Cazarabet conversa con... José Antonio
Tapia, autor de “Cambio climático ¿qué hacer?” (Maia)
Editorial Maia
y el autor José Antonio Tapia indagan sobre lo qué hacer para intentar revertir
el cambio climático…
El libro está dentro de la colección
de Claves para Comprender la Economía.
Siete capítulos indagan sobre qué
podemos y seguramente debemos hacer para ayudar a revertir los efectos del
Cambio Climático…estos siete capítulos arrancan de un prefacio y de una
introducción. Los capítulos son: Lo más previsible; ¿Hay alguien interesado en
que ocurra el cambio climático?; Malas perspectivas; James Hansen
y las políticas para reducir las emisiones de CO2; La controversia sobre la
energía nuclear; Tom Wingley y la ingeniería
climática; Daniel Tanuro y el análisis social y
económico del cambio climático.
La sinopsis del libro que edita Maia:
Vamos a indagar un poco más sobre lo
que “nos dice El cambio climático –un aumento de las
temperaturas medias atmosféricas y de la frecuencia de fenómenos meteorológicos
extremos– es para una gran mayoría de los expertos un proceso cuya existencia
está más que demostrada. El libro no discute los datos científicos que
sustentan la existencia del cambio climático y su conexión con las actividades
humanas, sino el qué hacer al respecto. Históricamente, el título ¿Qué hacer?
sugiere propuestas escritas desde el punto de vista del intelectual seguro de
sí mismo, confiado en que lo que propone habrá de llevar a la meta buscada, una
evolución social hacia lo beneficioso para todos. Este libro discute, sin
embargo, diversas razones por las cuales parece especialmente difícil frenar
esa evolución del clima hacia resultados catastróficos. A pesar de ello, se
hacen propuestas concretas para intentar evitar dicha evolución. No son
propuestas fáciles; los lectores habrán de juzgar si son convincentes o si hay
mejores opciones.”
El autor José Antonio Tapia
Granados: este médico de la Universidad
Complutense de Madrid es también economista por la New School
for Social Research de
Nueva York. Trabajó para la Organización Mundial de la Salud y la Universidad
de Michigan y actualmente es profesor titular del Departamento de Políticas de
la Drexel University, en
Filadelfia, donde imparte cursos sobre desarrollo social, economía política y
cambio climático. Ha publicado en diversas revistas académicas internacionales
y en medios digitales. Es coautor con Rolando Astarita
de La Gran Recesión y el capitalismo del siglo XXI—Catarata 2011—Maia ha
publicado su ensayo Rentabilidad, inversión y crisis—2017—y su edición de
Crisis económica y teorías de la crisis: un ensayo sobre Marx y la “ciencia
económica”, de Paul Mattick—2014--.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=617615
http://rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Jos%E9%20A.%20Tapia%20Granados&inicio=0
http://www.sinpermiso.info/Autores/Jos%C3%A9-A.-Tapia-Granados
Cazarabet conversa con José Antonio Tapia:
-Primero que nada,
amigo Tapia, muchas veces hablamos de “cambio climático” y se nos llena la boca
con el término, pero sería bueno explicar un poco a qué se refiere exactamente.
-Cuando se habla de cambio
climático en el contexto actual se hace referencia a un fenómeno debido a las
actividades humanas, fundamentalmente industriales, caracterizado por el
aumento de las temperaturas medias de la atmósfera y los mares, cambios
consiguientes en los patrones climáticos con aumento de los fenómenos
meteorológicos extremos y elevación del nivel del mar.
-Aparece a principios del siglo XIX, pero ¿cuáles fueron esas
primeras manifestaciones y fruto de qué? Entre las causas están las que podrían
considerarse derivadas del curso natural, pero también las causadas por la
huella del anthropos, ¿no?
