La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... José Luis Oyón y Juanjo Romero, editores del libro “Clase antes que nación. Trabajadores,
movimiento obrero y cuestión nacional en la Barcelona metropolitana, 1840-2017”
(El Viejo Topo)
Un libro intenso, necesario para la reflexión
y muy de actualidad, bajo la edición de José Luis Oyón
y Juanjo Romero, editado por EL VIEJO TOPO.
El libro indaga sobre los trabajadores, el
movimiento obrero y la cuestión nacional en la Barcelona Metropolitana en la
horquilla temporal que va de 1840 al presente 2017.
Un trabajo inmenso y minucioso. Muy
interesante, teniendo en cuenta la actualidad político y social en la que
andamos sumergidos.
Lo que nos dice El Viejo Topo sobre el libro:
Los diversos capítulos que
integran Clase antes que nación: Trabajadores, movimiento obrero y
cuestión nacional en la Barcelona metropolitana, 1840-2017 destapan la
aparente paradoja de que la asunción por parte de los trabajadores de
perspectivas nacionales fue paralela al declive de la catalanidad en el seno de
la propia clase obrera. A medida que la composición geográfica de la clase
trabaja dora se diversificó, incrementó sus vínculos con el catalanismo,
pasando del desinterés casi atávico de la CNT hasta la Guerra Civil, a la
militancia bañada en claros elementos nacionalizadores del PSUC de mediados de
los sesenta.
En cualquier caso, ese tardío
catalanismo asumido por el movimiento obrero nunca fue más allá de una
propuesta federalista de base plurinacional –alejada ya del modelo federal
libertario– que pudiera satisfacer las demandas de especificidad nacional
catalana dentro de la solidaridad con el resto de pueblos del Estado. Hablar de
independencia –o de separación, como habitualmente la denominaban– es, al menos
hasta 2008, un anacronismo. Y a pesar de esta última afirmación, la zona
de Cataluña obrera por excelencia, el área metropolitana, continúa siendo hoy
el mayor agujero para el independentismo.
Ni a lo largo del siglo XIX ni
durante el XX los trabajadores de esta zona situaron la cuestión nacional o
territorial por delante de los intereses de clase, y todo ello en un contexto
de cambios en la composición del mundo del trabajo, del declive de la figura
del tradicional proletariado de fábrica, de la fragmentación política y del
indiscutible deterioro de la conciencia de clase. Por todo ello, el balance
histórico que aquí se presenta indica que la clase obrera consciente de la
Barcelona metropolitana siempre ha situado la propia clase antes que la nación.
Guardan
cuidado de la edición de este libro José
Luis Oyón y Juanjo Romero. Con textos de Juanjo
Romero | Pere Gabriel | Álvaro Girón Sierra | Eduard Masjuan | José Luis Oyón | Enric Ucely-Da Cal | José Luis
Martín Ramos | Enrique Tudela Vázquez | Martí Marí |
Marina Subirats | Marc Andreu Acebal.
Cazarabet conversa con José Luis Oyón y Juanjo
Romero:
-Amigos, en estos días en que se habla tanto de nación
y de naciones…, está bien hablar o recordar el término “clase” porque ,
aunque el libro reflexiones desde mediados del XIX, todo el XX y hasta
nuestros días…sí que toca o mete el dedo en lo importante—no digo que la
nación no lo sea, lo es—pero la situación “de clase” en la que están o han
estado los trabajadores, el obrerismo es más que fundamental….
-Como diría Seguí, “el único enemigo que hay en Catalunya es el mismo que hay
en Madrid, el capitalismo”, ¿no es así?
Eso diría Seguí, pero parece ser que los que debieran ser sus
"herederos" no piensan lo mismo y "duermen con el enemigo".
