La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Diego Gaspar
Celaya, autor de “Republicanos
aragoneses en la Segunda Guerra Mundial. Una historia de exilio, trabajo y
lucha (1939-1945)” (Rolde de Estudios Aragoneses, Prensas Universitarias
de Zaragoza)
Un libro
imprescindible para entender la historia del exilio de los republicanos
aragoneses, pero también del trabajo y de la lucha de los vencidos en tiempo de
la II Guerra Mundial.
Lo que
nos dicen Rolde de Estudios Aragoneses y Prensas de la Universidad de Universitarias:
Esta publicación recupera la memoria de los aragoneses que,
abocados al exilio tras la derrota republicana de 1939, se vieron envueltos en
la dinámica bélica de la Segunda Guerra Mundial. La investigación pone de
relieve las acciones que los aragoneses exiliados en Francia llevaron a cabo
durante el periodo 1939-1945. El estudio del componente específico aragonés ha
contribuido al análisis y comprensión de la globalidad española exiliada. No en
vano para llevarla a cabo ha sido necesaria una constante puesta en relación de
las acciones del colectivo español con los itinerarios, testimonios y acciones
llevadas a cabo por los aragoneses en este periodo que han aportado nuevas
percepciones y matices a la investigación. Un riguroso trabajo sobre archivos
españoles y franceses, con importantes aportaciones de la historia oral, y un
metódico tratamiento de fuentes secundarias, han dado como resultado una
publicación de referencia en el ámbito de la historia aragonesa del siglo XX.
El autor:
Diego
Gaspar Celaya (Zaragoza, 1982). Licenciado en Historia por la Universidad de
Zaragoza, dedica sus esfuerzos a estudiar el exilio de los republicanos
españoles en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. En constante relación
con la documentación francesa, ha trabajado intensamente en París en
colaboración con la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), con
el Colegio de España (CiUP) y con el Instituto Cervantes de la capital
francesa. En esta obra, Diego Gaspar presenta el resultado de una investigación
centrada en la participación aragonesa en el mayor conflicto armado mundial
contemporáneo.
El libro
se encuentra en la colección “Aragón Contemporáneo”:
La
colección “Aragón contemporáneo” es una nueva colección dirigida por el
catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza Julián
Casanova, con la que REA pone al alcance de los lectores elementos de análisis
y debate sobre los acontecimientos que han marcado nuestra historia en los dos
últimos siglos. Investigaciones novedosas que aúnan rigor científico y voluntad
divulgativa… textos, en suma, que hacen valer la idea de que la Historia, más
allá de su consideración de estudio del pasado para la comprensión del
presente, es también un arma cargada de futuro.
Este es
el índice del libro:
http://www.roldedeestudiosaragoneses.org/files/noticia/140/indicerepublicanos.pdf
Y esta la
introducción:
http://www.roldedeestudiosaragoneses.org/files/noticia/140/introrepublicanos.pdf
Cazarabet conversa con Diego Gaspar Celaya:
-Diego, ¿por qué te fijas en la
historia de los republicanos aragoneses (que constituye, con sus 90.000
exiliados, el segundo colectivo, tras los catalanes, más numeroso a la hora de
exiliarse) y que luego se vieron inmersos en la Segunda Guerra Mundial?
-Me fijé
en la historia de los aragoneses porque, pese a ser parte inseparable del
colectivo español exiliado, mi propósito fue el de llevar a cabo una
investigación global de la participación española en la Resistencia, y dado que
no iba a poder estudiar en profundidad al colectivo español al completo, que
mejor forma de hacerlo a través del caso aragonés, cuantitativa y
cualitativamente representativo del global español.
-Todo empieza en la decisión de marchar por miedo a
la represalia, en busca de un país donde imperen tus valores y te encuentras,
de repente, entre alambradas y en poco envuelto en otro conflicto. Cuando miras
atrás casi me parece inasumible para toda aquella gente vivir bajo aquellas circunstancias
(aunque si estás al día de la actualidad, enseguida entiendes…)
-Sí, lo
cierto es que tristemente las imágenes de refugiados en Siria, Jordania o
Turquía traen a la mente de muchos de nosotros lo sucedido en Francia o Argelia
en 1939. Vidas errantes marcadas por la huida de conflictos y dependientes de
la solidaridad, esa es tan solo una de las realidades compartidas por los
refugiados. Aunque bien es cierto que los contextos históricos son
completamente diferentes.
-Bueno, en Aragón, Bielsa merece un punto y aparte…
-Mejor un
punto y seguido por varios motivos. En primer lugar porque Bielsa será la
tercera de las salidas masivas de refugiados que provocó la caída de diferentes
frentes de batalla durante la Guerra Civil española. En segundo lugar porque,
si bien la Bolsa de Bielsa encarna el final de la resistencia republicana en el
Alto Aragón, la salida de población civil y militar que alcanzó Francia por el
Puerto Viejo, había estado precedida de la que lo hico semanas antes por otros
pasos pirenaicos como por ejemplo Benasque. Y en tercer y último lugar porque,
Bielsa, supuso, para muchos de los huidos que utilizaron el Puerto Viejo para
huir a Francia y posteriormente alcanzar Cataluña, un punto y aparte en tanto
en cuanto, ésta fue una vía alternativa para huir de un territorio que sería
conquistado de forma inminente por las tropas sublevadas, ponerse a salvo y
reincorporarse a la lucha a través de Cataluña.
-La mayoría de los aragoneses, ¿por donde fueron
cruzando?