Bueno, ante todo déjame
explicar que yo no soy ni meteorólogo ni climatólogo ni oceanógrafo ni especialista
en física de la atmósfera. Son estas las
especialidades que estudian los aspectos físico-químicos, atmosféricos y
oceanográficos del cambio climático. En el libro yo solo resumo todos
estos aspectos digamos climatológicos del problema para centrarme en los
aspectos políticos y económicos del cambio climático y en el qué hacer al
respecto. Yo doy por válido el consenso científico que dice que ese cambio
climático está ocurriendo ya, es consecuencia de las actividades humanas, no de
procesos naturales, y muy probablemente tendrá consecuencias catastróficas si
no se le frena. El físico sueco Svante Arrhenius propuso ya a finales del siglo XIX que el CO2,
dióxido de carbono, que se produce en todas las combustiones, podría tener una
influencia importante en la temperatura de la atmósfera. Pero no fue hasta las
últimas décadas del siglo XX que toda una serie de investigaciones diversas
confluyeron y comenzó a haber consenso científico en que las temperaturas
medias estaban subiendo y que eso se debía muy probablemente a las actividades
humanas. Esto ha sido aceptado por ejemplo por las academias de ciencias de
Alemania, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Italia, Japón,
el Reino Unido y Rusia.
-Las consecuencias
del cambio climático van mucho más allá de lo que afecta la salud ambiental, la
salud de las personas, porque también tiene consecuencias en la economía y en
el ámbito social. Es como piedra angular que al moverse desencadena una crisis en cascada. ¿Qué nos puedes
comentar?
-Lo que nos dicen los expertos en climatología es
que el cambio climático tendrá consecuencias gravísimas para la humanidad si no
se le pone freno. El aumento de fenómenos meteorológicos extremos como sequías,
huracanes y olas de calor que es parte consustancial del cambio climático irá
acompañado por una subida progresiva del nivel del mar que puede generar muchos
millones de refugiados. Las olas de calor en años recientes
han generado miles de muertes en todo el mundo y los incendios, muy
probablemente conectados con el cambio climático, han provocado cientos de
muertes y miles de viviendas destruidas, por ejemplo en California. Según un
informe científico recién publicado, considerando la distribución geográfica
actual de la población mundial, unos 150 millones de personas viven en áreas
que previsiblemente estarán cubiertas por la marea alta en el 2050. Esto se
refiere por ejemplo, por citar algunos sitios conocidos, en India, a Mumbai; en
China, Shanghái; en Vietnam, Ciudad Ho Chi Minh, la antigua Saigón; en España,
Cádiz y gran parte del delta del Ebro; y así sucesivamente. Los desplazamientos
de poblaciones de tantos millones de seguro generarán enormes tensiones políticas
nacionales e internacionales.
-¿Podrías explicarnos el porqué de este libro,
seguramente tu faceta de médico y economista influye y no poco?. ¿Qué pretendías y qué hay detrás de este libro que
analiza y trata de explicar el fenómeno del cambio climático?
-Siempre tuve interés por los temas que afectan en
general a la sociedad y el cambio climático me pareció siempre un tema
importante. Luego tuve que enseñar un curso sobre economía política del cambio
climático y fui viendo aspectos que no había visto antes. El resultado es este
libro que no es estrictamente sobre el cambio climático, porque no es un libro
de física o climatología, sino sobre qué hacer respecto al cambio climático.
-¿Es en alguna medida la génesis del mismo, enlazando con la pregunta
anterior, “desnudar la realidad socio-económica” que hay en el
cambio climático?
-Sí, en cierta forma así es.
-En los últimos tiempos se habla mucho del cambio
climático. ¿Qué es lo nuevo que aporta tu libro a ese debate?
-Bueno, eso lo deberán decir los
lectores. Yo he intentado hablar de una serie de aspectos que normalmente no se
mencionan. A mi juicio hay una enorme desinformación, en gran medida alimentada
sistemáticamente, sobre este problema.
