El-asesinato-del-comandante.jpgCazarabet conversa con...   Benito Díaz Díaz, autor de “El asesinato del comandante Gabaldón. Conspiración, bulos y fusilamiento de Las Trece Rosas” (Almud)  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Benito Díaz Díaz investiga cómo fue y se desarrollaron la conspiración, los bulos y el fusilamiento de las Trece rosas.

Lo hace desde la Biblioteca Añil de Editorial Almud.

La portada del libro corre a cargo de Ana Isabel Valle Rubio y el libro, en la edición, cuenta con la colaboración del Colectivo Arrabal, de Talavera

La sinopsis del libro:

Isaac Gabaldón no sería en la historia más que un oscuro funcionario (capitán y luego comandante de la Guardia Civil y posteriormente miembro del Servicio de Investigación y Policía Militar franquista) de no haber sido por su brutal asesinato (junto a su hija y el conductor de su vehículo) una noche de julio de 1939, en la carretera de Madrid a Extremadura, a escasos kilómetros de Talavera de la Reina.

La rápida reacción del Régimen ante este atentado, cometido por tres jóvenes comunistas bajo su exclusiva responsabilidad, desencadenó una enorme cadena represiva que supuso la ejecución de 67 jóvenes antifranquistas, entre los que se encontraban -además de los autores y cómplices- las conocidas como Trece Rosas que, en contra de lo que entonces dijeron las autoridades franquistas y la prensa difundió, no tuvieron nada que ver con este asesinato.

Además, de la puesta al día de todos los detalles de este suceso, el libro de Benito Díaz nos ofrece una aproximación a la Talavera de la II República y a las tensiones sociales existentes, en las que el citado capitán jugó un destacado papel, de clara significación derechista.

El autor, Benito Díaz Díaz: Natural de Pozoblanco -Córdoba- pero afincado, desde hace muchos años, en Talavera de la Reina es un consumado especialista en diversos temas de la postguerra española, sobretodo la actividad guerrillera, además de muy buen conocedor de esta ciudad y su historia.

Es docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha en Talavera. Pertenece al Seminario de Estudios del Franquismo y al Colectivo de Investigación Histórica Arrabal. En Almud Ediciones ha publicado anteriormente a este libro: Jesús Bayón: un asturiano al frente del PCE. De la secretaría general a guerrillero en el centro de España 1936-1946; ha coordinado el libro: La guerrilla en Castilla-La Mancha, 2004; y ha colaborado con prólogos o capítulos a los siguientes libros: Educación, ciencia y cultura en España. Auge y colapso 1907-1940; Pensionados de la JAE, en 2012; Antropología urbana en Talavera de la Reina, ciudad y territorio, 2008; Etnografías en Castilla-La Mancha: adhesiones y transformación, 2008; Movimientos sociales en la crisis de la Dictadura y la Transición Castilla –La Mancha, 2008.

 

 

 

Cazarabet conversa con Benito Díaz Díaz:

14BA38AE-CDF7-294D-7113C6D9.jpg-Amigo Benito, qué fue lo que te llevó a escribir este ensayo de investigación sobre la figura del comandante Gabaldón —y su asesinato-- lo que desencadenó una brutal represión por parte de los franquistas  motivo por el que otros muchos, incluidas las Trece Rosas encontraron la muerte…?

-Hace años, cuando investigaba sobre la guerrilla antifranquista en la provincia de Toledo leí algunas publicaciones que atribuían el asesinato del comandante Isaac Gabaldón, ocurrido el 29 de julio de 1939 en las proximidades de Talavera de la Reina, a grupos de republicanos escondidos en los montes toledanos. Sin embargo, el implicar en su asesinato a los huidos no tenía ningún fundamento, ya que el fenómeno de los huidos en Toledo fue posterior a esa fecha, pues hasta el verano de 1940 no se escapó de la cárcel Jesús Gómez Recio, Quincoces, el más importante de los huidos de la zona centro y luego uno de sus mejores guerrilleros. 

