Cazarabet conversa con... Asunción
Libertad, autora de “Canto a las ballenas” (Tundra)
Un libro de Tundra
Ediciones desde la pluma de Asunción Libertad y que se acerca a la relación de una mujer con las ballenas.
Como bien podrás
leer el libro es una especie de homenaje a la libertad y al respeto pleno y
sincero a los océanos y a sus habitantes, entre ellos, las ballenas.
Lo que nos dice la
sinopsis del libro:
La historia de la
estrecha relación de una mujer con las ballenas. Íntimamente ligada desde su
nacimiento a una beluga, desarrolla la capacidad de
comunicarse con ellas y lucha por liberarlas de su cautiverio y devolverlas a
su hábitat natural. Un canto a la libertad y a la defensa de las ballenas y los
océanos.
La autora del
libro, Asunción Libertad:
Amante de la
naturaleza, ha vivido desde la más
tierna infancia entre la tierra y el mar, .Los primeros años de su vida los
pasó jugando entre higueras, almendros, granados y oliveras en los alrededores
de Crevillente; a los once años se fue a vivir a
Canarias, a la pequeña isla de La Graciosa, mágico lugar, fuente de gran parte
de su obra creativa, especialmente se su novela Mujeres en la Isla.
A los largo de su
oficios como cuentacuentos y enseñante de literatura ha ejercido, a través de
la voz y la palabra, una ardiente y amorosa defensa de este planeta y los seres
que lo habitan.
Es colaboradora de
la Fundación Jane Goodall y de Ecologistas en Acción.
Es, además co-creadora e impulsora del grupo de
Mujeres Arbóreas, “Sabias como un árbol”.
Publica Las Sirenas y otros seres de agua—Ed.
Juan Gil Albert—Y en la actualidad se afana en la creación de una buena obra
defensora de los bosques y las mujeres, denunciando el poder devorador y ecocida del capitalismo patriarcal.
Cazarabet
conversa con Asunción Libertad:
-Asunción, ¿qué te llevó a escribir este libro?,
¿qué es lo que te motiva o te motivó?
- Con respecto a
los motivos que me llevaron a escribir “Canto a las ballenas”, hay varios, unos
más profundos y otros menos, como las raíces de un árbol. Los motivos más
profundos arrancan de la infancia: De niña
viví en La Isla Graciosa, en aquel entonces todavía era casi salvaje. Allí,
cuando iba a casa de una vecina me gustaba sentarme en un pequeño taburete que en realidad era la
vértebra de una ballena. Al parecer al
norte de la isla, en la Playa de la Concha había varado una ballena, de la que
provenía la vértebra. Los niños queríamos ir a la playa para poder jugar con
los restos de la ballena; unos habían ido y otros no, pero en la imaginación de
todos se mezclaban los juegos dentro del inmenso espacio que dejaba las
costillas de la ballena. Sé que varias veces acometimos descalzos la excursión
para llegar, atravesando la pedregosa isla, a la playa de la ballena; sé que
más de una vez fuimos descubiertos y forzados a regresar por los adultos; y
ahora mismo ya no sé si alguna vez llegué a jugar entre las costillas de la
ballena, o si mi memoria está entretejida con la imaginación cuando creo recordar esos juegos. De todos
modos, reales o imaginados, sé que mi pasión por las ballenas nació de esos
juegos y de las muchas veces, esas reales con toda seguridad, en las que me
sentaba en el taburete-vértebra de ballena, con el que iba dando vueltas al
universo, girando en él mis posaderas, siguiendo su geometría circular.
El motivo más
inmediato fue ver un vídeo de dos belugas que hay
encerradas en el Oceanográfico de Valencia. Las visité y quedé horrorizada de
las condiciones en que sobrevivían, una dando vueltas sin parar en un espacio miserable, la otra en depresión
total, aferrada a una reja con la cara
vuelta hacia el interior, sin moverse en absoluto… Me harté de llorar.
-¿Cómo
incorporas ese “amor y pasión” por el mar y la vida, así como la defensa del mismo
a tu manera de vivir y, luego, a la escritura?
-La pasión que
siento por la mar me viene de mi condición de sirena; soy medio humana, medio sirena: tengo una obra llamada Las Sirenas y otros seres de agua. Leyéndola puedes entender mi
amor por la mar; mi vida es parte consustancial de ella, tal vez por haber
pasado el final de la infancia y la
adolescencia en distintas islas.
-¿Para
ti la escritura es una manera más de entender y de afirmarte en tus ideas,
ideales y luchas?
