Cazarabet conversa con... Valeriano Labara y Javier Barreiro, coeditores del libro “Candasnos” (Sariñena Editorial) de José Sampériz Janín

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sariñena Editorial edita un libro, una novela, diferente, pero cautivador…

Otra vez Sariñena muestra un gusto excelente en la edición.

Es una novela, una narrativa, diferente y, puede solo puede, que nos sea un poco más difícil de leer….

La introducción al libro desde Javier Barreiro, nos brinda—en parte—esta introducción: “Cuando en 1933 se publica esta obra, estructurada en tres jornadas, las novelas de tesis tenían ya un recorrido de más de medio siglo. Habían estallado, triunfado o sido derrotadas las revoluciones y ya el campo de batalla andaba más que abonado. Las luchas sociales estaban en el centro de la narrativa española, como lo estaban en Europa y gran parte de América. Sin embargo, esta novela sorprende y disuena: es un mosaico de apocalipsis en una sociedad de muñecos arrebatados por fantasmas protagonistas de orgías de violencia, desgarro y ferocidad donde sólo tiene cabida el más descabalado expresionismo”.

¿Y qué eran las novelas de tesis?

Son narraciones que se dieron mucho en el siglo XIX y que tenían la misión de ejemplarizar una teoría social y cuyos máximos exponentes fueron Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán.

Editorial Sariñena es una editorial que , además de gusto editor, tiene espíritu de buscar, rebuscar y saber qué quiere editar .No ha sido fácil editar Candasnos , una rara novela que además tenía una dificultad añadida, la de rastrear a este monegrino José Sampériz Janín---que nació en Candasnos y murió en Mauthausen—y que con el cuidado de Sariñena ve la luz, ahora en 2021, en edición facsímil con las introducciones del bibliófilo y escritor Javier Barreiro y por Valeriano Labara, descendiente del autor.

Lo que nos dice la sinopsis (Simeón Omella, maestro de Plasencia del Monte):

Una novela de excepcional rareza, no registrada en ninguna de las bibliografías consultadas. Sampériz Janín, activo militante anarquista nacido en Los Monegros, desarrolla una acción trágica, de tintes macabros, entre lorquiana y valleinclanesca, en su tierra natal oscense. Y de paso añade discreciones ideológicas de enorme fuerza libertaria. (Del catálogo de la librería Hesperia, de Zaragoza, que puso a la venta un ejemplar original hacia el año 1995) Hay otro amigo entrañable, al que debo una obligada referencia. Se trata del joven José Sampériz Janín, nacido en Candasnos y emigrado a Cuba para volver nuevamente a su tierra a principios de estos años treinta. Con él hemos mantenido largas tertulias y me consta que es un intelectual de altura y claramente comprometido con la izquierda progresista y con la República. A su corta edad posee ya una dilatada obra escrita, entre las que destacamos sus artículos en prensa.

La persona que guarda cuidado de esta edición, Javier Barreiro: Catedrático de Literatura Española, ha publicado cerca de seiscientos artículos y dictado más de doscientas conferencias e impartido cursos en universidades de Europa y América, además de promover exposiciones y muy diversas empresas culturales. Fue vicepresidente (2006-2008) de la Asociación Aragonesa de Escritores (AAE) y, en la actualidad, lo es de ARPAMS (Asociación para la Recuperación del Patrimonio Aragonés Musical y Sonoro). Desde 2005 dirige el Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos, promovido por la AAE y las instituciones aragonesas.

Ha obtenido los premios Sender de Periodismo, Nacional de Poesía Universitaria, Cuentos del Ayuntamiento de Zaragoza, San Jorge de Relatos y Mesón de la Dolores de Periodismo, y durante el periodo 1.992-1.996 codirigió la revista de artes y letras "El Bosque" de las Diputaciones de Zaragoza y Huesca.
Por sus estudios en torno al tango fue elegido académico correspondiente de la "Academia Porteña del Lunfardo" y de la "Academia Nacional del Tango".

