Cazarabet conversa con... Carlos Villar Flor, editor del libro “Cruzada en España. La
Bandera irlandesa del Tercio en la Guerra Civil española” (Amarú)
Es la primera vez que es editado en castellano
este texto libro del general Eoin O´Duffy
que vino a España a ayudar “a la causa nacional” de los alzados tomándoselo
como una causa cristiana frente a la amenaza del comunismo…
La sinopsis del libro:
Cruzada
en España
es el texto que surgió de una movilización única en su género en la Irlanda de 1936,
promovida por una figura controvertida, hoy desprestigiada, pero influyente en
su tiempo como fue el general Eoin O'Duffy. La campaña para formar una brigada irlandesa apeló
a miles de voluntarios, desde adolescentes a hombres de mediana edad, que estuvieron
dispuestos a dejar casa, trabajo y familia para luchar y acaso morir por una
causa ajena. De esos acabaron viajando a España menos de setecientos, pero no
deja de ser un contingente digno de atención. En un momento de su vida en que
su influencia política en la escena irlandesa iba en declive, O'Duffy se implicó en cuerpo y alma en esta aventura, que
acabó resultando muy insatisfactoria tanto para los voluntarios como para el
bando nacional anfitrión. Ante las críticas recibidas, por medio del presente
libro el general quiso ofrecer a la opinión pública de su tiempo una apología
de las motivaciones que le llevaron a organizar su particular cruzada, con
especial hincapié en la defensa de la cristiandad amenazada en una nación que
consideraba hermanada con Irlanda; o en su visión del comunismo como un peligro
internacional presto a extenderse por su propio país. Esta es la primera vez
que se traduce el texto para el lector de habla hispana. Siguiendo las pautas
de la colección "Armas y Letras", la traducción se complementa aquí
con una edición crítica ampliamente documentada y con numerosas anotaciones que
permiten contrastar las afirmaciones,
apreciaciones subjetivas, e incluso inexactitudes del autor, con el contexto de
la época. Y aunque el valor de Cruzada en
España sea más histórico y social que literario, constituye un documento
necesario para toda persona interesada en los ecos internacionales de la Guerra
Civil española.
Acerquémonos un poco más a la figura de Eoin O´Duffy (1891-1944):
provenía de una empobrecida familia rural del condado de Monaghan. Con estudio
y tesón consiguió cualificarse como agrimensor y más tarde como ingeniero.
Desde muy temprano se interesó por el nacionalismo irlandés, tanto en sus
vertientes culturales como políticas, y a partir de 1917 se implicó en diversos
movimientos armados. El líder independentista Michael Collins le nombró jefe de
la rama del IRA de Monaghan, y tras la declaración de Estado Libre, O'Duffy militó en el bando protratado
de Collins durante la guerra civil irlandesa de 1922-23. Terminada ésta
desempeñó el cargo de comisario de Policía irlandesa (Gárda)
durante un decenio, pero, con la llegada al poder de su adversario político De
Valera, fue cesado. Enemigo del republicanismo radical y del comunismo, en los
años posteriores a 1933 O’Duffy canalizó su oposición
embarcándose en la organización de movimientos de simpatías fascistas como los
llamados Camisas Azules o Camisas Verdes, y promovió la fundación del partido
Fine Gael. Al llegar 1936, O'Duffy
consideró que el escenario de la lucha contra el comunismo se había trasladado
a España, y puso en juego sus dotes de organizador para implicar a centenares
de voluntarios a combatir por el bando sublevado.
