La
Librería de El Sueño Igualitario
Ediciones
carena nos acerca a un libro que se adentra en el periodismo de finales del XIX
y principios del XX en una Barcelona con miradas y perspectivas avanzadas y
adelantadas para la época.
El
libro cuenta, además de la trayectoria del libro, la de algunos de sus
periodistas y plumas es un homenaje a los periodistas y al periodismo libre, no
coartado ni inflado por el poder y sus largas zarpas.
El
editor de este libro es Gill Toll.
Un
enamorado de la profesión i del oficio de periodista, especializado en la
historia de algunos de los periódicos y de los diarios más míticos
, sobretodo de “cierta época”, además de El Diluvio de Ediciones Carena
ha escrito sobre El Heraldo de Madrid en Renacimiento:
Heraldo de Madrid fue el líder de la prensa republicana en
España hasta el fin de la guerra civil. Sin embargo, el conocimiento que se
tenía hasta ahora de su historia era más que sucinto. La incautación del
periódico, el exilio de sus propietarios y muchos de sus periodistas, así como
la cárcel que sufrieron otros, iniciaron una época oscura que se prolonga hasta
nuestros días.
Este libro proyecta un poderoso haz de luz sobre
los veinte años anteriores a su fin y lo que emerge es el fresco de un gran
protagonista de la información y la cultura españolas desde su versión más
liberal y abierta al mundo. Ese fue el sello que imprimió Manuel Fontdevila como director, capaz de llevar su osadía
periodística mucho más allá de la letra impresa y convertirse en un popular
personaje del Madrid republicano. A sus órdenes, Manuel Chaves Nogales ejerció
de jefe de una redacción en la que se formaron también nombres conocidos como
César González Ruano o Manuel del Arco. Otros que pasarían al olvido en el
exilio, como Juan G. Olmedilla o Carlos Sampelayo. Colombine, la primera
mujer periodista, fue habitual en sus páginas, al igual que Valle-Inclán o
García Lorca.
Heraldo de Madrid consiguió una enorme
popularidad llegando a tirar 500.000 ejemplares a finales de 1935. Su liderazgo
se basó en la estabilidad de la propiedad de los hermanos Busquets,
industriales catalanes que apostaron por la construcción de un país plural,
moderno y democrático mediante la influencia social de la prensa. Su historia
merece ser conocida o, como afirma Miguel Ángel Aguilar en el prólogo, esta era
una biografía necesaria.
Gil
Toll nació en Lleida en 1963. Forma parte de los
servicios informativos de TV3 desde 1986 y está adscrito al programa económico
Valor Afegit.
En
2013 publicó Heraldo de Madrid, tinta
catalana para la Segunda República española.
Interesante:
https://www.youtube.com/watch?v=5idyGGUFyyc
Algunas
de las colaboraciones, en la actualidad del autor , en
medios de comunicación con especial trascendencia:
http://alternativaseconomicas.coop/autor/gil-toll
Enlaces
interesantes:
El
periódico El Diluvio que antes fue El Telégrafo:
https://es.wikipedia.org/wiki/El_Diluvio_(peri%C3%B3dico)
https://es.wikipedia.org/wiki/El_Tel%C3%A9grafo_(peri%C3%B3dico)
Acontecimientos,
entre otros, que marcaron una época:
Salvador
Seguí:
https://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_Segu%C3%AD
Semana
Trágica de BARCELONA:
https://es.wikipedia.org/wiki/Semana_Tr%C3%A1gica_(Espa%C3%B1a)
Sobre
la Huelga General de La Canadiense, en Barcelona:
https://es.wikipedia.org/wiki/Huelga_de_La_Canadiense
La
I Guerra Mundial:
https://es.wikipedia.org/wiki/Primera_Guerra_Mundial
Sobre
la Guerra de Marruecos, Guerra del Rif…
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_del_Rif
Cazarabet conversa con Gil Toll:
-La historia de “El Diluvio” es la historia, bueno en parte, de la
prensa de Barcelona de Barcelona desde mediados del XIX al 38, ¿no?
-Es la
historia de uno de los principales protagonistas de la prensa de Barcelona, por
su circulación (llegó a 150.000 ejemplares en los años de la República) y por
su papel de diario disidente del sistema político y social de la ciudad y del
país. Era la voz de las clases medias y populares que querían cambios en el
orden de cosas. Por eso es doblemente significativo
-Aunque es mucho más porque era un periódico muy
particular en cuanto a los que conformaban sus columnas, artículos, reportajes
y hasta, con el tiempo, el suplemento…
-El
periódico tuvo tres formatos distintos en sus 80 años de historia. A medida que
progresaba el primitivo diseño gráfico se hacía más legible. En 1904 se
introdujo un suplemento ilustrado para frenar la competencia de las revistas
satíricas, que eran muy potentes en la ciudad. También se publicó un almanaque,
con bellas portadas a todo color que, durante algunos años, ilustró el gran
artista Ricard Opisso.