-¿Es, hoy y ahora, el mayor problema al que se
enfrenta la debilitada salud ambiental del planeta tierra?
-Yo creo que sí, que este es con mucho
el mayor problema de la humanidad, junto con la prevención de una tercera
guerra mundial.
-Si entendemos la salud desde la perspectiva
holística e integral, ¿hasta qué punto podemos, yo casi diría que debemos,
hacernos a la idea de que el cambio climático ya nos afecta de lleno? ¿Cómo nos
afecta ya, sin que nos demos cuenta? ¿Es comparable al iceberg del que solo
vemos una punta cuando por debajo del mar hay una masa mucho mayor?
-Según diversas estimaciones el cambio
climático ya está produciendo importantes efectos sobre la salud. Por ejemplo,
en la ola de calor del verano de 2003 en Europa hubo unas 70.000 muertes que no
se habrían producido sin ella. Los cambios en los patrones climatológicos
cambian la distribución de vectores de enfermedades infecciosas como los
mosquitos, agravan enfermedades como el asma y dañan la producción agrícola, lo
que es especialmente grave en países pobres cuyas poblaciones se ven a menudo
forzadas a emigrar.
-El cambio climático
afecta también a la economía de muchas maneras y formas. ¿Qué nos puedes
explicar al respecto?
-Según un famoso informe del economista
Nicholas Stern, encargado por el gobierno británico,
los costos y riesgos generales implicados por el cambio climático pueden
considerarse equivalentes a una pérdida del 5% del producto bruto mundial cada
año, por un periodo indefinido, aunque considerando una gama más amplia de
riesgos catastróficos posibles, el impacto del cambio climático podría ser
hasta del 20% del producto bruto mundial, o incluso más, también
indefinidamente. Para poner en contexto esas afirmaciones pueden compararse
esos impactos con el de la Gran Recesión que comenzó en el 2008 y supuso una
contracción económica de algo menos del 2% del producto bruto mundial.
-¿Se pueden parar los efectos del cambio climático?
¿Cómo y de qué manera? ¿Estamos aún a tiempo?
-Lamentablemente el tren va muy rápido
y acelerando, y el precipicio o el peñasco en medio de la vía están ya bastante
cerca. Y los políticos siguen contándonos historias de hadas al respecto. Hay
que tirar del freno de emergencia lo antes posible.
-¿Qué podemos hacer para intentar revertir el
cambio climático?
-Hay que intentar que se tomen medidas
para reducir el uso de combustibles fósiles, por ejemplo, prohibir los
productos desechables, quitar todas las subvenciones a los combustibles fósiles
y encarecerlos. Claro que para que esas medidas no sean antipopulares hace
falta que las normativas correspondientes sean progresivas de forma que
favorezcan a una mayoría de la población, por ejemplo con un impuesto al carbono que se redistribuya a todos los
hogares en proporción al número de personas en el hogar. Los aviones, el
automóvil privado, el aire acondicionado, los productos desechables y la carne
implican grandes emisiones de los gases que generan el cambio climático, así
que consumirlos lo menos posible es positivo desde el punto de vista de hacer
algo individualmente. Sin embargo, hay una enorme maquinaria publicitaria que
incita a usar todo esto tanto como se pueda y que cada vez más se esfuerza en
ocultar las consecuencias ambientales del consumo de estos productos. Quizá la
única forma de hacer frente al cambio climático es cambiar el sistema
económico, hoy basado en la ganancia de las empresas privadas, pero eso no
parece que esté a la vuelta de la esquina. En esto, como en otras muchas cosas,
me gustaría estar equivocado.
-¿Hasta qué punto somos algo más que espectadores
del desastre y casi profetas de un imparable viaje muy acelerado hacia el
desastre?
Eso es muy difícil de decir. Lamentablemente las
soluciones no son nada fáciles. Sin embargo, si un barco se hunde o un tren
choca, la velocidad a la que ocurra el hundimiento o el choque determinará en
buena medida el número de víctimas.