-La
escritura es para mí una forma de vivir
y por supuesto una manera de hacer extensiva a nivel social mi lucha por la
Naturaleza. Es mi granito de arena en la defensa de la Naturaleza. No sólo en la Naturaleza que nos rodea, sino
también en nuestra Naturaleza interior, humana, igualmente corrompida y
destrozada por la sociedad capitalista patriarcal. Fíjate que repito cuatro
veces la palabra Naturaleza –con esta cinco- y en mayúscula, para significar su
importancia.
El triunfo de la depredación capitalista-patriarcal tiene
su base en la corrupción del ser humano
y en la degeneración de su sociedad, originariamente una sociedad igualitaria basada en los cuidados:
estoy hablando de las sociedades matrilineales de finales del Paleolítico y
comienzos del Neolítico. Si os interesa este tema os remito al libro de Riane Eisler El cáliz y la Espada. Su planteamiento es revolucionario: si en el pasado hubo sociedades igualitarias, sin
guerras, podemos volver a crearlas y vivir en paz y armonía con nosotros mismos
y con la Madre Tierra que nos sustenta.
-Amiga,
dirías que la mujer o desde el feminismo se entiende mejor o se empatiza más con la defensa de los animales y el ecologismo?
-Las mujeres de los
países en desarrollo son las más conscientes de los peligros de la deforestación.
Si tú tienes que cocinar con leña, quieres tener el bosque al lado de casa y no
tener que andar km. para encontrarla y luego acarrearla. El movimiento Chipko
que significa “Abrazaárboles” lo iniciaron un grupo
de mujeres en la India. Fueron campesinas de la aldea de Reni
en el Estado de Uttarakhand las que se abrazaron a
los árboles para detener a los taladores y lo consiguieron. Sucedió en 1974. A
partir de ese momento el movimiento Chipko se
extendió y no sólo en la India, surgiendo iniciativas similares en muchos
lugares del planeta.
Wangari Maathai ganó el
Premio Nobel de la Paz en 2004 por su contribución a la paz en el mundo con el
Movimiento Verde. En la tradición africana un árbol es símbolo de paz. Wangari comenzó
plantando nueve árboles en el jardín de su casa. Luego convenció a las
mujeres de que tenían que seguir sembrando para contrarrestar la masiva
deforestación de su país, Kenia. El
movimiento se extendió; en el 2004 ya habían sembrado treinta millones de
árboles y el movimiento se había extendido a treinta países africanos.
Por supuesto el
feminismo se ha unido a la defensa de la Naturaleza creando el movimiento ecofeminista; Vandana Shiva es una de sus figuras más conocidas. Como bien dice
Jean Shinoda Bolen en Sabia
como un árbol “Tener poder sobre otros”, eso es el patriarcado. El ecocidio perpetrado
por la economía patriarcal-capitalista destruye y viola de la misma manera a la
Madre Tierra y a la mujer. Las grandes compañías capitalistas, especialmente
las eléctricas y mineras, no dudan en violar y matar a las mujeres indígenas,
guardianas ellas del agua y la tierra, tal como hicieron con Berta Cáceres;
pero ella no es la única, son muchas las mujeres que han sido asesinadas y
violadas defendiendo sus bosques y sus
ríos, sin olvidar que con ellas otros
muchos líderes indígenas han perdido la vida.
Actualmente ha
surgido un movimiento mundial para cambiar las leyes también a nivel mundial y
lograr que el ecocidio
sea considerado un crimen a pagar con cárcel, ya que las más de las veces estas
empresas ya tienen preparado el dinero para pagar las
multas por la destrucción de hábitats enteros. Su nombre: Mission Lifeforce.
Concluyendo, el
feminismo intenta volver a la igualdad
primigenia entre los seres humanos. Los movimientos ecologistas intentan
preservar de la voracidad del capitalismo patriarcal los pocos lugares
naturales que quedan en el planeta. Por supuesto el actual sistema económico
capitalista genera una gran desigualdad
social; cada vez los ricos son más
ricos –riquísimos- a costa de que cada vez haya más pobres –paupérrimos- .
Es una desvergüenza
la manera en que crecen las desigualdades sociales, el ritmo acelerado de
la destrucción masiva de bosques, el envenenamiento de mares y ríos, todo va a
la par, del mismo modo que crece la violencia contra la mujer. El poder lo sabe
muy bien: Divide y vencerás. La
primera división establecida fue entre hombres y mujeres: horrenda perversión
de nuestra auténtica Naturaleza.
