La Librería de El Sueño Igualitario

978-8490451236.jpgCazarabet conversa con...   Aurora Bosch, Teresa Carnero y Sergio Valero, editores del libro "Entre la reforma y la revolución. La construcción de la democracia desde la izquierda" (Comares)

 

Desde Editorial Comares se ha editado un libro, en su colección historia, que es toda una declaración, una carta de presentación….Comares quiere dar a conocer y compartir conocimientos y desde la pluma de los más expertos, nada más….no creo que pretendan que sus libros estén en las listas de los más vendidos ni nada de eso. Van más allá, se ciñen al contenido más puro y para ello, como decíamos se rodean de las mejores plumas, Bien hoy nos acercamos al compendio de ensayos con el libro, “Entre la reforma y la revolución”. El libro reúne una serie de trabajos, estudios…en definitiva ensayos, más o menos extensos, que reflexionan sobre las reformas y las revoluciones, desde diferentes ángulos y perspectivas,  en la historia, bien en la historia contemporánea.

Los ensayos del presente volumen están unidos por la reflexión sobre las dificultades de la consecución de la ciudadanía igualitaria, la relación de las distintas culturas políticas de izquierda con este objetivo, y la democracia en general, a lo largo del siglo XX. Aunque la mayor parte de los capítulos se refieren a España, lo hacen en un marco comparativo europeo y se incluyen capítulos específicos sobre Francia, América Latina y Estados Unidos.

Partiendo de la frase de George Eley, citada por Sandra Souto, de «que la democracia en Europa ha sido un fenómeno frágil, discutido, inacabado y relativamente reciente», apreciación que podríamos también extender a América latina, Teresa Carnero nos recuerda que si la consecución de la ciudadanía política y social igualitaria requiere garantías mínimas de transparencia, competencia indiscriminada entre opciones políticas concurrentes en los comicios y capacidad de nivelación social, las élites conservadoras y liberales españolas fueron incapaces durante más de medio siglo de desplazar la oferta política en dirección igualitaria. Fueron así el Sexenio y la revolución política republicana de 1931, con un fuerte impulso socialista, las que en períodos cortos, de cambio intenso, generaron rupturas inaceptables para unos y transformaciones insuficientes para otros, sin un amplio legado acumulado de ciudadanía política y social igualitaria, imprescindible, tal y como indica J. Gerring, para las perdurables transiciones a la democracia.

Teniendo en cuenta también ese aspecto de que la democracia parlamentaria es «un proceso acumulativo de aprendizaje político», Fernando del Rey analiza en clave comparativa la relación del socialismo español con la democracia entre 1931 y 1936. A diferencia de Europa central y occidental, el retraso del socialismo español en convertirse en un partido y movimiento de masas repercutió en una ideología corporativista-sindical, de objetivos municipalistas, que caracterizaban una cultura política artesanal y localista, más que electoral o de grandes debates políticos. Ello produjo en los años treinta un movimiento «sumamente plural» con, al menos, tres corrientes internas sindical, política, radical, que dificultaron su coherencia ideológica de 1930 a 1939.

Con estas características fue indudable la aportación del socialismo español a la construcción de la ciudadanía democrática y la modernización de las relaciones sociales en España, aunque por su concepción patrimonial, instrumental y excluyente de la democracia similar a otras culturas políticas españolas insiste del Rey evolucionó hacia un camino insurreccional y de confrontación que culminó en octubre de 1934 y en el «frentismo» político posterior. Fue esta una evolución muy similar a la del socialismo en Alemania e Italia, pero muy distinto al reformismo democrático y de alianza con las clases medias de Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Finlandia. Para del Rey, los hechos demuestran cómo la amenaza fascista se utilizó en España por los cuadros socialistas más que por la radicalización de las bases como un mito movilizador frente a «los enemigos de siempre», teniendo los socialistas una responsabilidad ineludible que no exclusiva en el clima de tensión y vulneración de la ley desde 1934. Como señala el autor solo después de la Segunda Guerra Mundial los socialistas españoles, y todos los socialismos europeos, aceptaron la democracia parlamentaria como un bien ineludible.

