50050_g.JPGCazarabet conversa con...   José Giménez Corbatón, autor de “Los años de la alegría” (Prames)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

José Giménez Corbatón presenta su nueva novela narrativa, Los años de la alegría.

La edita, de nuevo, Prames.

Un verdadero ejercicio de creatividad desbordante que entronca con una de las personalidades más influyentes de la historia universal, Jesús de Nazaret.

La lectura se impone ante Jesús de Nazaret, como narrador, y mirándolo más como “mito” que como personaje histórico…una lectura muy, muy equilibrada y que entronca con no pocas causalidades que nos encontramos en nuestros comportamientos diarios.

La sinopsis del libro:

Podría haberse titulado El Evangelio según José Giménez Corbatón, aunque no hubiese sido tan exacto como Los años de la alegría. En esta novela José Giménez Corbatón hace un acercamiento a la figura de Jesús de Nazaret a través de Yeixu, el personaje de referencia en un coro de voces diversas e individuales, pues el escritor las ha dotado de su propio brillo y personalidad y lo hace en las fechas previas a La Pasión. Son, por tanto, unos años esperanzados para una comunidad de hombres y mujeres que buscan relacionarse  de otra manera, amarse de un modo distinto. Esas voces que expresan inquietudes nuevas arrastran, por supuesto, resonancias bíblicas, pero en ellas hay también ecos del cine y el teatro contemporáneos..—de El Evangelio según San Mateo de Pasolini ; del Proceso a Jesús de Diego Fabbri o de Jesucristo  Superstar de Tim Rife y Andrew  Joyde Webber--, acoplados en una sucesión de escenas que son todo un ejemplo de maestría compositiva.

 

José Giménez Corbatón, escritor y amigo:

Este escritor nace en Zaragoza y es además traductor, crítico literario y articulista en diversas revistas y periódicos, como narrador ha publicado El fragor del agua; Tampoco esta vez dirían nada; La fábrica de huesos; El hongo de Durero; Licantropía ; Itinerario de una novela ; Voces al alba ; Avalancha y Nadadores indemnes. Además ha colaborado con el fotógrafo Pedro Pérez Esteban con Las huellas del hombre; Cambriles; Masada. Signos; Morir al raso; Memoria Difusa y Encrucijada de miradas. El libro de mi padre… además, de participar en diversas obras colectivas.

 

Cazarabet conversa con José Giménez Corbatón:

jose-gimenez-corbaton.jpg-José, amigo, ¿cómo ha sido que te has acercado a la figura de Jesús de Nazaret para esta última obra narrativa tuya? ¿Qué te interesa como novelista y creador de la figura de Jesús de Nazaret?

-Me ha interesado la figura de Jesús de Nazaret más como mito que como supuesto personaje histórico. Los mitos constituyen en gran parte la base del pensamiento humano. El de Jesús está en el sedimento sustancial de nuestra cultura de Occidente, desde hace dos milenios, y ha nutrido y sigue nutriendo diversas corrientes religiosas. Ahora bien, mi acercamiento a su figura no ha pretendido seguir o acatar ninguna ortodoxia. El personaje que he creado, al que llamo Yeixu, se aproxima mucho a Jesús, pero es, ante todo, fruto de la ficción.

-¿Qué exigencias como escritor te ha deparado este nuevo ejercicio creativo?

-Releer y volver a estudiar tanto los evangelios canónicos como los apócrifos, y a algunos de los novelistas, ensayistas o autores teatrales que han tratado ya al personaje o a sus allegados más cercanos, como el Barón de Holbach, Jean Meslier, G. W. F. Hegel, Ernest Renan, Diego Fabbri, Nicos Casandsakis, Colm Tóibín, o historiadores como José Antonio Pagola o Eudaldo Casanova, por citar solo a algunos. Regresar también a la Torá, que impregna del mismo modo el devenir humano de los personajes de mi novela.

-Como personas aprendemos ante cualquier lectura, si lo hacemos desde la perspectiva lectora. También como escritores, ¿no? ¿Cómo te ha ido a ti en una cosa y otra?

