La Librería de El Sueño Igualitario

10400072_424555004421560_35.jpgCazarabet conversa con...   Xabier Hualde Amunarriz, autor de “El "Cerco" aliado. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia frente a la Dictadura Franquista (1945-1953)” (Universidad del País Vasco)

 

 

 

 

Un libro importantísimo sobre un episodio, durante la posguerra, que marcó a la Dictadura, pero del que se ha “indagado” poco.

Xabier Hualde lo hace con maestría y explicándose muy bien…Un estudio y una investigación necesaria y precisa, hoy y ahora que enriquece la analítica sobre él porqué sobrevivió la Dictadura de Franco a la derrota de “sus aliados” Hitler y Mussolini.

En el libro se encontrarán, seguro, muchas respuestas a cómo se fue aposentando y afianzando para con el exterior  la propia dictadura, pero aquello que también tiene de positivo es que deja no pocos interrogantes sobre el altes y también el después de este período temporal que abarca el estudio del historiador vasco…

Interesantísima aportación del historiador Xabier Hualde Amunarriz.

 Lo que nos explica la entidad editora, Ediciones de la Universidad del País Vasco y el Instituto Valentín de Foronda:

El objetivo de este libro es analizar las causas que permitieron a un régimen como el franquista superar la posguerra de la II Guerra Mundial, a pesar de su indudable nexo con el Eje. Para ello, el enfoque adoptado huye del «hispanocentrismo» que ha caracterizado mayoritariamente a la historiografía (a través de investigaciones sobre el papel de la oposición, o del propio régimen), centrándose en el posicionamiento clave de tres de los países del bando aliado que, protagonizando la victoria durante la guerra, permanecieron unidos tras la misma: los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

El estudio de las fuentes de sus archivos más importantes permite obtener una visión completa de la situación y condiciones -a nivel de política interna y externa, situación económica, o de sus propias dinámicas sociales- desde las que cada uno de estos tres países abordaron tanto sus relaciones bilaterales con España como la cuestión española a nivel global (en los organismos internacionales, entre los tres países, etc.) en un contexto tan complejo como el inmediatamente posterior al cese de las hostilidades. De esta manera, se pretende comprender el conjunto de claves ajenas al propio Franco que posibilitaron su permanencia en el poder tras 1945, un periodo especialmente difícil para la dictadura franquista.

El autor:

Xabier Hualde Amunarriz es Doctor «mención internacional» en Historia Contemporánea con la calificación de Sobresaliente Cum Laude por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Ha sido Investigador visitante “Príncipe de Asturias” en el BMW Center for German and European Studies de la Universidad de Georgetown, e investigador visitante en el Vicente Cañada Blanch Centre for Contemporary Spanish Studies de la London School of Economics. DEA en «Cooperación, Integración y Conflicto en la Sociedad Internacional Contemporánea» por la UPV/EHU, y Master en «Historia de las Relaciones Internacionales y del Mundo Atlántico» por la Universidad de Nantes. Sus campos de investigación son la Historia Contemporánea, la Historia del Presente, la Historia de las Relaciones Internacionales, y la Historia Comparada.

 

 

Cazarabet conversa con Xabier Hualde:

Sin-título-1.jpg-Xabier, ¿por qué te has centrado en este período temporal e histórico del “cerco” da la dictadura por parte de EEUU, Gran Bretaña y Francia… o preguntado de otra manera, por qué  tratas “el cerco” a la dictadura durante este período temporal?

-Siempre me había llamado la atención el hecho de que la dictadura franquista hubiese “sobrevivido” a la II Guerra Mundial, “marcando” así nuestra historia y desarrollo como país durante 30 años más. Cuando comencé la carrera de Historia y pude leer más sobre la II República, la Guerra Civil y su internacionalización, así como sobre las relaciones internacionales en dicho periodo -incluyendo la II Guerra Mundial-, fui viendo que la supervivencia del régimen se debió más a la conjunción de una serie de factores externos al propio régimen en una época absolutamente extraordinaria e irrepetible en la historia mundial, y quise analizar cuáles fueron. Así, ambos horizontes temporales me vinieron claramente marcados por los hechos acaecidos: 1945 por ser el final de la II Guerra Mundial y representar el punto de partida de una “nueva era” alejada del dominio de los totalitarismos de los años treinta, y 1953 por tratarse del año de los pactos entre Franco y los Estados Unidos, y Franco y el Vaticano, que cerraban el ciclo temporal en el que el dictador podía temer por su propia supervivencia en el escenario internacional.

