Cazarabet conversa con... Fernando
Sanmartín, autor de “Ciudades que se posan como pájaros” (Xordica)
Fernando Sanmartín
publica en Xordica unas crónicas de exquisita
narrativa que dicen mucho, aunque sea brevemente.
Sanmartín “acaricia”
con sus palabras historias de lugares, gentes, desde miradas diferentes, pero
con su denominador común, el de su presencia en rincones que guardan alguna
especie de exquisitez…
Se trata de una
narrativa de viajes para nada ni convencional ni que camine por la senda de
siempre, vamos que “bebe de lo clásico”. En la narrativa de Sanmartín nada se
espera, pero todo se encuentra .
La lectura, además
de sumergirte en un universo singular, te asombra, hace que sientas como la
curiosidad se adentra en tu torrente sanguíneo….
Lo que nos dice la
sinopsis del libro:
Ciudades que se
posan como pájaros se inscribe en un género muy querido por su
autor, el de la literatura de viajes, género que ya había abordado en Apuntes
de París, Viajes y novelerías (Premio Café Bretón) y Notas
sobre Zaragoza del capitán Marlow,
convirtiendo la escritura en algo valioso para quienes disfrutan de los viajes
que se alejan de lo convencional.
En los cuatro textos que componen este volumen, Fernando Sanmartín da
testimonio de nuevos trayectos al extranjero. Lisboa, Oporto, Bruselas,
Amberes, Gante, Tánger, Tetuán, Dublín y Galway son las ciudades que conforman
el paisaje de este libro, que tiene algo de guía turística y mucho de confesión
y autorretrato. El tono de la confesión íntima es el que predomina en las
páginas dedicadas a Tetuán; mientras que en otras ciudades camina sobre las
huellas que dejó en un viaje anterior, en Tetuán es el recuerdo de su padre, un
militar que estuvo destinado allí antes de que él naciera, lo que guía sus
pasos.
A lo largo de estas páginas, el lector sentirá asombro, aprendizajes,
complicidad, conocimiento de lo que somos, y recorrerá muchos lugares en
compañía de su autor; pero también, gracias a que Fernando Sanmartín
rehúye el turismo de escaparate, conocerá la vida de las ciudades que este
visita.
El autor, Fernando
Sanmartín:
Es autor de varios
libros de narrativa, entre los que cabe destacar Apuntes de París (Xordica, 2000), La infancia y sus cómplices (Xordica, 2002; 2ª edición, 2005), Viajes y novelerías
(XI Premio Café Bretón, 2004) y Te veo triste (Xordica, 2012). También ha publicado cinco libros de poesía
–el último, El llanto de los boxeadores (2012)–,
así como tres dietarios: Los ojos del domador (1997), Hacia la
tormenta (Xordica, 2005) y Heridas causadas
por tres rinocerontes (Xordica, 2009).
Dirige la colección de poesía La Gruta de las palabras—Colección de Poesía--,
de Prensas de la Universidad de Zaragoza. Colabora en el suplemento Artes&Letras de Heraldo de Aragón.
¿Quieres conocer
dos libros más de este autor en Xordica?, bien te
aproximamos un poco a la sinopsis de…
Hacia
la tormenta: Hacer literatura con la vida cotidiana,
intentar que nuestras vidas, tan parecidas casi siempre a las vidas de los
otros, trasciendan y logren interesar a los lectores. Ése es el reto
apasionante de los dietarios. Algunos autores no lo consiguen nunca. Otros
intentan atraerse al lector con algunas gotas de rencor y maledicencia,
aireando sus vergüenzas, ajustando cuentas y saldando agravios. A unos cuantos
sus diarios sólo les sirven como expositor de vanidades y jactancias y tratan
de asegurarse de que conozcamos los muchos amigos importantes que tienen y de
que han leído los más raros y selectos libros, preferiblemente, eso sí, de
autores extranjeros o ya desaparecidos, para no dar aire a sus competidores.
Sólo hay unos pocos que logran convertir la vida en literatura y a su ciudad,
sus amores, sus viajes, sus libros y sus amigos en protagonistas de una
apasionante novela por entregas. Fernando Sanmartín es uno de ellos y en
Hacia la tormenta, el segundo tomo de sus diarios, la gran literatura,
ésa que es sólo patrimonio de muy pocos escritores, está presente en cada
página.
Te
veo triste: «Dile a Carmen Cabrera que he muerto.» Es la nota
que el escritor Luis Sampiero, antes de morir, le
deja a su hija, Marta, que vive en Bruselas y ha regresado a Zaragoza con
urgencia, que se hace a sí misma la promesa de encontrar a esa mujer «para
compensar viejos errores».