-¿Qué se nos ha escondido o en qué se nos ha mentido sobre el
cambio climático? Quizá no hace falta ni que nos mientan, solo hace falta que
omitan parte del relato o que nos lo cuentan poco a poco, como para que lo
podamos digerir mejor.
-Eso es una manera de explicarlo, sí.
Desde mi punto de vista se ha ignorado y también se ha ocultado
sistemáticamente la importancia del problema y los políticos y los economistas
han sido los principales responsables de que haya sido así. El mito de que la
humanidad puede seguir “comiéndose” un planeta
que es finito y llenándolo de basura a una velocidad cada vez mayor ha
sido exaltado repetidamente, en su versión más reciente como “desarrollo
sostenible”, y no sólo desde los
gobiernos.
-¿Desde qué campos o perspectivas somos cómplices
del desastre y hasta qué punto podemos dejar de serlo y empezar a revertir la
situación, si es que se puede?
-Ya dije que determinadas formas de
consumo son especialmente nocivas. Lamentablemente, muchas de ellas son
especialmente deseadas.
-¿Es fruto todo esto de un desarrollismo llevado
exponencialmente a un lugar sin retorno donde se da la mano con el
neocapitalismo más desbocado?
-Sí, podría decirse algo así.
-En la ósmosis entre hombre y convivencia con el planeta sale
perdiendo la casa de todos… Parece que ni aprendemos ni queremos aprender.
Mientras estemos viviendo en esta gran casa común queremos sacar el máximo
partido, sin mirar a nadie más ni a donde nos llevan nuestros comportamientos.
¿Por qué esa voracidad, esa vanidad? ¿De dónde sale tanta prepotencia?
-No sé, eso son temas filosóficos para
los que yo no tengo ninguna respuesta clara, quizá podría decir que la
ignorancia es el factor principal. Sabemos mucho de fabricar explosivos o
fertilizantes o construir rascacielos pero muy poco de cómo evitar matarnos en
guerras, ser infelices o destruir el medio en el que vivimos.
-¿Está en la educación a todas y a todos y desde
muchos frentes parte de la concienciación e ir invirtiendo situaciones?
No sé, quizás. Lo que está claro es que
son los jóvenes quienes hoy están a la vanguardia en este tema. ¡Menudo marrón
que les hemos dejado los de mi generación!
-¿Qué
negocios esconde el cambio climático? Porque detrás de cada tragedia hay gente
que siempre se ha enriquecido, ¿no? ¿Qué es más rentable,
mitigar o adaptarnos?
-Beneficiarse, se benefician pocos, los fabricantes de bicicletas
o de aerogeneradores o paneles solares, que por otra parte seguro fabrican
cosas que saldrían perjudicadas por políticas para prevenir el agravamiento del
cambio climático. Más bien habría que preguntarse qué negocios o qué intereses
han negado y ocultado el cambio climático, porque eso ha ocurrido y sigue
ocurriendo. Las compañías productoras de combustibles fósiles o de automóviles,
por ejemplo, hacen su negocio con el consumo de esos combustibles que están
destruyendo el clima. Lo mismo ocurre con ciertos países como Rusia, Arabia
Saudí, Irán, Venezuela o Noruega, cuya economía depende en buena medida del
petróleo. Toda la actividad empresarial se basa en general en el consumo de
energía y esa energía es sobre todo producto de la combustión de carbón,
derivados del petróleo o gas natural. Por lo tanto las cámaras de comercio e
industria y las asociaciones empresariales se oponen a las políticas para
reducir el uso de combustibles fósiles, para defender sus beneficios a corto
plazo.
Personalmente, creo que nos engañan con los plazos, que esto, esta
degradación del planeta, va peor de lo que nos dicen y mucho más deprisa de lo
que nos explican y argumentan. ¿Qué nos puedes decir?
En general estoy de acuerdo con esa visión.
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