-¿Por qué, qué es aquello que te atrae de la dictadura y de la política exterior para con ella, en el “cerco” a la dictadura por parte de las fuerzas aliadas, las que mayoritariamente colaboraron para derrotar al fascismo de Mussolini y el nazismo de Hitler?

-La injerencia e importancia exterior en el devenir de la Guerra Civil por parte de los que posteriormente serían principales protagonistas de la II Guerra Mundial ha sido sobradamente estudiada y demostrada. Existe una innegable relación de causa efecto en el peso de dichos “agentes externos” –unos activamente a nivel bélico como Alemania o Italia, y otros por actuar de forma “pasivo-activa” conscientemente a otros niveles como Francia o Reino Unido- en la victoria final franquista de 1939. En esa época se tejieron unas relaciones entre Alemania e Italia que prosiguieron intensamente durante el periodo bélico de 1939-1945, que los aliados conocían sobradamente. En una lógica ajena a las excepcionales circunstancias que vivió el mundo a finales de la II Guerra Mundial, la dictadura franquista habría conocido el mismo fin que la Alemania nazi o la Italia de Mussolini y, no obstante, no fue así. Sabemos que la oposición al régimen –tanto interna como externa- se encontraba débil y descoordinada, por lo que la única vía real para la desaparición del régimen residió en las manos de las potencias victoriosas en la contienda mundial. De ahí la importancia de estudiar los procesos internos de cada uno de esos países y su situación posbélica para ver cómo abordaron la cuestión franquista, y sobre todo cuales fueron las discusiones tanto internas como entre ellos sobre dicho asunto, para desentrañar y desmenuzar el largo proceso relativo a la cuestión franquista de posguerra, cuyo “ciclo” acabó en 1953.  

-Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial la dictadura franquista, ¿qué fue para estos países?. (Una amenaza parece que no o hubiesen intervenido a favor de la República y no hubiesen suscrito el pacto de “no intervención” en la Guerra de España…)

-Como muy bien ha analizado Enrique Moradiellos, el Reino Unido “controló” las decisiones adoptadas por el trío aliado -que estudio en el libro- respecto al régimen franquista durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que existieron varios momentos en los que se estuvo realmente cerca de intervenir en la península, Londres y Washington pactaron “controlar” en la medida de lo posible la colaboración de Franco con Hitler y Mussolini (que conocían sobradamente), tratando de mantenerla en unos límites tolerables: hubo momentos de mayor y de menor tensión en este contexto. Hay que tener claro que durante la contienda mundial, demasiados eran ya los escenarios bélicos como para abrir un nuevo frente, especialmente en un lugar tan sensible como España, con un paso tan estratégico para el Imperio Británico como era Gibraltar.

-¿Por qué la Segunda Guerra Mundial fue un período que “marcó inexorablemente la política española de posguerra de los aliados”?

-De cara a estudiar o investigar la “cuestión española” durante el periodo 1945-53 desde una perspectiva exterior, el primer paso a dar es el estudio de la situación de los tres protagonistas aliados del libro –EEUU, Reino Unido y Francia- como consecuencia de la guerra. A menudo olvidamos que lo primero que condiciona la política exterior de un país es su propia situación interna, desde la que evalúa su posicionamiento externo. De ahí que cobre pleno sentido la frase de Konrad Adenauer que recojo en la conclusión “creo que deberíamos comprender que los americanos….seguirán una política americana, no una política francesa o alemana”.

De este modo, los intereses propios de Londres, París y Washington, cada uno en distinta medida y escala, condicionaron el resultado de la Guerra Civil, el destino del régimen durante la II Guerra Mundial y en el periodo de posguerra.

Pero permítanos que podamos ir un poco más atrás:-No olvidemos que la dictadura que impuso Franco, además de autoritaria y represora de todas maneras y en todos los ámbitos ,  era fascista---apoyada en Mussolini y en Hitler--- quedando  cada vez está más claro que la guerra civil fue un “anticipo” de lo que se avecinó, luego, en toda Europa , la II Guerra Mundial con todo lo que esto arrastró…El comportamiento de Gran Bretaña, Francia y de Estados Unidos fue la de “no hacer nada” por la democracia y la libertad en la que se vivía con la II República y con eso se alimentó la victoria de la rebelión militar que terminó con la Dictadura Franquista y que duró ,nada más y nada menos ,que 40 años..¿Qué nos puedes comentar? -¿Asfixiaron estos países a tu parecer a la República?