-El Diluvio es parte, sin duda alguna, de la
historia social y reivindicativa de un tiempo, de sus gentes y de sus luchas y
reivindicaciones…..-El Diluvio es, en Barcelona, y más allá historia pura del
periodismo….cuando este oficio era, si cabe, aún más vocacional que ahora…más
periodismo a pie de calle…
-Sí,
hubo mucha empatía con las luchas populares, por ejemplo con el movimiento que
se enfrentó al embarque de tropas para las guerras de Cuba y Filipinas. También
con los represaliados de Montjuïc de 1894. El Diluvio
publicó las cartas de Federico Urales denunciando la situación de los presos.
Era el pseudónimo de Joan Montseny, líder anarquista
y padre de Federica Montseny, ministra con la
República. Se hacían campañas en favor de causas populares, como el caso de los
encarcelados de Benagalbón, en Murcia. O también
campañas contra los abusos oficiales, como la que lideró el periódico contra
una tasa municipal sobre el suministro de gas doméstico en 1879, campaña que
acabó con el triunfo popular.
-Háblanos de la competencia con el periódico,
también de Barcelona, “El Progreso”, un periódico “lerrouxista”
-El
Progreso fue un rival de El Diluvio en el terreno político más que en el
industrial, pues El Diluvio fue siempre mucho más popular. Ambos periódicos se
dirigían al público de ideas republicanas, pero con acentos distintos. Los lerrouxistas acabaron alineándose con las derechas y tenían
una mentalidad centralista y bastante autoritaria. Muestra de esta rivalidad
son los epítetos que se dedicaban. El Progreso decía que El Diluvio era “el eco
de las cloacas” mientras que El Diluvio calificaba a El Progreso como “la
gaceta de los chinos”, porque como a tales engañaba a sus lectores…
-Dentro de El Diluvio habían y convivían, desde
la base, varias miradas, varias plumas diferentes…pero convergentes y con
denominadores comunes en muchas cosas. ¿no?
-Por
supuesto, como en todas las redacciones, la de El Diluvio era plural, se podían
encontrar gentes que simpatizaban con el republicanismo, otros con los
socialistas y algunos con los sindicatos anarquistas. Está claro que había un
común denominador de interés por la cuestión social. Una de las redactoras,
Regina Lamo, abuela por cierto de Lidia Falcón, fue una estrecha colaboradora
de Lluís Companys en la organización de la Unió de Rabassaires, el sindicato agrícola que jugó un importante
papel en los años 30. Ángel Samblancat, natural de
Graus y seguidor de Joaquín Costa, fue diputado durante la República, líder de
los llamados jabalíes, que intervenían de forma muy contundente en los debates.
-Háblanos de algunas de
aquellas muy influyentes firmas como Luis Bonafoux , Andreu Nin…
-Luis Bonafoux fue un monstruo de la pluma, un periodista autor
de un estilo implacable, siempre crítico y muchas veces vapuleado. Pasó largo
tiempo en París como corresponsal de Heraldo de Madrid y desde allí colaboró
también con El Diluvio. Claramunt cuenta como él
mismo le fichó, en lo que fue sin duda una gran apuesta periodística. Los
libros de artículos de Bonafoux todavía se reeditan y
vale la pena leerlos porque se descubre un talento de los que nacen una vez en
décadas.
Andreu Nin es el caso del político que se inicia como periodista,
pero tiene claro que va a pasar al otro lado. Claramunt
no le deja nada bien en sus memorias, le acusa de cobrar la “sopa” del
gobernador civil, un dinero que se daba a los periodistas para tenerlos
calmados…
-¿Es en este periódico donde la ilustración y la
fotografía, además con la incorporación de su suplemento especial, cobran como
“más cuerpo”?
-Bueno,
realmente no fue uno de los periódicos que apostaron más por la imagen, pero
sí, hicieron sus intentos. El suplemento ilustrado fue uno de los más exitosos.
En relación a la fotografía, hay que destacar el trabajo de Joaquín Brangulí, miembro de una saga de fotógrafos que trabajó
para los principales periódicos. Las fotos de Joaquín se encuentran en el
Archivo nacional de Cataluña y son magníficas. Lástima que para reproducir cada
una de ellas hay que pagar 90 euros, lo que hace inviable cualquier proyecto
editorial.
