Sin-título-1.jpgCazarabet conversa con...   Ángel García de Jalón Lastra, editor del libro “Diez meses en el frente (1938). Crónica gráfica y diario de guerra” de Perfecto García de Jalón Hueto

 

 

 

 

 

 

 

 

Crónica gráfica y diario de guerra desde la “mirada” de Perfecto García de Jalón Hueto que vivió diez intensos meses de la Guerra Civil Española en las trincheras.

Cuenta su paso por la contienda desde una crónica gráfica acompañada de un diario de guerra.

La crónica se enmarca por “un recorrido por los frentes de guerra de Huesca—Alto Gállego, Sobrarbe, Ribagorza y la Sierra de Espadán en Castellón---, también se pasa por Cantabria, Navarra, Zaragoza, La Rioja, Teruel, Castellón y Valencia.

La sinopsis del libro: Narra la historia , más que nada de forma gráfica, vivida por Perfecto García de Jalón Hueto—nacido en Viana(Navarra) el 1915-- .Este navarro era estudiante de Medicina cuando aconteció el Golpe Militar contra la II República que resultó fallido y que terminó en una guerra que duró tres años. Nuestro protagonista es movilizado en Enero del 37, llevándose a la guerra un diario en su bolsillo que fue rellenando con sus vivencias, andanzas y demás como soldado  de la 3ª División de Navarra y como Sanitario. Estuvo en ello hasta junio del 38.Después se unió al Grupo de Sanidad de la 108 División hasta el final de la guerra

Pero Perfecto no solamente “se conformó” con el diario…fue a más porque se llevó al frente una cámara de fotos. Atesoró  unas 190 instantáneas fotográficas y numerosos documentos originales que se han conservado, permitien do, ochenta años después reconstruir e ilustrar su “aventura” militar, volviendo a dar vida a compañeros y situaciones que lo acompañaron en aquellos años.

De esta manera, nos asomamos, también, a la historia de su familia, a la historia de la  cotidianidad militar conviviendo en plena naturaleza… con los sobresaltos bélicos y los permisos, vividos como escapadas,  a Viana, a Zaragoza… Estos permisos retratan una retaguardia urbana que sobrevivió de espaldas a la crudeza de los frentes que, en todo caso  y en un `país pequeño como España no estaban tan lejos.

El lector encontrará aquí numerosos documentos inéditos, con fotografías de diversos pueblos y lugares  de aquella España de 1938 que estaba en plena contienda bélica. Se incluyen, también, referencias de algunos de los compañeros de milicia que han podido ser identificados, así como retrataos de muchos otros en los que tal vez el lector reconozca a algún antepasado suyo.

El editor de este libro, así como la persona que guarda cuidado de textos, composición y comentarios es Ángel García de Jalón Lastra: Es el hijo de Perfecto, el autor del diario de guerra en el que se basa la presente publicación. Nació en Santander, pero es vianés por vía paterna. Ha sido quien se ha encargado de la documentación, la investigación histórica, la producción y los comentarios que acompañan  esta edición. En la actualidad reside en Mallorca donde ejerce su oficio de arquitecto.

 

Cazarabet conversa con Ángel García de Jalón Lastra:

angelgarciadejalon-(1).jpg-Ángel, ¿qué es lo que te ha llevado a “poner orden” entre el diario escrito y el “diario de fotografías” que captó tu padre desde que entró en la guerra?

-La idea motriz que me ha guiado ha sido que no se pierda la memoria. Inicialmente se trataba de un pequeño trabajo para mis hermanos y la familia, la mera transcripción del Diario de guerra, pero luego se fue enredando según fueron apareciendo más y más documentos que mi padre, Perfecto García de Jalón Hueto, había conservado.

-Desde que tuviste la idea… ¿cómo concebiste darle la forma que le has dado: compaginar su diario, con las numerosas fotos, y los documentos?

-Inicialmente, como digo, fue un intento de poder leer cómodamente aquella agenda manuscrita, transcribirla para poder leer aquella letra minúscula. Pero, una vez digitalizado el texto, pensé que debía ilustrarlo con algunas fotografías de mi padre en la guerra que yo tenía en casa. Así empezó un reto que en principio era sencillo, consistía en encontrar el momento del Diario al que correspondían aquellas pocas fotos. Pero ignoraba casi todo lo relativo a los lugares donde se desarrollaba la acción, no era capaz de reconocer los paisajes que aparecían en aquellas imágenes, no estaba seguro de acertar en lo que me proponía.

