diasdebosque3 (2).jpgCazarabet conversa con...   Jaime Rodríguez Laguía, autor de “Días de bosque, agua y piedra” (Tundra)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jaime Rodríguez La guía escribe una historia en la que el lector y lectora se hermanará con la naturaleza, siendo, como somos, parte de ella…

El autor, Jaime Rodríguez Laguía es un experto en mirar, percibir y sentir la naturaleza un poco diferente y diferencial.

Se trata de una lectura sensible y muy actual porque si bien es cierto que la Naturaleza y el planeta Tierra están en un momento de salud muy, muy delicado, también es cierto la sensibilidad creciente hacia nuestro entorno y todos sus habitantes.

Esta historia se ha alzado con el I Premio Tundra de Literatura de Naturaleza, convocado este año.

Tundra ya tenía y tiene literatura de la naturaleza editada, pero en esta ocasión la edición es mucho más virgen porque se trata de un libro de narrativa sobre Naturaleza pensado para la convocatoria de este premio.

Aquello que nos explica Tundra sobre esta novela de narrativa:

Caminar es formar parte del paisaje, ser y sentirse un miembro más de la comunidad de seres vivos que lo componen, experimentar una progresiva sensibilización hacia el territorio, aprender cómo mirar, cómo vivir y cómo pensar en la Tierra, sentir de cerca la Naturaleza, comprender su complejidad, desvelar sus secretos, darse cuenta de que la vida silvestre es importante, conocer e interpretar su lenguaje, comenzar una relación diferente con la Tierra, más personal y profunda, hacerse partícipe de su funcionamiento. El acercamiento a la Naturaleza supone, en fin, un intento de recuperar una vieja amistad que nunca debió perderse, porque de ella dependemos.

El autor, Jaime Rodríguez Laguía : Este autor, nace en Mota del Cuervo, la parte manchega  de  la provincia de Cuenca; es maestro de Educación Primaria, especializado en Matemáticas y Ciencias Naturales, desde 1984 y desde 1991 también tiene la especialidad de Filología Inglesa. En el año 1998 obtiene el Máster en Educación Ambiental por el Instituto de Investigaciones Ecológicas de Málaga. Así es especialista Universitario en Educación Ambiental y Globalización por la Universidad Nacional a Distancia, en 2004. Es, además coautor de materiales curriculares centrados y que tratan sobre el entorno natural y urbano, algunos de ellos premiados. En 2011 publica, con su hijo Jaime Rodríguez Estival el libro La Serranía de Cuenca a fondo, un libro –CD que tiene  a este campo natural como centro neurálgico y como centro de interés. En el año 2015 escribe Así nació el Parque de San Julián y se lo edita Ediciones Olcades; más recientemente, en 2016, edita CamINATURArando que le edita, también Tundra. Es aficionado a la botánica y a la divulgación ambiental y gestiona la web www.educacionyentorno.es , con blog de amplia temática y herbario natural de la Serranía de Cuenca.

http://www.educacionyentorno.es/

http://www.educacionyentorno.es/blog

http://www.educacionyentorno.es/herbario-virtual

Jaime Rodríguez Laguía ya ha estado con nosotros: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/informetierra.htm

 

 

Cazarabet conversa con Jaime Rodríguez Laguía:

diasdebosque3 (3).jpg-Jaime, amigo, ¿desde dónde sale esta historia de narrativa, Días de bosque, agua y piedra?

Me propones bucear en unas profundidades a las que no me había planteado llegar. Pero podría recordar aquella anécdota que cuenta cómo George Mallory participó en tres expediciones para escalar el Everest entre 1921 y 1924. En 1923 se encontraba en América, donde no se entendían bien las motivaciones que podía haber en escalar el monte. Según cuenta la leyenda, le preguntaron las razones y se limitó a responder: “Porque está ahí”. Pues algo de eso me sucedió a mí: tenía una serie de ideas y reflexiones sobre nuestra relación con la Naturaleza que pugnaban por salir, una Naturaleza con una intensa fuerza inspiradora que me atrapó y que, si somos sensibles a ella, puede atraparnos a todos.