En cambio, en diferentes entrevistas que a finales de los noventa realicé en Talavera sobre este asesinato a personas que vivieron aquellos momentos, siempre salían a relucir como responsables los nombres de Manuel Gutiérrez Mellado, Francisco Bonel Huici, Carlos Arias Navarro y de otros miembros del Servicio de Inteligencia y Policía Militar (SIPM), así como de destacados políticos talaveranos, como el general de brigada Emilio Borrajo o el industrial Julio Moya, calificados todos ellos de masones y de haber practicado un doble juego político durante la contienda civil. El tema me interesó bastante y le dediqué varias páginas en el primer libro que publiqué sobre la guerrilla toledana.

Hay que señalar que en este terrible asesinato, cometido por tres jóvenes comunistas, militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), también murió una hija del comandante Gabaldón, que tan solo tenía 15 años, y su joven conductor, José Luis Díez. En el lugar en el que ocurrieron los hechos, el ayuntamiento talaverano erigió en julio de 1940 un pequeño monumento. Diez años después, la corporación municipal le dedicó una calle al comandante asesinado.

-Vayamos por partes; amigo Benito ¿quién era este comandante de la Guardia Civil? ¿fue comandante, después de su muerte, en el momento de su asesinato era capitán?

-Cuando le asesinaron era ya comandante de la Guardia Civil, al haber ascendido por méritos de guerra en mayo de 1937. Años después de ser asesinado, su viuda, Manuela Velasco, intentó, creo que de manera lógica y muy razonable, que a título póstumo se le ascendiese a teniente coronel, pero la Dictadura, a la que tanto había ayudado como golpista desde Oviedo, donde estaba destinado el 18 de julio de 1936, se lo denegó. Su asesinato no fue consecuencia de un atentado planificado, pero sí que le mataron cuando sus asesinos, una vez que pararon su coche en Torralba de Oropesa, supieron quién era, en esos momentos inspector de la Policía Militar en Madrid. Ese es un argumento que estudiamos en profundidad en el libro, y uno de sus ejes esenciales: ¿atentado o asesinato producto de la casualidad?  Este es el nudo gordiano de las diferentes versiones y posturas enfrentadas que circulan desde entonces y que tantas páginas han producido.

Es muy importante resaltar que el comandante Gabaldón no era ninguna figura relevante del Régimen, ni el encargado de ningún archivo masónico, como tanto hemos repetido, ni tampoco fue miembro de la Quinta Columna. No deja de ser curioso cómo se tergiversa la historia. Alguien da una información errónea o falsa y luego se repite sin contrastarla. Es más, Gabaldón no acierta ni una sola vez en las múltiples acusaciones que hizo de pertenecer a la masonería, y fueron muchas las que realizó. Sorprende su desconocimiento sobre esta materia. Sus acusaciones, que tanto daño hicieron, se basan en la vox populi, o se dice…, la opinión pública le señala… Ese es todo su argumento. 

image006.jpg-Y un Capitán controvertido, que se manejó siempre bien con la violencia… ¿es así?

-Como capitán de la Guardia Civil llegó a Talavera de la Reina unos días antes de las elecciones municipales de febrero de 1931, que intentó boicotear a su manera, coaccionando a los posibles electores de izquierdas. Durante el periodo republicano hubo varias víctimas mortales en la ciudad. Detrás de una de estas muertes, la de un jornalero a manos de una pareja de guardias civiles, se aprecia la sombra alargada de Gabaldón, que en lugar de procurar la paz social, como era su obligación, se caracterizó exactamente por lo contrario, por alentar la violencia política, alineado siempre con los sectores locales más conservadores. Su fanatismo político le llevó pronto a militar en Falange, partido fascista, al que también se afiliaron la mayoría de sus ocho hijos.

Profundamente antidemocrático, acosó de manera arbitraria a los afiliados a partidos republicanos. Pero tampoco tuvo buenas relaciones con algunas personas de ideología derechista, a las que persiguió por considerar que pertenecían a logias masónicas o simplemente porque eran tolerantes y se relacionaban con gente de izquierdas. Así, a Juan Ruiz de Luna, el gran ceramista talaverano, le apuntó en sus famosas libretas por el mero hecho de tener un yerno republicano –que sería fusilado- y amigos de esta ideología política. Hasta ahí llegaba su sectarismo, que le hacía incompatible con el cargo que tenía en la ciudad, por lo que tras el triunfo del Frente Popular, sería expulsado a Sama de Langreo (Asturias) por petición expresa de las autoridades locales.

