Tarjeton-el-mejor-lugar-1135x800.jpgCazarabet conversa con...   José María Royo, autor de “El mejor lugar” (Comuniter)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una obra de ficción, desde la pluma de José María Royo que merece la calificación de excelente.

La edita Ediciones Comuniter de Zaragoza.

La sinopsis del libro: En este libro hay mucho de crónica periodística, algo que su autor lleva en la masa de la sangre. Hay mucho, también, de la mejor novela negra, ambientada en los estertores del franquismo y la transición. Cuatro décadas de metamorfosis históricas y cambios sociales que transportan a los personajes de la novela y al propio lector hasta la España de hoy. Pero ante todo, El mejor lugar, es el relato trepidante de una historia de amor desesperada, una pasión intensa, sublime y violenta por momentos. Una pasión tóxica que sus protagonistas ingieren unas veces con las calculadas dosis de los adictos a las drogas, y otras veces a tragos largos, con la sed desesperada de los suicidas.

Después de dejarnos boquiabiertos con Profesionales de futuro, un verdadero hallazgo literario publicado en esta inmensa colección, Pepe Royo nos obsequia esta gran novela, redonda y magnífica, donde se confirma no sólo como un narrador sobresaliente, sino como un profundo conocedor de la naturaleza humana.

Prepare el lector la mente para sumergirse en la corriente impetuosa de esta historia de amor y de crimen, busque el mejor lugar para leer y disfrute este baño de la mejor literatura.

El autor, José María Royo: Es un tardío escritor de ficción aunque lleva escribiendo toda la vida sobre la realidad. Su intensa actividad periodística desde los veinte años le mantuvo alejado de su otra gran pasión: la literatura. Una pasión tan escondida que, cuando en 2001 se publicó su primera novela, Siempre llueve en Santa Urgosia muchos de sus amigos no acababan de creer que el José M Royo que fue finalista con ella del premio de Novela Ciudad de Barbastro fuese el mismo Pepe Royo que firmaba sus trabajos en prensa y televisión. Nacido en Madrid, en 1950, la mayor parte de su carrera profesional se ha desarrollado en Zaragoza, donde fue redactor en RNE, redactor-jefe y miembro del equipo fundador de EL DÍA DE ARAGÓN  y, durante 13 años, director del Centro Territorial de TVE. En Madrid fue director y subdirector de varios telediarios, dirigió la redacción parlamentaria y fue Jefe de Información Nacional.

También, como autor de relatos, fue galardonado en 2002 con el Premio del Día Internacional de la Mujer que convoca la Casa de la Mujer de Zaragoza, por un relato titulado, Cuestión de detalles y con un accésit del Premio Ciudad de Zaragoza por El Paisaje de la infancia.

 

 

 

Cazarabet conversa con José María Royo:

IMG_2245.jpg-Amigo José María, ¿qué te ha llevado a escribir esta obra narrativa, una novela que esconden como varios relatos… porque es o se lee casi  como una muñeca rusa?

-Yo creo que, cuando empecé a pensar en algunas de las circunstancias por las que pasan los personajes de El mejor lugar, ni siquiera me di cuenta de que estaba naciendo la trama de una novela. Sí recuerdo que en su origen está una conversación con un buen amigo a propósito del goteo insoportable de asesinatos machistas que padecemos y, de ahí, al interminable combate de las mujeres (y también de muchos hombres) por la igualdad, eso que llamamos genéricamente feminismo. Creo que él y yo coincidimos en los rasgos específicos de una generación (la nuestra) de hombres y mujeres en España, la que creció en un ambiente patriarcal y ultracatólico, la que estaba en la Universidad en 1968 y protagonizó tantas luchas, entre ellas los primeros escarceos feministas después del largo paréntesis de treinta años que impuso la dictadura.

Esa generación de mujeres, que ahora rondan los sesenta o setenta años, tuvo que inventarse a sí misma partiendo de la nada, enlazar como buenamente pudo con los movimientos feministas de la República y sumarse, con enormes dificultades, a los que empezaban en otros países más avanzados que el nuestro. Las mujeres de mi generación lo tuvieron muy difícil: querían ser profesionales y abandonar el papel subalterno al que sus madres y abuelas estuvieron relegadas, pero también querían tener hijos, compañeros… vivir libremente, en definitiva. Y topaban con una incomprensión generalizada. Entonces se me ocurrió homenajearlas. Y así nació el personaje de Lucrecia, una mujer inteligente, hermosa, brillante y combativa, que guarda debilidades y grietas profundas y que, a lo largo de toda la historia, va dejándose pelos en la gatera. Era, en principio, el retrato de una mujer y de un amor que permanece a lo largo del tiempo y se envenena con todo lo tóxico que llevan dentro sus protagonistas. Y luego… como ocurre muchas veces, la novela empezó a cobrar vida propia y se fue complicando.