Sus trabajos versan fundamentalmente sobre la literatura y la música popular del siglo XX (cuplé, tango, revista, género chico, copla, canción española, canción melódica...). En la actualidad sus actividades se enfocan hacia la bohemia, la antigua discografía española, las grandes figuras de nuestra canción, los autores y temas heterodoxos en la literatura (alcohol, drogas, suicidio...) y la búsqueda bibliográfica de obras y autores olvidados de los dos últimos siglos. Es coleccionista de libros, revistas, partituras y discos antiguos.

 

El autor, José Sampériz Janín: http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11240

http://www.aragonesesdeportados.org/es/858/samperiz-janin-jose/biografia.html

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2021/01/05/jose-samperiz-janin-1413445.html?autoref=true

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2021/01/05/jose-samperiz-janin-1413445.html

 

 

 

Cazarabet conversa con Valeriano Labara:

-Amigo, ¿cómo es que te fijas en esta novela? ¿quién te la acerca? ¿cómo la encuentras? ¿y cómo llegáis a la conclusión de que debe ser editada? ¿qué te atrae o te atrajo de ella?

-La novela, tan rara como su autor, yo la conocía hace tiempo, pues localicé un ejemplar en la Residencia de Estudiantes en 1996 y, más tarde, tuve ocasión de comprar uno de los poquísimos ejemplares originales que se conservan. Me atrajo mucho lo epatante que era, lo inusitado de su fondo y de sus formas. En realidad, todo llama la atención en ella: su autor, lejano pariente mío; el título que es el nombre de nuestro pueblo; lo que dice Sampériz en ella y cómo narra y opina, “a saco” que se dice ahora…

-En esto la colaboración e implicación con la editorial Sariñena y su editor, Salvador Trallero ha debido de ser muy, muy importante…

-Trallero, Sariñena editorial, ha sabido ver sobre todo el carácter netamente monegrino del autor y de la obra. Eso unido a la rareza y a la dificultad de leer a Sampériz hacían casi obligada la edición. En 2021 además se han cumplido los ochenta años de la muerte del Genio y su obra es ya de dominio público. Espero que el editor se anime a hacer lo mismo con otras obras de José Sampériz.

-¿Por qué crees que no está registrada en las bibliografías de la época…?

-Casi no hubo tiempo de registrarla, ya que se editó en 1933, aunque se hicieron abundante propaganda y reseñas de ella. Luego al ser su autor “maldito” por muchos conceptos, la obra se perdió o se destruyó casi por completo.

-¿Por qué ha pasado como desapercibida hasta que Sariñena editorial la ha desempolvado?

-Fundamentalmente por la dificultad de localizarla y leerla. Pensad que incluso José Luis Melero, el mayor bibliófilo —en el sentido prístino del término— de Aragón, todavía hoy suspira por tener este original en su nutrida biblioteca y, de momento, se va a tener que conformar con el facsímil, para reunir en ella toda la producción publicada de Sampériz, que se completa con El Sacrílego e Hitos ibéricos.

-Aunque parte de la investigación también se la lleva el intentar saber más del autor José Sampériz; ¿qué ha sido más difícil de llevar, completar, cumplimentar de la vida de este autor y de él como escritor?

-De su vida, lo más difícil de documentar fue el paso por el infierno de los campos de exterminio. Por suerte pudimos contar con el testimonio de Mariano Constante que, además, vino a Candasnos en 1998, a contarnos quién y cómo era Sampériz.

También guardo en mi archivo copia del expediente que, todavía en 1948, incoaba el Tribunal para la represión de la Masonería y el Comunismo a un Sampériz cuyo paradero se ignoraba. Igualmente he podido disponer de las “listas de la muerte”, el registro que los nazis llevaban de los prisioneros, con fechas de ingreso y “defunción” —es un eufemismo— en Mauthausen y Gusen. Es una “lista de Schindler” pero muy nuestra, muy aragonesa y muy española.

