978-84-16461-19-6.jpgCazarabet conversa con...   Fernando Sanmartín, autor de “Ciudades que se posan como pájaros” (Xordica)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fernando Sanmartín publica en Xordica unas crónicas de exquisita narrativa que dicen mucho, aunque sea brevemente.

Sanmartín “acaricia” con sus palabras historias de lugares, gentes, desde miradas diferentes, pero con su denominador común, el de su presencia en rincones que guardan alguna especie de exquisitez…

Se trata de una narrativa de viajes para nada ni convencional ni que camine por la senda de siempre, vamos que “bebe de lo clásico”. En la narrativa de Sanmartín nada se espera, pero todo se encuentra .

La lectura, además de sumergirte en un universo singular, te asombra, hace que sientas como la curiosidad se adentra en tu torrente sanguíneo….

Lo que nos dice la sinopsis del libro:

Ciudades que se posan como pájaros se inscribe en un género muy querido por su autor, el de la literatura de viajes, género que ya había abordado en Apuntes de París, Viajes y novelerías (Premio Café Bretón) y Notas sobre Zaragoza del capitán Marlow, convirtiendo la escritura en algo valioso para quienes disfrutan de los viajes que se alejan de lo convencional.
En los cuatro textos que componen este volumen, Fernando Sanmartín da testimonio de nuevos trayectos al extranjero. Lisboa, Oporto, Bruselas, Amberes, Gante, Tánger, Tetuán, Dublín y Galway son las ciudades que conforman el paisaje de este libro, que tiene algo de guía turística y mucho de confesión y autorretrato. El tono de la confesión íntima es el que predomina en las páginas dedicadas a Tetuán; mientras que en otras ciudades camina sobre las huellas que dejó en un viaje anterior, en Tetuán es el recuerdo de su padre, un militar que estuvo destinado allí antes de que él naciera, lo que guía sus pasos.
A lo largo de estas páginas, el lector sentirá asombro, aprendizajes, complicidad, conocimiento de lo que somos, y recorrerá muchos lugares en compañía de su autor; pero también, gracias a que Fernando Sanmartín rehúye el turismo de escaparate, conocerá la vida de las ciudades que este visita.

El autor, Fernando Sanmartín:

Es autor de varios libros de narrativa, entre los que cabe destacar Apuntes de París (Xordica, 2000), La infancia y sus cómplices (Xordica, 2002; 2ª edición, 2005), Viajes y novelerías (XI Premio Café Bretón, 2004) y Te veo triste (Xordica, 2012). También ha publicado cinco libros de poesía –el último, El llanto de los boxeadores (2012)–, así como tres dietarios: Los ojos del domador (1997), Hacia la tormenta (Xordica, 2005) y Heridas causadas por tres rinocerontes (Xordica, 2009).
Dirige la colección de poesía La Gruta de las palabras—Colección de Poesía--, de Prensas de la Universidad de Zaragoza. Colabora en el suplemento Artes&Letras de Heraldo de Aragón.

¿Quieres conocer dos libros más de este autor en Xordica?, bien te aproximamos un poco a la sinopsis de…

Hacia la tormenta: Hacer literatura con la vida cotidiana, intentar que nuestras vidas, tan parecidas casi siempre a las vidas de los otros, trasciendan y logren interesar a los lectores. Ése es el reto apasionante de los dietarios. Algunos autores no lo consiguen nunca. Otros intentan atraerse al lector con algunas gotas de rencor y maledicencia, aireando sus vergüenzas, ajustando cuentas y saldando agravios. A unos cuantos sus diarios sólo les sirven como expositor de vanidades y jactancias y tratan de asegurarse de que conozcamos los muchos amigos importantes que tienen y de que han leído los más raros y selectos libros, preferiblemente, eso sí, de autores extranjeros o ya desaparecidos, para no dar aire a sus competidores. Sólo hay unos pocos que logran convertir la vida en literatura y a su ciudad, sus amores, sus viajes, sus libros y sus amigos en protagonistas de una apasionante novela por entregas. Fernando Sanmartín es uno de ellos y en Hacia la tormenta, el segundo tomo de sus diarios, la gran literatura, ésa que es sólo patrimonio de muy pocos escritores, está presente en cada página.