Al tiempo que Marta, gracias a las cartas y a los cuadernos de viaje de su
padre, va averiguando quién es y dónde puede encontrar a Carmen Cabrera, una
mujer de la que nunca había oído hablar, descubre a un Luis Sampiero
desconocido, diferente, del que a veces se distanciaba como una equivocación
más.
Te veo triste es la narración de la búsqueda que lleva a cabo su protagonista,
búsqueda que la llevará a Varsovia, Dublín y Madrid, pero es también la
historia de un amor apasionado y la crónica de la reconciliación entre una hija
y el recuerdo de su padre.
Notas
sobre Zaragoza del capitán Marlow:
Este libro es otra forma de mirar una ciudad. Porque sus capítulos, donde el
humor y la ironía están presentes, configuran un conjunto de aventuras dentro
de Zaragoza, con escenarios y personajes reales, con anécdotas y confidencias
vinculadas en ocasiones a lo emotivo, que sorprenderán al lector. En estas
páginas aparecen, como es lógico, episodios en la basílica del Pilar, junto al
Ebro o en bares y restaurantes emblemáticos, sin que falten los pequeños
detalles que pertenecen a lo cotidiano: el erotismo que desprende la vendedora
de una perfumería, el pasquín publicitario de un vidente, la llamada de
teléfono que pretende vendernos un seguro de vida porque la vida es lo inseguro
o los encuentros casuales en la calle.
Todos hemos sido algo que ya no somos. Y eso mismo le ocurre a una ciudad.
También Notas sobre Zaragoza del capitán Marlow
es testimonio de esa afirmación.
Cazarabet
conversa con Fernando Sanmartín:
-Amigo
Fernando,¿ qué es lo que te ha llevado a escribir Ciudades que se posan como
pájaros?. ¿Por qué esta especie de comparación…todas
las ciudades son más bien un estruendo y casi no me las imagino posándose como
pájaros….sí, hay pájaros de todas formas y comportamientos…los tímidos y
sigilosos que se posan sin hacer ni un solo ruido…y los hay que son un poco más
escandalosos…?
-Las ciudades a las que
voy, de las que escribo, suelen esconder una obsesión. La tuve con Lisboa, a la
que iba siempre en tren, el Expreso Lusitania, que me
dejaba allí, en la estación de Santa Apolonia, para desayunar, y en esa ciudad
leía a los escritores portugueses, sobre todo a Miguel Torga, el que señaló que
“envejecer no es para cobardes”. Y me sucedió con Tánger y Tetuán, a las que me
llevaron unas fotografías que he guardado siempre, de los años 50, en las que
está mi padre, empujado por el deseo de reconocer los lugares que se veían en
aquellas fotos. Y algo parecido me pasó con Dublín y Galway, donde me he
sentido como en casa, y en esa última ciudad un tipo bebedor me dijo, de
madrugada, algo maravilloso: aquí la noche se acuesta siempre al amanecer.
-¿Qué significa “el inicio de un viaje”?.¿Un
nuevo reto?.¿Vuelves de él como renovado y,
seguramente, con ganas de más…?
-Javier Reverte, un autor
viajero, indicó que viajar es conocer, y conocer es comprender. ¡Qué necesario
resulta eso hoy!
-Fernando, amigo, ¿para ti viajar es como
reencontrarte con cada paso que ya, de alguna manera, vamos dejando atrás?
-Cuando vuelvo a una ciudad
en la que ya estuve y que conozco, lo que me gusta es llevar una vida
doméstica, perder el tiempo, comprar en la pescadería, ir a la taberna o
charlar con el conductor de un autobús, dejar que me acaricien los atardeceres
o pasar alguna mañana en una biblioteca pública. En definitiva, hacer una vida
cotidiana como si fuera el lugar donde vivo.
-Eres un cronista de viajes por palabras,
diferente, sugerente y diferencial…eres como casi un fotógrafo de instantáneas
que, además no se recrea…¿cómo nos lo puedes reflexionar?.
¿Haces tuyo aquello de:”…lo bueno si breve dos veces bueno…”?
-Antes, me interesaban los
centros culturales, los nuevos espacios urbanos, el establishment
museístico. Hoy me siguen interesando, pero me inclino mucho por visitar su
mercado central, una tienda o un bar de barrio, las periferias, esas calles a
las que no llega el turismo y otros lugares que también coleccionan afectos en
una ciudad.
-¿Por qué has
escogido a estas ciudades o casi, casi podríamos decir que te las has
encontrado como el viajero que habita sin rumbo solo con la pasión de conocer
para reconocerse…---como si esto fuese poco---Y cada una de ellas, me refiero a
las ciudades que desfilan como esos pájaros que se posan tiene algo de especial, ¿no?; qué hace que te
acerques a Lisboa, por ejemplo: Tánger, Tetuán, Bruxellas,
Galway y no a cualquier otro sitio…
- El viaje te da una
información sobre lugares y personas que viven allí. Esa información se
convierte en escritura, y más tarde uno publica libros con los que espera no
aburrir nunca a las lectoras que me sostienen. Aburrir es uno de los peores
fracasos.
