Cazarabet conversa con... Bénédicte Vauthier, editora de “Castelar, hombre del Sinaí” (Prensas de la Universidad de
Zaragoza) de Benjamín Jarnés
Benjamín Jarnés nos acerca y “se acerca” en un
ejercicio de plena ósmosis a la figura de Emilio Castelar como literato, como
hombre de letras, como intelectual…
Se trata ésta de una edición de Bénédicte Vauthier, editado por
Prensas de la Universidad de Zaragoza, dentro de Larumbe, Textos
Aragoneses.
El libro que sí que es una biografía de
Castelar…la tercera sobre este personaje literato—y político---que llevó a cabo
Benjamín Jarnés….es también parte de Jarnés en interacción con Castelar y como
escritor, biógrafo….
La sinopsis de este libro, editado por Prensas
Universitarias:
Castelar, hombre del Sinaí (1935) la tercera biografía —al nuevo
modo— que Benjamín Jarnés publicó en la colección orteguiana «Vidas españolas e
hispanoamericanas del siglo XIX» nos acerca a una faceta poco reconocida aún
del prosista «más puro» de su generación: la de un escritor responsable, fiel
a su época y consciente de su histórica misión. Jarnés nos invita a
descubrir el yo castelarino y sus circunstancias
decimonónicas a la luz de su presente republicano. En los preliminares y el
aparato crítico se desvelan por vez primera las fuentes —algunas inéditas y
definitivamente extraviadas— de las que echó mano Benjamín Jarnés para tejer un
libro que nos habla tanto de él como de Castelar.
La encargada de la edición:
BÉNÉDICTE VAUTHIER es catedrática de
Literatura Española en la Universidad de Berna. Su investigación se centra en
el modernismo español, en la teoría de la literatura y en la edición de textos
y manuscritos modernos (Menéndez y Pelayo, Unamuno, Valle-Inclán, Juan
Goytisolo). En la actualidad, dirige el proyecto de investigación «Literatura
problemática. Problemática sociodiscursiva de textos
en prosa de la Modernidad española» (Fonds National Suisse). Entre sus
últimas publicaciones, destaca la coordinación del volumen Teoría(s) de la
novela moderna en España. Revisión historiográfica (2019) y la edición, en
colaboración con Margarita Santos Zas, de Un día de guerra. (Visión estelar)
y La Media Noche. Visión estelar de un momento de guerra de Ramón del
Valle-Inclán, precedidos de un estudio genético y editorial (2017).
Adentrándonos por ela
biografía de Castelar, el índice:
JARNÉS Y CASTELAR CALEIDOSCÓPICOS
De Londres, 1918-1928… a España, los felices veinte
«Nueva quimera del oro»: poética de lo biográfico
Historia menor y biografía socia
Prosa nueva, arte nuevo
Lo biográfico: Fe de vida dialógica
Benjamín Jarnés, crítico y cronista social
Benjamín Jarnés, biógrafo empedernido
«Vidas españolas del siglo XIX» a la luz de unas cartas inéditas de
Jarnés
Melchor Fernández Almagro, director editorial de «Vidas españolas (e
hispanoamericanas) del siglo XIX»
Benjamín Jarnés, «biógrafo» de vidas —historias— españolas del siglo XIX
Romanticismo/s
Vieja y nueva política
Umbrales
Más que todo un hombre, todo un mito: el capítulo preliminar
El Apéndice
«La parva provisión de biblioteca, un exacto reloj, una fina brújula»
La cuestión religiosa
¿Jarnés o Castelar? Jarnés y Castelar
Agradecimientos
Esta edición
CASTELAR, HOMBRE DEL SINAÍ
Índice
Capítulo preliminar
Capítulo primero
Capítulo segundo
Capítulo tercero
Capítulo final
Apéndice
NOTAS COMPLEMENTARIAS
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía de los textos citados por Jarnés
Textos citados en el Estudio preliminar y las notas
Cazarabet conversa con Bénédicte Vauthier:
-Amiga, ¿qué es lo que os
llevó a investigar sobre esta nueva vertiente biográfica sobre Castelar?
-Para serles sincera, en un primer momento, nada en particular me hubiera
llevado a interesarme por la vida de Castelar, a no ser las biografías de
Benjamín Jarnés sobre Sor Patrocino, la monja de las llagas (1929),
Zumalacárregui, el caudillo romántico (1931) y Castelar, hombre del
Sinaí (1935) las tres publicadas en la colección de Espasa-Calpe Vidas
españolas e hispanoamericanas del siglo XIX, una
colección ideada por José Ortega y Gasset y dirigida por Melchor Fernández
Almagro.