Te veo triste: «Dile a Carmen Cabrera que he muerto.» Es la nota que el escritor Luis Sampiero, antes de morir, le deja a su hija, Marta, que vive en Bruselas y ha regresado a Zaragoza con urgencia, que se hace a sí misma la promesa de encontrar a esa mujer «para compensar viejos errores».
Al tiempo que Marta, gracias a las cartas y a los cuadernos de viaje de su padre, va averiguando quién es y dónde puede encontrar a Carmen Cabrera, una mujer de la que nunca había oído hablar, descubre a un Luis Sampiero desconocido, diferente, del que a veces se distanciaba como una equivocación más.
Te veo triste es la narración de la búsqueda que lleva a cabo su protagonista, búsqueda que la llevará a Varsovia, Dublín y Madrid, pero es también la historia de un amor apasionado y la crónica de la reconciliación entre una hija y el recuerdo de su padre.

Notas sobre Zaragoza del capitán Marlow: Este libro es otra forma de mirar una ciudad. Porque sus capítulos, donde el humor y la ironía están presentes, configuran un conjunto de aventuras dentro de Zaragoza, con escenarios y personajes reales, con anécdotas y confidencias vinculadas en ocasiones a lo emotivo, que sorprenderán al lector. En estas páginas aparecen, como es lógico, episodios en la basílica del Pilar, junto al Ebro o en bares y restaurantes emblemáticos, sin que falten los pequeños detalles que pertenecen a lo cotidiano: el erotismo que desprende la vendedora de una perfumería, el pasquín publicitario de un vidente, la llamada de teléfono que pretende vendernos un seguro de vida porque la vida es lo inseguro o los encuentros casuales en la calle.
Todos hemos sido algo que ya no somos. Y eso mismo le ocurre a una ciudad. También Notas sobre Zaragoza del capitán Marlow es testimonio de esa afirmación.

 

 

Cazarabet conversa con Fernando Sanmartín:

ciudadesqueseposan (1).jpg-Amigo Fernando,¿ qué es lo que te ha llevado a escribir Ciudades que se posan como pájaros?. ¿Por qué esta especie de comparación…todas las ciudades son más bien un estruendo y casi no me las imagino posándose como pájaros….sí, hay pájaros de todas formas y comportamientos…los tímidos y sigilosos que se posan sin hacer ni un solo ruido…y los hay que son un poco más escandalosos…?

-Las ciudades a las que voy, de las que escribo, suelen esconder una obsesión. La tuve con Lisboa, a la que iba siempre en tren, el Expreso Lusitania, que me dejaba allí, en la estación de Santa Apolonia, para desayunar, y en esa ciudad leía a los escritores portugueses, sobre todo a Miguel Torga, el que señaló que “envejecer no es para cobardes”. Y me sucedió con Tánger y Tetuán, a las que me llevaron unas fotografías que he guardado siempre, de los años 50, en las que está mi padre, empujado por el deseo de reconocer los lugares que se veían en aquellas fotos. Y algo parecido me pasó con Dublín y Galway, donde me he sentido como en casa, y en esa última ciudad un tipo bebedor me dijo, de madrugada, algo maravilloso: aquí la noche se acuesta siempre al amanecer.

-¿Qué significa “el inicio de un viaje”?.¿Un nuevo reto?.¿Vuelves de él como renovado y, seguramente, con ganas de más…?

-Javier Reverte, un autor viajero, indicó que viajar es conocer, y conocer es comprender. ¡Qué necesario resulta eso hoy!

-Fernando, amigo, ¿para ti viajar es como reencontrarte con cada paso que ya, de alguna manera, vamos dejando atrás?

-Cuando vuelvo a una ciudad en la que ya estuve y que conozco, lo que me gusta es llevar una vida doméstica, perder el tiempo, comprar en la pescadería, ir a la taberna o charlar con el conductor de un autobús, dejar que me acaricien los atardeceres o pasar alguna mañana en una biblioteca pública. En definitiva, hacer una vida cotidiana como si fuera el lugar donde vivo.

-Eres un cronista de viajes por palabras, diferente, sugerente y diferencial…eres como casi un fotógrafo de instantáneas que, además no se recrea…¿cómo nos lo puedes reflexionar?. ¿Haces tuyo aquello de:”…lo bueno si breve dos veces bueno…”?

-Antes, me interesaban los centros culturales, los nuevos espacios urbanos, el establishment museístico. Hoy me siguen interesando, pero me inclino mucho por visitar su mercado central, una tienda o un bar de barrio, las periferias, esas calles a las que no llega el turismo y otros lugares que también coleccionan afectos en una ciudad.