El análisis de Sampériz como escritor debía hacerlo alguna cabeza y alguna pluma como la de Javier Barreiro, con más lecturas de contraste y de comparación que las que yo tengo hechas. Así se ha hecho. También Melero creo que podría y tendría mucho que decir sobre Sampériz como “plumífero”. Yo sólo he espigado un poco en lo que la crítica coetánea del autor dijo y publicó en su día.

-¿Es de suponer que a Sampériz le interesaba escribir, pero que no le daba importancia a dar a conocer tanto lo que escribía?

-No, no, Sampériz sabía vender y difundir su producto, incluso haciendo autopropaganda, poniendo galeradas y ejemplares de sus obras en manos de personalidades como Marcelino Domingo y el mismísimo Azaña… Incluso anunciaba obras, al parecer ya escritas, que luego creo que ya no pudieron ver la luz. Por otra parte, él reivindicaba su condición de periodista y escritor, dejando la de Maestro más en manos de su hermano Cosme, su “alter ego”.

-¿Qué nos perdimos de Sampériz como escritor al encontrarla muerte en el Campo de Concentración de Mauthausen y perderse allí una vida y a un escritor?

-Creo que a un Sampériz más maduro, más en sazón, que tal vez hubiera devenido otro Ramón J. Sender, o quizá se hubiera convertido en un poeta o escritor más “bucólico”, como le pasó a su amigo y correligionario Fausto Roca, hijo de Castejón de Monegros y Maestro Nacional del Candasnos republicano.

-¿Por qué es calificada, Candasnos, de “una novela de excepcional rareza”?; ¿tú qué nos puedes decir al respecto? , ¿por qué tiene esa mezcla de ser intergeneracional….por ese corte trágico, dramático…

-Todo esto lo explica Javier Barreiro en la edición. La obra está cargada de tremendismo filosófico y existencial. Por una parte, el escenario, la época, el ambiente son tremendamente excepcionales y conforman un caldo de cultivo propicio para el nacimiento de esta criatura “frankenstein” que es la novela “Candasnos”. Por otro, como yo mismo me he encargado de apuntar y demostrar, la realidad superaba, o casi, a la ficción. En este sentido, Sampériz tuvo y supo hacer buena la consigna de Sender: “Nuestra tarea es hacer verosímil la realidad.”

-Una novela de corte generacional porque, como explica Simeón Omella, ¿se encuentra o viaja a caballo ente “el mundo lorquiano”, con esa tragedia constante, rondando…y la “mirada de Valle-Inclán”?

-La tragedia, la persecución política, la disputa sectaria, la emigración, las riñas cainitas, homicidios, asesinatos… ya estaban presentes en el entorno vital de Sampériz antes del 36. Después, como Lorca, conoció en primerísima persona el drama español de la guerra civil y, además, el europeo, pues se hallaba en las filas del ejército francés, al ser capturado en Dunkerque justo antes de exterminado en Mauthausen.

-Enlazando con las dos preguntas anteriores a mí me recuerda a la manera de ver, percibir, reciclar la realidad que le pasa y que luego escriben…nada, que reconozco a Ramón J Sender…

-No he podido o no he sabido documentar la relación con Ramón J. Sender, ni con su hermano Manuel, pero estoy convencido de que ambas se produjeron. Con el último, seguro que en la Huesca donde Sampériz se forjó como periodista coincidieron, pues incluso ambos vivían en el Coso… La lista de paralelismos entre Ramón J. Sender y Sampériz es larguísima. Estoy convencido de que las tres plumas, la de Sender, la de Jesús Moncada —éste en catalán— y la de Sampériz, son las tres que mejor caracterizan a la actual comarca socioeconómica del Bajo Cinca.

-Me parece que hasta, perdona el atrevimiento de una lectora, sin más, me parece que practica una literatura nihilista…

-Sí, a veces, parece hasta premonitorio, si bien me consta testimonialmente y de forma repetida el desbordante vitalismo que desprendía Sampériz, su carisma, su empuje, su vigor intelectual e incluso físico hasta en el último encuentro con Constante, cuando ya no quedaba en su cuerpo apenas materia y estaba a punto de convertirse en el humo y el polvo cósmico en que lo “transformaron” los esbirros de Hitler.