-Barcelona era o me lo parece a mí el centro
neurálgico de cierta agitación….así en 1923 matan a Salvador Seguí ,”El Noi del Sucre”, compañero de gabinete de abogados de Lluís Companys, afín a las ideas libertarias , aunque no hombre
de “acción directa”….¿cómo se vivió este acontecimiento, por poner uno, desde
este periódico?. También fue testigo de “La Semana
Trágica”, de “los años del pistolerismo” y de la huelga de la
general….acontecimientos muy, muy importantes y de los que estoy segura El
Diluvio marcó como “sentencia”
-Claro,
Barcelona era la capital económica de España, de una España autoritaria en la
que los patronos obtenían grandes beneficios y los trabajadores muy pocos. El
sindicalismo creció a gran velocidad a principios de siglo por injusticias como
la del crecimiento que generó la I Guerra Mundial y que la patronal se negó a
compartir ni con los trabajadores ni con el gobierno, que no consiguió imponer
una tasa sobre los beneficios extraordinarios. Eso llevó a un gran descontento,
espoleado también por el triunfo de la revolución bolchevique en 1917, que
resultó muy inspiradora. Salvador Seguí y Francesc Layret
fueron los líderes del movimiento sindical en Barcelona, ambos acabaron
asesinados. Lluís Companys estaba en el mismo
círculo, aunque a una altura menor. Todos ellos tenían una fluida relación con
la redacción de El Diluvio. El día que mataron a Seguí en la redacción
corrieron lágrimas, según nos llega de un testimonio de la época. Companys escribió artículos frecuentemente durante los años
20, se hizo muy amigo de la familia propietaria y también del director, Jaime Claramunt.
En
cuanto a la semana trágica, tengo que confesar que tengo pendiente el estudio
de la cobertura que hizo el periódico a lo largo de los meses que duraron sus
consecuencias, con el trágico fin del fusilamiento de Ferrer y Guardia. Sí
puedo apuntar que Claramunt da su versión resumida de
los hechos en las memorias recuperadas en el libro, donde lo relaciona
directamente con la resistencia de los jóvenes a un nuevo embarque forzoso de
tropas para la guerra de Marruecos.
-El Diluvio era un periódico
“de familia” más que “de partido”¿qué podía significar
esto por aquellos tiempos; qué comportaba? De todas formas, estaba como más hermanado
con el anarquismo y las ideas libertarias…
-El
Diluvio era un periódico de empresa familiar, es decir, que primaba el ánimo
empresarial a diferencia de los periódicos de partido. Tuvo su evolución a lo
largo de los 80 años en que se publicó. En la primera fase sí fue un diario más
ideológico, ligado al republicanismo barcelonés de fines del XIX. Con el nuevo
siglo y el relevo del editor fundador, Manuel de Lasarte,
por su hijo, Manuel de Lasarte Arán, se adopta una
línea más empresarial. A ello contribuyó en gran medida un cuñado del editor,
Manuel Busquets George, que trabajó como administrador del periódico durante
unos años. Busquets sería más tarde, junto a su hermano, el propietario de la
Sociedad Editora Universal, un fuerte grupo de prensa que editaba Heraldo de
Madrid y otros periódicos de varias ciudades españolas.
Respecto
al anarquismo, no se puede decir que la empresa estuviera afiliada a esa
ideología ni mucho menos. Lo que ocurre es que el sindicalismo estaba liderado
por los anarquistas en Barcelona y el periódico trataba los temas sociales
desde un punto de vista muy cercano a los trabajadores. Algunos redactores,
efectivamente, simpatizaban con el anarquismo y la causa social, pero ahí
debemos dejarlo.
-El 1929 vienen buenos tiempos, en cuanto a la
expansión y al establecimiento económico de El Diluvio…pueden invertir, creo
recordar, hasta en máquinas y una nueva rotativa….antes de la II República.
¿Qué supuso esto?
-Supuso
un salto cualitativo y cuantitativo. En 1933 se cumplieron los 75 años de la
fundación del periódico y fue su mejor momento: se había establecido una
República en España y un estatuto de autonomía en Cataluña, sus ideales
declarados. Empresarialmente el periódico crecía en circulación con la rotativa
que les permitía tirar 60.000 ejemplares a la hora. La tirada estaba alrededor
de 150.000 copias según explica el folleto conmemorativo de los 75 años.
Además, compraron un edificio en la calle Consell de
Cent, junto al paseo de Gracia. Allí estaba la imprenta, la redacción y, en los
pisos superiores, la vivienda de la familia propietaria.