-Resulta
complejo establecer una geografía del exilio aragonés. Lo cierto es que, miles
de ellos cruzaron por Benasque o el Puerto Viejo en la primavera de 1938. Pero
merced a toda una serie de movimientos migratorios interiores generados por el
conflicto desde que este comenzase en 1936, diferentes flujos de población
procedentes de todos los puntos de España se fueron desplazando en dirección
Oeste-Este con el objetivo de alcanzar territorio gubernamental al tiempo que
huían del avance sublevado. Ello hizo que, en todos los flujos migratorios
exteriores producidos por la contienda española hubiese presencia aragonesa,
aunque esta fuese residual en los salidos desde Guipúzcoa o el Frente Norte,
mucho más abundante en el Alto Aragón y Cataluña, y de nuevo menor en el
llegado a los territorios que Francia controlaba en el norte de África.
-Huían porque muchos tenían en cuenta que de no hacerlo les esperaba
lo peor a ellos y a sus familias. ¿Qué nos puedes comentar?
-Casi
tres años de guerra en España todo lo cambiaron. Desde 1936 junto a los
soldados y milicianos que cruzaban la frontera para reincorporarse a la lucha
por Cataluña, heridos, mujeres, niños y ancianos llegaron a Francia tratando de
huir de una violencia indiscriminada que se manifestaba dentro y fuera de los
diferentes teatros de operaciones. La caída de los diferentes frentes de
batalla en España dio como resultado cinco movimientos migratorios. Los cuatro
primeros tuvieron como destino la Francia metropolitana, mientras que el último
de ellos llegó en marzo de 1939 a los territorios que París controlaba en el
Norte de África. Muchas de ellas eran “desplazados geográficos”, es decir,
civiles que huyendo de los combates pusieron rumbo a la frontera para más tarde
regresar a sus casas. Sin embargo, en este proceso la ley de “responsabilidades
políticas” supuso un punto de inflexión, ya si bien los “desplazados
geográficos” regresaban a España sin temor a represalias, la ley promulgada por
Franco el 9 de febrero de 1939 lleno de
incertidumbre y miedos la mente de miles de refugiados colocando las bases
para, con carácter retroactivo, acusar a todas las personas, “tanto jurídicas
como físicas, que, desde el 1 de octubre de 1934 y antes del 18 de julio de
1936”, contribuyeron a crear, mantener o participaron del legítimo orden
republicano; y de aquellas otras que, a partir de la segunda fecha, “se hayan
opuesto o se opongan al Movimiento con actos concretos o pasividad grave”.
Así las cosas, al grito de ¡allez, allez! fueron recibidos en la frontera los refugiados
españoles. Frente a ellos seguridad y vigilancia: Guardias Móviles Republicanos
(GMR), Gendarmes, spahis marroquíes y
tiradores senegaleses, se encargaron de desarmar, custodiar y conducir a los
campos de selección y clasificación a los vencidos. Le Boulou, Bourg-Madame, La
Tour de Carol, Prats-de-Mollo o Arlès-sur-Tech fueron algunos de los más
célebres; instalaciones provisionales rodeadas de alambradas y soldados que
aseguraban una “vida a la intemperie” donde quedaron internados en un primer momento
los huidos.
-Los campos de concentración en la Francia de los
valores de la República (que, por cierto, poco tenían a ver con los verdaderos
valores de la República) constituían verdaderos campos de la vergüenza
con condiciones infrahumanas.
-Tras pasar por los campos de selección y clasificación, la segunda de las
fases que jalonan la entrada de los refugiados españoles en territorio francés,
describe su encierro en campos de concentración, internamiento o hebergement. Recintos, por lo general,
carentes de instalaciones, fuertemente vigilados por militares franceses y
tropas coloniales. Fue el campo de Rieucros (Lozère), el que puso nombre al
primero de ellos al ser inaugurado a finales de enero de 1939. Aunque tras él
llegó la apertura de dos recintos encargados de albergar a casi dos tercios de
los refugiados españoles llegados en la Retirada: Argelès-sur-Mer, inaugurado
el 1 de febrero de 1939, y Saint Cyprien, abierto una semana más tarde.
La realidad que subyacía tras las alambradas de Argelès era
la de una enorme playa desnuda segmentada en hectáreas, azotada por el viento y
guardada por tropas coloniales francesas, la cual no distaba mucho de la imagen
que siete días más tarde ofrecía el nuevo campo de Saint Cyprien. En ambos
recintos, carentes de instalaciones y medios con los que atender de forma
efectiva a los internos, quienes fueron alojados en su interior quedaron a
merced de los elementos. Esta falta de instalaciones redujo también a mínimos
insalubres las condiciones de higiene dentro de los campos, despojando a
hombres y mujeres de toda intimidad y obligándolos incluso a realizar sus
necesidades sobre la arena de manera que, las deposiciones que quedaban en
superficie se filtraban a las capas freáticas contaminando el agua que de ellas
se extraía para el consumo humano convirtiéndose así en foco de enfermedades
como diarreas, colitis o disentería. Afecciones que se extendieron rápidamente
entre una población interna muy debilitada a consecuencia de las extremas
condiciones soportadas en su largo trayecto hasta la frontera, los pocos
nutrientes que proporcionaba la escasa alimentación que recibía, y de los
escasos medios sanitarios que en el interior de los campos podían combatirlas.
-Aunque han pasado los años y
vemos, pudiendo observar que estos valores siguen estando en un estado
permanente de hipocresía, porque la actual actitud de Europa frente a la
llamada “crisis de los refugiados” es vergonzosa. ¿Qué te parece?