-Todo transcurre en un pueblo oscense, Candasnos con ese aire de tristeza contenida, de fríos avanzados, de miedos contenidos…de esperas, de avanzadas ausencias

-El pueblo, como digo, estaba más poblado y en él pasaban más cosas hace un siglo que hoy. Sampériz sabía percibir y contar las evidentes y también aquellas que no son fácilmente perceptibles. Conocía bien la idiosincrasia de los candasninos, pero se dejaba llevar, creo que deliberadamente, de su ingenuidad y su candor, tanto en la literatura como en algún escrito periodístico, más “político”.

-El autor tiene una trayectoria vital muy rica el viaje a Cuba el querer retornar a tierra oscense, decisiones que hacen que tengas un destino y no otro…, indudablemente esto enriquece a la narrativa, a la novela… proporcionalmente como lo enriquece a él mismo…

-El viaje, la odisea, geográficos y vitales, tienen un papel importante en la vida y obra de Sampériz. Largos ambos en recorrido, muy cortos, los dos, temporalmente. En consecuencia, es todo muy intenso, muy cargado, es como un buen café, indiano, americano o como un buen trago de ron cubano. O como un buen vaso de vino de la cuba del rincón, cuando Candasnos todavía producía vino con denominación de origen.

-¿Qué ves, qué notas del pensamiento libertario en la escritura y el tratamiento de la historia que se desarrolla en Candasnos?

-Que se ve más y mejor la historia y a sus protagonistas, desde la distancia, desde el tiempo, que cuando uno está inmerso en ella. Y que casi todo depende del cristal con que se mira. Me refiero al aspecto testimonial. Yo he recogido testimonios orales siempre que he abordado la historia local de Candasnos y he llegado a la conclusión de que hay que tener mucho cuidado pues no todo lo que te cuentan tiene la misma credibilidad ni la misma importancia. Es difícil saber tamizarlos. Cuando es tan vivido y tan vívido, ¡cuidado!

-¿A José Sampériz se le podría definir como un intelectual, sobre todo un pensador, que lo vuelca todo o en parte en la literatura, aunque me da, constantemente, que guarda mucho en su interior?

-Yo creo que casi todo lo que pensaba lo dijo, lo escribió o ambas cosas. Pensad que su faceta periodística era aún más productiva que la literaria. Algún día espero que podremos editar, también, siquiera una muestra de ella. Veremos entonces con qué claridad hablaba, opinaba y valoraba el mundo y la realidad que le tocó vivir, desde los grandes temas de opinión hasta los detalles más diarios, locales, costumbristas… en los que Huesca y Aragón tienen un papel esencial.

 

 

 

Cazarabet conversa con el bibliófilo Javier Barreiro:

-Amigo, ¿cómo es que te fijas en esta novela? ¿quién te la acerca? ¿cómo la encuentras y cómo llegáis a la conclusión de que debe ser editada? ¿qué te atrae o te atrajo de ella como bibliógrafo?

-Creo que el primero que me habló de ella fue Francisco Carrasquer, el escritor libertario aragonés más significado desde la Guerra Civil, si exceptuamos a Sender. Sampériz y Carrasquer eran de pueblos relativamente próximos y un hermano del último había sido cura en Candasnos, el pueblo de Sampériz. Así que en fecha indeterminada leí el libro en la Biblioteca Nacional y después incluí a Sampériz en el Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos.

-En esto la colaboración e implicación con la editorial Sariñena y su editor, Salvador Trallero ha debido de ser muy, muy importante…

-Fue Salvador quien me habló de editarlo. La rareza de la obra, el destino fatal de Sampériz y la proximidad del autor y escenario del libro a la sede de la editorial influyó, sin duda, en su decisión. Ya habíamos trabajado juntos para editar otro libro singular La vida y la muerte en Aragón, obra de otro aragonés transterrado en la Argentina, José Gabriel, de quien se deberían editar otros libros igualmente valiosos.

-¿Por qué crees que no está registrada en las bibliografías de la época….?