En contra de lo que se ha afirmado tradicionalmente, y matizando a del Rey, Aurelio Martí argumenta que en las páginas de Leviatán había un discurso intelectual socialista antes de la Guerra Civil, que no descuidaba el tema nacional. El discurso político y cultural socialista sobre la nación española discute así tanto el internacionalismo socialista, como la tesis de la débil nacionalización española. El PSOE, indica Martí, identificaba en «la nueva nación» la lucha de la clase obrera como una continuación de la lucha heroica del pueblo español desde Villalar, en términos muy parecidos al republicanismo.

Volviendo al contexto de la convulsa Europa de entreguerras, Sandra Souto matiza y explica indirectamente la radicalización del socialismo español, al analizar cómo democracia, antifascismo y revolución fueron las distintas alternativas de las juventudes obreras en la primera gran oleada de movilización juvenil que vivió Europa occidental, cuando los jóvenes eran uno de los sectores más castigados por el desempleo de los años treinta. Las divisiones en el seno del socialismo europeo, la atracción hacia la URSS, que las juventudes fueran el origen de muchos partidos comunistas, inclinaron a las juventudes socialistas hacia la unión con los comunistas y el frente populismo dentro de un antifascismo militante.

 

Cazarabet conversa con Aurora Bosch, Teresa Carnero y Sergio Valero.

aurorabosch.jpg- En este libro abordáis, desde diferentes plumas, la construcción de la democracia desde la izquierda. Vamos a ver¿ es más difícil todavía y desde siempre llevar a cabo el viaje hacia una verdadera democracia desde la izquierda?. ¿Será esto porque la izquierda vertebra siempre más y diferentes discursos y la derecha solo tiene como una especie de pensamiento único para llevar a cabo sus metas?

     -Aunque la dificultad parezca mayor desde la izquierda, la experiencia histórica durante el siglo XX demuestra que izquierdas no autoritarias y heterogéneas favorecen con su política el logro de la democracia en muchas de las historias nacionales, en muchas ocasiones, en coalición con partidos liberales y reformistas. Precisamente la lucha por la igualdad y la ciudadanía igualitaria les ha llevado a aprovechar cualquier posibilidad de  ampliación del sufragio en beneficio de “la mayoría que consideran representar”. Estas posibilidades han sido anteriores y más fáciles en aquellos países en que las élites políticas estuvieron dispuestas a transitar del liberalismo a la democracia. Más difíciles, en casos como el español, en que la resistencia de las élites hasta 1975 solo permitió avances anteriores con situaciones de rupturas-revolución republicana 1931- y cambios  profundos y rápidos, que generaron resistencias feroces. También la experiencia del fracaso o la dificultad de “realizar la revolución” en Europa o América Latina, les ha llevado históricamente   a  abandonarla como objetivo y aprovechar las posibilidades de reforma dentro de la democracia. Obviamente, no cabe en este escenario las revoluciones comunistas triunfantes, convertidas en dictaduras soviéticas, que rápidamente eliminaron las propias disidencias revolucionarias y los mecanismos mínimos de crítica colectiva.

-¿Cómo ha sido el trabajar con tantas plumas ¿ cómo las fuisteis reuniendo?; ¿cómo os hicisteis con los temas a desarrollar?

   - Todo viene de los contactos que ha mantenido el proyecto de Investigación Democracia y culturas políticas de izquierda desde 2009 con distintos investigadores y grupos de investigación que están tratando temáticas similares. Muchos de ellos han pasado por el seminario, que bajo la coordinación de Sergio Valero, llevamos realizando desde  2008. En ellos nuestra aproximación al tema ha sido siempre muy abierta historiográfica y temáticamente. También quiero resaltar la relación con un proyecto de Investigación en Francia, el de la Universidad de Franche-Comté, que trataba un tema parecido.

-¿De dónde sale, o de quienes, la idea de llevar a cabo este magnífico trabajo que analiza el camino, desde la izquierda, hacia la democracia entre la reforma y la revolución?