-Pese a
todas las precauciones que merece esta comparación, en tanto en cuanto el
contexto histórico de la Europa de entreguerras poco tiene que ver con el
actual, lo cierto es que son muchas las imágenes que hoy en día recuerdan no
solo el exilio de los refugiados españoles huidos a consecuencia de la guerra
civil, sino también las medidas de control y vigilancia puestas en práctica por
la Administración francesa de la época que hoy reproducen diferentes países europeos agravadas por una
política oficial europea basada en cuotas de aceptación que entiendo
completamente inhumanas e inoperativas. Pero que además me generan no pocas
dudas, un de ellas basada en la siguiente reflexión: Si bien los exiliados
españoles llegados a Francia entre 1936 y 1939 no pudieron acogerse a la
condición de refugiados hasta 1945, pero si que disfrutaron del asilo político
francés que, no sin problemas, los acogió en su territorio. ¿De que les sirve a
los refugiados que hoy en día huyen de los conflictos sirio o iraquí, gozar de
dicha condición reconocida por la ONU; si buena parte de los países en los que
solicitan asilo se refugian tras vagas declaraciones basadas en la
indeterminación de una política europea de cuotas que evita que estos tomen una
decisión mientras continúan blindando sus fronteras, recortando libertades a su
propia población y alargando la agonía de una población refugiada que
finalmente pasa a un segundo plano mientras el tiempo pasa inexorablemente y
esta sigue sin poder volver a sus hogares errando por campos de acogida
instalados a las puertas de una Europa que se cierra ante la “oportuna” amenaza
terrorista.
-Estando en los diferentes campos de concentración
franceses: Barcarés, Saint Cyprien, Argelés –sur-Mer, Gurs, Septfonds,
Rivesaltes, Vernet de Ariés, Bram…tuvieron que decidir si volver a España (con
lo que esto podía conllevar), si ir a campos de trabajo, por ejemplo al
Atlántico, si irse al otro lado del charco…Difíciles decisiones que debían
tomarse en unas condiciones completamente distorsionadas por la derrota, el
encierro, la deshumanización. Tú que has estudiado la situación de aquella
gente, parándonos mucho a pensar en la situación psicológica: ¿cómo fue todo
esto?; Las decisiones bajo presiones, ¿cómo se llegan a tomar?
-Lo cierto es que, desde que a comienzos de febrero de 1939
el número de refugiados españoles internados alcanzase su cuota más alta éste
fue disminuyendo progresivamente en los meses siguientes. Conforme se abandonó
el caos inicial y los campos comenzaron a organizarse, dicho número sufrió
importantes variaciones merced a los traslados y salidas protagonizados por una
mayoría refugiada encerrada obsesionada con recuperar su libertad y
reencontrarse con sus familiares.
-Volvamos a los campos de concentración franceses:
¿cómo convivieron, cómo era la vida entre alambradas?
-Pasadas las primeras semanas tras la Reirada, donde el caos
y la improvisación fueron protagonistas, y ante la alarmante superpoblación que
presentaban muchos de los campos, las autoridades francesas dispusieron la
organización de seis nuevos campos situados en departamentos del interior, para
aliviar la situación de los primeros.
Al frente de la jurisdicción y vigilancia de los campos se
encontraban las autoridades militares de la decimosexta y decimoséptima
regiones militares francesas, con base en Perpignan y Toulouse respectivamente.
Bajo su tutela, tres fueron los ejes de actuación a seguir en los campos:
fomentar la repatriación de los internos, establecer un control y hermetismo
total en torno a los recintos, y reorganizarlos para su optimización. Para
ello, el general Ménard hizo uso de un potente sistema de propaganda que
pretendía el regreso masivo de refugiados a España; especializó campos y
prisiones para controlar a determinados sectores de la población refugiada
(milicianos, brigadistas internacionales o anarquistas entre otros); y puso en
marcha la mejora de establecimientos creados con urgencia, labor que llevó a
cabo en colaboración con las autoridades locales y el concurso de personal
civil.
No obstante, dentro de las medidas de reorganización
propuestas por Ménard se incluía también la actualización y refuerzo de la
atención sanitaria en los campos. Ésta estuvo regida hasta el otoño de 1939 por
el comandante Gaillard y su adjunto el capitán Leclenche, quienes recibieron
importantes subvenciones y efectivos médicos procedentes del Servicio de
Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) para llevar a cabo su tarea. Mientras
que en lo que respecta a la organización del servicio en el interior de los
campos, cada recinto contaba, teóricamente, con: un médico, un ayudante y una
enfermera por islote. Una enfermería general de campo con entre 150 y 300
camas, un médico para cada 60 de ellas, una enfermera por cada 25, un equipo de
tratamiento de enfermedades venéreas, uno de cirugía, y uno de dentistas.
Instalaciones a las que hay que sumar un hospital de evacuación que prestaba
servicios para los campos instalados en Perpignan, Vernet d’Ariège y Septfonds,
y un hospital especializado en el tratamiento de la tuberculosis instalado en
Dordogne (Clairvive) donde fueron a parar los ciegos y los casos graves de
mutilaciones. Aunque, cabe recordar que la adaptación sanitaria de los campos
fue progresiva, por lo que la realidad de los mismos durante las primeras
semanas que siguieron a la Retirada fue sensiblemente diferente.
Por último, en lo que a la custodia de los recintos
concentracionarios se refiere, ésta fue ejercida en su totalidad por GMR,
gendarmes y efectivos militares, en muchas ocasiones de origen colonial. En la
mayoría de testimonios aportados por los protagonistas del periodo, la
brutalidad con la que se emplearon sus custodios, y la presencia de tropas
coloniales entre ellos -tanto en la metrópoli como en territorio norteafricano-
trajo a la mente de los internos nefastos recuerdos heredados de la utilización
de tropas marroquíes por parte del ejército sublevado en España. No en vano,
hemos de recordar que diferentes Grupos de fuerzas Regulares Indígenas fueron
utilizados por Franco tanto en 1934 para reprimir la Revolución de Asturias,
como durante toda la guerra civil española en los principales frentes de
batalla.
-¿Cómo puede una persona normal y corriente soportar tanto dolor,
tanta presión en la batalla, tanto tiempo entre alambradas y campos de
concentración y de vivir en condiciones infrahumanas?