-Los años treinta no han sido muy trabajados hasta hace un cuarto de siglo. La novela corta anarquista, tan leída entonces, apenas se ha estudiado. Siguen saliendo estudios nuevos y, por otra parte, la literatura de carácter social y combativo, en general, fue pobremente editada y sus consumidores perdieron la guerra y, consiguientemente, sus bibliotecas, si las tenían. Además, poseer un libro tan salvaje no dejaba de ser peligroso en la posguerra. Supongo que muchos de quienes lo conservaban lo destruyeron.

-¿Por qué ha pasado como desapercibida hasta que Sariñena editorial la ha desempolvado?

-Por las razones que acabo de expresar. El libro era casi inconseguible. Pero sí que es raro que no llegara a él algún profesor o estudioso y, al menos, lo comentara. En 1996 Guillermo Fatás lo citó en la sección “Libros aragoneses”, desgraciadamente desaparecida, que firmaba en Heraldo de Aragón. Quien primero estudió al autor fue Valeriano Labara, como Sampériz natural de Candasnos, que en 1998 publicó un folleto, pero que apenas circuló. Al año siguiente publicó un artículo en Trébede y de ahí lo empezó a conocer más gente. En el año 2000 lo citaron también Mariano Constante (Republicanos aragoneses en los campos nazis), la Gran Enciclopedia de Aragón 2000 y Alfonso Zapater en el tomo IV de Líderes de Aragón. Convertir al pobre José Sampériz en uno de los líderes de Aragón es ensanchar mucho el campo semántico del sustantivo. Sí que han tenido que transcurrir casi nueve décadas para que la obra se reedite.

-Aunque parte de la investigación también se la lleva el intentar saber más del autor José Sampériz; ¿qué ha sido tan difícil de llevar, completar, cumplimentar de la vida de este autor y de él como escritor?

-La condición de coterráneo de Valeriano Labara le ha valido para ir entresacando datos de sus convecinos a lo largo de los años, como puede verse en uno de los textos que acompaña la edición. Y yo dispongo de alguna experiencia en estos asuntos pues creo que son diecisiete las obras de autores contemporáneos que he editado. En cuanto a Sampériz siempre quedan etapas oscuras en su biografía, como la del seminario o su estancia en Cuba. Por no hablar de su calvario en los campos de exterminio. Cada uno de esos ámbitos podría haber dado lugar a sendas novelas.

-¿Es de suponer que a Sampériz le interesaba escribir, pero que no le daba importancia dar a conocer tanto lo que escribía?

-Creo que sí le daba importancia. Él enviaba sus textos a quien se los aceptara. Sus editores, evidentemente, fueron de tercera o cuarta fila y sus artículos se publicaron en prensa regional o comarcal.

-¿Qué nos perdimos de Sampériz como escritor porque encuentra la muerte en el Campo de Concentración de Mauthausen y allí se pierde una vida y a un escritor?

-En primer lugar, su evolución. Tenía sólo 23 años cuando publicó Candasnos y 31 cuando fue asesinado. Y, como indiqué antes, nos perdimos las novelas del seminario, de la Cuba del dictador Machado y de los campos nazis. Tras las experiencias de ambas guerras era esperable que sus puntos de vista se hubieran modificado sensiblemente.

-¿Por qué es calificada, Candasnos, de “una novela de excepcional rareza”?; ¿tú qué nos puedes decir al respecto? , ¿Por qué tiene esa mezcla de ser intergeneracional… por ese corte tráfico, dramático…?

-Dos cosas sorprenden hondamente: la bestial brutalidad, el salvajismo de muchos pasajes que son de lo más tremendista que he leído en la literatura española y la utilización de un lenguaje hiperculto, rebuscado a veces, de un refinamiento que no se corresponde con la ferocidad de la historia.

-Una novela de corte generacional porque, como explica Simeón Omella, se encuentra o viaja a caballo ente “el mundo lorquiano”, con esa tragedia constante, rondando… y la “mirada de Valle-Inclán”.