  -La idea originaria es de Teresa Carnero, que en artículos teóricos o concretos sobre el socialismo español había comenzado a plantear la relación entre socialismo y democracia. Cuando pensamos en un proyecto de investigación, que finalmente dirigió Aurora Bosch, también Teresa Carnero sugirió la relación entre democracia y culturas políticas de izquierda en el siglo XX. En el equipo, que finalmente ha estado trabajando casi 6 años en dos proyectos distintos en torno a la misma temática, queríamos también que se analizara esta relación desde una perspectiva de género, desde las identidades nacionales y desde luego incluir un ámbito comparativo con América y la Europa meridional. Para ello fueron esenciales las aportaciones y enfoques de Javi Navarro (cultura anarquista), Ana Aguado y Luz Sanfeliu (género y ciudadanía) y de los investigadores más jóvenes del grupo en torno al socialismo (Sergio Valero, Aurelio Martí). A la hora de componer el libro, este tenía que tener en cuenta las reflexiones de otros investigadores, con los que habíamos tenido contactos, sobre el tema central de la relación entre izquierda y democracia en el siglo XX, cubriendo con ello los aspectos y perspectivas que no habíamos tratado, pero considerábamos esenciales.

imagen27233g.jpg-¿Cómo definirías o describirías a los lectores de El Sueño Igualitario, cómo fue la convivencia, a veces el anhelo de ella, entre la izquierda y la democracia?

       - Depende mucho de las historias nacionales concretas, en general, en Europa Occidental, es una relación conflictiva hasta que, tras la II Guerra Mundial, se abandona totalmente la idea de toma de poder revolucionaria y/o  la atracción por el bolchevismo. En la URSS, donde triunfó el modelo bolchevique, la democracia, e incluso la disidencia dentro de la izquierda- “la democracia soviética”- fue sacrificada antes de la muerte de Lenin (1924) y aniquilada totalmente por el estalinismo. Lo mismo sucedió en la Europa Centro -Oriental, a partir de la dominación soviética tras 1946-1948. En Estados Unidos, sin embargo, la democracia para los varones blancos fue muy temprana, pero la relación con la izquierda ha sido conflictiva, porque el consenso política liberal sospechaba de cualquier política estatal intervencionista. En América Latina, sin embargo, la evolución es similar a la europea, aunque con una cronología más tardía, y sin haber perdido la atracción hacia la retórica revolucionaria, ejemplificada en la llamada “vía rosada”, debido a la permanencia de desigualdades sociales muy marcadas y al papel intervencionista de Estados Unidos a lolargo del siglo XX .

-Me “ha chocado” mucho el apartado dedicado a la juventud….sin ella, sin una juventud que arrimase el hombro hacia la izquierda y con ganas de libertad, justicia, fraternidad…era muy difícil luchar por una verdadera democracia… dos preguntas a raíz de este apartado: ¿cómo de importante fue la lucha obrera de los más jóvenes en pro de la democracia? Y ¿cómo, desde el sector universitario y estudiantil, se fraguaron los movimientos que trabajaron incansablemente por la democracia?

     -El análisis generacional es un elemento esencial para entender el cambio histórico. Baste recordar que eran muy jóvenes los militantes que participaron en insurrecciones anarquistas, ocupaciones de tierras, en la revolución y en la guerra civil española en los años treinta. También en los sesenta llama la atención que los líderes de la lucha de los civiles en Estados Unidos- Martin Luther King tenía 26 años cuando en 1955 se convirtió en el líder de la lucha de la minoría negra -o los líderes estudiantiles en España, Europa y América eran muy jóvenes. Tras la primera Guerra Mundial la juventud aparece como un valor y un actor político fundamental. Los movimientos sociales y políticos de izquierda  se vieron influidos por este impulso juvenil. En el caso de la izquierda su atracción, tanto en los movimientos anarquistas, socialistas, comunistas, era por las soluciones rupturistas y revolucionarias, que caracterizaron el convulso periodo de entreguerras.  Pasada la II Guerra mundial, y concretamente, en los movimientos estudiantiles de los sesenta y setenta, la apuesta juvenil por una crítica de la izquierda dominante y ortodoxa, contribuyó sin embargo a añadir nuevos valores a la lucha por la igualdad y la democracia: el género, la raza, las relaciones personales más igualitarias, la ecología…