A lo largo de los cuarenta años que cubre, a sus personajes les ocurren muchas cosas, como nos han ocurrido a todos nosotros. Amigos y amantes, éxitos y fracasos, situaciones peligrosas, momentos de felicidad… que, en realidad, no guardan conexión entre sí pero que van conformando sus actitudes, sus personalidades. Esas pequeñas historias que van acumulando los personajes constituyen la muñeca rusa que, a mi juicio, es la vida de cada uno. He intentado reflejarlo así.

-Es una narrativa que esconde muchas sorpresas que te hacen enganchar a la lectura por diferentes razones que van desde la trama a los personajes pasando por  los escenarios, los tiempos en los que evoluciona la acción…cuando el lector o lectora coge el libro...no sé si eres consciente de que le condenas… le condenas a estar encadenado… ¿qué nos puedes reflexionar?

-Supongo que todos los escritores pretenden interesar al lector, engancharle o condenarle a seguir leyendo, como dices, y cada cual lo intenta con sus propias armas. Lo contrario me parecería absurdo. Lo más difícil era encontrar el tono adecuado para mantener ese interés a lo largo de casi 700 páginas y creo que lo encontré mediante esa larga conversación entre el escritor y el protagonista que constituye el grueso de la novela, salpicada por las entrevistas que el escritor va manteniendo con otros personajes que aportan sus propios puntos de vista.

De ese modo el lector se va adentrando poco a poco, lo mismo que el escritor, en el relato de las vidas de Víctor y Lucrecia, y va recibiendo las sorpresas que guarda ese relato de una forma que me parece natural. En todo caso, esos son problemas técnicos que uno debe solucionar pero no aburrir con ellos al lector. Si esta historia lo consigue, como tú apuntas, me alegro. Y espero que la “condena” haya sido placentera para sus lectores.

Royo-0.jpg-Es éste un libro que es un poco de crónica periodística, un poco de novela negra, un poco de novela que realiza ejercicio de memoria histórica y mucho de novela en la que los personajes son muy, muy protagonistas, ¿verdad?

-Sí, claro. Bajo mi punto de vista, los personajes de una novela son lo más importante. Creo que una trama excelente puede venirse abajo si sus protagonistas son de cartón, si no son de carne y hueso, si sus alegrías y sus fracasos no llegan a calar en los lectores. Casi todas las grandes novelas se sustentan en grandes personajes, desde el Quijote a Anna Karenina, desde el Meursault de El Extranjero al Oliveira de Rayuela. La trama de una buena novela se incorpora a nuestro pensamiento y lo enriquece, pero sus personajes se incorporan a nuestros afectos, terminamos conociéndolos y queriéndolos… o detestándolos. Y no hablo solo de los protagonistas principales. Me importan mucho también los secundarios y, según me han dicho varios lectores, esos secundarios cumplen un papel esencial en El mejor lugar.

-Pero es también una historia de amor desesperada y desgarrada como solamente lo podía ser en aquel momento de momentos----unas cuatro largas y dilatadas décadas---…¿por qué la mayoría de las historias de amor, llevadas a la narrativa/novela, tienen como oscilando una amenaza dramática, cuando no trágica?

-Pues no lo sé. Tal vez porque las historias de amor felices son aburridas y dan poco de sí. En los cuentos, las historias de amor acaban cuando la pareja se encuentra, es decir, cuando la verdadera historia comienza. Y la despachan diciendo que fueron felices y comieron perdices para evitar la rutina que inevitablemente se apoderará de ella.

En esta novela hay también historias de amor apacibles pero, como dice uno de sus personajes, ese es “el mejor lugar posible para cada uno de nosotros”, no es “el mejor lugar” absoluto que buscan Víctor y Lucrecia. En cada una de las rupturas y los desgarros que jalonan su largo amor hay la semilla de un nuevo comienzo que lo mantiene vivo y excitante. Y el precio que pagan los amantes por ello es el dolor.

-Hay mucha emotividad, mucha energía contenida en la historia de historias---pero también en la narrativa---…que se desborda por instantes, pero que no se desparrama…es muy, muy latina, casi  impulsiva, pero menos recreada en la crueldad, ¿cómo lo ves?