-Volvemos a la reflexión que planteaba al principio de la entrevista. Tendemos a “españolizar” las decisiones que se tomaron en Londres, París o Washington con respecto a la Guerra Civil. Hay que intentar abordar de manera “desapasionada” la cuestión para comprender sus complicadas claves, si bien resulta complicado al haber marcado la historia de nuestro país desde la década de los años treinta.  Obviamente, las decisiones que tomaron –especialmente en los casos británico y francés- resultaron decisivas ya que provocaron un desequilibrio enorme y decisivo en la ayuda extranjera percibida durante la Guerra Civil por ambos bandos. Como historiador resulta innegable, y las investigaciones al respecto son categóricas. No obstante, si queremos hacer un análisis lo más certero y objetivo posible sobre las motivaciones de dichos países, debemos analizar la cuestión desde sus propias perspectivas e intereses nacionales, que iban mucho más allá de la cuestión española. Debemos pensar en la debilidad política interna francesa de los años treinta, en el proceso de descomposición del Imperio Británico o en el miedo a desencadenar una nueva Guerra Mundial como factores esenciales a la hora de abordar la Guerra Civil por parte de Londres y París. Además, no debemos olvidar un factor esencial que marcó la cuestión española desde el estallido de la Guerra Civil hasta la muerte de Franco: España fue desde 1936 hasta 1953 un mal menor en un tablero de ajedrez mundial con desafíos mucho mayores que el español para dichos países. Eso hizo que “sacrificar” España fuese visto como un mal necesario para preservar los intereses en otros lugares y a otros niveles. España fue víctima del sempiterno juego de las relaciones internacionales, como ocurre hoy en día con multitud de países en los que existe una dictadura o una situación inestable (pienso en el Chad, en Siria, etc.), pero su supervivencia es vista como un mal necesario en función de una serie de intereses puntuales de determinados países, o debido a la coyuntura puntual del momento. Es el cíclico y eterno drama del tablero de las relaciones internacionales.

-En el breve tiempo de entre guerras: me refiero en el breve tiempo que pasó entre el final de la guerra de España y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial ¿qué papel jugaron estas potencias con la dictadura?. Había bloqueo, pero creo que era un bloqueo “en diferido y en actitud de camuflaje”…

-Lo cierto es que entre el final “oficial” de la Guerra Civil y el comienzo “oficial” de la Segunda Guerra Mundial apenas pasaron cuatro meses y los diferentes movimientos ejecutados por parte de la Alemania de Hitler (especialmente la invasión de Checoslovaquia en marzo de 1939) terminaron por quitar la venda de los ojos al primer ministro británico Neville Chamberlain, quien dio órdenes de reactivar la industria armamentística de su país y pactó con Francia la integridad de Polonia en previsión de una más que probable guerra (como así sucedió tras la invasión alemana de Polonia en septiembre). Es decir, el escenario de incertidumbre respecto a Europa acaparaba en ese momento la atención de dichos países. Además, España era un socio comercial importante por lo que Londres debía de ser muy cautelosa en ese marco generalizado de incertidumbre.

-¿Veían unos y otros, y ahí pongo también  el ojo en Alemania, a España como una especie de “portaaviones” en lo militar y más allá de ello…?. Me refiero que tal como iba pasando la II Guerra Mundial los aliados que analizas en el libro veían en Stalin y en la URSS una amenaza y debían querer cerrar líneas y guardarse las espaldas y España es y tiene un buen enclave geográfico…¿qué nos puedes reflexionar?