-Afortunadamente, pasadas unas semanas un tiempo los niveles
de organización de los campos aumentaron, dando lugar a una tímida mejora de
las condiciones de vida en su interior. Ello sumado a la capacidad de
adaptación de los internos, y a la consolidación de los primeros contactos
entre individuos de una misma unidad militar en España, región o formación
política o sindical; dio como resultado un principio de reorganización en el
interior de los campos, favorecido sin duda por el apoyo de organizaciones de
ayuda humanitaria, sindicatos y comités locales que dieron numerosas muestras
de solidaridad con los internos. Gracias a éstos y otros factores comenzaron a
emerger en el interior de los recintos diferentes actividades culturales como
improvisados talleres de estudio, lectura e idiomas; conferencias, debates,
clases de historia, boletines, o múltiples campeonatos deportivos que ayudaron
también a combatir la desidia y el aburrimiento propio de los recintos. Aunque
cabe destacar que al margen de éstas actividades, aparecieron también otras de
carácter ilícito que permitieron la creación de un potente mercado negro y
diferentes espacios de excesos con presencia en diversos recintos. Claro
ejemplo de estas últimas se dio en el campo de Argelès donde diferentes
comercios ilegales -que a cambio de francos y joyas proveían a los refugiados
de todo tipo de objetos y alimentos- florecieron contando con la complicidad de
custodios y comerciantes corruptos. Complicidad que también fue necesaria para
favorecer el funcionamiento del denominado “barrio chino” de Argelès, un
espacio dominado por el alcohol, el sexo de urgencia y las peleas entre
refugiados.
-¿Cómo fue el paso de la mayoría de republicanos que
acabaron en el ejército francés, en el maquis o en otros ejércitos?
-Tal y como he indicado antes, el conflicto español además
de provocar una serie de movimientos migratorios de diferente envergadura,
tanto internos como externos entre 1936 y 1939, también fracturó a la sociedad
francesa de la época. Merced a ésta división, que afectó tanto a la población
francesa como a sus autoridades, estas últimas pusieron en práctica una
particular política de acogida con la que pretendían regular la llegada masiva
de refugiados españoles a su territorio. Gracias a ella vieron la luz decenas
de campos de internamiento en los que fueron encerrados la mayoría de los
recién llegados, quienes pudieron elegir entre cinco opciones para
abandonarlos: hacerse repatriar a España; emigrar a un tercer país, normalmente
sito en Latinoamérica; hacerse contratar por particulares en el exterior de los
campos; incorporarse a la disciplina militar francesa o hacerlo en compañías de
trabajadores extranjeros (CTE). Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido con
una mayoría exiliada que optó mayoritariamente por la repatriación, de estas
cinco alternativas los alistamientos en la Legión extranjera francesa y los
Regimientos de Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE) antes y durante la
campaña 1939-1940 fue la que sedujo a un mayor número de españoles que a la
postre se convertirían en soldados de la Francia libre.
Entre las diferentes motivaciones que impulsaron a los
españoles a alistarse en la Legión y en los RMVE, salir de los campos de
internamiento en los que fueron encerrados por las autoridades francesas a su
llegada a territorio francés se presenta como la principal. Pero además posee
un carácter temporal extraordinario, ya que de nuevo aparece entre las
motivaciones destacadas que argumentaron aquellos que se incorporaron al CFA
entre 1942 y 1943 para de esa forma abandonar los campos norteafricanos en los
que se hallaban internos. Sin embargo, cabe destacar que buena parte de los
españoles franceses libres vio tanto en estos alistamientos, como en los que
posteriormente protagonizaron en las FFL, la posibilidad de continuar la lucha
que contra el fascismo habían comenzado en España en 1936. Un espíritu
combativo que posee además tintes de venganza al relacionarlo con la derrota
sufrida por la República gracias a la intervención del fascismo internacional
en el conflicto español. Motivación que en el caso particular de las FFL se vio
potenciada tanto por la posibilidad de luchar junto a De Gaulle o Leclerc, a
quienes muchos voluntarios españoles veían como defensores de la libertad; como
por la de poder incorporarse a un ejército regular bien armado. Aunque,
quisiera destacar también que, no solo en el alistamiento de los voluntarios
españoles en las FFL, sino en todos y cada uno de los contratos militares que
éstos firmaron bajo bandera francesa, su edad y estado civil resultaron
determinantes. No en vano, la media de edad que éstos tenían al alistarse en
las FFL se sitúa en 26,6 años y más de un 85% de ellos estaban solteros al
comprometerse con la Legión, los RMVE, el CFA o las FFL. Datos que confirman
por tanto que la mayoría de voluntarios españoles eran jóvenes y estaban
solteros al llegar a territorio francés, dos condiciones que entiendo
favorecieron su incorporación militar a los rangos franceses.
-Aunque los hubo que en lugar de verse inmerso en las disciplinas de
algunos ejércitos aliados o en la lucha del maquis se vieron inmersos en la
deportación a los campos de concentración y exterminio nazis… ¿cómo fue eso?
¿cómo se “les pilló”?,cayeron como en una especie de conjuro de entre malas decisiones
y de verse envuelto en una ratonera ¿no?
-Debido al emplazamiento geográfico asignado a las CTE
empleadas en los sectores fronterizos franceses, miles de españoles hubieron de
hacer frente al avance alemán pertrechados con un armamento desfasado perteneciente,
en la mayoría de ocasiones, a la primera guerra mundial. Muchos perdieron la
vida o fueron hechos prisioneros e internados en Stalags. En estos
recintos fueron confinados los prisioneros de guerra, condición a la que
estaban sujetos los españoles por ser considerados prestatarios militares pese
a tener naturaleza civil. Como tales, compartieron reclusión principalmente con
militares franceses y británicos, pero también con extranjeros de otras
nacionalidades que servían a intereses franceses. En un primero momento, todos ellos pudieron acogerse a los
acuerdos internacionales que regulaban el tratamiento de prisioneros de guerra,
lo que se tradujo en unas condiciones de encierro completamente diferentes a
las que habrían de sufrir tiempo después en los campos de exterminio. Pero
meses después de haber sido internados, el
ejército alemán cedió el control y la custodia de los prisioneros españoles a
la GESTAPO, quien se encargó de separarlos del resto y de recabar información
sobre su procedencia y actividades político-militares en España y Francia.