Lo cierto es que ya ni siquiera se puede trazar la continuidad entre el Noi del Sucre y los sindicatos actuales, cuya única función
es dar legitimidad a unas relaciones laborales impuestas desde el capital y su
Estado --autonómico o central. La paradoja actual es que los pocos obreros que
aún militan en sindicatos tienen como objetivo vital "dejar de ser
obreros" y alistarse al magma indefinido de la "clase media
funcional".
-Aunque no es, desde nuestro humilde
punto de vista, incompatible hablar por ejemplo de obrerismo, de conseguir
lo máximo en “lo social” y a la vez hacerlo pensando desde el catalanismo,
¿no?, ¿cómo lo veis?
-Si hablamos en términos históricos sí se produce una cierta
incompatibilidad. No hay que olvidar que los orígenes del catalanismo son profundamente
clasistas y no está del todo claro que en la actualidad eso haya cambiado,
especialmente si lo interpretamos como producto de las clase medias. También
conviene considerar que "lo social" puede ser entendido desde el
paternalismo, la condescendencia y la caridad, no desde la solidaridad, y esta
visión sí encaja más con la tradición catalanista.
-Porque, además, el obrerismo se ha
integrado, y de sobras, en el catalanismo y a viceversa… ¿cómo lo veis?
-Tal vez el "obrerismo" se haya integrado, pero no los
obreros, como dejan ver los resultados electorales recientes. Cabe preguntarse
por un fenómeno poco estudiado pero de gran interés reciente: la "memoria
del obrerismo". Cada vez los trabajadores están menos organizados, pocos
se afilian a organizaciones o asociaciones netamente obreras. Los modelos
laborales actuales han triturado cualquier tipo de unidad de clase. Y, sin
embargo, se mantiene el lenguaje y el discurso del obrerismo, aunque encarnado
a veces en grupos ya no específicamente laborales como son los jubilados. En
definitiva, la narración y la memoria obrera van por un lado, la realidad va
por otro y en medio sobreviven unas organizaciones heredadas del viejo
obrerismo, sin discurso o con uno fraguado y anclado en la lucha antifranquista
donde catalanismo y obrerismo leninista vivieron su luna de miel pero que hace
tiempo que acabó.
-Otra cosa es, volviendo con el
“término” nación que se reconozca el derecho a la autodeterminación de los
pueblos, ¿cómo lo reflexionáis vosotros?
-¿Qué es un pueblo? Si ya definir una clase ha llevado doscientos años
de debate, definir un pueblo puede llevarnos trescientos o más. En realidad, la
reclamación de la autodeterminación de los pueblos es en realidad la solicitud
de autodeterminación de los Estados-nación, no de los pueblos y eso no lo eligen los habitantes de ese supuesto pueblo, sino las
condiciones internacionales. Como dijo Artur Mas, son las otras naciones las que crean naciones.
-Además vosotros situáis la reflexión y
el estudio en la Barcelona Metropolitana, diría que epicentro del
obrerismo, ¿no?
-Sí, porque históricamente se trató del núcleo receptor, gestor y
difusor de ideas y fórmulas organizativas. Lo cual es lógico... el mundo se
cambia desde las ciudades.
-Pero la globalización que ha afectado,
también, a la industrialización hace que hasta el obrerismo se mire,
geográficamente, hablando teniendo en cuantos más lugares,
factores humanos…
-Efectivamente, hoy en día gracias al enfoque postcolonial, los
estudios y el conocimiento sobre el movimiento en otros continentes ha puesto
en entredicho la visión clásica sobre centro y periferia, pero incluso en este
caso --con la salvedad de las organizaciones de jornaleros campesinos-- siguen
siendo las ciudades, particularmente las situadas en la costa, las que han
actuado como núcleos de organización y creación de movimientos de resistencia y
protesta. Y en el mundo urbano, como en todo hay jerarquías: hay ciudades que
tienen más peso que otras.
-¿Cómo ha sido, amigos, reunir todas
estas plumas que indagan, investigan y reflexionan sobre todo esto?