-España fue durante la Guerra Civil, efectivamente, un “campo de pruebas” militar alemán. Por otro lado, como comentaba anteriormente, para el Imperio Británico -debido a su control de Gibraltar- la península revestía una importancia estratégica vital (lo que motivó en parte la conocida como “política del palo y la zanahoria” británica durante la Segunda Guerra Mundial). Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la paulatina degradación del escenario conocido como Guerra Fría provocó una “revalorización” o emergencia de la importancia de la península ibérica como enclave estratégico. Es de sobra conocido el giro efectuado a partir de octubre de 1947 por la administración Truman bajo el consejo del Policy Planning Staff –dirigido por George Kennan- en su política hacia el régimen franquista, apoyada in crescendo a medida que discurría el tiempo por el estamento militar. Resulta por ello muy interesante el análisis sobre la “pugna” de poder en torno a la capacidad de tomar decisiones entre el Departamento de Estado y el de Defensa, o el alto mando militar encarnado por la Joint Chiefs of Staff. Esa lucha por la preeminencia a la hora de tomar decisiones estratégicas en un contexto excepcional como la Guerra Fría –en el que el estamento militar resulto “victorioso”- fue decisivo para que la importancia estratégica geográfico-militar de España fuese uno de los elementos que ayudasen a Franco a superar esa difícil etapa de posguerra mundial. Un elemento novedoso que intento aportar en el libro es el estudio del mismo proceso en Londres, que sufrió un discurrir más lento, con mayores tiras y aflojas, y que no tuvo una repercusión tan evidente en la política española del gobierno británico, ya que a partir de octubre 1947 la cuestión española pasó a ser preeminencia estadounidense.

-La Guerra a todos les pasó factura hasta a los que salieron menos perdedores, los aliados… ¿cómo afectó a una España que apenas si levantaba un poco la mirada de entre sus propios escombros…?

-España se encontraba tras su propia Guerra Civil en una situación muy delicada. Y así siguió siendo tanto durante la Segunda Guerra Mundial como en los años posteriores. Durante el periodo bélico, la clara actitud pro-Eje del régimen franquista hizo tambalear las relaciones comerciales entre Madrid y Londres especialmente, pero también con Washington. Por ello, la situación era mala en los momentos en los que Madrid parecía distanciarse de Berlín (en los que se aplicaba la política británica de  la “zanahoria”), y crítica cuando se acercaba manifiestamente a Berlín (momento en el que aplicaba la política del “palo”). A modo de ejemplo, en noviembre de 1945 el gobierno británico se decidió finalmente a apoyar la solicitud que el régimen franquista había realizado al Combined Food Board de la UNRRA (United Nations Relief and Rehablititation Administration) para poder obtener 200.000 toneladas suplementarias de trigo (de Canadá y Estados Unidos) sobre las restricciones existentes, ante la terrible coyuntura de escasez que atravesaba España.

-¿Qué significó la llegada al poder, respecto a España de hombres tan diferentes, aunque ganadores todos,  como Truman—demócrata de Estados Unidos--, los laboristas del Foreign Office—que ganaron a un eufórico Churchil—o del general De Gaulle, conservador hasta la médula?  -¿O bastante tenían con sus propias heridas y con intentar “controlar” a la URSS y también a la derrotada Alemania…?

-Lo cierto es que esa “renovación” de hombres políticos al mando de los países aliados durante la guerra no afectó en gran medida –o en la medida que se hubiese podido esperar en el caso de Clement Attlee por ejemplo- a la política de sus respectivos países respecto al régimen franquista. En los casos de Truman y Attlee, sus respectivos secretario de Estado James F. Byrnes y secretario del Foreign Office Ernest Bevin jugaron un papel tanto o más importante que sus presidentes en materia exterior en los compases iniciales de posguerra. De hecho, a modo de ejemplo, durante la conferencia de Potsdam Truman tuvo un papel menor en el tema en comparación con Churchill y Stalin. Por su parte, el general De Gaulle nunca había tenido grandes vínculos ni interés en España y, a pesar de que reconociese la labor del maquis español en la liberación francesa y de que desease la instauración de la democracia en España, abordó siempre las relaciones bilaterales desde una posición muy pragmática, sin tintes ideológicos. Lo que es un hecho innegable es que tras su dimisión en enero de 1946 se produjo la época de mayor “virulencia” política francesa respecto al régimen franquista.

-Dices, afirmas que, aún con las penurias de cualquiera de los países, sobretodo europeos…afirmas y explicas que la política anglo-americana giraba más bien en torno a un dominio inglés:¿por qué…tantos eran los intereses de la Gran Bretaña en aquel momento?