-¿Por qué has escogido a estas ciudades o casi, casi podríamos decir que te las has encontrado como el viajero que habita sin rumbo solo con la pasión de conocer para reconocerse…---como si esto fuese poco---Y cada una de ellas, me refiero a las ciudades que desfilan como esos pájaros que se posan  tiene algo de especial, ¿no?; qué hace que te acerques a Lisboa, por ejemplo: Tánger, Tetuán, Bruxellas, Galway y no a cualquier otro sitio…

- El viaje te da una información sobre lugares y personas que viven allí. Esa información se convierte en escritura, y más tarde uno publica libros con los que espera no aburrir nunca a las lectoras que me sostienen. Aburrir es uno de los peores fracasos.

ciudadesqueseposan (2).jpg-Esto, enlazando con la pregunta anterior será porque  “ese cualquier otro sitio” siempre está ahí y por llegar….¿no?, siempre puedes ir…

- En mis libros de viajes hay narrativa, mucha, pero también hay poesía, y tengo que evitar que esta última inunde sus páginas porque siempre intenta colarse más de la cuenta. Me gustan los libros que son difíciles de encajar dentro de un género. Y el dietario también entra, en ocasiones, dentro de las páginas viajeras, donde solo excluyo la ficción.

-Vas a los lugares con planes, con la típica lista de lo que ver y lo que no ver….o ¿mejor sin planes a lo que vaya surgiendo, vaya apeteciendo? -Pero la tuya no es para nada la típica literatura de viajes, ¿verdad?.Eres demasiado narrador---para nada desmerezco la literatura de viajes, pero me da que tu concepción es más la de utilizar los viajes para narrar y disfrutar de crear…---Se nota mucho que eres como más poeta, aún cuando narras…que piensas como un poeta en cada una de tus creaciones…

-Sí, es lo que antes comentaba, publico poesía y mis últimos libros de poemas han salido en Sevilla, en la editorial Isla de Siltolá (El llanto de los boxeadores y El peligro de los círculos). Lo llamativo es que el viaje se cuela también dentro del poema y a veces constituye su argumento.

-¿De una urbe, de una ciudad qué te atrae; qué te interesa?, te lo pregunto como humano y ciudadano que va de viajes  y como escritor---aunque creo que, en ti, hay muchísima interacción entre lo uno y lo otro…. ¿Qué tiene para ti de especial el lugar desconocido o el conocido, pero del que quieres volver a pisar sus calles…?

-Hay lugares en los que uno ha buscado la felicidad como el que remueve en un cajón de ropa, lugares que forman parte de nosotros y en los que han existido instantes que nunca pasan al olvido. Y hay ciudades a las que siempre deseamos regresar. También hay sitios, ojo, que son infiernos.

-¿Eres más un viajero que luego escribe o un escritor que viaja o que tiene en el viaje , en el propio viaje, otro instrumento como el block, el boli, el lápiz o el ordenador…?-¿La escritura, no sé cómo decirlo, te da ese abrazo necesario para seguir viajando por la senda de la vida y seguir latiendo? Y supongo que “los viajes “teniendo en cuenta que cada viaje presenta diferentes viajes dentro---como una muñeca rusa---son “el lazo” que hace que ese abrazo no se vaya ni se desvanezca…

-Viajar es una costumbre para mí, siempre. Y mi retrato no se entiende sin el viaje, sea este cercano o lejano. Nunca olvido que Thoreau decía que no es necesario ir a lugares remotos, que lo más próximo puede ser extraordinario. Al hilo, me resultan estomagantes los falsos cosmopolitas, esos que dicen que si no hacemos tres mil kilómetros no vamos a encontrar lo excepcional. La vida nos abolla y nos maltrata, pero nos ofrece sus caricias y la posibilidad de alejarnos de lo cotidiano, dejar la rutina, abrirnos a la sorpresa y al asombro. La escritura usa todo eso para explicar lo que vemos y lo que somos, misiones nada fáciles en tiempos embusteros y de mucho disfraz.

-Amigo Fernando, ¿nos puedes explicar en qué estás trabajando ahora; no sé darnos alguna pista? Y en cómo vas compaginando tu trabajo como gestor cultural y tus “otros trabajos”: el de escritor, el de Director de la Colección de Poesía de Prensas Universitarias, el de colaborar en el suplemento Artes y Letras  del Heraldo de Aragón….

-Estoy en este momento cerrando un libro de poemas. Autores como yo no tenemos remedio: nos damos a la poesía como otros se dan al vodka o a los naipes. En cuanto a lo literario, tiene muchas variantes: dirijo una colección de poesía, colaboro como articulista en Heraldo de Aragón, alguna vez participo o dirijo talleres de escritura y me disperso con bastantes cosas. Me interesa la gestión cultural como algo útil y creo en ello. Los ciudadanos que consumen cultura se alejan de otros consumos en esta época  superficial donde se juega con demasiadas barajas marcadas

Como escritor, pertenezco al grupo de los que no tienen prisa de ningún tipo. Es una ventaja. Y es también un sosiego.  

 

 

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