-Lo cierto es que fue un placer y un trabajo grato. Previamente a la
edición, propiamente dicha, organizamos un seminario en el que todos los
investigadores expusieron y debatieron lo que posteriormente fueron sus
aportaciones. Ello dio una cierta unidad al conjunto al sentar las bases de los
elementos cruciales de la discusión.
- Este libro es de lo más “oportunista”
[¿"oportuno?"](cosa que es un acierto desde
el punto de vista editorial, estando en la situación político-social en la que
estamos, ¿es así?; y nos preguntamos cuando estaba en marcha con todas las
plumas trabajando y demás: ¿os pilló el toro de
los acontecimientos?...bueno, la “hoja de ruta” estaba escrita desde hace
días, pero es que han ocurrido muchísimas más cosas de las que casi nos
podríamos figurar. ¿Cómo ha afectado esto a la producción del libro?
-Bueno, sí. Está claro que el libro nació de una cierta urgencia, de
tratar de poner en perspectiva lo que estaba sucediendo y, con ello, contribuir
a clarificar el significado de los hechos actuales. No obstante, el ritmo del
trabajo del historiador es siempre más pausado, la presión del momento se ve
atenuada por el propio método de trabajo que precisa de recurrir a lo antiguo
--los clásicos-- a las fuentes y, sobre todo, a ordenar y jerarquizar los
esencial y lo accesorio. En cierto modo, el libro es una antítesis del momento,
un cierto anticlimax al posar sobre un largo proceso
histórico un episodio, casi histérico, de la actualidad.
-Se habla mucho, además estos días, de
la “calidad de los políticos”. Bueno es muy fácil hablar desde la barrera,
no sé como simples lectores o ciudadanos, pero parece que,
en general, es muy baja, ¿no?; pero me da que poco más o menos siempre ha
sido igual, aunque mirando atrás se ven muchas excepciones. ¿Cómo lo veis?
-Ciertamente, la tentación es fuerte. Cuando relees a los publicistas
obreros del siglo XIX y principios del XX sorprende ver su claridad de ideas,
su decidida apuesta organizativa, sus habilidades oratorias y retóricas así
como su incansable activismo, elementos todos ellos muy alejados de los
actuales líderes. Sin embargo, de nuevo el "reposo histórico",
también se observa cómo la naturaleza, función y papel de la política y de las
instituciones ha cambiado. Volviendo al sindicalismo actual; considerando el
rol que hoy en día juegan estas organizaciones es fácilmente comprensible que
el perfil de sus dirigentes y gestores --palabra desconocida entre los
obreristas de hace ochenta años-- no sea el mismo que hace un siglo. No pueden
ser iguales los líderes que construyeron las instituciones que aquellos que
sólo deben dedicarse a mantenerlas.
-La verdad es que el conjunto de la
ciudadanía; de los trabajadores y trabajadoras…les damos mil vueltas en
muchas cosas …quizás porque suframos, directa o indirectamente, la
pobreza energética, los recortes en la sanidad, en la dependencia, en las
inversiones en “lo social”….en “dejarse la alimentación” por pagar el
agua….Esto es lo verdaderamente fuerte y lo verdaderamente importante…otra
cosa es que esto no quite para pensar en que “de perdidos al río” y que la
ciudadanía pueda elegir si en su DNI llevar impresa una nacionalidad u otra…
-Desde ese punto de vista, parece que lo único que el ciudadano podrá
elegir es eso, la nacionalidad del DNI. Ahora, de todos esos desafíos que has
descrito, la elección de DNI es el menos subversivo de todos y el que menos
pone en jaque al modelo actual de sociedad, será por ello que sea un objetivo
de "clases medias", más que de obreros.