Pese a que desconocemos cómo se tomó la decisión de deportar
a los prisioneros españoles a Mauthausen, lo cierto es que el 25 de septiembre
de 1940, a través de una circular dirigida por la GESTAPO a las autoridades del
III Reich en la Europa ocupada, se
especificaba la manera en la cual éstas debían de proceder con los combatientes
de la España roja o Rotspanienkämpfer.
Dicha circular, que en algunos casos se hizo efectiva dos meses antes de su
publicación, oficializaba la pérdida del status
de prisioneros de guerra, y por tanto del derecho a acogerse a la Convención de
Ginebra de 1929, de los prisioneros españoles. Medidas que a la postre
institucionalizaron su deportación a los campos nazis sin que el gobierno de
Franco, siendo ciudadanos españoles; ni el de Vichy, pese haber sido capturados
con uniforme y a las órdenes de los ejércitos franceses; se responsabilizaran
de ellos.
-Sabemos que acabas de publicar con Marcial Pons “La
guerra continúa. Voluntarios españoles al servicio de la Francia Libre
1940-1945”.¿Cómo te ha ido? Cuéntanos algo más sobre este nuevo trabajo y como
se conecta con el anterior.
-Genial.
Todo con Marcial Pons ha sido fácil. Un tratamiento exquisito del trabajo
realizado y muchísima profesionalidad. En cuanto a “La guerra continúa”,
efectivamente tiene muchos puntos en común con la historia ya abordada en
“Republicanos aragoneses en la Segunda Guerra mundial…” no en vano, el
colectivo aragonés estudiado en la primera forma parte indivisible de la
globalidad española exiliada que protagoniza “La guerra continúa” aunque con un
matiz muy importante. Si bien es cierto que en “Republicanos aragoneses…” me
centraba en el estudio de la participación aragonesa en todas las ramas de la
Resistencia francesa. Lo cierto es que en “La guerra continúa” el estudio se
amplía a todos los españoles, pero esta vez, no en todas las organizaciones de
Resistencia, sino en la rama exterior de la misma, aquella que dirigió el
general De Gaulle, aquella en la que los voluntarios españoles se pusieron al
servicio de la Francia libre.
-Amigo Diego, ¿qué motivaciones te llevaron a elaborar esta obra?
-Pues lo
cierto es que en 2005, mientras cursaba en la Universidad de Burdeos III
(Aquitania, Francia) mi cuarto año de licenciatura en Historia tuve mi primera
conversación con un refugiado español, excombatiente republicano, salido de
España a comienzos de 1939 que huyendo de la Guerra Civil se dio de bruces con
un segundo conflicto mundial en el que participó activamente en las filas de la
Resistencia interior francesa. Hasta entonces su historia, la del exilio
español llegado a Francia a consecuencia de la Guerra Civil española, me era
desconocida. Nadie en el colegio, el instituto o la universidad, la había mencionado.
Sin embargo, fue en Francia donde también tuvo lugar mi primer contacto
académico con ella gracias a la investigación menor que allí realicé, bajo la
dirección del profesor Alexandre Fernández, dedicada al estudio de la
participación republicana española en la Segunda Guerra mundial. Gracias a
ella, me acerque por primera a los trabajos de Antonio Vilanova, Eduardo Pons
Prades, Louis Stein, Geneviève Dreyfus-Armand, Denis Peschanski o Secundino
Serrano, entre otros… A través de ellos descubrí un camino que decidí seguir al
termino de mi licenciatura en España, momento en el que concentre mis esfuerzos
en estudiar a los aragoneses que, formando parte indivisible del colectivo
español exiliado en Francia, participaron en el segundo conflicto mundial, tanto
en las filas de la Resistencia interior como exterior.
Pero pese
a que fueron muchos los aragoneses que llamaron mi atención en casi tres años
de estudio, uno de ellos, antiguo vecino del zaragozano barrio de Torrero, lo
hizo especialmente: Martín Bernal. Excombatiente del Ejército Popular
Republicano huido a Francia, Bernal se alistó primero en la Legión extranjera
francesa y posteriormente en el Cuerpo Franco de África antes de unirse a las
FFL en junio de 1943. Miembro de la Nueve, la novena compañía del Regimiento de
Marcha del Chad (RMT) de la segunda división blindada que comandaba Leclerc,
Bernal, al igual que el resto de su compañía, se distinguió en la Liberación de
París a finales de agosto de 1944. Pues bien, fue a través de su figura como descubrí
la historia de sus compañeros de armas tanto en la Legión, el CFA y las FFL.
Una historia que, salvo excepciones, llegó a mi deformada a través de
construcciones positivas, mitos y leyendas que sobre las gestas heroicas de un
puñado de hombres han escrito francotiradores de la historia exentos de rigor
en los últimos cuarenta y cinco años. Por ello, ahondar en la historia de los
voluntarios españoles franceses libres, no la de la Francia Libre y sus
instituciones, sino en la de los hombres y mujeres que habiendo nacido en
España participaron de sus fuerzas armadas, ha sido el objetivo principal de La guerra continúa.. Una investigación
que pretende poner fin al vacío historiográfico que pesa sobre ellos. Para
llevar a cabo esta tarea planteo un estudio histórico-sociológico que analice
el origen de estos españoles, hombres y mujeres, sus particulares
características sociales, los diferentes itinerarios que protagonizaron antes y
después de incorporarse a los ejércitos de la Francia libre, las motivaciones
que les impulsaron a dar ese paso, el universo material y moral en el que
convivieron bajo bandera francesa libre, sus sufrimientos, penas, alegrías y
distracciones dentro y fuera del campo de batalla; las acciones militares que
éste desarrollaron, los teatros de operaciones en los que intervinieron y sus
destinos de posguerra.