-Claramente ya era más que un periódico…creaba
opinión a su alrededor y “se atrevía” a tomar posturas, posiciones y demás…lo
hizo, por ejemplo cuando “apostaron” por poner como sucesor de Macià a Lluís Companys….analizaban,
sabían leer la realidad socio política y hasta acertaban…
-El
Diluvio representaba genuinamente la voz de una amplia capa de la sociedad
barcelonesa, la de los humildes tenderos y trabajadores, la de los que luchaban
por una parte mayor del pastel. Por eso nos da la sensación que acertaban con
sus apuestas, como la de Companys. Es interesante
leer la conferencia que dedica Claramunt a Companys porque se percibe su cercanía al personaje y al
mismo tiempo la distancia crítica del periodista que señala las debilidades del
personaje.
-Estalla la guerra y El Diluvio se posiciona claramente al lado de la
II República. Lo hace con una convicción que le costó cara porque, además
defendiendo la República lo hacía estando muy vinculado al “ideal anarquista”…
-Esa
identificación se hace a posteriori sobre todo por la actuación de algunos
miembros de la redacción durante la guerra. Ángel Samblancat,
que era abogado, lideró la ocupación del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña al estallar la revolución social tras el 18 de julio. Junto a Eduardo Sanjuán
ocuparon importantes cargos de la justicia revolucionaria, la que pretendía
encauzar jurídicamente la represión de los opositores a la República que se
estaba produciendo en la calle con los paseos de los presuntos enemigos. Ambos
tuvieron una columna cada uno en la portada del periódico durante los años de
guerra y por ahí vinieron las acusaciones, por ejemplo, del mismo Queipo de Llano desde la radio de Sevilla.
-¿Eso y algunos hechos más son los que hacen que
cuando Juan Negrín llega al poder se les incaute el
periódico, edificio y máquinas incluidas y todo pase a ser de la UGT del País
Vasco? –Pero, ¿cómo “se sostiene” lo de la incautación; cómo lo justifican?
-No he
visto documentación que pueda haber sobre la incautación y por tanto desconozco
los argumentos que se utilizaron formalmente. Lo que nos ha llegado de forma
oral es más chusco y se relaciona con la necesidad de conseguir parcelas de
poder por parte de los partidarios de Negrín. Poder y
también alojamiento. La familia de Frederic Pujulà explica que tuvieron que alojar en su casa a algunos
de los ugetistas que ocuparon el periódico.
-Con la llegada de Franco, algunos como Claramunt marchan a Francia al exilio, pero otros se quedan
alegando que “como no tenían delitos de sangre.”; el caso es que Manuel Lasarte, el que fuese propietario hasta la incautación (si
no recuerdo mal) fue apresado y muere de una afección renal en la cárcel… pero
ni eso le “salva” de ser enjuiciado, aún después de su muerte…y “el franquismo”
se queda con todo. …Así la familia Lasarte sufre de
esas represalias que no erán el paredón, los campos
de trabajo, la prisión, pero sí otro tipo de represalias…?
-Claro, sufrieron esa represión económica y también penal. Los dos
hijos de Lasarte pasaron años en prisión y cuando
salieron no pudieron trabajar en la prensa. Fueron vigilados por la policía
toda su vida, con registros domiciliarios incluidos. A pesar de ello, no
renunciaron a recuperar sus bienes y demandaron al estado. Consiguieron
recuperar el edificio del periódico con el argumento que también era vivienda
familiar. La maquinaria había sido incautada y llevada a la prisión de Alcalá
de Henares, donde se editaba el semanario Redención que se daba a leer a los
presos. Ya en 1976 hubo un pronunciamiento judicial que permitía la
recuperación de esa maquinaria, pero cuando los Lasarte
y su abogado fueron a la prisión para reclamar el cumplimiento de la sentencia,
la guardia civil les encañonó en la misma puerta de entrada y tuvieron que
desistir.
-Gil, ¿has podido hablar, trabajar, entrevistar,
conversa y documentarte con ellos? ¿Cómo ha sido, me refiero al proceso de
documentación, pero también a ése acercamiento a la gente que, más o menos
directamente, “es heredera” de El Diluvio?- Una vez reunida toda la
información, documentación y demás, ¿cómo lo haces con la metodología de
trabajo?
-Sí, he
podido establecer una buena relación con los herederos de los editores, que son
familiares míos, y de algunos de los periodistas. Ha sido muy bonito recuperar
fragmento a fragmento la historia colectiva. Tenían fotos, papeles, documentos
de la época. Hay que decir que en algunos casos me he encontrado escasa memoria
oral, pues hubo muchos silencios familiares. La represión dejó mucho miedo y
hasta sentimiento de culpabilidad que impidió una normal transmisión de la
historia de padres a hijos.
