La Librería de El Sueño Igualitario

invitacion-DANIEL-ORTEGA.jpgCazarabet conversa con...   Manuel Almisas Albéndiz, autor de “Daniel Ortega Martínez, el médico comunista que revolucionó El Puerto” (El Boletín)

 

 

 

 

Manuel Almisas Albéndiz, mediante Ediciones El Boletín, se acerca a la vida  de este médico comunista que revolucionó El Puerto de Santa María.

Almisas ya hizo lo mismo fijándose de lleno en la vida de María Luisa Rendón que fue la pareja de Daniel….una mujer que, como el propio escritor y estudioso reconoce, descubrió a Daniel Ortega.

 

 

Cazarabet conversa con Manuel Almisas Albéndiz:

image004.jpg-Manuel, el hecho de haberse criado mientras vivía distanciado de su madre y después huérfano de ella y ver morir a la segunda mujer de su padre ¿cómo crees que pudo influir en él?

- Todas las circunstancias de la vida nos va marcando, depende de la intensidad, la gravedad y la duración de las mismas, pero todas van dejando una huella y más aún cuando éstas tienen lugar durante la infancia, época en la que nuestro carácter, aun poco formado y maleable, es más sensible a verse influenciado. No tengo duda, y Daniel lo corrobora en la carta que escribe desde la cárcel de Yeserías (Madrid), que su vida en esos primeros años de la infancia fue muy infeliz y que eso hizo que su carácter fuera muy retraído, poco comunicativo, callado. Como describo en el libro, este detalle de su carácter coincide plenamente con la descripción que hace su comandante general Castro en los meses que estuvo en el Quinto Regimiento de milicias en Madrid. Igualmente decía Daniel Ortega que por dentro era una persona sensible, generosa y cariñosa. Y también se corrobora por esa descripción de llamarlo «santo» y otros apelativos similares que hoy día se podría considerar como de «buena gente». Daniel Ortega fue una persona muy querida por quienes le rodeaban y su prestigio y carisma personal fue muy grande. Solo una persona así pudo llegar a los obreros portuenses y gaditanos de aquellos años 30 y conseguir que se unieran a la causa de la revolución...

-Encontró la estabilidad en la tercera mujer de su padre y con ella la estabilidad también emocional, como persona y a la hora de escoger el camino a tomar porque la familia había ganado, también, en estabilidad económica. ¿No es así?

-Esa parte de la biografía de Daniel Ortega Martínez está más incompleta. No tenemos datos objetivos más allá de que fueron años estables en lo material, las desgracias familiares acabaron y los tres hijos fueron haciéndose mayor y responsables. Unos «hombrecitos» que facilitarían mucho las cosas. La vida que pasaron en Olivares (Sevilla) parece ser que fueron por fin dichosos y la economía se recuperó. No solamente porque el padre no tuvo problemas con el impago de su jornal como maestro, sino porque su tercera madre, Concepción Gil-Bermejo era una mujer que procedía de una conocida familia en el pueblo y con recursos económicos. De esta época es el viaje que hace Daniel Ortega para veranear en las playas de El Puerto de Santa María (Cádiz) con su madre, su tía y su primo Pedrito, con el que compartiría un buena amistad. Esto da una idea del cambio que supuso en la vida familiar, y en la Daniel en particular, la etapa de Olivares.

-De todas formas y aún con los sinsabores Daniel tuvo una formación que ya venía siendo como tradicional en su familia…

-Así es. En esto que dices le tengo que dar una gran responsabilidad al padre, Juan Ortega Garandar, personaje que me ha cautivado y que daría para escribir una novela. Muy culto, perseverante, trabajador, implicado en cuestiones sociales desde que fue maestro (recuerda las clases nocturnas a los obreros o las clases de corte a las jóvenes sin recursos en los pueblos por donde su padre y madre fueron también pasando). Creo que aunque se quejaba amargamente de la suerte de los maestros, no lo decía en general, pues amaba su profesión, sino que lo decía de un país como España donde creía que tenían que cambiar muchas cosas. Ese amor al magisterio y al trabajo es el que le inculcó a sus tres hijos, como su padre le había inculcado a él, y por eso creo que es más educativo y coherente, que tradicional, el que la saga de maestros se perpetuara en otra generación.

-Hasta que rompe con la tradición y elige que, además de maestro quería ser médico..