-Sin desvelar grandes cosas del libro porque lo que queremos es hacer que la gente se acerque al mismo, pero lo cierto es que se corrió mucha sangre inocente tras el asesinato de este comandante de la Guardia Civil---en el atentado mortal murieron también su hija y su chófer--,¿por qué?, ¿se trataba de “callar con sangre” y de “vengarse”, simplemente?

-Fue una terrible venganza en toda regla. El régimen totalitario franquista, de la mano del entonces todopoderoso ministro de Interior, Ramón Serrano Suñer, el Cuñadísimo, quiso dar una contundente y rápida respuesta a lo Queipo de Llano. El resultado material de la siniestra frase de este general golpista: “Ya conocerán mi sistema: Por cada uno de orden que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos (…)”, se quedará bastante corta en esta ocasión, pues por los tres asesinados por los jóvenes de la JSU, serán fusilados en represalia, sin ninguna garantía procesal, casi 70 personas, es decir, más de 20 antifranquistas por cada uno de los “suyos”. Hay que señalar que entre los fusilados se encontraba también un matrimonio de jornaleros, de ideología falangista, con los que Franco tampoco tuvo ninguna piedad.     

-¿Cómo se llevó esta investigación para llevarse por delante a tanta gente incluidas las recordadas Trece Rosas?

-En su deseo de venganza, y que esta fuese inmediata y ejemplarizante, las autoridades franquistas y sus medios de comunicación, es decir todos, atribuyeron a 56 jóvenes de la JSU -ya en prisión entre los meses de abril y mayo- el ser los autores intelectuales del asesinato de Gabaldón. En tan solo unos días se les juzgó, condenó a muerte por adhesión a la rebelión militar y fusiló el 5 de agosto de 1939. No tenían nada que ver con los tres asesinatos del 29 de julio; sin embargo, la prensa, con el ABC al frente, mintió y presentó a estos jóvenes como los inductores intelectuales de los asesinatos. Nada más y nada menos que 56 inductores para un crimen sin ningún sentido, sin planificar y muy chapucero. Mentiras que en una sociedad tan manipulada calaron muy hondo, pues pocos sistemas políticos como el fascismo para inventar bulos y fabricar falsedades. Sin embargo, en la sentencia que condenó a los 56 jóvenes a muerte no se hace ninguna mención a estos asesinatos: se les condena por adhesión a la rebelión militar, es decir, por defender la legalidad republicana ganada democráticamente en las urnas, la famosa justicia al revés.

Entre estos 56 fusilados se encontraban las conocidas con Trece Rosas. Posteriormente, como escribe Carlos Fonseca, habría que sumarles una rosa más. A estos 57 jóvenes antifascistas hay que añadir otros 10 más, entre los que sí se encontraban los autores materiales de los tres asesinatos y algunos que les ayudaron, aunque fuese de manera involuntaria; más otro acusado que fue tiroteado por la espalda en Talavera, en una supuesta reconstrucción de los hechos. Incluso se podría añadir otra víctima que falleció en la cárcel de Ventas, debido a sus pésimas condiciones de salubridad, falta de atención sanitaria y muy escasa comida. En total, la venganza por el asesinato de Gabaldón, su hija y su conductor alcanzaría a un total de 69 personas. Entre ellas, como ya hemos mencionado, se encontraba un matrimonio de ideología falangista, natural de Cazalegas (Toledo).

BeFunky-collage-1024x419.jpg-¿Por qué no se paró la investigación cuando se dio con los asesinos y los cómplices?

-El mismo día 31 de julio todo parecía muy claro, los tres asesinos estaban detenidos, así como un elevado número de cómplices, reales y ficticios, pero desde el primer momento la familia de Gabaldón y los falangistas talaveranos no se creyeron que los verdaderos asesinos fuesen los tres jóvenes de la JSU y apuntaron muy alto, nada más y nada menos que a los jefes del Servicio de Información y Policía Militar y a la masonería. Hubo algunos militares que lo pasaron muy mal por estas imputaciones. Uno fue el entonces capitán de artillería Manuel Gutiérrez Mellado, que sería expulsado temporalmente de la Escuela de Estado Mayor, acusado de ser masón, practicar un doble juego político y de participar de manera directa en este asesinato. También lo pasaron fatal el comandante Francisco Bonel Huici, el también comandante Cristino Torres García o el capitán de la Guardia Civil Pedro Fernández Amigo, todos ellos integrantes del SIPM, lo que en parte contribuyó a que este organismo fuese disuelto en septiembre de 1939 por orden de José Varela, ministro del Ejército. 