 -El campo de la educación  juega un papel importantísimo y más que trascendental…¿Cómo las diferentes maneras de entender y de llevar a cabo la educación, desde la izquierda, pudieron en su día ser importantes para influir en docentes , coparticipes de la educación y los propios estudiantes para ir hacia la democracia?.

        -Toda la izquierda consideró siempre el acceso a la educación y la cultura igualitaria como un elemento esencial de su lucha política. Es llamativo, que en sus movimiento, todas las culturas políticas de izquierdas tuvieran ámbitos de educación informal, paralelos a los sistemas institucionales. También, en el caso socialistas españoles, desde 1890, realizaron a través de sus sociedades y periódicos- El socialista, Vida Socialista- una labor de pedagogía política democrática intelectual y práctica, que también practicaban los republicanos.

       Cuando la izquierda llega al poder, el asegurar una enseñanza estatal básica, gratuita y laica era y es uno de sus objetivos igualitarios principales. Desde entonces, el papel de agitador y movilizador social,  pasa a estar en manos de las propias organizaciones estudiantiles, con poca relación con la izquierda institucional.

-La mujer en el siglo XX fue tomando más carácter, más identidad y más presencia ¿cómo influye esto en el viaje hacia la democracia?

-En principio, podemos señalar que sin el elemento de género es imposible hablar de una democracia propiamente dicha. En el marco de la izquierda, su visión hacia las mujeres fue siempre ambivalente. Si bien, tradicionalmente, apostaron por la participación política igualitaria de hombres y mujeres, con lo que ello suponía de refuerzo social para sus movimientos, en el plano social, laboral y práctico, esto fue más complicado. En este sentido, los movimientos contestatarios de los años sesenta fueron esenciales para incluir las problemáticas de género en la lucha por una democracia más igualitaria.

Sergio-Valero.jpg   -Sin igualdad de géneros una democracia nunca es posible…pero la igualdad de sufragio, la identidad que fue asumiendo la mujer en y durante la II República, cayeron tras la derrota de ésta a manos del golpe de Estado y tras la victoria de Franco y con su dictadura. Ahí la mujer vuelve a ser sometida…Por favor, explicadnos cómo fue ese rearme de muchas mujeres (se entiende en la dictadura y entre el silencio) porque cuarenta años después se volvió a despertar esa mujer que alzaba la voz, convirtiéndose en uno de los colectivos que más ha hecho por la democracia.

   -Empezaríamos diciendo que no hubo un desarme total a partir de 1939, sino que este se produjo básicamente en el ámbito público. En el ámbito privado y familiar, la pervivencia de valores, ideas y principios se asienta como principal influencia de las luchas comenzadas por los más jóvenes a partir de los años sesenta y setenta. Esta lucha, en el caso de las mujeres, se manifiesta de forma más palpable durante la Transición, momento en el cual la movilización femenina en pro de la democracia y de la igualdad fue crucial para la consecución de reformas que llegarían ya durante el período constitucional (divorcio, aborto, etc.). 

-Vamos a ver, es que esta pregunta me es muy compleja de realizar por todo lo que comporta ella, pero en un primer apartado le dedicáis al socialismo, democracia y nación un “aparte”….para que nuestro lector se haga una idea de lo que queréis explicarnos allí ¿qué identidad y qué corrientes (desde las políticas, sindicatos, intelectuales) abarca el socialismo en este apartado?