-A nivel comercial, el Reino Unido recibió el 18,4 % de las exportaciones españolas durante el periodo 1941-45, por un 8,2 % Estados Unidos. Además, como bien señala Enrique Moradiellos, las adquisiciones británicas tenían un fuerte impacto o incidencia en la economía del país, más allá de los números, ya que incluían tanto productos de verdadero interés industrial y bélico (como el mineral de hierro y las piritas) como productos alimenticios bien asentados en el mercado de consumo popular británico (como las naranjas, plátanos y tomates). Por otro lado, desde el punto de vista geoestratégico, el Peñón de Gibraltar resultaba vital para el funcionamiento del Imperio británico ya que se trataba del corredor que comunicaba el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, que unía a la metrópoli con el grueso de sus colonias, incluyendo la más valiosa: la India. Por todo ello (además de por la tardía entrada norteamericana en guerra, el 8 de diciembre de 1941) fue Londres la que llevó el peso de las decisiones en materia española durante la guerra, aceptando Washington un papel generalmente secundario. Al finalizar la guerra, los departamentos económicos fueron un elemento de presión constante a los departamentos ejecutivos en materia política, para mejorar las relaciones económico-financieras con el régimen franquista, sin importar la coyuntura política bilateral, ni el estado de la cuestión española a nivel internacional. A modo de ejemplo, en julio de 1946 Hugh Ellis-Rees (que había sido encargado comercial en la Embajada en Madrid, y posteriormente trabajó como secretario del Tesoro) destacaba la importancia de los productos españoles, multiplicada por ser un mercado en el que no debían emplear dólares.

-Franco, en realidad se ha dicho y yo lo he leído en alguna ocasión empezó a hablar con los aliados en plena contienda con EEUU, Gran Bretaña…mientras enviaba o tenía  a hombres friéndose de frío , los de la División Azul, en el Este contra los rusos?

-En realidad los contactos con las delegaciones estadounidense y británica en Madrid fueron regulares. No tanto con el propio Franco –con quien se produjeron entrevistas puntuales, cuando más interesaba al dictador-, pero sí especialmente entre los embajadores respectivos y el ministro de Asuntos Exteriores Gómez-Jordana (cuyo talante distaba mucho del de su predecesor Serrano-Súñer, defensor a ultranza de la alianza con el Eje). Franco siempre jugó a dos bandas, haciendo movimientos pendulares entre el bando aliado y el Eje. Tuvo la mezcla de habilidad, y especialmente de suerte por el papel que España desempeñaba en los intereses aliados y de suerte en el término literal de la palabra necesarias para aun comprometiéndose con la causa del Eje, contemporizar con los aliados (aunque en más de una ocasión sobrepasase los límites, lo que le hizo estar al borde del abismo sin saberlo) de tal manera que pudiese virar el rumbo que tomó durante buena parte de la guerra.

-De Gaulle era un anticomunista, aunque le debía la victoria no solo a los aliados, también a muchos resistentes  que, siendo franceses, pero también muchos españoles republicanos lucharon por liberar Francia…De Gaulle nunca lo reconoció en público ni a los Maquis Españoles ni a los de La Nueve, pero ¿qué política pequeña, la de la letra, pequeña, llevó a cabo para con los españoles que quedaron en suelo francés o que volvieron a él desde los campos de concentración alemanes cuando Franco les negó volver a su país…?

-A comienzos de octubre de 1944, Charles De Gaulle fue muy claro en su posición en relación al Estado franquista: mostró su determinación en el restablecimiento de unas relaciones normales con España, en pacificar el sur de Francia y en facilitar la reapertura de los consulados españoles, aunque preferiblemente con un nuevo personal.

Pero la relación entre la causa antifranquista y Francia iba más allá de la visión del general francés. Si hubo algo que el pueblo francés no olvidó fue la colaboración española en el maquis francés en la lucha contra el invasor nazi, especialmente durante el verano de 1944 (las estimaciones sobre su presencia efectiva varían desde unos razonables 15-20.000, a los claramente exagerados 60.000 guerrilleros). Lo que quedó fuera de toda duda fue su importante papel, especialmente en la liberación del Macizo Central, los Alpes, y el Sur-Oeste del país.

Tanto es así, que el mismísimo De Gaulle condecoró al maquis republicano Pablo García Calero en Toulouse el 17 de septiembre de 1944. De hecho, en sus Memorias de Guerra afirma que, al abandonar la ciudad, trasladó a los combatientes españoles que el Gobierno francés no olvidaría su colaboración, aunque el acceso de la frontera pirenaica les estaba vetado. La verdad es que este episodio resulta significativo sobre la muy “pragmática” actitud –como demostraría a lo largo de su carrera política– de De Gaulle en el problema español. Se trató de un tema muy alejado del epicentro de sus intereses.