Además, para beneficiar a la viuda de Gabaldón, con la que no se contó, los jefes del SIPM falsificaron el atestado de los asesinatos, pues afirmaron que cuando murió realizaba un servicio de información en Talavera, cuando en realidad estaba de permiso en esta ciudad, en la que residía su familia, aunque sí disponía de coche oficial y de conductor. 

La investigación sobre el asesinato de Gabaldón se prolongó hasta 1950, pero no se aportaron nuevos datos que involucrasen en el mismo a diferentes autores intelectuales ni materiales de los ya juzgados y sentenciados. En el transcurso de la investigación se llegó a desenterrar a Sinesio Cavada, Pionero, uno de los jóvenes de la JSU detenido y fusilado.  

-¿Se va más allá porque había verdadera borrachera se sangre, venganza o porque había orden de sembrar el escarmiento, el miedo…?

-Sí, el franquismo es pura violencia y represión desde su triunfo hasta el final del Régimen. No descubrimos nada con esto, pero ya he comentado que detrás de tanto fusilamiento estaba la siniestra mano de Serrano Suñer, que dio la orden para que la respuesta fuese sonada y sirviese como escarmiento para los sectores antifranquistas; pero su nombre solo se menciona una vez en los miles de folios de los diferentes sumarios que se abrieron por el asesinato del comandante Gabaldón. Serrano Suñer se queda en la sombra, nadie se atreve a nombrarlo.

isaac.jpg-Todo lo anterior lleva a un inevitable manto de silencio que puede durar muchísimos años, ¿es así?

-En realidad, las conversaciones sobre el asesinato de Gabaldón permanecieron activas muchos años y generaron numerosos bulos, a los que contribuyó de una manera importante Eugenio Vegas Latapié, preceptor durante unos años del anterior Jefe de Estado, que en sus memorias lo califica de atentado y atribuye, nada más y nada menos, que al Ministerio de la Guerra. Todo un despropósito. Algunos incluso irán más lejos y añadirán que entre quienes ametrallaron a Gabaldón, a su hija y a su conductor estaba el capitán Gutiérrez Mellado, disfrazado de sargento. Increíble pero cierto. Este militar, Gutiérrez Mellado, que evolucionó desde el falangismo a la defensa de los derechos humanos y de la democracia, siempre ha estado en la diana de la extrema derecha, especialmente por su destacado papel durante la Transición política. Ahí está el tema del golpe de Estado del 23-F y la durísima carta publicada el 28 de agosto de 1981 en la prensa nacional del golpista teniente general Jaime Milans del Bosch contra Gutiérrez Mellado, así como algunos libros y numerosos artículos en Internet, donde sin que los autores aporten ninguna prueba siempre sale muy mal parado.

-¿Qué hay, en realidad, detrás de este asesinato?

-Cuando yo empecé a escribir el libro, partía de la hipótesis de que detrás del asesinato se escondían oscuros intereses. Era lo que me contaron las diferentes personas a las que entrevisté, tanto de izquierdas como de derechas, que vivían en aquellos momentos en Talavera. Pero luego, después de leer detenidamente miles de folios y otra documentación procedente de archivos generales y provinciales, todo esto cambió: fue un crimen realizado por tres jóvenes comunistas bajo su exclusiva responsabilidad, o mejor dicho irresponsabilidad, para conseguir dinero para comprar a varios funcionarios franquistas y liberar a algunos presos comunistas. 

-¿Hay mucho detrás del escenario del asesinato del tablero sociopolítico de  Talavera de la Reina?

-Se acusó a determinadas personalidades talaveranas de estar detrás de estos asesinatos, algunas eran conservadoras y otras tenían un pasado republicano. El motivo era su presunta vinculación con la masonería, cuyas pruebas estarían en poder de Gabaldón, que como ya hemos dicho no era ningún experto en esta materia. Estas acusaciones tuvieron un gran impacto en la ciudad y formaron parte de su memoria colectiva durante mucho tiempo. Todavía en Talavera hay una calle con el nombre de Gabaldón, aunque la mayoría de los vecinos no saben los motivos.  

