesan especialmente por sus estancias en la cárcel por sus artículos periodísticos contra el régimen o por los episodios más novelescos de una existencia que el propio autor se encarga de aderezar.

-Te lo preguntas y lo expone la sinopsis del libro, si Los cuatro jinetes del apocalipsis puede ser y fue “un golpe de surte” o no…Bueno, nos lo podríamos preguntar de toso los éxitos literarios que traspasan fronteras, ¿no?

-Si se piensa que antes de Los cuatro jinetes del Apocalipsis algunas obras de Blasco habían sido ya traducidas al inglés con modesta repercusión, si se considera que aquella novela se publica precisamente en un contexto temporal en que los Estados Unidos tomaron parte activa y decisiva en la Gran Guerra, podría pensarse que su aparición en las librerías despertó un fenómeno azaroso. No obstante, cuando a raíz del éxito de dicha novela empiezan a traducirse otros libros de Blasco, proliferan las críticas favorables a aquellos textos que lamentablemente eran desconocidos. De cualquier modo, Los cuatro jinetes cuenta con ingredientes suficientes para ser juzgado como un gran libro en cualquier tiempo y cualquier país.

-¿Nos puedes contar cómo fue ese itinerario por Norteamérica que visita México, la isla caribeña de Cuba hasta Washington New York?

-Fue un itinerario largo y fatigoso, de kilómetros recorridos en tren que apenas le permitían tomar unas notas en su libreta al viajero que observa desde la ventanilla. Fue un viaje con predominio de las luces por los Estados Unidos e incluso también durante su recorrido por México. Sin embargo, a consecuencia de los desmanes revolucionarios observados en este último país, y la posterior publicación de unos artículos muy duros contra el “militarismo mexicano”, la reacción adversa contra el escritor fue posible causa de que este abandonara la redacción de El águila y la serpiente, novela cuya escritura había aducido Blasco como una de las razones principales de su viaje a México.

-Se manejó bien en EEUU aunque incluso presumía—con cierta sorna—de no saber manejarse nada de nada en inglés, ¿verdad?

-Blasco dijo a la prensa que le gustaría saber inglés para corresponder a los homenajes que se le tributaban en los Estados Unidos, adonde esperaba regresar muy pronto. Pero quizá esta afirmación era un gesto de cara a la galería. En el fondo él se sentía muy orgulloso de dirigirse al auditorio que asistía a sus conferencias en la lengua de Cervantes. Con ello reivindicaba la importancia de España y de la lengua como máxima expresión cultural.

-En todo lo bueno, se dice hay algo de malo y viceversa… con todo lo bueno que estaba dejando en la memoria, sensaciones y percepciones de Blasco Ibáñez… estando visitando las Cataratas del Niágara recibe un telegrama con la terrible noticia de la muerte de su hijo Julio César…Un golpe duro que, seguramente, él vuelca de alguna manera en su escritura o qué nos puedes comentar…

-La muerte de su hijo le produjo la misma sensación de impotencia que la de su padre, que le sorprendió durante su gira de conferencias por la Argentina en 1909. Impotencia por la pérdida de un ser querido, pero, además, por no poder asistir a su entierro. Julio César quizá fue su hijo más díscolo, aunque algunos de los aspectos de su carácter los reutilizó en el personaje de Julio Desnoyers, en Los cuatro jinetes. Sin embargo, de acuerdo con el temperamento vitalista de Blasco, no creo que hubiese motivo para trasladar necesariamente a la ficción ese sentimiento de pérdida.

IMG-20200227-WA0001.jpg-De los viajes uno, creo, se sienten al retornar… ¿cómo fue el regreso de Norteamérica y cómo recicla y pone como en orden todas esas sensaciones, estímulos…?

-Como trabajador nato, tan pronto regresó a Europa, Blasco se puso a escribir guiones cinematográficos y novelas como El paraíso de las mujeres, para la que ya había declarado tener en mente ideas suministradas por la sociedad norteamericana. El recuerdo de aquel país iba a continuar vivo en algunos relatos breves, y, sobre todo, tenía que complacer a sus editores estadounidenses escribiendo más libros, en los que volvieron a reaparecer los escenarios de Hollywood y el tipo de la mujer independiente.

-Ya las últimas, amigo Emilio, ¿cómo definirías a Blasco Ibáñez como escritor y a su legado?, ¿cómo este ha influido posteriormente, porque es indudable “el poso” que ha dejado?

-Como escritor, pese a manifestar cierta irregularidad en algunos momentos de su producción, fue un literato cuyas virtudes trascendieron la tan manida capacidad descriptiva. En cierto modo, fue un escritor en pugna y franca rivalidad con sus personajes, muchos de ellos transfigurados a partir de personajes reales. Fue un escritor que dominó el oficio narrativo y cuya fluidez expresiva le permitió ser leído por la gran mayoría. Que fue, en fin, crítico con las injusticias y didáctico, sin explicitar la moraleja. ¿Hubiese sido quizá diferente en España la percepción de su escritura si no hubiese llegado a mediar la envidia? Sea como fuere, lo importante es reconocerle un lugar no solo en la literatura, sino en la política, en el cine, en el periodismo o la edición. Su condición poliédrica fue tan asombrosa que casi resulta una persona inasequible, a pesar del tiempo transcurrido desde su muerte.

-Y cómo es como persona, me da que un humanista—más allá de lo intelectual--de principio a fin…qué nos puedes decir

-Me gustaría imaginarlo, aunque hay argumentos sobrados para verlo así, como un ser muy humano, con las mismas virtudes y defectos que cualquiera de nosotros (ostentoso, laborioso, idealista, soñador, atrevido, ingenuo…), que contagiado por la lectura y los sueños de heroísmo aspiró a convertirse en una especie de mito, igual que lo fueron los conquistadores peninsulares, Víctor Hugo, Zola, Washington… y todos aquellos grandes hombres que intentaron que la humanidad madurase hasta llegar a un estado ideal en el que desapareciera el egoísmo y las guerras.

 

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