-Franco sabía que, de alguna manera. Se le miraba de cerca, muy de cerca…y ¿qué empezó a hacer a partir del 45?, recordemos que tenía que hacer frente a la recién invasión de la Valle d´ Arán”, sabía que tenía que operar con dureza ante el maquis, pero también sabía que “con cierto maquillaje”:¿cómo lo hizo?

Sin duda era necesaria una “adecuación” del régimen a los nuevos tiempos de paz y, para ello, no podía seguir mostrando la misma cara, que recordaba al Eje. Gabriel Cardona afirma que, con el desenlace final de la Segunda Guerra Mundial, la única oportunidad del régimen de subsistir, el único relevo para Franco, era Franco mismo. Esa mezcla de respeto y temor que había sabido infundir a todos los niveles, anulaba la posibilidad de una alternativa dentro del propio régimen (y las exteriores, carecían de viabilidad y fuerza por el momento). Para ello, Franco llevó a cabo en el mes de julio de 1945 esa “homologación” del régimen de la que habla Ángel Viñas. El dictador (con Carrero siempre en la sombra), llevó a cabo una tarea de chapa y pintura importante, con la aprobación por parte de las Cortes del “Fuero de los Españoles” el día 13, y al día siguiente de la “Ley de Bases para el Régimen Local” (que regulaba las elecciones municipales mediante sufragio corporativo). Asimismo, anunciaba el 17 de julio ante el Consejo Nacional, que España volvería a ser una monarquía y, finalmente, el 21 formaba un nuevo gobierno en el que Falange pasaba de tener siete a cinco ministros, la Secretaría General del Movimiento dejaba de ser un ministerio, y Alberto Martín Artajo –destacado católico– ocupaba el puesto de José Félix de Lequerica en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Artajo ofrecía una imagen mucho más amable que su antecesor, sin ese background filonazi tan poco edificante en el nuevo mundo de posguerra, y con un talante mucho más moderado. Ahora bien, ninguno de los aliados lo consideró suficiente, ni siquiera cercano a la transformación que debía llevarse a cabo en España para que fuese aceptada en el nuevo sistema de Naciones Unidas. De hecho, las condenas en la conferencia fundacional de la ONU, celebrada en San Francisco, y en la conferencia interaliada de Potsdam fueron pruebas fehacientes de que se anunciaban tiempos duros para la dictadura franquista. No obstante, la ambigüedad de ambas condenas, ese “amago pero no golpeo”, seguía dando la razón a Carrero y su fórmula de “orden, unidad y aguantar”, permitiendo a Franco mantenerse en el alambre, ante la gran incertidumbre y falta de respuestas que ofrecían el resto de hipotéticos escenarios en la España de la posguerra mundial.

-Llega la resolución de la ONU, ¿qué significó esto para España?

-La “Conferencia de las Naciones Unidas para la Organización Internacional”, celebrada en San Francisco entre marzo y junio de 1945, supuso la primera piedra del aislamiento del régimen franquista de las organizaciones internacionales de posguerra. Era la primera toma de contacto de la “cuestión española” a nivel internacional, ya que se produjo dentro de un marco mucho más amplio y trascendente en el que se establecieron las bases del sistema político internacional. Ahora bien, cabía esperar que el resultado de la conferencia no marcase ni mucho menos el epílogo de la cuestión.

Casi paralelamente, la conferencia de Potsdam –celebrada entre el 17 de julio y el 2 de agosto del mismo año– marcó el límite retórico máximo de condena que las potencias aliadas alcanzarían. Además, como afirma Enrique Moradiellos, “no constituía el principio o punto de partida de ninguna campaña efectiva sobre el régimen español”.

La resolución de la ONU supuso por lo tanto la definición de la posición de la España Franquista en el nuevo escenario institucional internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Quedaba excluida, pero la clave iba a radicar en las relaciones bilaterales que cada país mantuviese con el régimen. Sin sanciones ni acciones efectivas, esa manifestación internacional de repulsa hacia el régimen franquista no dejaba presagiar nada bueno para el futuro del mismo, pero tampoco resultaba decisivo al no acarrear consecuencias negativas decisivas en ningún ámbito específico.