En el libro hay un apartado dedicado a los intentos de involucrar a estas personas, así como al encarcelamiento de una chica de 16 años de una localidad cercana a Talavera, a la que se mantuvo incomunicada en una celda y sometida a torturas para que dijese lo que las autoridades franquistas querían escuchar. Al final la máscara se convierte en rostro y los mentirosos terminan creyéndose sus propias mentiras. 

Placa_en_memoria_de_Las_Tre.jpg-¿Cómo ha sido Benito el proceso de documentación, investigación, búsqueda de fuentes, lectura, contrastar información y demás?. Un trabajo muy arduo, pero que compensa; ¿qué nos puedes decir o explicar?

-Hace tiempo que leí parte de los sumarios generados por el asesinato de Gabaldón, y también sus famosas libretas. Tenía numerosas anotaciones y esbozadas algunas páginas e ideas, pero el hecho de creer que no iba a poder aportar los nombres verdaderos de los involucrados en el asesinato y descubrir qué fue lo que en realidad ocurrió, me tenía algo inactivo sobre esta investigación. El confinamiento, con todo el tiempo disponible, me permitió releer todos los sumarios y la mucha documentación generada por estos asesinatos. Al ensamblar todas las piezas encajaron perfectamente y me dieron una perspectiva diferente a la que hasta entonces tenía, haciéndome rectificar la hipótesis establecida previamente. En otras palabras, tuve que rectificarme, pero eso es la historia, la continua revisión de los hechos. 

Ha sido una gran satisfacción poder desmontar los bulos y mentiras que perjudicaron a tantas personas, a las que a punto estuvieron de frustrarles su carrera profesional, como ocurrió con Gutiérrez Mellado. Otro de los señalados como inductores del crimen, el capitán de la Guardia Civil Pedro Fernández Amigo, a quien Gabaldón acusaba de ser masón, tuvo que alistarse en la División Azul para tratar de disipar las dudas, algo que no consiguió por completo y se tuvo que retirar de coronel, cuando tenía capacidad y méritos para llegar bastante más lejos en su carrera militar. 

-Luego, amigo, una vez tenías todo el material. ¿Cómo le pusiste orden?, ¿cómo ha sido tu metodología de trabajo?

-Complicado, pues tenía mucho material de diferentes archivos generales y provinciales, así como una decena de entrevistas a personas que vivieron aquellos momentos, y a los que estos asesinatos impactaron de manera profunda y que repetían que a Gabaldón le “habían matado los suyos”, sin abrir la posibilidad de que no fuese así. A esto había que añadir las aportaciones de otros muchos autores, que era preciso contrastar. Luego estaba la consecución de material gráfico, muy escaso sobre este asunto, pero gracias a la ayuda de algunos amigos hemos podido conseguir varias fotografías desconocidas de Gabaldón. 

-Amigo, ¿en qué estás trabajando en la actualidad; nos puedes dar alguna pista?

-Ahora mismo rematando un artículo sobre cartas de despedida de sus familiares, desde la capilla de la cárcel de Carabanchel, de dos guerrilleros antifranquistas de la zona centro. Pura emoción y sensibilidad de dos personas que sabían que dentro de unas horas estarían ante un pelotón de fusilamiento franquista. Luego habrá que hacer un paréntesis, y si la pandemia nos deja, dedicarnos a viajar lo que no hemos podido hacer en estos tiempos tan complicados para todos.

-¿Cómo ha sido trabajar con Almud?

-Siempre es un placer trabajar con su máximo responsable, Alfonso González Calero, un hombre entregado a la cultura y gran impulsor de numerosas investigaciones sobre temas diversos y en especial con todo lo relacionado con el espacio geográfico de Castilla-La Mancha. Nos conocemos desde hace tiempo y hemos colaborado en otros libros de esta editorial, tanto de manera individual como colectiva. Sin la existencia de la editorial Almud y sin el impulso de Alfonso, muchas e interesantes investigaciones no habrían sido editadas.

 

 

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