Para escribir la historia de los españoles que sirvieron en
los ejércitos de la Francia Libre he fijado el marco cronológico y espacial de
esta investigación en el de la propia Francia libre, aunque con matices. Así
las cosas, pese a que de Gaulle creó la Francia libre el 18 de junio de 1940 en
Londres, este estudio se remonta hasta 1939 para describir los primeros
alistamientos de aquellos voluntarios españoles FFL que participaron, bajo
disciplina francesa, en la campaña 1939-1940. Aunque cabe destacar que en varias ocasiones esta
investigación hundirá su mirada más atrás en el tiempo al abordar la llegada de
estos españoles a Francia a consecuencia de la Guerra Civil española. De modo
que, pese a que 1939-1945 es el marco cronológico principal de este trabajo, a
lo largo de éste retrocederé y avanzaré en el tiempo en varias ocasiones en la
búsqueda de antecedentes, consecuencias, experiencias personales, y procesos
político-sociales surgidos antes y después del segundo conflicto mundial.
Mientras que en lo que al marco espacial se refiere, dado que el colectivo español alistado estuvo
presente en la mayoría de teatros de operaciones en los que los ejércitos
franceses libres intervinieron, creo que resulta más práctico presentarlo por
años y territorios de forma esquemática: 1936-1939: España, Francia y los
territorios que Francia controlaba en el Norte de áfrica (AFN); 1939-1940:
España, Francia, AFN, Noruega, Gran Bretaña; 1940-1943: África, Italia y Gran
Bretaña; y 1943-1945: África, Gran
Bretaña, Francia, Italia, Alemania y
Austria.
-¿Cómo fue el proceso de documentación para conseguir conjugar esta
obra?. Y ante lo que a mí me parece un trabajo inmenso ¿Cómo fue la metodología
de trabajo que empleaste?
-Desde el final de la Segunda Guerra mundial, la
responsabilidad de los procesos de homologación de los servicios prestados por
un voluntario en la Resistencia ha recaído en diferentes órganos
administrativos franceses. De hecho para cada una de las principales familias
de la Resistencia se creó una comisión nacional que actuaba como cámara de
reflexión, consejera del gabinete ministerial e instancia suprema en caso de
incumbencia. Dichas comisiones nacionales sobrevivieron hasta 1970, fecha en la
que fueron fusionadas en una única: la Commission
Nationale Consultative de la Résistance (CNCR). Sin embargo, paralelamente
a estas comisiones nacionales, se creó en 1948 el Bureau Résistance et seconde Guerre Mondiale (BRSGM), inicialmente
denominado 6ème Bureau.
Desde su creación el BRSGM fue integrado en la Direction des personnels militaires de l'Armée de terre (DPMAT)
como organismo administrativo encargado de las cuestiones de la Resistencia y de
la gestión de los derechos individuales de los resistentes, cuyos fondos ha
conservado y ampliado desde entonces. Actualmente integrado en el Service
Historique de la Défense, el BRSGM ha desaparecido como órgano gestor, y
sus fondos, más de 700.000 expedientes individuales de resistentes cuyos
servicios han sido homologados, o no, por el Ministerio de Defensa, censados y
clasificados alfabéticamente por las autoridades militares, los conserva el SHD
donde trabajé intensamente dos años buscando y estudiando a los españoles
franceses libres protagonistas de esta investigación. Cada uno de ellos
contiene diferentes documentos que han permitido a las autoridades militares
comprobar la pertenencia de sus titulares a la categoría de “franceses libres”
y homologar sus servicios como tales. Entre esos documentos destacan
principalmente el acta de alistamiento del voluntario en las FFL, la ficha de
matriculación, el certificado de alistamiento, diferentes tipos de ficha de
posición y hojas de servicios, y la ficha de desmovilización, en tanto en
cuanto todos ellos detallan la fecha de incorporación del voluntario a los
ejércitos de la Francia libre. Aunque además de éstos, en el interior de los
expedientes podemos encontrar, entre otros, correspondencia interna militar,
boletines de mutación de unidad, notificaciones de fallecimiento, expedientes
disciplinarios y de deserción, actas de alistamiento en cuerpos anteriores a
las FFL –principalmente la Legión Extranjera y el Cuerpo Franco de África
(CFA)–, informes médicos y ejemplares de los cinco títulos que reconocen los
servicios prestados a favor de la Francia libre.
Sin embargo, huelga decir que no todos los expedientes
presentan el mismo volumen ni conservan los mismos documentos; aunque quisiera
destacar que en los expedientes de todos los españoles franceses libres, me ha
sido posible comprobar que cumplen las condiciones establecidas en la
instrucción ministerial de 1953 que regula el estatuto “francés libre”,
principalmente verificando que poseían un alistamiento regularizado en las FFL
o en los organismos de la Francia libre antes de la fecha límite del 31 de
julio de 1943 –a excepción de los casos contemplados en la instrucción cuya
demora en el alistamiento no incurre en la desposesión de la condición de
“francés libre”.
No
obstante, además de los expedientes personales conservados en el SHD, para
profundizar en la historia de los voluntarios españoles FFL esta investigación
se ha servido de diferentes fuentes secundarias, entre las que destacan memorias
y obras periodísticas, que recogen diferentes testimonios de españoles
franceses libres, a tratar siempre con cautela. Éstas me han permitido
profundizar en una serie de percepciones y valoraciones personales, por norma
general evacuadas de las fuentes primarias, que han resultado fundamentales
para abordar cuestiones tales como los motivos por los cuales los voluntarios
españoles se alistaron tanto en la Legión, los RMVE y el Cuerpo franco de
África (CFA), como en las FFL.