-Los
animales en cautividad pertenecen a “otro tiempo”, “otros días”, ¿no?...creo
que ética y humanamente nunca han tenido sentido, pero hoy menos que nuca,
¿no?-Los animales, todos ellos, deben verse o ir a verse en su hábitat…y si no
es el nuestro, el de cada día, aquello que deberemos hacer es mirar documentales,
leer libros o desplazarnos…-Aunque eso de desplazarnos…invadir ciertos lares no
deja de generar “cierto o mucha presión” sobre el entorno, ¿qué nos puedes
comentar?
-El
tema de los animales en cautividad da para mucho; voy a intentar ser parca: por
supuesto estos animales, cautivos por múltiples motivos y con variados
fines, claman al cielo por la crueldad
que supone mantenerlos separados de sus hábitats, encerrados en espacios
diminutos. Sólo con mirar sus ojos se te cae el alma al suelo. Desde luego hoy
día no es necesario, para verlos,
privarlos de su libertad y dignidad, los documentales pueden satisfacer nuestra
curiosidad. En cuanto al tema de visitarlos en sus hábitats es cierto que se
genera una presión humana muy fuerte en el entorno, más la contribución que se
hace al calentamiento global con el tráfico aéreo, uno de los más
contaminantes. Sin embargo siempre hay excepciones, por ejemplo en Uganda sé
que hay una Reserva donde se visita a
los gorilas, además de ser muy respetuosos con ellos, gran parte de las ganancias se dedican al
mantenimiento de la Reserva.
Con respecto al tema de los animales cautivos, por si lo quieres añadir,
los pajarillos enjaulados me producen una tristeza especial. La gente los
enjaula para así poseer su canto, pero no se dan cuenta de que nunca cantará un
pajarillo igual que cuando está en libertad, en medio del paisaje del que forma
parte, entre los árboles, arbustos, arroyos, lagos, ríos... Jamás podrán
escuchar su canto de éxtasis y máxima alegría.
Leonardo da Vinci frecuentaba los mercados de aves, que compraba para luego
poner en libertad.
-¿Desde
la educación o con la educación como eje deberíamos tener un instrumento para
“combatir” nuestro comportamiento para con el planeta y el resto de habitantes?
; ¿entonces por qué no lo hacemos?-¿Molesta a los poderes fácticos que sepamos
o que se “nos enseñe”, como tal y lo que, de entrada, deberíamos saber?
-En lo que toca al
tema de la Educación, he sido profesora durante muchos años. Sé de qué va.
También se encierra a los niños y adolescentes en las escuelas (cada vez más los edificios se parecen a cárceles, ni ventanas por donde entre la luz tienen ya); se
sacrifica su vitalidad, su creatividad, su espontánea alegría y su natural
deseo de aprender. En nombre de la educación se priva a los niños y niñas de su
infancia, se les somete durante horas y horas a actividades y estudios que poco
o nada tienen que ver con su Naturaleza, usando para ello férreas disciplinas y
temarios que los anulan. Los profesores y profesoras languidecen, presionados
por múltiples obligaciones burocráticas, sin poder dedicar su energía a una de
las la labores más bonitas que pueden existir “enseñar”.
Aun así hay
profesoras y profesores, niñas y niños,
que sobreviven y consiguen irradiar la luz que es propia de la enseñanza y el aprendizaje. Este verano
he conocido en la mar a una de estas
niñas: Lucía, diez años. Nos encontramos en un lugar todavía bello, aunque mermado
en gran medida de la abundancia de sus peces y moluscos. Estuvimos conversando
un buen rato sobre temas ecológicos. Me sorprendió con esta contundente frase: Somos los humanos, no los animales,
quienes estamos destruyendo el planeta;
habría que quitarles la voz a los humanos y dársela a los animales.
Le pregunté si su
maestra era sensible a los temas de ecología y me dijo que sí.
Me gusta creer que
todavía hay esperanza para el planeta tal y como ahora lo conocemos. Tal vez
fuera posible, si a través de la Educación, millones y millones de niñas y
niños, profesoras y profesores pensaran
y sintieran como Lucía y su maestra.
-Amiga,
¿en qué estás trabajando en estos momentos?
-En estos momentos
acabo de terminar Canto a las selvas, el segundo libro de la Tríada que estoy escribiendo
de defensa de la Naturaleza. Es decir estoy en plena búsqueda de una editorial
que lo lance al público. Si sabéis de alguna, avisadme por favor. Por otra
parte he comenzado la redacción de la tercera novela, dedicada a las aves.
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