Eso es algo que puede sorprender y que no sucedió así en los otros dos hermanos. Supongo que en aquella época no sería corriente que alguien que termina sus estudios de magisterio no se integrara en la carrera profesional y constituyera una familia. Daniel sí trabajó de maestro al acabar su carrera, fue en Algeciras en la escuela del prestigioso librepensador Cayo Salvadores, y tenemos constancia de que se presentó a las oposiciones para emprender la carrera magisterial, pero algo debió ocurrir, que desconocemos, para que al volver con su familia a Cádiz decidiera ser médico. Por las circunstancias que concurren en su vida en esos años yo creo que el hecho de haberse acercado al mundo del socialismo en Madrid, haber vivido tan de cerca la fundación del Partido Comunista en 1922 y haberse convertido en un ferviente militante comunista en esos primeros meses ya de 1923, tuvieron mucho que ver con ese giro en su vida. Pero no puedo ofrecer más datos que pueda ayudar a entender este paso que da, más allá de elucubraciones...

-Explícales, por favor a nuestros lectores y lectoras, cómo le entra a Daniel Ortega Martínez ese anhelo por la política…

-Esta pregunta es muy difícil de contestar porque la vida de Daniel Ortega tiene varios aspectos oscuros, sin datos que he podido investigar y este que mencionas es uno de ellos. Podemos dar retazos deshilachados y que cada uno saque sus propias conclusiones. En primer lugar quiero destacar que su padre Juan era un hombre con inquietudes sociales y muy crítico con muchas cosas, especialmente de la vida injusta de los maestros. Recordemos además que está demostrado que al menos en 1920 pertenecía a la logia masónica «España democrática número 341» (bajo el auspicio del Gran Oriente Español), con el nombre simbólico de «Pestalozzi», un gran pedagogo que había sido su referente en sus inicios como maestro. Y seguro que esta inquietud y forma de pensar se lo transmitió a sus hijos. Además fue un hombre muy inquieto, implicándose por ejemplo en las asociaciones de maestros, como por ejemplo en la de Cádiz, donde fue un referente en la década de 1920. Otro detalle de la vida de Daniel Ortega que demuestra una forma de participar en la vida social, y que nos sorprendió mucho, fue el que impulsara, junto a su hermano Florencio, la creación del primer club de fútbol del pueblo gaditano de Chiclana de la Frontera. Eso no lo hace todo el mundo y nos sugiere una forma de ser especial. Por último quiero hacer mención a la posible influencia del ambiente politizado y efervescente de la Universidad Central de Madrid en aquellos años de 1917-1918 en que Daniel llega a la capital por el traslado de su padre a la escuela de Pinto. Este contacto seguro que dejó huella en su conciencia y en su compromiso político. A mí me pasó, a muchos amigos y conocidos también, y creo que a Daniel le influyó mucho y le marcó el paso por el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid y por la Escuela Normal. También quiero destacar que su hermano Florencio también tuvo ese anhelo por la política, como dices, y fue un dirigente socialista en Badajoz, militando activamente en la federación de enseñanza de la UGT, hasta que fue fusilado en agosto de 1936.

-¿Por qué se acerca al comunismo y no a otras ideologías como, por ejemplo, el ideal libertario?

-Creo que la respuesta se encuentra en lo ya comentado. Los universitarios madrileños estaban muy influenciados por las juventudes socialistas en aquellos años del «trienio bolchevique» en los que la experiencia de la revolución rusa de octubre de 1917 supuso una gran conmoción intelectual y emocional. No tengo constancia del grado de penetración de la ideología anarquista entre el profesorado y la población estudiantil madrileños en aquel tiempo, pero intuyo que no sería grande en esos medios intelectuales. Pero, como digo, no tengo mucho más elementos de juicio por los datos que he podido investigar sobre esta etapa de la vida de Daniel Ortega.

img_56453.jpg-¿Por qué se puede afirmar que “revolucionó al Puerto de Santa María?

-He pretendido demostrar en el libro que El Puerto de Santa María que se encuentra Daniel Ortega cuando llega en enero de 1927 no tiene nada que ver con el de julio de 1936. Esta impresión mía es compartida por la de sus enemigos que desde la Revista Portuense (el periódico de la derecha en El Puerto) no dejaban de mencionarlo como el responsable del clima de agitación callejera y huelguística que comenzó a extenderse en El Puerto desde antes de la llegada de la Segunda república. Y no digamos de las declaraciones existentes en el sumario de su Consejo de Guerra. Todos le acusaban de, amparado en su prestigio como médico, y su posición social, haber «excitado» a los obreros y llevarlos a la militancia, la sindicación y en definitiva la participación política. No solo fue el fundador del PCE en El Puerto sino que también lo fue en toda la provincia, así como del Socorro Rojo Internacional de solidaridad con los presos. El poco o mucho peso político y prestigio de los comunistas en esos años de la segunda república en Cádiz no es explicable sin la presencia de Daniel Ortega. Sé que puede parecer exagerado, pero en el libro se demuestra que es así. También conviene recordar que la participación de las mujeres en la lucha y en la organización también tuvo su influencia gracias a la labor de su mujer María Luisa Rendón Martell.