Pocos meses después de que encontrara el Diario falleció Perfecto. Pasado un tiempo empezamos a desmontar, poco a poco y envueltos en la nostalgia, el piso donde mis padres vivieron tantos años. Allí fueron apareciendo en varias fases más y más fotografías, pero también documentos militares y personales, cartas..., y el problema se fue complicando. Así que me vi ante un reto intelectual que enseguida me apasionó: conseguir casar aquellos documentos con el texto del Diario.

Se configuró así un rompecabezas que no tenía reglas previas, pero que exigía un método y un orden. Ambas fuentes documentales se regeneraban mutuamente. Poco a poco fue apareciendo un resultado sorprendente e inesperado: el texto cobró vida y luz, al tiempo que aquellos papeles emergían del pozo oscuro del olvido, muchos personajes recuperaban su nombre e identidad, los documentos volvían a ser leídos y se entendían plenamente y, entre todos ellos, se fue construyendo una estructura unitaria, una especie de castillo de naipes, cuyo expresión material es el libro.

-¿Cómo es la aproximación a entender los hechos históricos por parte de una persona que no ha estado “enseñada” en tratar esos temas?

-Bueno, no ser un profesional o un experto en la materia -la historiografía moderna- no implica ser ajeno a ella. En mi caso hay una ancestral afición por la Historia desde adolescente. Siempre busqué en la Historia una mejor y más completa explicación del mundo que nos ha tocado vivir.

Una de las fuerzas que han tirado intensamente de este interés ha sido intentar comprender cómo fue posible que en nuestro país ocurriera la gran anomalía histórica que representó la Guerra Civil y la posguerra franquista. Cuando yo empecé a tomar consciencia de esta cuestión -a finales de los años 1960- la anomalía estaba prácticamente reconducida, pero me llamaba poderosamente la atención.

Y así, de tanto leer y estudiar historia, he aprendido algo de los historiadores profesionales, en particular, cuestiones de método y la distinción entre los distintos tipos de fuentes historiográficas. Ello me permitió reconocer el valor de las fuentes primarias (e inéditas) que mi padre había conservado y que constituyen el núcleo del libro que he editado.

-¿Qué recuerdos guardas, más directamente, de tu padre?

-Creo que todos heredamos de nuestros padres (y madres) muchas más cosas que las que estamos acostumbrados a detectar o reconocer. La imagen más fuerte que tengo de mi padre es aquella alegría de vivir, su actitud siempre positiva, su integridad y coherencia, su bondad.

Por su parte, la génesis del libro me ha permitido conocer a aquel joven que con los años se convertiría en mi padre. Esta sí que es una experiencia singular que se entronca con mi propio recuerdo, prolongando así mi memoria vital en la de mi padre.

-Háblanos de la afición de tu padre por la fotografía, de su aparato fotográfico y de si, de alguna manera, os ha transmitido esa afición a vosotros…

-Se puede afirmar que Perfecto mamó la fotografía desde niño, pues con sólo diez años (1926) se trasladó a vivir a Zaragoza bajo la tutela de su hermano mayor, Ángel, que era un gran profesional de la fotografía. Vivían en el  mismo edificio de la calle Alfonso I (nº 28) en el que se ubicaba el estudio fotográfico (Foto "Jalón Ángel"), por lo que la relación con el mundo de la fotografía era directa e intensa. Esto conllevaba el trato cotidiano con los empleados de Ángel, de lo que surgió el interés y el gusto por involucrarse eventualmente en diversas tareas secundarias de la Foto (revelado, retoques, recortes, etc.). También ocurría que Ángel necesitaba ayuda en momentos puntuales para trabajos rutinarios.

Es natural que de la vida con Ángel se derivara un aprendizaje consciente o inconsciente de muchos aspectos de la profesión de fotógrafo. En concreto, yo destacaría el cuidado por el encuadre y la composición de las fotos.

-Y por la escritura… ¿es verdad que antes la gente tenía como “más necesidad” de contar lo que le acontecía por medio de un cuaderno a modo de dietario…? Hoy en día aquello que nos remueve o nos preocupa, también nos gusta quizás lo expresemos por las redes sociales… aunque, claro, una cosa está a años luz de otra, ¿qué nos puedes comentar?