-Llega también algunas manos tendidas, poco a poco….pero van llegando. Seguramente que veían en las políticas de Franco una manera de que el comunismo o una nueva contienda no cobrase más forma dentro de la península ibérica. -Enlazando con la pregunta anterior ¿cómo fueron esos días de aproximación por cada uno de esos países quien hizo más por aproximarse a la dictadura franquista y fascista?

-Tanto Francia como Reino Unido acabaron la guerra fundidos, exhaustos a todos los niveles, entre ellos el económico. Incluso en el caso francés, hubo que reconstruir gran parte del país, infraestructuras, etc. El esfuerzo de guerra fue por lo tanto, demoledor. Por ello, los dos países trataron de mejorar unas relaciones comerciales bilaterales necesarias para ambos, incluso entrando en competencia entre ellos en el mercado español. En ambos países asistimos a una “guerra” interna en sus respectivos ejecutivos entre los departamentos económicos y políticos, al preconizar los primeros la necesidad de olvidar cualquier tipo de prejuicio moral en pos de las necesidades nacionales. Por ejemplo, en marzo 1945, Hugh Ellis-Rees (que había sido encargado comercial en la Embajada en Madrid, y posteriormente trabajó como secretario del Tesoro) insistía –al igual que J.E. Coulson, Director del Departamento de Relaciones Económicas– en la conveniencia de explotar el potencial del mercado español, muy adecuado visto el estado de las finanzas británicas. De hecho, recomendaba realizar los primeros acercamientos sobre la disponibilidad o no de los productos alimenticios y materias primas españolas antes de que otros competidores europeos se interesasen por ellos.

Dicho enfoque chocaba con las declaraciones públicas de repulsa frente al régimen franquista. En el caso francés se producía la misma situación, solo que el debate público-político sobre la cuestión española fue mucho más intenso y encarnizado, lo que llevo a una radicalización “obligada” del inestable ejecutivo respecto a Madrid y a un deterioro notable de las relaciones hispano-francesas a comienzos de 1946. Unas relaciones muy diferentes respecto a las mantenidas entre Londres y Madrid, de carácter mucho más lineal durante el periodo inmediato de posguerra.

-De esta manera, si en un principio, era la Gran Bretaña la que llevaba más el timón de la diplomacia y de las políticas exteriores con respecto a España…paulatinamente es EEUU, fruto seguramente de su maquinaria económica, la que empieza a tomar el mando… -Y a ver en España un gran portaviones y para eso se tienden manos y se desbloquean cuestiones que quizás tampoco habían estado tan inflamadas….

-En realidad, el interés norteamericano de posguerra por la península se debió esencialmente a consideraciones estratégicas ligadas al deterioro del escenario de Guerra Fría. España nunca representó un centro de intereses económicos determinante para Washington, al contrario que para las maltrechas economías británica y francesa.

Por ello, hasta octubre de 1947, la preeminencia en la cuestión española dentro del binomio anglo-norteamericano se mantuvo en Londres, mientras Washington no tuvo intereses especiales en la península que requiriesen que impusiese su voluntad, como miembro fuerte de dicha alianza. Sin embargo, los cambios acaecidos en el organigrama decisorio del Gobierno estadounidense (a todos los niveles, militar y civil) entre enero y julio de 1947 -culminados por la creación del Policy Planning Staff (PPS)- fueron decisivos en el cambio de estrategia norteamericano respecto a la España franquista.

La misión del PPS era proceder a una reevaluación de los preceptos del gobierno en materia exterior, acorde con las nuevas variables de la realidad internacional. Así, elaboró una estrategia radicalmente opuesta a la mantenida hasta entonces en una serie de puntos importantes, en consonancia con la visión que de la Guerra Fría tenía su jefe: George F. Kennan, contratado directamente por el Secretario de Estado George Marshall. Estas novedades afectaron completa y definitivamente al devenir de España.

-Xabier, me da que el trabajo de investigación y de documentación fue para lograr este gran libro fue apasionante…¿cómo fue, cómo te lo hiciste?, además es un tema que se ha trabajado, pero no tanto y sobre el que todavía deben de haber muchos “sobres sellados” ; ¿y la metodología de trabajo, cómo fue trabajar, poner orden, redactar esta cantidad ingente de información y de trabajo?