Nos acercamos, ahora al encargado de la
edición, Carlos Villar Flor (Santander, 1966) imparte Literatura lnglesa en la Universidad de La Rioja. Es autor de más de
un centenar de artículos académicos y libros como Personaje y caracterización en las novelas de Evelyn Waugh, The Facts
behind the Fiction in Evelyn Waugh's "Sword of Honour" (con Donat Gallagher), y Viajeros y peregrinos ingleses en el camino
de Santiago riojano (con María Luisa Lázaro). Ha publicado las ediciones
críticas y traducciones de las novelas de Evelyn Waugh
Hombres en armas, Neutralia,
Oficiales y caballeros, Rendición incondicional; y ha traducido y prologado
Vagabundo en Paris y Londres, de
George Orwell, e Izad más banderas,
de Evelyn Waugh. Su último libro es Viajes con mi cura: Las andanzas de Graham Greene por España y Portugal (2020). Como creador ha
publicado el libro de relatos Hay cosas
peores que la lluvia, las novelas Calle
Menor, Mientras ella sea clara, Solo yo me salvo, y Descubre por qué te mato
(XX premio de novela corta José María de Pereda), así como los poemarios Más relinchos de luciérnagas, Poeta en su
tierra, y Nada personal. Ha ganado premios como el de poesía "Ángel
González" (1996), y sus relatos y poemas han sido incluidos en antologías
y revistas nacionales. Desde 1995 dirige la revista literaria universitaria Fábula.
Cazarabet
conversa con Carlos Villar Flor:
-Amigo,
¿qué es lo que te llevó a investigar sobre la figura del general Eoin O´Duffy, y más en concreto,
sobre el texto que promovió este general católico que acudió, más que
nada para defender a la España Católica, que él veía defendida por los
alzados sobre todo y ante todo por su ferviente catolicismo sobre lo que él
consideraba “la amenaza comunista”?
-Me temo que la respuesta es bastante
prosaica: fue un encargo del profesor Antonio R. Celada, director de la
colección “Armas y Letras”. Desde hace varios años su grupo de
investigación viene rescatando textos en lengua inglesa que versan sobre la
Guerra Civil española. Este hace el número doce de la colección; los once
anteriores son todos de autores afines al bando republicano, así que supongo
que Celada pensó que, para dar un poco de variedad (aunque sea en proporción
11/1), había que rescatar también uno afín al bando franquista. Yo tenía
experiencia en traducciones del inglés y ediciones críticas anotadas, pero
hasta ahora solo con novelas. Esta es la primera vez que hago una edición
crítica de un libro de memorias.
-¿Hay o hubo
algún incentivo que te ha hecho investigar sobre “este cruzado irlandés en la
Guerra de España”?
-La historia de la brigada irlandesa en España
es muy curiosa, y, cuando profundizas un poco y empiezas a rescatar historias
individuales, te atrapa aún más. Combina interesantes dosis de idealismo y de
fracaso, lo que aporta a esta aventura un dramatismo que puede resultar patéticamente
atractivo para un observador externo.
-Una sociedad, la
irlandesa, muy ultra católica que, al parecer, sí se volcó en la “causa
franquista” por pura convicción religiosa: ¿lo vivieron y lo planificaron,
desde Irlanda, como una auténtica cruzada?
-El contingente en apoyo de Franco fue más
bien una iniciativa privada que encontró eco en muchas personas y contó con el
apoyo de la jerarquía eclesiástica irlandesa. Pero también es comprensible que
las noticias de desmanes anticlericales que llegaban desde España alarmaran
sobremanera a la sensibilidad católica. Nos gustaría pensar que eran
exageraciones, pero lo cierto es que unos siete mil religiosos y religiosas,
personas en absoluto beligerantes, fueron asesinados brutalmente en los
primeros meses del conflicto. Los irlandeses se estremecieron ante las noticias
de la persecución religiosa, y esto movió a varios centenares a embarcarse.
Por otra parte, el gobierno irlandés, a pesar
de considerarse católico (el término “ultracatólico”
me resulta equívoco, pues supone un juicio a priori), se opuso a la
movilización de O’Duffy, y puso los obstáculos
legales a su alcance. O sea, que no toda la Irlanda católica se posicionó a
favor de Franco, empezando por los representantes del pueblo.
-Y
una vez aquí, ¿les cambiaron las percepciones?
-Muchos de los voluntarios quedaron
desengañados tras su paso por España. En ocasiones se debió a que presenciaron
fusilamientos de prisioneros republicanos y les pareció una violencia
innecesaria, que contradecía el espíritu cristiano que les movía a embarcarse.
Otras veces su desengaño se debió a la ineficacia de sus propios mandos, a las
tensiones de la convivencia prolongada en condiciones de suma incomodidad o
tensión, o directamente a una frustración por los rigores de la contienda
militar, para la que los jóvenes voluntarios en su mayoría no estaban
preparados.