-Liberaron París bajo el mando de
Leclerc, pero no se les reconoció hasta muchos años después este esfuerzo… ¿por
qué?
-Si el
mero hecho de recordar una fecha, personaje o acontecimiento determinados
encierra el peligro de construir, o reconstruir, el pasado atendiendo a una
serie de intereses; dicha elección también lleva implícito el hecho de no
recordar otros acontecimientos y olvidar a parte de sus actores. Por ello,
aplicando esta máxima a la historia de la participación española en la
Resistencia, no es difícil ahondar en los factores que han hecho del retraso de
su estudio y reconocimiento oficial una realidad que únicamente a mediados de
los años noventa logró sacudir con intensidad la memoria colectiva
franco-española. Sin embargo, pocos historiadores han aceptado el reto de explicar
dicho retraso analizando los diferentes factores que se han mostrado
determinantes en el proceso. Es ahí donde la historiografía francesa aventaja
de forma manifiesta a la española, mientras esta última, dedicada al estudio de
la participación española en la Resistencia, permanece todavía en estado
embrionario.
Cuarenta
años de historiografía española controlada por el régimen franquista no
otorgaron plaza alguna a los estudios dedicados al exilio español y a la
participación de éste junto a los franceses en el segundo conflicto mundial.
Mientras que, al otro lado de los Pirineos una historiografía consagrada a
sacralizar la imagen de un amplio consenso nacional que hizo frente al
ocupante, ya fuese bajo bandera comunista o tras la cruz de Lorena, tampoco
creó un espacio que favoreciese el estudio de la participación extranjera en
general, y española en particular, en la Resistencia. No obstante, tal y como
hemos visto, frente a una importante ausencia de trabajos profesionales, una
serie de obras, donde el testimonio es protagonista, han logrado conservar la
memoria de los españoles que integraron las filas de la Resistencia. Pero buena
parte de ellas no superan el filtro de la disciplina histórica de la que, salvo
excepciones, sus autores carecen. Este ha sido y continúa siendo el estigma que
presenta la historiografía española que se ocupa de la participación española
en la Resistencia. No obstante, ilusiona ver como en estos últimos años
diferentes obras, iniciativas, proyectos y reuniones científicas centradas en
el estudio de la participación española en la Resistencia han logrado
concretarse en el ámbito académico a ambos lados de la frontera. En ellas, y en
los historiadores que las capitalizamos, reside el reto de enfrentarnos a una
historia desconocida por muchos sobre la que todavía se ciernen un buen número
de interrogantes. Intentar despejarlos basando nuestro trabajo en la disciplina
histórica y aprovechando la oportunidad que la reciente comunicación de
archivos militares nos ofrece, es el bello desafío que tenemos por delante.
Aunque creo firmemente que únicamente alumbrando investigaciones rigurosas
podremos contribuir a consolidar una historiografía débil, a la vez que
combatimos las construcciones positivas que pesan sobre los poco conocidos, y
excesivamente glorificados resistentes españoles. Tarea para la cual son
necesarios recursos que permitan nuevas investigaciones y la contratación de
profesionales empleados en el conocimiento de éstas y otras historias, pues sin
ellos serán los mitos y leyendas que sobre gestas heroicas o asesinos a sueldo
escribieron aficionados y francotiradores exentos de rigor, los que sigan
ilustrando una historia en la que nos va mucho en juego. Deber de memoria sí,
pero también deber de historiadores, de profesionales del pasado.
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Republicanos
aragoneses en la Segunda Guerra Mundial. Una historia de exilio, trabajo y
lucha (1939-1945).
Diego Gaspar Celaya
300 páginas
21.00 euros
Rolde de Estudios Aragoneses, Prensas Universitarias de Zaragoza
Esta
publicación recupera la memoria de los aragoneses que, abocados al exilio tras
la derrota republicana de 1939, se vieron envueltos en la dinámica bélica de la
Segunda Guerra Mundial. La investigación pone de relieve las acciones que los
aragoneses exiliados en Francia llevaron a cabo durante el periodo 1939-1945.
El estudio del componente específico aragonés ha contribuido al análisis y
comprensión de la globalidad española exiliada. No en vano para llevarla a cabo
ha sido necesaria una constante puesta en relación de las acciones del
colectivo español con los itinerarios, testimonios y acciones llevadas a cabo
por los aragoneses en este periodo que han aportado nuevas percepciones y
matices a la investigación. Un riguroso trabajo sobre archivos españoles y
franceses, con importantes aportaciones de la historia oral, y un metódico
tratamiento de fuentes secundarias, han dado como resultado una publicación de
referencia en el ámbito de la historia aragonesa del siglo XX.
El libro Republicanos aragoneses en la Segunda Guerra Mundial. Una
historia de exilio, trabajo y lucha (1939-1945) ha sido editado por
Rolde de Estudios Aragoneses, dentro de su nueva colección “Aragón
contemporáneo”, dirigida por Julián Casanova.
El libro
Esta
publicación recupera la memoria de los aragoneses que, abocados al exilio tras
la derrota republicana de 1939, se vieron envueltos en la dinámica bélica de la
Segunda Guerra Mundial. Cuenta con la participación de Prensas Universitarias
de Zaragoza y el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón. La
investigación pone de relieve las acciones que los aragoneses exiliados en
Francia llevaron a cabo durante el periodo 1939-1945. El estudio del componente
específico aragonés ha contribuido al análisis y comprensión de la globalidad
española exiliada. No en vano para llevarla a cabo ha sido necesaria una
constante puesta en relación de las acciones del colectivo español con los
itinerarios, testimonios y acciones llevadas a cabo por los aragoneses en este
periodo que han aportado nuevas percepciones y matices a la investigación. Un
riguroso trabajo sobre archivos españoles y franceses, con importantes
aportaciones de la historia oral, y un metódico tratamiento de fuentes
secundarias, han dado como resultado una publicación de referencia en el ámbito
de la historia aragonesa del siglo XX.