En realidad, mi investigación se centra más bien en la literatura
española del siglo XX —en este caso, en Jarnés— y XXI. Ahora bien, para
resolver enigmas que plantean los textos o contextualizarlos debidamente, he
solido bucear en el siglo XIX. De la mano de Unamuno, leí, por ejemplo, a
Menéndez y Pelayo y la plana mayor de los krausoinstitucionistas:
Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Urbano
González Serrano, etc., de la de Jarnés me he adentrado en los orígenes de la
España moderna, ya que las vidas de sus biografiados arrancan respectivamente
en 1811, 1788 y 1832.
-Como estudiosa de no pocas
plumas, pensadores, escritores….qué destacarías, por encima de cualquier otra
cosa, de Castelar?.- ¿Y de Jarnés?
-De los dos —igual que en el caso de Unamuno y los krausosinstitucionistas—,
su amor incondicional por la libertad y su voluntad de fundar una España en la
que cupieran todos. Como dijo Castelar en un discurso de 1899, en el que Jarnés
ve el testamento del político y orador del siglo XIX: “Abajo
nadie puede intentar una revolución, ni arriba nadie un golpe de Estado. […]
Para entonces digo lo que sigue: jóvenes, oíd a un viejo a quien oían los
viejos cuando era joven. Desechad toda idea de fundar una República con los
republicanos solos y para los republicanos solos; es la República como el sol
para todos los españoles: forma suprema de la libertad y del derecho”.
Como intento mostrar en mi introducción, este discurso castelarino cobra nueva actualidad si se pone en boca de
Jarnés, en 1935. En mi opinión, la relectura de Castelar que Jarnés ofrece —se
opera durante los años de la Segunda República, entre 1932 y 1935— sirve
indirectamente para mostrar cómo se está distanciando de Ortega y Gasset,
aproximándose a la vez a Azaña. Asimismo creo que sus tres biografías políticas
permiten ver cómo Jarnés se sitúa respecto de la cuestión religiosa,
cuestión candente y tema central de la historia española contemporánea, como ha
mostrado Manuel Suárez Cortina.
-¿Hay o hubo algún incentivo
qué te ha hecho os ha hecho investigar sobre este aspecto biográfico de este
político que tenía, además tantas vertientes de trabajo?
-Mi trabajo sobre Castelar se ciñe a los elementos políticos,
literarios, vitales que Benjamín Jarnés puso de relieve a la hora de escribir
su vida. El trabajo de Jarnés biógrafo se inscribe claramente en la corriente
de la New Biography, vinculada a Lytton Strachey y al grupo de Bloomsbury.
Encuentra su pendiente en el trabajo de los Modernistas vinculados a
Ortega y autores de algunas Vidas españolas. Es decir, Jarnés hizo una
selección de anécdotas, episodios, discursos, cartas —el epistolario de
Castelar es su principal fuente— para escribir su vida. No obstante, declara en
sus preliminares que a él le interesa ante todo el “costado literario del
tribuno”, “el más desconocido de la personalidad castelarina”,
según él. Y este costado literario…. lo va a descubrir ante todo en el
epistolario, en las cartas, publicadas e inéditas.
-¿Cómo ha sido
la tarea ardua de investigación que, además, tiene mucho a ver con el proceso
de documentación?
-Uno de los objetivos de mi investigación consistió en la
identificación y localización de cada uno de los fragmentos de discurso
referido, es decir, de las citas que Benjamín Jarnés había insertado para
escribir, para componer su biografía de Castelar. Aunque de forma discreta,
Jarnés dejó huellas e indicios de los textos y los autores que había ido
extractando. Después de identificarlos y localizarlos, cotejé todas las citas
con los textos originales, lo que me permitió observar cómo Jarnés trabaja.
La creciente digitalización de textos antiguos, por ejemplo, de buena
parte de las obras de Castelar (disponibles en la BNE o en el portal Gallica, de la BNF), me ha permitido identificar con
precisión cada uno de los discursos citados.
En un segundo momento, consulté algunos de los libros citados por
Jarnés y que forman parte de su biblioteca personal custodiada en la Residencia
de Estudiantes. Sus ejemplares llevan a menudo pequeñas marcas en los márgenes,
correspondientes, por lo general, a pasajes extractados.
Como explico en la introducción (dando hasta estadísticas), son más de
sesenta los textos: artículos, discursos, libros, de Castelar o sobre él, que
Jarnés utilizó para dar esta visión caleidoscópica de Castelar. De los ajenos
destaco, entre otros, las biografías ‘al viejo modo’ de González Araco y Guarner, o los libros de
su “maestro” Edgar Quinet, del monárquico francés
Charles Benoist, los discursos de Valera, semblanzas
de Azorín, etc.