-¿Se encontró
aquí—de manera directa o indirecta, sabiendo, simplemente, que estaban--, Eoin O’Duffy o sus seguidores con
republicanos más de izquierdas o incluso comunistas irlandeses?
-Sí. Tanto en la propia crónica de O’Duffy como en mi introducción se hace referencia a la
presencia de voluntarios irlandeses en el bando opuesto del mismo frente del
Jarama donde estuvieron destacados los de O’Duffy. Es
posible que hubiera paisanos irlandeses entre los brigadistas que les
disparaban periódicamente desde un vagón blindado en los alrededores de Ciempozuelos. O’Duffy escribe que
distinguían su acento de clase obrera desde la distancia.
-¿Se podría
afirmar que Eoin O Dufy era
un católico radical y fascista?
-En su libro O’Duffy
niega que su apoyo al bando franquista fuera por afinidad al fascismo, y
declara que básicamente estaba motivado por la defensa ante el ataque a la
libertad religiosa y política que reinaba en la España del 36, fruto de la
influencia del comunismo soviético en España. Él estaba convencido de que ese
era el verdadero enemigo, y que el cáncer se podría extender a Irlanda, por lo
que convenía combatirlo fuera de sus fronteras.
Es verdad que a lo largo de la década de los
años 30 O’Duffy fundó en Irlanda movimientos
asociativos con estética fascista, en los que latía una desconfianza en la
democracia parlamentaria. También en su libro O’Duffy
manifiesta su admiración por los logros que Mussolini y Hitler estaban
consiguiendo en sus respectivos países en cuestiones de productividad y orden
social, antes de que ambos revelaran su rostro más espantoso.
Como persona, lo que he encontrado sobre O’Duffy me sugiere que no era ni mucho menos un dechado de
virtudes, pero tampoco era un monstruo como los dos anteriores, o como Stalin.
Y políticamente tenía un programa más liberal que el de los líderes
totalitarios. Sin duda O’Duffy era derechista (algo
que para muchos ya es sinónimo de “fascista”) y anticomunista, pero en el
sentido más técnico del término creo que su fascismo era más estético que
ideológico.
-¿Cómo
era el perfil de esos setecientos irlandeses que vinieron a luchar junto a los
franquistas aquí en la Guerra de España?
-Los voluntarios
eran en su mayoría jóvenes, pero había varios de mediana edad. Provenían de
muchos ámbitos sociales y ocupacionales —comerciantes y profesionales,
seminaristas y obreros, soldados y policías descontentos con el giro de la
política irlandesa tras 1933—, pero abundaban los oriundos de la Irlanda rural.
La mayoría de los soldados no tenía afiliaciones políticas, pero varios de los
oficiales provenían de los Camisas Azules o Verdes (los movimientos a los que
me refería antes) o de zonas con fuerte presencia de estos movimientos.
-¿Qué significa
para el conjunto de investigaciones que sea esta la primera vez que este texto
se traduzca al castellano?
-Es un episodio más que añadir a la
interminable bibliografía sobre la guerra civil, y contribuirá a tener una
percepción más completa del conflicto.
-El resultado de
esta coalición entre el catolicismo irlandés cercano —más o menos intensamente—
al fascismo los alzados no fue satisfactorio para ninguna de las partes,
¿por qué?; ¿qué discrepancias asomaron? ¿por qué?
-O’Duffy quería
ayudar a la causa anticomunista, pero no quería sacrificar a sus voluntarios y
llevarlos al matadero. Eso hubiera sido desastroso para su posible deseo de
reafirmarse como una figura influyente en su país. Así, tras la primera
operación bélica seria en el frente del Jarama, se negó a secundar las órdenes
de avanzar hacia una muerte segura al día siguiente. Recordemos que la brigada
irlandesa (que se quedó en batallón) estaba integrada en la Legión, el cuerpo
más combativo y temerario. Pero estos inexpertos campesinos o comerciantes
irlandeses no tenían el espíritu de los Novios de la Muerte. Y el mando
franquista pronto se dio cuenta de eso, y optó por una disolución más o menos
amistosa antes de que la tensión fuera a mayores.