Tengo
mucha más información sobre El Diluvio y me gustaría hacer más cosas en el
futuro. De momento me ha parecido que publicar las memorias de Claramunt era un primer paso y un homenaje también a estos
periodistas que tienen derecho a que su versión de los hechos llegue
directamente a los lectores tras 80 años de silencio obligatorio.
-Manuel de Lasarte
optó, como decíamos por quedarse en Barcelona, pero Jaime Claramunt
marcha. Háblanos un poco de él como periodista y cómo vivió el exilio…. En el
libro se añaden textos de Frederic Pujulà. ¿Cómo era esta otra pluma?
-Claramunt pasó toda su vida profesional en El Diluvio, es
muy interesante la primer parte de sus memorias en las que explica cómo inició
sus pasos en el periodismo y describe el ambiente de la redacción con mucho
humor.
Al ser
cubano de nacimiento, el exilio de Claramunt en Cuba
fue una vuelta a casa. Al poco de llegar entró como redactor en la radio del
ministerio de educación, CMZ, junto a otros exiliados republicanos, como Juan Chabás. Estuvo en ese entorno hasta que murió, en 1950.
Frederic Pujulà
es un gran personaje, necesitaría mucho tiempo para hablar de él. Resumidamente
diré que fue el introductor del esperanto en Cataluña, trajo de la mano al
doctor Zamenhof al congreso esperantista. En realidad Pujulà
era una persona interesada por casi todo, las letras, el arte, la ciencia.
Formó parte de la redacción de la revista Joventut y
estuvo en la tertulia de Els Quatre
Gats junto a Santiago Rusiñol,
Ramón Casas y Pablo Picasso. Picasso le retrató en cuatro ocasiones y esas
pinturas se conservan en el MOMA de Nueva York. Pujulà
escribió obras dramáticas, novelas, libros sobre sus experiencias en la I
Guerra Mundial, en la que combatió con el ejército francés. En fin, un gran
personaje que fue corresponsal de El Diluvio en París en los años 20 y que fue
jefe de redacción en los 30, mano derecha de Claramunt.
Tenía una pluma facilísima y un estilo irónico y mordaz que hace sus textos una
delicia.
-Amigo, ¿nos puedes dar alguna pista de lo que
vas trabajando últimamente?
-Continuo
trabajando en el campo común de la historia y el periodismo, es lo que me
apasiona. Edito el digital www.heraldodemadrid.net donde publico dos o tres veces por semana artículos clásicos de
periodistas de todas partes, trabajos de investigación, presentaciones de
libros y de documentales. Mi pretensión es apoyar la divulgación de estos
contenidos para que lleguen a un público más amplio. Uso las redes sociales y
eso hace que se haya formado un núcleo de compañeros de viaje que comparten
estos intereses y contribuyen con sus aportaciones, sólo me falta invitaros a
participar activamente, entre todos lo haremos mejor.
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El Diluvio. Memorias
de un diario republicano y federalista de Barcelona (1858-1939). Frederic Pujulà, Jaime Claramunt. Gil Toll (ed.)
260 páginas
16,00 euros
Carena
El Diluvio fue un periódico que se publicó
durante casi ochenta años en la ciudad de Barcelona y, sin embargo, su recuerdo
permanece enterrado. Fue un diario rebelde, que se enfrentó valientemente a las
autoridades sobre la base de un ideario republicano y federal. Este libro
recupera la memoria con los artículos que escribiera en el exilio cubano Jaime Claramunt, director de El Diluvio en sus últimos 20 años de
publicación. Un testimonio que sorprende al lector actual con un punto de vista
de nuestro pasado nada frecuente en el panorama literario.
Frederic Pujulà
nació en Palamós en 1877 y vivió su infancia en Cuba. Se formó como abogado en
Barcelona, fue amigo personal de Pablo Picasso y gran divulgador del esperanto.
Fue subdirector de El Diluvio a partir de 1932 y hasta casi el fin de la
guerra. Sufrió prisión en la posguerra y murió en Francia en 1963.
Jaime Claramunt nació en Guanabacoa, municipio
cercano a La Habana, y se trasladó a Barcelona a fines del XIX. En 1894 entró
en la redacción de El Diluvio, llegó a director en 1916 y se mantuvo en el
cargo hasta casi el fin de la guerra. Se exilió en su Cuba natal y falleció a
los pocos años.
Gil Toll nació en Lleida en 1963. Forma parte
de los servicios informativos de TV3 desde 1986 y está adscrito al programa
económico Valor Afegit.
En 2013 publicó Heraldo de Madrid, tinta catalana para la Segunda República
española.
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