-Teniendo en cuenta que hay que respetar
“esa sensibilidad” de sentirse, por ejemplo, “català més que español”….----al fin y al cabo hay mucha gente que
se ha sentido así y lleva años viviendo “como español” cuando preferirían
ser catalanes ---…
-Si de la sensibilidad vamos a hacer política, me temo que acabaremos
en la república de los artistas, pues son ellos los mejor dotados de esa
cualidad. En un tiempo en el que ni el género ni el sexo son estables, lo
podemos cambiar, intercambiar, eliminar, ignorar a nuestro antojo, parece algo
arriesgado estructurar toda una sociedad, acuciada por desafíos materiales
inmensos, sobre la base de la "sensibilidad". En el fondo, el
despertar nacionalista del que hablamos no es más que uno de los fenómenos
propios de la "política de la opulencia". Podemos dedicarnos años a
discutir, definir y realizar nuestras sensibilidades porque vivimos en un
entorno protegido. ¿Cómo, si no, se explica que no se haya gobernado durante
más de seis años y no haya dejado de funcionar el país? ¿Puede permitirse un
Estado del Tercer Mundo esto?
-José Luis, eres “hombre a pie de
Barrio” y que sabes mucho del movimiento vecinal y demás, ¿cómo ves al
barrio con sus ciudadanos y ciudadanas de Barcelona y área metropolitana,
metidos a hablar de “nación versus clase” o viceversa?
-No es que sepa mundo del movimiento vecinal. Pero mi impresión es que
hay dos realidades muy distintas: la de la política y la de la vida cotidiana
en los barrios. Pretender hacer de todo ello una unidad ha sido uno de los
signos de unas políticas de izquierda que han instrumentalizado el mundo
barrial y el movimiento vecinal (cualquier medio "popular" puede
servir para los supuestos fines revolucionarios).
26452
Clase antes que
nación. Trabajadores, movimiento obrero y cuestión nacional en la Barcelona
metropolitana, 1840-2017. José Luis Oyón y Juan Romero (eds.)
464 páginas 15,5 x 23,5 cms.
24.00 euros
El Viejo Topo
Los diversos capítulos que
integran esta obra destapan la aparente paradoja de que la asunción por parte
de los trabajadores de perspectivas nacionales fue paralela al declive de la
catalanidad en el seno de la propia clase obrera. A medida que la composición
geográfica de la clase trabaja dora se diversificó, incrementó sus vínculos con
el catalanismo, pasando del desinterés casi atávico de la CNT hasta la Guerra
Civil, a la militancia bañada en claros elementos nacionalizadores del PSUC de
mediados de los sesenta.
En cualquier caso, ese tardío catalanismo asumido por el movimiento obrero
nunca fue más allá de una propuesta federalista de base plurinacional –alejada
ya del modelo federal libertario– que pudiera satisfacer las demandas de
especificidad nacional catalana dentro de la solidaridad con el resto de
pueblos del Estado. Hablar de independencia –o de separación, como
habitualmente la denominaban– es, al menos hasta 2008, un anacronismo. Y a
pesar de esta última afirmación, la zona de Cataluña obrera por excelencia, el
área metropolitana, continúa siendo hoy el mayor agujero para el
independentismo.
Ni a lo largo del siglo XIX ni durante el XX los trabajadores de esta zona
situaron la cuestión nacional o territorial por delante de los intereses de
clase, y todo ello en un contexto de cambios en la composición del mundo del
trabajo, del declive de la figura del tradicional proletariado de fábrica, de
la fragmentación política y del indiscutible deterioro de la conciencia de
clase. Por todo ello, el balance histórico que aquí se presenta indica que la
clase obrera consciente de la Barcelona metropolitana siempre ha situado la
propia clase antes que la nación.
Editores José Luis Oyón y Juanjo Romero
Textos de: Juanjo Romero | Pere Gabriel | Álvaro Girón Sierra | Eduard Masjuan | José Luis Oyón | Enric Ucely-Da
Cal | José Luis Martín Ramos | Enrique Tudela Vázquez | Martí Marí | Marina Subirats | Marc
Andreu Acebal
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