-Explícanos cómo entendía y concebía la ideología comunista a qué tendencia, si se puede hablar de “tendencias”, ¿estaba más cercano?

-No os puedo hablar casi nada de esta circunstancia porque no existen datos que nos lo aclare. Sí parece que Daniel fue leal a todos los cambios políticos y de dirigencias que ocurrieron en esos primeros años de vida del PCE. Formó parte de la Comisión nacional en el II Congreso en 1923, de la misma forma que fue designado miembro del Comité Central en el IV Congreso en Sevilla en 1932, donde ya tomó el relevo en la dirección del Partido el obrero sevillano de formación anarquista José Díaz. Nunca fue un dirigente de gran altura. Creo que por su carácter introvertido, su modestia, y por su formación de persona trabajadora y perseverante. Pero al mismo tiempo hasta el final tuvo la confianza de las máximas instancias del partido Comunista de José Díaz. Parece ser que hasta el final quizá no. De hecho no le hicieron caso en las muchas veces que advirtió de los planes golpistas de Casado en marzo de 1939. También transmitió en una de sus cartas desde la cárcel su disconformidad con la línea del Partido de que la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial sería bueno para la revolución y Daniel no se alegraba de que eso fuera así. Prefería la neutralidad y que la sangría que se había producido en tres años de guerra cesara. Quizá, y es solo una impresión o conjetura mía después de conocer su trayectoria vital y sus cartas, no estuvo de acuerdo y criticó que en el Partido Comunista hubiera triunfado una línea más guerrera que política. Daniel Ortega siempre abogó por la no violencia, hasta sus adversarios lo han reconocido, pero desde una perspectiva comunista férrea y una fe inquebrantable en que la lucha de clases (una lucha consecuente y decidida) acabaría con un triunfo del proletariado que traería paz, libertad y dignidad al pueblo y a la humanidad.

 

 

 

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Daniel Ortega Martínez, el médico comunista que revolucionó El Puerto. Manuel Almisas Albéndiz   
267 páginas       21 x 15 cms.
14.00 euros
El Boletín



La afirmación que se hace en el título de esta obra no es gratuita. Ni mucho menos exagerada. Existen incontestables datos objetivos de haber sido fundador y máximo responsable del Partido Comunista en El Puerto, dirigente y organizador del Socorro Rojo Internacional en El Puerto, asiduo conferenciante en las sesiones de varias sociedades obreras de El Puerto durante los años de la república, en mítines del 1º de mayo, etc. Y también de haber sido principal candidato del Bloque obrero-campesino en las elecciones del 12 de abril de 1931, y más tarde candidato electo del Frente Popular de Izquierdas en febrero de 1936. Pero a todo esto se le une lo que opinaban de Daniel Ortega Martínez sus enemigos los bodegueros y miembros de la burguesía y aparato judicial portuense. Sus declaraciones son sugerentes en el sentido del título del libro.  Decían de él que acaudillaba a las masas de izquierda, actuaba en todos los actos marxistas y lideraba las manifestaciones; que era un  individuo peligroso, de gran dominio y ascendencia sobre las masas obreras, instigador de cuantos desórdenes se han producido durante la Segunda República; que aprovechaba su condición de hombre culto, por ser médico de prestigio, para embaucar a los obreros y organizarlos.
En una de sus declaraciones en el consejo de guerra en noviembre de 1940 dijeron de él, que como muestra del prestigio y ascendencia que tenía entre las masas obreras, cada vez que ha ido a votar le acompañaban al colegio electoral «no menos de doscientas personas» que le seguían como a un líder indiscutible.
Daniel llegó a El Puerto el 16 de enero de 1927 y fue el primer comunista portuense. Nueve años más tarde, había constituido un radio del Partido que era el más importante de la provincia, no muy numeroso en la militancia pero sí con muchos simpatizantes y seguidores, y en las elecciones del Frente Popular, donde destacó en la labor de unidad con socialistas, anarquistas y republicanos su partido tuvo un teniente de alcalde en el Ayuntamiento (Ramón Mila) y otro concejal más (Manuel Rodríguez). A eso le ha llamado Manuel Almisas «revolucionar El Puerto»... Y sin embargo ha sido un gran desconocido en el municipio...

 

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