-En este libro Castelar
puede que sea el centro, pero la interacción con la persona que se acerca a él,
Jarnés, es incuestionable… ¿cómo la puedes explicar?
-Es lo propio de la biografía, en particular de la Nueva Biografía. En
el caso presente, como en otros casos de la colección de España-Calpe (y de
otras editoriales y colecciones decimonónicas), son tan importantes los
biógrafos (escritores de prestigio) como los biografiados. Ahora bien, de forma
general, quien lee una biografía, lo hace ante todo porque le interesa la vida
del biografiado. No fue mi caso. Leí las biografías de Jarnés, porque leía a
Jarnés. Porque estoy convencida de que Jarnés nos habla también de sí mismo
cuando nos habla de Sor Patrocinio, de Zumalacárregui, de Castelar o de
Bécquer. Por eso, privilegio el neologismo o tecnicismo “lo biográfico” para
designar una postura enunciativa, y considero la “altro-biografía
como un desvío de la autobiografía” (Viart). Como
biógrafo, Jarnés hace suyo el punto de vista desmitificador e irónico de Strachey. Como señala en “Nueva quimera del. Oro”, poética
española de la Nueva Biografía: “La biografía
es un monólogo, es un aria para canto y piano, donde el piano lo toca el
biógrafo. De la genialidad y de la generosidad del biógrafo depende que el
monólogo se convierta o no en un dúo. Al dúo prefiero siempre el hábil
contrapunto graciano, el matiz personal del biógrafo salpicando aquí y allá la
posible monótona llanura del aria”. Es decir, al leer Castelar. Hombre del
Sinaí siempre se oyen dos voces, lo que obliga al lector a agudizar el oído
para distinguir la una —la de Castelar, la de sus admiradores, la de sus
detractores— de la otra —la de Jarnés.
-¿Por qué crees que Jarnés
se vio tan influenciado por Castelar?
-No creo que Jarnés se viera “influenciado” por Castelar a nivel
estético o estilístico. Jarnés, orfebre del estilo, no puede admirar la
retórica rimbombante del orador decimonónico. Por eso, prefiere sus cartas,
que, según él, se pueden aún leer hoy con deleite. “Son todo Castelar, menos su
grandilocuencia: esa pomposa toga que tanto llega a entorpecer la agilidad del
pensamiento” (2021: 10). En mi opinión, Castelar —igual que sus demás
biografiados— sirve a Jarnés para pensar la historia de España, en particular,
el callejón sin salida en el que se encuentra en 1935 la Segunda República
devenida de centro-derecha.
-¿Qué Castelar interesó siempre más a Jarnés en sus
aproximaciones biográficas …. el político o el
Castelar más literato?
-En el capítulo preliminar, un capítulo de carácter reflexivo y metaliterario, Jarnés declara de forma explícita que es “el
costado literario del tribuno” el que va a preferir, porque “es este el más
desconocido de la personalidad castelarina”. Y solo
después le interesa el orador. Ahora bien, no nos equivoquemos por lo que
Jarnés entiende por “valor literario”. El “más auténtico”, Jarnés lo encuentra
ante todo en las cartas, en este “copioso epistolario” en el que Castelar habla
en “franca inimidad”. O como dice Jarnés: “Son todo
Castelar, menos su grandilocuencia: esa pomposa toga que tanto llega a entorpecer
la agilidad del pensamiento”. Esta cita revela su ambivalencia hacia la
oratoria de Castelar.
-¿Esos dos Castelar el
político y el literato… de qué forma interaccionaban y cómo se dejaba ver esta
interacción?
-Siguiendo a Villacorta Baños, quien remite a los trabajos de Paul Bénichou sobre la edad romántica, creo que estas dos
facetas del orador tienen que ver con lo que el francés llamó “el tiempo de
profetas”. No creo que sea una faceta del político republicano que le guste a
Jarnés. En sus actuaciones políticas, Jarnés llega a comparar a Castelar con un
actor que se dirige no al pueblo, sino al público. “Y el público se dejará
mecer en las hirvientes ondas sin recordar jamás su función de pueblo” (2021:
54). “Se queda embelesado escuchando [las frases de Castelar]”.
Por eso, hasta insinúo que a la hora de valorar el enfrentamiento
entre Castelar y Juan Valera sobre la cuestión del progreso, Jarnés se sitúa
del lado de Azaña. Al leer este discurso, ambos condenan la retórica de
Castelar. No obstante, creo que Jarnés valora de forma muy positiva la postura
política de Casteler respecto de la cuestión
religiosa. De ahí el apodo que privilegió para hablar de él. Si bien, “él
—como el auténtico Moisés— solo verá de lejos aquella tierra de promisión…”, entiéndase,
la República.
-Castelar, ¿cómo crees que
influyó a nuestros escritores, pensadores, políticos… de los que tú más
conoces?