-El verbo caminar aquí tiene y guarda una fuerza muy perseverante, ¿no?, ¿cómo te lo has hecho?, ¿por qué te lo planteaste así?

-Suelo caminar solo porque eso me permite conocerme a mí mismo, algo que todos deberíamos hacer de vez en cuando. Algo parecido a lo que escribe David le Breton en Elogio del caminar: “Recurrir al bosque, a las rutas o a los senderos, no nos exime de nuestra responsabilidad, cada vez mayor, con los desórdenes del mundo, pero nos permite recobrar el aliento, aguzar los sentidos, renovar la curiosidad. El caminar es a menudo un rodeo para reencontrarse con uno mismo”. Invito a todos a camino para recuperar el uso de los sentidos y, de ahí, a ganar independencia. Caminar para pensar libremente sobre lo que nos rodea, para exaltar valores y rechazar lo que destruye y nos destruye, para recuperar las tradiciones del mundo rural que nuestro insostenible estilo de vida está aniquilando. Invito a caminar para escapar del mundo, repensarnos y repensar el mundo que queremos, para dar voz a la Naturaleza y se convierta en maestra que nos haga salir de la ceguera a que nos conduce la vida moderna. Ojalá se pudiera incluir en el diccionario la palabra caminaturar.

-Desde la narración, ¿qué es lo que querías dejar en la memoria de la lectora o lector?

-Parto de la decisiva influencia de gigantes, pues gigantes son los que nos van mostrando el camino. Se cuenta que Isaac Newton escribió en cierta ocasión una carta a Robert Hooke en la que decía: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. Desde entonces, se le ha atribuido la paternidad de esta expresión, pero la realidad cuenta que el padre de la idea fue un monje del siglo XII. Mis gigantes han sido gente como Félix Rodríguez de la Fuente, David Attenborough, Miguel Delibes, Henry David Thoreau, John Muir, Rachel Carson, Aldo Leopold o Joaquín Araujo, entre otros. En todo caso, mi intención ha sido en todo momento despertar conciencias, descubrir sensibilidades, mover a la acción, sostener lo que aún queda en nuestro entorno tras nuestra insostenible actitud.

diasdebosque (1).JPG-¿Escribes desde el querer enseñar, mostrar para que aprendamos, entre todas y todos, a estimar?

-Escribo para alcanzar dos objetivos, aprender y divulgar, y para ello trato de combinar la literatura con las reflexiones acerca de nuestra relación con la Naturaleza. Me gustaría que quien lea las reflexiones que se recogen en Días de bosque, agua y piedra comprenda que saber usar los sentidos es contrario a dominar el entorno. Sin embargo, con el tiempo hemos desaprendido su uso. Miramos, pero no vemos; oímos, pero no escuchamos; olemos, pero no olfateamos; catamos, pero no saboreamos; tocamos, pero no palpamos, y eso de abrazar y acariciar ya nos parece algo pedante, no digamos hacerlo con un árbol. Somos afortunados al contar con los cinco sentidos que conocemos, y presumimos de ellos desconociendo que hasta una lechuga dispone de los mismos sentidos ¡y al menos otros quince! Las plantas son, por lo tanto, seres mucho más sensibles que nosotros. El espectáculo que nos ofrece la Naturaleza pasa desapercibido para muchos. Se lo pierden y se pierden, y por ello, por su orfandad de sentido, son dignos de lástima. Pero, de alguna forma, todos contribuimos a que se pierdan. Carlos de Hita lo expresa diciendo que “el ruido se ha expandido por los campos como un telón de fondo que todo lo tapa. Cada vez más carreteras, maquinaria agrícola, vías aéreas ensucian el paisaje sonoro; los enclaves más limpios suenan más lejos, en lugares más escondidos, a horas más intempestivas”. Mira que la Naturaleza es dócil y se deja contemplar, por poco que sea lo que sabemos de ella.