-La escritura manual, la caligrafía..., es algo que se está perdiendo por falta de uso. Pero, al igual que con la lectura sobre papel, la escritura manual permite un "tempo" y una relación con el soporte mucho más personalizada, íntima y controlada. La otra derivada de la escritura, la ortografía, también sufre mucho actualmente por esa falta de control del "tempo" de que adolece el teclado, y por la falta de sosiego en la lectura.

angelgarciadejalon-(2).jpg-Los documentos, aquí en este libro, tienen una importancia muy, muy sustancial, ¿no? ¿Cómo nos lo valorarías?

-Lo fundamental es reconocer que, más allá del valor personal y familiar de esas fotos y papeles, estos documentos tiene el carácter de "fuentes primarias" historiográficas de aquella época. Y, en la medida que documentan un momento concreto en la vida de tantos pueblos de la España rural que carecen de suficientes testimonios sobre aquella época, el libro se ha convertido en un foco de atención en el Serrablo y el Sobrarbe (en Huesca) y la Sierra de Espadán (en Castellón) especialmente.

-¿Cómo ha sido “sumergirse” en la edición de un libro?

-No es que yo tuviera intención alguna en meterme a editor, ni lo podía imaginar al principio de esta aventura, pero al final tuve que hacerlo por responsabilidad social, como poseedor de esas "fuentes primarias" que no sólo no podía perderse, sino que debían darse a conocer. Aquí he de reconocer la influencia del historiador Clemente García González, quien me indicó dicho camino.

Ponerme el gorro de editor ha sido una aventura fantástica. Después de toda la vida consumiendo libros, producir uno es algo excitante. Porque, no sólo es la producción material, sino que me he encargado de la redacción de ciertos textos, la composición del libro, su montaje como documento, etc. Ha sido, efectivamente, como crear algo nuevo -como en arquitectura- y, como en la arquitectura, con el valor añadido de constituir un elemento útil y apreciado por otras personas.

-¿Te ha entrado cierto “gusanillo” para ir más allá… en la ficción, no-ficción?

-El libro es esencialmente un documento aséptico, una exposición de documentos originales de época respetuosamente ordenados. No hay lugar para la ficción. Mi obsesión por el conocimiento del pasado no deja lugar al interés por la ficción sobre el mismo. Francamente, no valgo para eso.

-¿Cómo ha sido el proceso de “re documentación”; estudio propio e investigación?

-Gracias a internet, sin movernos de casa, tenemos a nuestro alcance un mundo creciente de información y documentación antaño inimaginable, en particular la de los archivos. Para mí, la mayor novedad o avance consiste en que, gracias a la digitalización, la búsqueda de datos es posible y además muy rápida. Hasta ahora (digamos unos 10-15 años), si querías tener acceso a una información concreta, tenías que encontrar el documento físico y preciso que la contenía y, dentro de ese documento, tenías que dar con el dato.

Así pues, gracias a internet, muchas veces he podido comprobar muchas cosas .Y no sólo eso, sino que internet me ha abierto muchas nuevas vías y aportado muchos datos insospechados. Se trata de un proceso simbiótico, iterativo y retroalimentado. Aparte de esto, me he preocupado por conocer los pueblos y paisajes involucrados en el Diario, otra aventura especialmente grata y estimulante.

-Háblanos de la metodología de trabajo….

-Pues podría resumirse en una función de detective: seguir la pista de cada dato nuevo que aparecía, de cada personaje... Y, paralelamente, una labor sistemática de verificación y comprobación de los datos obtenidos.

En muchos momentos lo he vivido como una historia de suspense, ¡y cómo disfrutaba cada vez que encontraba al "protagonista", esto es, cada vez que pude identificar un lugar o una persona fotografiados! Devolverle su nombre a un desconocido que aparece en una foto es algo realmente apasionante, una especie de resurrección desde el pozo del olvido... "¿Así que tú eres Fulano? ¡Por fin te he reconocido!"

-Por favor, ¿cómo ha sido esta especie de “aventura”…?, parece que hayas tenido que montar un "puzzle"…, eso sí, es un poco más parecido a tu trabajo de arquitecto…

-Sí, lo más parecido a lo que he hecho puede sintetizarse en esa palabra: intentar montar y después resolver un gran rompecabezas (dejemos anglicismos aparte), un largo y apasionante rompecabezas con quizá demasiadas piezas. Por eso, todavía han quedado bastantes piezas sin colocar. Tal vez en el futuro nuevos datos permitan avanzar en la tarea. De hecho, en la segunda edición he incorporado algunos datos y correcciones que me han dado a conocer algunos lectores. 

 

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