-¿Qué fue de los
voluntarios irlandeses al servicio del franquismo?
-Una decena murieron por heridas recibidas en
el frente. Un puñado se volvió antes de tiempo por enfermedad o discrepancias
con O’Duffy, pero la gran mayoría permaneció los seis
meses y se embarcó de regreso a Irlanda en junio de 1937. En torno a una docena
se quedó voluntariamente para seguir combatiendo en otros regimientos.
-¿Y
qué fue de ellos una vez acabada la coalición y embarcar, otra vez, hacia
Irlanda?; ¿cómo se les recibe allí?
-Recibieron una recepción multitudinaria en
Dublín, pero este acto tuvo sus sombras, pues parte de los voluntarios
escenificaron su insatisfacción con el jefe rompiendo filas. Durante un tiempo
se les consideró como héroes de guerra, aunque en la actualidad sus
descendientes guardan un discreto silencio sobre la participación de sus padres
o abuelos. Lo contrario de lo que pasa con los brigadistas del otro bando.
-En particular,
el libro es como un encadenado de motivaciones que llevan a O´Duffy
a reclutar, convencer a irlandeses a ir a una guerra lejos de casa… Háblanos de
estas motivaciones que se vuelcan en un texto y que trata de explicar lo mejor
posible…
-Como he dicho, el argumento principal era que
el comunismo soviético buscaba laboratorios para expandirse, y España era uno
de ellos. Y que, como fruto de esta influencia creciente, el país había entrado
en una deriva de desorden, desgobierno, falta de libertad, y finalmente, de
represión religiosa. Defendía que la España católica estaba indefensa, y que
necesitaba toda la ayuda internacional que se le pudiera prestar. Con este fin,
también recurrió al recuerdo histórico del apoyo de España a Irlanda en los
tiempos de represión religiosa por parte del anglicanismo absolutista.
Argumentaba que Irlanda tenía un deber de gratitud con España, y como tal
entendía una España mayoritariamente católica que por la coyuntura política no
podía externalizar su fe.
-Las Cruzadas de
muchos siglos atrás fueron lo que fueron y resultaron lo que resultaron… mucha
sangre, muchas vidas truncadas… —de un lado y de otro---, aún así un católico
irlandés, en pleno siglo XX, no “se corta” y monta su propia cruzada irlandesa
para venir a la Guerra de España… ¿Qué clase de catolicismo entendía esta
gente? ¿Habían evolucionado en torno a la comprensión, empatía y tolerancia, o
simplemente, me da, que iban a “piño fijo”, sin más…? ¿Pensaban en las vidas
humanas que perdían —ellos mismos-- y en las que sesgaban?
-Desde una perspectiva pacifista, de empatía y
tolerancia, la cruda realidad de la guerra repugna y espanta. Pero lo cierto es
que la guerra es tan antigua como la humanidad, y me temo que seguirá habiendo
conflictos armados hasta el final de los tiempos. Y el trasfondo de la Guerra
Civil española es muy complejo, pues ilustra una división social que aún hoy en
día está vigente. Creo que es una insensatez recurrir al maniqueísmo para
explicarlo.
Por otro lado, desde san Agustín el
pensamiento cristiano viene debatiendo las causas que pueden hacer que una
guerra sea justa, el llamado “jus ad bellum”. O’Duffy era un militar,
no era un santo ni un mártir. Para él, la persecución religiosa que había en
España había alcanzado un fase beligerante y se debía
combatir con las armas, no con la oración o la inmolación.
-Su mayor virtud
estaba en saber moverse por el siempre complicado organigrama de la política
irlandesa, saliendo bastante bien parado --sobre todo si lo comparamos con
otros políticos de allí-- y en saber ver los movimientos políticos en
auge, como el fascista, que les alimentó, aún más en sus ideas?