-Al acabar la redacción del libro, miré por curiosidad los dossiers de fotos que fui tomando en los archivos de Madrid, París, Londres y Washington, y fueron 38.000 fotos de documentos. Al margen quedan las lecturas bibliográficas y fotocopias de documentos inéditos. El mayor reto fue leerlas todas y clasificarlas, de tal manera que todo fuese cobrando sentido en mi cabeza, como un puzzle, y poder ir “construyendo” un hilo argumental coherente. Sin embargo, fue el paso esencial –lo hacía nada más acabar mis estancias en cada uno de los archivos, porque siempre tenía la información más fresca en la cabeza- de cara a tratar el tema tal y quería: La “cuestión española” tratada de manera diferente por cada uno de los países analizados debido a que cada uno contaba con su propia inercia interior en la posguerra mundial, unos intereses propios y una situación en el mundo –en una de las coyunturas más excepcionales de la historia, la posguerra mundial y la Guerra Fría- diferente, que les situaba en posiciones distintas de cara también a abordar la cuestión entre ellos.

Fue un reto de organización personal, porque era nada difícil ahogarse entre tanta información. A la vez, el ir descubriendo líneas de investigación que jamás habían sido abordadas respecto a esta cuestión fue un estímulo decisivo para acabar el trabajo.

-Ya la última Xabier, seguramente que ya tienes ideas que te van mareando por la cabeza para sacar artículos, estudios, investigación o algún libro ¿en qué estás ahora, nos puedes dar alguna pista?

-Al no seguir ligado directamente con el mundo universitario y de investigación, me resulta difícil sacar tiempo para poder profundizar en diversos temas que tengo pendientes de acabar, ya que dispongo de documentación de archivos que no desarrollé en su totalidad. Pero temas como la venta de armas obsoletas -utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial y que ya no servían a los aliados- al régimen franquista, o desentrañar concretamente todas las conversaciones que se mantuvieron entre los diferentes departamentos del gobierno laborista británico de Clement Attlee en relación a qué política aplicar respecto al régimen franquista entre 1945 y 1947 merecen el esfuerzo. Este último tema concretamente es importante, ya que aunque me sumerjo muy mucho en dichas conversaciones durante todo el libro, el seguimiento al detalle de todas ellas resulta revelador de cara a comprender mejor la lógica de la época, los juegos de poder entre diferentes departamentos, la excepcionalidad de la coyuntura histórica, etc.

 

 

 

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El "Cerco" aliado. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia frente a la Dictadura Franquista (1945-1953). Xabier Hualde Amunarriz
420 páginas
21,00 euros
Universidad del País Vasco



El objetivo de este libro es analizar las causas que permitieron a un régimen como el franquista superar la posguerra de la II Guerra Mundial, a pesar de su indudable nexo con el Eje. Para ello, el enfoque adoptado huye del «hispanocentrismo» que ha caracterizado mayoritariamente a la historiografía (a través de investigaciones sobre el papel de la oposición, o del propio régimen), centrándose en el posicionamiento clave de tres de los países del bando aliado que, protagonizando la victoria durante la guerra, permanecieron unidos tras la misma: los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

El estudio de las fuentes de sus archivos más importantes permite obtener una visión completa de la situación y condiciones -a nivel de política interna y externa, situación económica, o de sus propias dinámicas sociales- desde las que cada uno de estos tres países abordaron tanto sus relaciones bilaterales con España como la cuestión española a nivel global (en los organismos internacionales, entre los tres países, etc.) en un contexto tan complejo como el inmediatamente posterior al cese de las hostilidades. De esta manera, se pretende comprender el conjunto de claves ajenas al propio Franco que posibilitaron su permanencia en el poder tras 1945, un periodo especialmente difícil para la dictadura franquista.

Xabier Hualde Amunarriz es Doctor «mención internacional» en Historia Contemporánea con la calificación de Sobresaliente Cum Laude por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Ha sido Investigador visitante “Príncipe de Asturias” en el BMW Center for German and European Studies de la Universidad de Georgetown, e investigador visitante en el Vicente Cañada Blanch Centre for Contemporary Spanish Studies de la London School of Economics. DEA en «Cooperación, Integración y Conflicto en la Sociedad Internacional Contemporánea» por la UPV/EHU, y Master en «Historia de las Relaciones Internacionales y del Mundo Atlántico» por la Universidad de Nantes. Sus campos de investigación son la Historia Contemporánea, la Historia del Presente, la Historia de las Relaciones Internacionales, y la Historia Comparada.

 

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