-Creo que simplemente he tratado de que la escritura narrativa se correspondiese con el carácter de los personajes, y especialmente el del protagonista, que es básicamente quien cuenta la historia. Y él, Víctor, es un hombre apasionado, enérgico, escéptico y… por supuesto, latino y compasivo, absolutamente ajeno a la crueldad. En la medida en que lo haya conseguido, la escritura comparte esas características.

-Amigo José María porqué  explícanos, ¿qué es para ti la narración?

-Narrar ha sido siempre mi vocación y mi oficio. Desde siempre los hombres han necesitado contar historias y leerlas o escucharlas. Historias que han sucedido en realidad y que son el objeto del mejor periodismo, e historias que nunca sucedieron pero que tienen una extraña cualidad que las hace más reales a veces que las otras. Los relatos que otros nos cuentan, sean verdaderos o ficticios, se van depositando en nuestra memoria y nos transforman, nos informan y nos hacen pensar con más libertad. Sinceramente, no se me ocurre cómo podríamos vivir sin relatos.

-En tus creaciones ¿qué papel quieres darles a los personajes…? ;  ¿prioritario frente a la trama y al escenario?, aunque aquí todo parece querer encajar como en un minucioso puzzle

-Creo que ya lo dije antes. La trama y el escenario son la sustancia de la narración, es lo que yo quería contar (o lo que se me impuso contar de esa forma misteriosa que tiene la novela de llevar al novelista por caminos imprevistos). Los personajes son esos seres que inventas, o tomas prestados de hombres y mujeres a los que has conocido, y encarnan la historia que tú cuentas, la hacen humana. Por supuesto que unas y otras partes deben encajar lo mejor posible: de lo contrario, el relato perdería fuerza, se haría artificioso y poco creíble. Si encajan o no, deberá decirlo el lector, pero por supuesto esa era mi voluntad al escribir la novela.

pepe-royo-periodista-349674.jpg-Porque parece que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo demás---hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o escritora--, pero a veces la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que interaccionan de una manera casi perfecta como en una danza…

-Me parece una magnífica forma de describirlo. Eso es lo que ocurre en las novelas o, por lo menos, en las buenas novelas. Pero también es lo que ocurre en la realidad, en nuestras vidas. Sobre nosotros actúan circunstancias, encuentros, sucesos, que nos obligan a reaccionar para aceptarlos, soportarlos, cambiarlos o combatirlos. Y cada uno actúa según su particular forma de ser, según su carácter, su formación o sus gustos. Así los hechos objetivos y nuestra subjetividad interaccionan y se modifican mutuamente. Si, según la conocidísima frase de Stendhal, la novela es un espejo que ponemos en el camino, creo que debería reflejar siempre esa realidad.

-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al escenario en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama?

-Un papel esencial en el caso de esta novela. El marco histórico en el que se desarrolla la acción de El mejor lugar tiene características que lo hacen único. En primer lugar porque muchos lectores lo habrán recorrido, entero o en buena parte, y podrán contrastar sus propios recuerdos con los míos. En segundo, porque pocas veces (acaso ninguna) la Historia habrá corrido con tanta velocidad como en los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI. Eso, en mi opinión, supone que la realidad ha cambiado mucho y los seres humanos hemos cambiado con ella para adaptarnos a su ritmo. Quería situar la acción de la novela en ese escenario para poder hacer una reflexión larga y, si se quiere, absolutamente personal, acerca de esos cambios y proponer también al lector que haga la suya.

-Habrá en esta novela muchas voces, miradas, personajes….habrá tramas dentro de la propia trama y diferentes escenarios dentro de un escenario como más globalizado…pero, creo amigo, que es una novela que al lector o a la lectora le atrapa en una especie de sombría soledad, ¿lo ves así?

-No lo sé. La lectura es un ejercicio solitario y, aunque a veces se practique en grupo, al final cada lector está a solas con el texto. Es curioso que los dos protagonistas, a pesar de quererse de esa manera, viven en cierto modo su amor en soledad, cada uno atrapado en sus limitaciones, en sus sueños, en sus fantasmas, en sus decepciones… y sí, hay momentos sombríos, pero también hay momentos luminosos, creo yo. En fin, supongo que cada lector podría darte su propia respuesta.

-Por qué creo que esta es una novela que no sé como si se entendiese más desde lo femenino?

-Posiblemente porque, como dije antes, quise homenajear a las mujeres de mi generación, reconocer sus enormes dificultades para salir del confinamiento al que las destinaba este país. Y tal vez también porque casi todos sus personajes femeninos son lúcidos, inteligentes y fuertes. Sí puedo decir que, en términos generales, he aprendido mucho más de las mujeres que de los hombres. En el trabajo y en la vida.