-Yo no diría que O’Duffy
salió siempre bien parado en la política de su tiempo. Al contrario, empezó con
mucho éxito, gracias a su implicación con Michael Collins en la guerra de
independencia. Pero a partir de 1932, con la llegada al poder de su enemigo
político Eamon de Valera, su trayectoria empezó a
decaer. Fundó varios movimientos opositores de derecha, incluyendo el actual
partido Fine Gael, pero al final algo se estropeaba y
acababa marchándose y fundando otra organización. Su aventura española siguió
un patrón parecido: brilló en la opinión pública durante un tiempo, pero varias
cosas salieron mal, y su reputación en Irlanda quedó bastante en entredicho.
-¿Sobresalía,
además, mucho en su faceta organizadora?
-Quizá esa fuera su virtud más destacada, la
de ser un buen organizador. Desde su juventud le encantaba participar, fundar y
dirigir movimientos y asociaciones, culturales, deportivas, políticas y
militares. La “cruzada” española fue su última gran iniciativa, pero le agotó
definitivamente, y aceleró su fallecimiento a la temprana edad de 55.
-¿Cómo ha sido el
proceso y la tarea ardua de investigación que, además, tiene mucho a ver con el
proceso de documentación?
-Una peculiaridad de esta investigación es que
se ha llevado a cabo en gran parte durante el periodo de confinamiento, primero
el domiciliario y luego el perimetral. Por tanto, no he viajado tanto como
hubiera deseado y he tenido que recurrir a los servicios de intercambio y
acceso al documento de bibliotecas universitarias (en especial el excelente
servicio de la Universidad de La Rioja) y otras instituciones como al Archivo
Militar de Ávila o la National Library de Dublín.
Afortunadamente, con los medios telemáticos puedes llegar muy lejos hoy en día;
esto no se podría haber hecho hace quince años.
-La
investigación, la recopilación de documentación, el contrastar todo ello…el
aproximarse a testimonios más o menos directos sobre vuestro trabajo…es un
trabajo que requiere de trabajo, minuciosidad, pero también de mucha
gratificación… ¿qué nos puedes decir?
-En general, creo que cuando te centras mucho
en un tema te acaba apasionando y terminas disfrutando más de lo que esperabas
inicialmente. Este al menos ha sido mi caso. Por ejemplo, no tenía mucha
intención de prolongar mi investigación sobre O’Duffy
tras entregar el libro a la imprenta, pero el hecho es que lo estoy haciendo.
Acabo de venir de Dublín, de seguir la pista a unos cabos sueltos de la
historia de la Bandera irlandesa que necesitaba aclarar.
-¿Y qué
metodología de trabajo has seguido como persona encargada de guardar cuidado y
de la edición de este libro?
-Lo primero, obviamente, fue leer varias veces
el original de O’Duffy y revisar la traducción, para empaparme
bien del texto que debía anotar e introducir. Luego me he dedicado a leer todas
las fuentes documentales que he podido recabar sobre el tema, además de
afianzar mis conocimientos sobre la Guerra Civil española. He escrito a
especialistas internacionales consultándoles diversas cuestiones, y a personas
que podrían aportar algo de luz. He contactado con bibliotecas y centros de
documentación en España e Irlanda. A veces se han presentado coincidencias que
he procurado aprovechar. Por ejemplo, uno de los personajes que aparecía citado
en el libro resultó ser el abuelo de una persona que conocía; cuando fui
consciente de esto escribí a su nieta para que me aportara la información que
pudiera.
-¿Trabajas sobre
un guion de cuestiones y/o preguntas sobre las que ir encontrando respuestas a
la hora de “presentar” este libro, recordemos, por primera vez traducido al
castellano?
La verdad es que no.
-Amigo Carlos,
¿nos puedes decir en qué andas trabajando; preparas algo, no sé, como especial
que te gustaría compartir con nosotros?
-Tengo demasiadas cosas en la cabeza, quizá
debería dispersarme menos. Ahora estoy ultimando mi quinta novela, y revisando
la versión inglesa de mi libro sobre los viajes de Graham Greene
por España que ya ha sido aceptada por una prestigiosa editorial británica.
Tengo proyecto de meterme con un guion cinematográfico. Y
un montón de artículos académicos en la recámara a los que dar forma, algunos
sobre la brigada irlandesa, como adelanté. En fin, que no me aburro.
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