-¿Puede que la literatura de naturaleza nos ayude más a reencontrarnos con esta? ¿Qué esperas de ella?

-Para mí ha sido un descubrimiento. Primero, encontrar los autores que me antecedieron, y luego ponerme ante la hoja en blanco y comprobar el resultado que, bueno o malo, han de juzgarlo otros. La literatura de naturaleza es un oasis en el desierto de insensibilidad e incoherencias que nos atenaza, una vía de expresión de nuestros vínculos con la naturaleza, una llamada de atención a la conservación de todas las formas de vida y los paisajes que habitan, una ventana de reflexión sobre nuestras actitudes y nuestra falta de compromiso con el entorno. La literatura de naturaleza es un compendio de reflexiones y vivencias en torno al entorno, sensaciones que mantienen viva la presencia de los paisajes, una filosofía desarrollada desde la pequeñez del ser humano frente a la grandeza de los espacios abiertos… Y aún me quedo corto.

diasdebosque (2).JPG-¿Cómo fue ganar esta primera convocatoria del premio de literatura sobre naturaleza que convocó Tundra?

-Bueno, el primer sorprendido fui yo. Ni siquiera fui el primero en enterarme, pues uno de mis hijos envió un mensaje desde el extranjero preguntando qué significaba esa noticia del premio. He de decir que nada había dicho en el seno de mi familia sobre el hecho de haberme presentado a este premio, como tampoco nadie sabía que estaba escribiendo Días de bosque, agua y piedra. Por tanto, fue bastante difícil asumir la noticia, sobre todo teniendo presente que me encuentro dando los primeros pasos en esto de la literatura.

-En el plano personal y como divulgador, ¿qué te aporta a ti el centrarte en la escritura de literatura de la naturaleza?

-Si caminar supone una inyección de silencio, soledad y serenidad, que me ofrecen indudables beneficios para la salud, la escritura es una vía de escape para expresar mis reflexiones y sugerencias sobre lo que entiendo que debería ser nuestra ética en relación con la Naturaleza. A John Muir, por ejemplo, no le gustaba escribir, pero sus numerosos artículos, su ejemplo y su capacidad de atracción le dieron para contribuir a la creación de varios parques nacionales en Estados Unidos. Sin el menor ánimo de emular su labor, trato de presentar varias soluciones para llegar a una alianza equilibrada con la Naturaleza. Hablo de respeto, integración, rechazar de plano el abandono rural, de educación, de interés por conocer la diversidad de la vida, por aprender a leer el libro de la Naturaleza, de compromiso, de ética de la contención, de firmar un pacto de no agresión con la Naturaleza. Y contar esto sirviéndome de mis paseos por el campo, de la mejor manera que puedo, es muy gratificante.

-Con Tundra ya publicaste CamiNATURAndo, ¿cómo es trabajar con esta editorial?

-La verdad es que no he tenido mucha suerte en el mundo editorial, hasta el punto de verme obligado a recurrir a la autoedición con otras obras. Pero Tundra fue un hallazgo y una tremenda suerte para mí porque me abrió la puerta para satisfacer todos esos deseos de los que he venido hablando. Tundra ha mostrado en todo momento una gran sensibilidad hacia la literatura de naturaleza. Un recorrido por su catálogo editorial viene a confirmar lo que digo. Y debo destacar en todo este proceso la labor realizada por Víctor J. Hernández, escritor, naturalista y observador. Su trabajo y su receptividad me están ayudando a crecer como escritor.

 

 

_____________________________________________________________________

Cazarabet

c/ Santa Lucía, 53

44564 - Mas de las Matas (Teruel)

Tlfs. 978849970 - 686110069

http://www.cazarabet.com

libreria@cazarabet.com