-Siempre me ha atraído la Biblia. Me parece un conjunto de escritos de enorme fuerza narrativa y, sobre todo, poética, más allá de las creencias del lector. Creo que se ha de leer sin ningún apriorismo ideológico, intelectual o religioso previos. Como escritor, los libros de la Biblia se cuentan entre los muchos que me han enseñado a escribir lo fundamental y a prescindir de lo superfluo. A transgredir las formas establecidas. A volcarse espiritualmente, por decirlo de algún modo, en la obra gestada.

-Me da que dejas como muy a la diligencia del lector y de la lectora parte del contenido narrativo. El final queda como abierto y es el lector o lectora quien lo cierra, pero esta sensación, de alguna manera, de abrir los destinos, a mí me atrapa en muchas páginas de la historia que nos planteas…

-Todo escritor debe contar con la inteligencia del lector, con su propia imaginación. Leemos para imaginar a partir de la imaginación de otros. El autor no debe responder en detalle a todos los interrogantes que la vida de sus personajes, su devenir, plantean. Lo importante en la buena literatura es sembrar dudas, inquietar, sacudir lo establecido, no regalar, ni mucho menos imponer, fórmulas.

maxresdefault.jpg-¿Has pretendido “leer” y después  “narrar”…los últimos días de Jesús de Nazaret como si se tratase de un “evangelio” a tu manera o, como explica la sinopsis, es más una narración que coge a este personaje para prolongar aquello de: “Carpe Diem”?

-No me he centrado en los últimos días del personaje, el de su caída, el de su sacrificio, el de su ejecución –la Pasión-, sino en los años iniciales de su vida, la infancia, la juventud, de los que se sabe y se ha escrito mucho menos. Esa elección me ha permitido mucha más libertad creativa: los amigos y amigas a los que Yeixu se aproxima para plantearse alternativas de vida diferentes a lo que el poder instituido representa. Para mí el personaje simboliza los esfuerzos que una y otra vez, a lo largo de  los tiempos, algunos seres humanos realizan para romper barreras, para actuar según su libre albedrío, pero sin dejar de tener en cuenta y de respetar a los otros. Compartiendo los cordiales sentimientos que alberga el corazón.

-¿Incomoda o impone un poco estar tan marcado por la historia que dice que los hechos fueron de una manera y no de otra?—aunque esa historia, además descrita en los Evangelios, según quién la escribe de una manera y no de otra.

-Digamos que no es un personaje al que debamos acercarnos con frivolidad ni ligereza. El mensaje que desprende es de singular hondura, al tiempo que abierto a muchas lecturas. Las incertidumbres históricas en torno a él, incluso las dudas que plantea su existencia real, permiten imaginar entornos y situaciones con total libertad: he inventado familiares y amigos y he tomado otros directamente de los escritos bíblicos, tanto de la Torá como del Nuevo Testamento. Todo ello me ha servido para describir no sólo la singularidad del mito, sino el momento histórico en el que ha sido enclavado, un mundo judío en constante rebelión tanto contra los hábitos impuestos de su propia cultura como contra el invasor y dominador extranjero.

-¿Cómo te influye, amigo José, este cine y ese teatro contemporáneo que miran y, de alguna manera, interpretan también la figura de Jesús en esos días previos a La Pasión que le llevaron a su muerte…?

-El péplum, no me ha influido en absoluto, pues es un género que nunca me ha atraído demasiado. He de exceptuar una película como El evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, donde el genial italiano creó un Jesús cercano, humano, real, sencillo y muy profundo al mismo tiempo.

 -Amigo, ¿es Los años de la alegría un libro que quiere hablar de la esperanza, la que ni hipócritamente somos incapaces de perder?

-Me voy a servir para responder a esta última pregunta de algunas de los juicios analíticos escritos por el poeta David Mayor en su reseña publicada el pasado 11 de abril en el suplemento literario “Artes & Letras” de Heraldo de Aragón: “Es una novela contra el poder […] Si habla de religión –en el sentido de acción de ligarse a algo- es de religión herética: amor a la naturaleza, sabiduría epicúrea, vitalismo, celebración feminista […] La verdad no es sagrada porque esté escrita en un libro con mayúsculas. La verdad se nutre de la vida. Y Los años de la alegría es una celebración de la vida que se comparte y construye sin rito ni costumbre […] El ‘único dios es la verdad contraria a la ignorancia, porque la ignorancia es esclavitud’”.          

 

 

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