-¿Este libro esta historia sería imposible de haberla llevada a la novela narrativa sin haber vivido, transmitido y contado la historia de España como periodista?

-No sé si habría sido posible, pero sí sé que habría sido distinta. Mi profesión me ha llevado a ser testigo directo de muchos de los acontecimientos que se relatan y a conocer a sus protagonistas reales, desde la muerte del dictador Francisco Franco hasta las guerras de los Balcanes, desde el incendio de la discoteca madrileña Alcalá 20 al Crimen de Velate, desde la victoria socialista en 1982 a la Gran Recesión de 2008, desde el chapapote a las manifestaciones contra la guerra de Irak… La novela me ha permitido arrojar sobre todos esos sucesos una visión personal rabiosamente subjetiva y aventurar hipótesis y opiniones, que es lo que no pude hacer cuando, como periodista, tenía que ceñirme a los hechos contrastados.

20200903_131016.jpg-¿Por qué escoges la franja temporal que empieza cuando muere el franquismo y cuando surge el 15M?

-El principio de la historia se sitúa en los estertores del franquismo porque los personajes son contemporáneos míos y es en esa época cuando empezamos a asumir responsabilidades. El final viene dado porque la primera versión de la novela la terminé por entonces, hacia 2016.

-¿Por qué tengo la impresión que en el 2020 queda más de los últimos suspiros del franquismo que de los primeros anhelos del 15M?

-Pues seguramente porque el mundo va por ahí. Porque parece que no hayamos aprendido gran cosa de la terrible experiencia del siglo pasado y no hemos sabido vacunarnos contra el populismo fascista. Y, en buena parte, la responsabilidad de ello hay que buscarla en el desconcierto de la izquierda democrática, que ha asumido los dogmas neoliberales de la derecha y parece incapaz de contrarrestar los efectos más negativos de la globalización económica y financiera: desigualdad galopante, empobrecimiento de las clases medias, guerras y miseria en buena parte del planeta, con el correlato de unas migraciones que están siendo explotadas por la ultraderecha como un instrumento de propaganda que cae en terreno abonado.

Pero, ya digo, está ocurriendo en todo el mundo, incluso en países que combatieron a los fascismos como Gran Bretaña o Estados Unidos. Y porque nuestra derecha democrática, el PP, tiene en su código genético elementos heredados de la dictadura que los aproximan a la ultraderecha. Los nacionalismos crecen en todas partes como si no hubiésemos aprendido nada sobre su peligrosidad.

-Y esa parte de novela negra, ¿sale de tu “ser escritor” como “más de ficción”?

-Todo es ficción en esta novela, aunque haya en ella mucho de realidad. Muchas de las cosas que ocurren tienen un origen real incluso si han sido modificadas para convertirlas en literatura, situaciones que he vivido personalmente o las han vivido personas cercanas a mí. Lo que tú llamas la “parte de novela negra” es una de ellas. No sucedió exactamente así, pero… He dicho en más de una ocasión que los episodios más chocantes de la historia, en su mayoría, ocurrieron en realidad y, sin embargo, los más creíbles aparentemente son pura invención.

-¿Cómo ha sido el trabajo de documentación, lecturas, e investigación en torno a este libro? ; ¿y cómo es la metodología de trabajo?

-El trabajo de documentación se ha basado sobre todo en mi memoria, pero es evidente que he tenido que leer mucho y buscar datos concretos para cubrir las inevitables lagunas y los errores que ha depositado el tiempo en esa memoria. Internet, en ese sentido, es un instrumento que facilita muchísimo el trabajo. Me agobia pensar en las hemerotecas y bibliotecas que habría tenido que frecuentar si no existiera Mr. Google. Y, en todo caso, el trabajo de documentación e investigación, como las dificultades técnicas de la narración, son algo con lo que prefiero no aburrir a nadie. Eso se lo dejo a Pérez Reverte.

-Amigo, ¿nos puedes dar alguna pista de aquello en qué estás trabajando ahora?

-He retomado el paisaje literario de mi primera novela, Siempre llueve en Santa Urgosia, que fue finalista del Premio Ciudad de Barbastro en 2001. El paisaje, pero no los personajes, que viven medio siglo después de los sucesos que se narran en aquella novela. La presidenta del jurado que otorgó el premio, Soledad Puértolas, la definió como una mezcla de novela gótica y realismo mágico y creo que era una buena definición. Yo diría que esta es una mezcla de realismo mágico y novela negra. A ver qué sale.

 

 

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