-Esto,
enlazando con la pregunta anterior será porque
“ese cualquier otro sitio” siempre está ahí y por llegar….¿no?, siempre puedes ir…
- En mis libros de viajes
hay narrativa, mucha, pero también hay poesía, y tengo que evitar que esta
última inunde sus páginas porque siempre intenta colarse más de la cuenta. Me
gustan los libros que son difíciles de encajar dentro de un género. Y el
dietario también entra, en ocasiones, dentro de las páginas viajeras, donde
solo excluyo la ficción.
-Vas a los lugares con planes, con la típica
lista de lo que ver y lo que no ver….o ¿mejor sin planes a lo que vaya
surgiendo, vaya apeteciendo? -Pero la tuya no es para nada la típica literatura
de viajes, ¿verdad?.Eres demasiado narrador---para
nada desmerezco la literatura de viajes, pero me da que tu concepción es más la
de utilizar los viajes para narrar y disfrutar de crear…---Se nota mucho que
eres como más poeta, aún cuando narras…que piensas como un poeta en cada una de
tus creaciones…
-Sí, es lo que antes
comentaba, publico poesía y mis últimos libros de poemas han salido en Sevilla,
en la editorial Isla de Siltolá (El llanto de los
boxeadores y El peligro de los círculos). Lo llamativo es que el viaje se cuela
también dentro del poema y a veces constituye su argumento.
-¿De una urbe, de una ciudad qué te atrae;
qué te interesa?, te lo pregunto como humano y ciudadano que va de viajes y como escritor---aunque creo que, en ti, hay
muchísima interacción entre lo uno y lo otro…. ¿Qué tiene para ti de especial
el lugar desconocido o el conocido, pero del que quieres volver a pisar sus
calles…?
-Hay lugares en los que uno
ha buscado la felicidad como el que remueve en un cajón de ropa, lugares que forman
parte de nosotros y en los que han existido instantes que nunca pasan al
olvido. Y hay ciudades a las que siempre deseamos regresar. También hay sitios,
ojo, que son infiernos.
-¿Eres más un viajero que luego escribe o un
escritor que viaja o que tiene en el viaje , en el propio viaje, otro
instrumento como el block, el boli, el lápiz o el
ordenador…?-¿La escritura, no sé cómo decirlo, te da ese abrazo necesario para
seguir viajando por la senda de la vida y seguir latiendo? Y supongo que “los
viajes “teniendo en cuenta que cada viaje presenta diferentes viajes
dentro---como una muñeca rusa---son “el lazo” que hace que ese abrazo no se
vaya ni se desvanezca…
-Viajar es una costumbre
para mí, siempre. Y mi retrato no se entiende sin el viaje, sea este cercano o
lejano. Nunca olvido que Thoreau decía que no es necesario ir a lugares
remotos, que lo más próximo puede ser extraordinario. Al hilo, me resultan
estomagantes los falsos cosmopolitas, esos que dicen que si no hacemos tres mil
kilómetros no vamos a encontrar lo excepcional. La vida nos abolla y nos
maltrata, pero nos ofrece sus caricias y la posibilidad de alejarnos de lo
cotidiano, dejar la rutina, abrirnos a la sorpresa y al asombro. La escritura
usa todo eso para explicar lo que vemos y lo que somos, misiones nada fáciles
en tiempos embusteros y de mucho disfraz.
-Amigo Fernando, ¿nos puedes explicar en qué
estás trabajando ahora; no sé darnos alguna pista? Y en cómo vas compaginando
tu trabajo como gestor cultural y tus “otros trabajos”: el de escritor, el de
Director de la Colección de Poesía de Prensas Universitarias, el de colaborar
en el suplemento Artes y Letras del
Heraldo de Aragón….
-Estoy en este momento
cerrando un libro de poemas. Autores como yo no tenemos remedio: nos damos a la
poesía como otros se dan al vodka o a los naipes. En cuanto a lo literario,
tiene muchas variantes: dirijo una colección de poesía, colaboro como
articulista en Heraldo de Aragón, alguna vez participo o dirijo talleres de
escritura y me disperso con bastantes cosas. Me interesa la gestión cultural
como algo útil y creo en ello. Los ciudadanos que consumen cultura se alejan de
otros consumos en esta época superficial
donde se juega con demasiadas barajas marcadas
Como escritor, pertenezco
al grupo de los que no tienen prisa de ningún tipo. Es una ventaja. Y es
también un sosiego.
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