Primeras semanas de 1939. Mientras las mermadas tropas
del Ejército Popular Republicano (EPR) intentan mantener el frente para
conceder algo de tiempo a los civiles que se baten en retirada hacia la frontera
francesa, los bombardeos insurgentes se suceden en retaguardia. Imágenes que
para unos resultan novedosas, vuelven a la memoria de otros sin esfuerzo. Tan
solo unos meses antes, las tropas rebeldes empujaban a la 43ª División del EPR
desde Bielsa a la frontera, mientras las escuadrillas de bombarderos Savoia-79
y Junker-52 castigaban sin descanso a militares y civiles. Un nuevo espectáculo
protagonizado por el éxodo de todo un pueblo bajo el fuego enemigo se repetía,
esta vez magnificado.
La ofensiva franquista contra Cataluña provocó un éxodo
masivo de dimensiones inéditas en la Guerra Civil española dando lugar a la
Retirada: el gran movimiento migratorio que llevó a Francia a casi medio millón
de refugiados en el primer trimestre de 1939. Compartiendo la huida con el
resto de españoles, unos 90.000 aragoneses (el segundo colectivo más numeroso
tras el catalán) cruzaron la frontera aquellos días. El 1 de septiembre de 1939
Hitler invadía Polonia. El día 3 Francia e Inglaterra declaraban la guerra a Alemania.
Había comenzado la Segunda Guerra Mundial, un nuevo conflicto que todo lo
cambiaría, y del que españoles y aragoneses también serían protagonistas.
El autor
Diego Gaspar Celaya (Zaragoza, 1982). Licenciado en Historia por
la Universidad de Zaragoza, dedica sus esfuerzos a estudiar el exilio de los
republicanos españoles en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. En
constante relación con la documentación francesa, ha trabajado intensamente en
París en colaboración con la École des Hautes Études en Sciences Sociales
(EHESS), con el Colegio de España (CiUP) y con el Instituto Cervantes de la
capital francesa. En esta obra, Diego Gaspar presenta el resultado de una
investigación centrada en la participación aragonesa en el mayor conflicto
armado mundial contemporáneo.
La colección
“Aragón
contemporáneo” es una nueva colección dirigida por el catedrático de Historia
Contemporánea de la Universidad de Zaragoza Julián Casanova, con la que REA
pone al alcance de los lectores elementos de análisis y debate sobre los
acontecimientos que han marcado nuestra historia en los dos últimos siglos.
Investigaciones novedosas que aúnan rigor científico y voluntad divulgativa…
textos, en suma, que hacen valer la idea de que la Historia, más allá de su
consideración de estudio del pasado para la comprensión del presente, es
también un arma cargada de futuro.
ÍNDICE
Introducción
Capítulo 1. Donde todo empieza
Capítulo 2. Huir o morir, un pueblo en retirada
· Un exilio pautado por la guerra
· Exiliados españoles en el centro de la
política francesa
· La Retirada. El éxodo republicano de
comienzos de 1939
· La última salida
Capítulo 3. Los campos de la vergüenza
· Base legal ante la división general
· Selección y clasificación
· Los campos de concentración
· Campos de castigo
· Establecimientos norteafricanos
· De paseo por los campos
Capítulo 4. Una difícil elección
· Salir del encierro
· Repatriaciones: la disyuntiva entre la
guerra y la posguerra
· Reemigraciones: la huida al otro lado del
charco
· Levando anclas: aragoneses rumbo a América
· Campos de concentración: islas de cultura y
reorganización en el océano que separa dos guerras
· Aragonesas entre alambradas. Punto y seguido
en el universo concentracionario
· Un baile de cifras en la víspera de la debacle
Capítulo 5. El final de una guerra, el comienzo de otra.
Una lucha continua por la supervivencia
· Reclutamiento de entreguerras
· Al servicio de la defensa nacional.
Compañías de Trabajadores Extranjeros
· “Hermanos de sangre”: al servicio del
ejército francés
· La debacle: mayo-junio de 1940
· Siervos del Mariscal, esclavos del führer
· GTE. Grupos de Trabajadores Extranjeros
· Explotación Todt
Capítulo 6. “Aux armes citoyens”: Reorganización,
resistencia y lucha en la batalla por la liberación
· En el punto de mira
· Organizarse resistiendo
· Antifascistas al servicio aliado: redes de
evasión
· El grupo Ponzán
· Resistencia bajo control comunista
· Combatientes en la liberación de Francia,
guerrilleros por la reconquista de España.
· El día después
Capítulo 7. “Tenez bon, nous arrivons. Leclerc”
· De Narvik a Monte-Cassino. Republicanos e la
13ª DBLE
· Koufra- Casablanca. Gestación de la IIDB
· Una tensa espera
·
Paris! Paris outragé! Paris brisé! Paris martyrisé! Mais Paris Libéré
· Objetivo Berchtesgaden. VE. Victoria en
Europa
Capítulo 8. La última batalla: aragoneses en los campos
nazis
· Combatientes sin patria, destino Mauthausen
· “Arbeit Macht Frei”: KL Mauthausen
· La muerte amplia horizontes, aragonesas en
los campos
· Libertad para el “más allá del infierno”
Conclusiones
Fuentes, bibliografía y filmografía
Cronología
Abreviaturas y acrónimos
Anexos: Cartografía
Apéndices
Índice onomástico aragonés
Anexo fotográfico
_____________________________________________________________________
LA LIBRERÍA DE CAZARABET - CASA SORO (Turismo cultural)
c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069