-Con mucha modestia, tengo que contestar esta preguntada dejándome
guiar por lo que me hizo ver Jarnés y los autores a los que cita, por un lado.
Valiéndome, por otro, y más aún de lo que los actuales historiadores de
profesión nos dicen de Castelar. Como político, Castelar me parece una figura
sumamente compleja. La biografía de Jarnés nos ayuda, sin embargo, a entender
el lema orteguiano: “Yo soy yo y mi circunstancia. Si no la salvo ella, no me
salvo yo”. Jarnés muestra en varias ocasiones las tensiones que se operan entre
una vida española: el yo y su contexto espaciotemporal: la España decimonónica.
-La investigación, la
recopilación de documentación, el contrastar todo ello… el aproximarse a
testimonios más o menos directos sobre vuestro trabajo… es una tarea que
requiere de dedicación, minuciosidad, pero también de mucha gratificación….¿qué nos puedes decir?
-Ya les he contado con todo detalle cómo había procedido para
identificar los textos. Esta tarea inicial era exigente y un paso obligatorio
para poder empezar lo que considero la investigación propiamente dicha. Es
decir, la valoración e interpretación de los mismos datos. El establecimiento
de categorías de texto —distinguiendo entre textos de Castelar y textos ajenos,
por un lado, y, dentro de estos, entre textos de la época y textos posteriores—
fue un paso importante. La elaboración de estadísticas también me permitió
objetivar los descubrimientos. Estas ilustran el peso que ocupa el epistolario
de Castelar en la escritura de la biografía jarnesiana.
Jarnés se valió no solo del epistolario publicado por Calzado (1908) sino
también del epistolario —inédito en aquel entonces, y desaparecido a día de
hoy— con el monárquico marqués de Grijalba y su
familia. Como explico en la introducción, del centenar de cartas que pudo
contener, se incluyeron fragmentos de unas veinticuatro (2021: XCV). Este dato
y la fidelidad extrema de Jarnés a la hora de citar sus fuentes convierte su
biografía castelarina en fuente primaria para
documentar cuatro años decisivos en la vida política de Castelar (1866-1872).
-¿Y qué metodología de trabajo sueles seguir?
-En la parte interpretativa, mi trabajo es claramente deudor de los
análisis de Mijail Bajtin y
Valentin Voloshinov sobre
el discurso referido y la palabra en la novela. Es un trabajo de carácter
hermenéutico basado en la identificación de marcas lingüísticas y el análisis
de recursos estilísticos. La presencia masiva de discursos ajenos en la
biografía de Jarnés nos obliga a valorar cómo Jarnés se sitúa frente a
los discursos citados. Su postura —el contrapunto graciano— se desprende de la
distancia —mayor, menor o neutra— que toma respecto de cada uno de ellos.
Tratar de entenderla fue y es el mayor desafío. Más allá de ello, mi trabajo es
deudor de los trabajos (literarios y más aún históricos) sobre la biografía, y
la Nueva Biografía.
-¿Trabajas sobre un guión de
cuestiones y/o preguntas sobre las que ir encontrando respuestas?
-No, en absoluto. Como le decía al principio, trato de resolver
enigmas que plantean el texto literario. En el caso presente, más que en otros,
es un trabajo que podemos relacionar con el paradigma indicial
de Carlo Ginzburg y con la interpretación de textos
(literarios o no) cuyos límites han sido trazado por Umberto
Eco.
-Amiga, sabemos de tu,
digamos, “hiperactividad” ,¿nos puedes dar alguna
pista desde lo que estás trabajando en la actualidad?
-En la
actualidad, sigo trabajando sobre las obras de varios autores españoles —y
argentinos— del siglo XX. Este trabajo pretende cuestionar algunas categorías
de la historiografía literaria, como la periodización, los géneros literarios.
Tengo también especial interés por la oposición entre literatura/ estética y
política, inscrita en el origen de la modernidad estética. La obra de Jarnés
(no solo sus biografías, sino también sus novelas y sus textos críticos y
ensayísticos) ocupa un lugar céntrico en este proyecto y en la actualidad estoy
ultimando una edición de la primera biografía que publicó en la colección de Vidas,
o sea, Sor Patricinio, la monja de las llagas.
En términos
editoriales e historiográficos, es el primer eslabón de una problemática que atraviesa,
a mi modo de ver, las tres vidas jarnesianas de
marcado carácter político (le siguieron Zumalacárregui y Castelar). Me refiero,
lo he dicho ya, a la cuestión religiosa. Además de ello, reflexionaré en
este caso sobre la dificultad que implicó escribir una biografía de mujer. Es
el desafío mayor que plantea este nuevo trabajo.
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