-Como acabo de decir, la tragedia es hiperbólica, apocalíptica, rural y todo lo que se quiera. Sólo en lo de tragedia se puede aproximar a Lorca, pero ni roza su finura ni su carácter telúrico o simbólico. Y algo parecido se puede decir del lenguaje, que, como el de Valle, es rebuscado y exquisito, pero peca de artificiosidad y de un constante prurito por espantar al lector.

-Enlazando con las dos preguntas anteriores a mí me recuerda a la manera de ver, percibir, reciclar la realidad que le pasa y que luego escriben…nada, que reconozco a Ramón J Sender…

Con Sender puede tener concomitancias ideológicas y generacionales, aparte de la pertenencia a comarcas limítrofes pero muy pocas literarias ni en el fondo ni en la forma ni en la técnica y estructura ni tampoco en la ambición literaria. Por otra parte, Sender escribía desde la serenidad y Sampériz, en Candasnos, evidentemente, no.

-Me parece que hasta, perdona el atrevimiento de una lectora sin más, practica una literatura nihilista…

-En eso estaría más de acuerdo, pero lo que yo percibo es un desequilibrio general en el autor que, puede pensarse, fuera motivado por experiencias de las que poco sabemos. La intensidad es tanta que, a veces, no puede uno tomárselo muy en serio. No tanto, pero su novela anterior, El sacrilegio, aparte de más aburrida y cansina también es algo desequilibrada. No así los pocos artículos que han llegado hasta mí.

-Todo transcurre en un pueblo oscense, Candasnos con ese aire de tristeza contenida, de fríos avanzados, de miedos contenidos…de esperas, de avanzadas ausencias.

-Desde luego, Candasnos puede presumir de ser un pueblo que sirve de escenario único a una novela completa. Otra cosa es que sus vecinos estén muy satisfechos de la versión que ofrece Sampériz.

-El autor tiene una trayectoria vital muy rica: el viaje a Cuba, el querer retornar a tierra oscense, decisiones que hacen que tenga un destino y no otro…, indudablemente esto enriquece a la narrativa, a la novela… proporcionalmente como lo enriquece a él mismo…

-Antes, como hoy, quien salía de su casa para correr mundo podía tener dificultades, pero su visión se ensanchaba y se maduraba mucho antes. Es obvio que Sampériz fue al seminario porque en el ámbito rural era la única forma de cursar estudios para quien mostrase algún talento y no perteneciera a familia acomodada. Resulta palmario que la experiencia fue muy negativa para él y para tantos otros, como su prologuista Ángel Samblancat, el citado Francisco Carrasquer o Joaquín Maurín, todos oscenses y, después, de ideología avanzada. Pero esa experiencia le sirvió para saber lo que no quería y dónde estaba el enemigo. Lo mismo puede decirse de sus años en Cuba, donde se encuentra una dictadura mucho peor que la “dictablanda” de Alfonso XIII y Primo de Rivera, pero también estímulos vitales, intelectuales y lingüísticos que lo enriquecen y que se advierten claramente en la novela que comentamos.

-Javier, ¿qué ves, qué notas del pensamiento libertario en la escritura y el tratamiento de la historia que se desarrolla en Candasnos?

-Los dos hermanos Trigo, antagonistas del cura Mosén Antonio, aunque acomodados, son totalmente anarquistas; el que oficia de alcalde es un libertario racional y el otro, visceral, mucho más nihilista, dostoievskiano pero también partidario de la acción directa. Aparte de los muchos fragmentos de la novela en los que se enuncian explícitamente ideas libertarias.

-¿A José Sampériz se le podría definir como un intelectual, sobre todo un pensador, que lo vuelca todo o en parte en la literatura, aunque me da, constantemente, que guarda mucho en su interior?

- Evidentemente, sería un sujeto ideal para un psiquiatra. En Candasnos percibimos que su mente era un torbellino que nos revela a un narrador de grandes posibilidades y llamativa originalidad pero que, quizá, allí debería haber sido más controlada. Su cerebro es un pantano con enorme capacidad, pero al que se le han roto las compuertas.

 

 

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