-Tradicionalmente, se ha entendido que los movimientos socialistas eran meramente internacionalistas y, por tanto, no participaban de los valores y sentimientos nacionales. En los últimos años, se ha revisado dicha tesis y se ha comprobado cómo el socialismo, sin renunciar al internacionalismo, compartía los discursos nacionales progresistas y colaboraba activamente a su difusión y reproducción, siempre obviamente desde su perspectiva popular e igualitaria. De este modo, en el caso español, el PSOE contribuyó activamente a elaborar un discurso nacional español que entronca con los difundidos por la intelectualidad progresista y republicana desde finales del s. XIX. También los socialistas y radicales estadounidenses, para huir de la acusación de ser antiamericanos por su apuesta por la intervención estatal, reforzaron su entronque en la tradición política y nacional americana desde Tom Paine.

-¿Qué importancia, qué peso tiene y retiene la corriente anarquista hacia conseguir la democracia plena?. ¿Qué discursos creéis, dentro del anarquismo, tuvieron más calado entre los diferentes colectivos y demás para que la gente se concienciase hacia la democracia, aún teniendo que “tragar”…porque para asumir la II República los anarquistas siempre se quejaron (creo que con bastante razón) de “tener que tragar” y actualmente, en la presente democracia, el colectivo de anarquistas sigue, más o menos, con lo mismo…?

-Dentro del heterogéneo movimiento libertario español, hay una corriente que aprovechó todos los momentos reformistas para avanzar en sus objetivos sociales y económicos dentro del marco legal. Así, aprovecharon las circunstancias de la Segunda República, colaboraron en el gobierno republicano durante la Guerra Civil y, tras ella, lucharon por la democracia desde el exilio junto a otras organizaciones políticas republicanas. Esta tendencia siempre tuvo frente a ella a otra más radical, que consideró que todo régimen no revolucionario era reaccionario, y entre estos se situó también la democracia republicana. Ello llevó a movilizaciones radicales que los situaba fuera de los regímenes establecidos. Tras la dictadura, el movimiento anarquista se ha situado en una perspectiva contracultural, parte de la cual ha llegado a impregnar la retórica y los programas de la izquierda más templada (defensa de homosexuales, drogodependientes, enfermos mentales, paradigmas posmodernos,…).

-Reforma, revolución…. ¿cuál es el camino? o ¿es que es tan difícil encontrar el paso intermedio, aquello que podríamos denominar como equilibrio, para pasar a la democracia desde una dictadura sin tener que perder demasiadas de nuestras reivindicaciones(por llevar a cabo reformas de “poco calado” ) o, por contra  la revolución es demasiado para un sistema muy acomodado, amante del capital e intransigente con las libertades

   -Durante el siglo XX, la izquierda mayoritaria siempre ha apostado por cambios graduales y reformistas en pro de la construcción de un sistema lo más igualitario posible. Ello dio como resultado la construcción del Estado del Bienestar a partir de los años cuarenta. En momentos como el actual de crisis económica, en los que se cuestiona el llamado capitalismo democrático surgido tras la Segunda Guerra Mundial, la izquierda se encuentra en una verdadera encrucijada. El avance hacia una mayor igualdad, e incluso el mantenimiento de la conseguida, está cuestionado por la coyuntura económica y la hegemonía del pensamiento económico neoliberal en una economía global. Ello ha dado lugar a la aparición de nuevas alternativas que recuperan parte del discurso abandonado por la izquierda tradicional mayoritaria, pero que, en el fondo, en nada resultan novedosas, pues recuerdan a alternativas ya aplicadas por esta izquierda mayoritaria en momentos de menor complejo ideológico y político de esta.

 

 

 

 

 

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Entre la reforma y la revolución. La construcción de la democracia desde la izquierda. Aurora Bosch, Teresa Carnero, Sergio Valero (eds.)
320 páginas         17 x 24 cms.
22,00 euros
Comares



Los ensayos del presente volumen están unidos por la reflexión sobre las dificultades de la consecución de la ciudadanía igualitaria, la relación de las distintas culturas políticas de izquierda con este objetivo, y la democracia en general, a lo largo del siglo XX. Aunque la mayor parte de los capítulos se refieren a España, lo hacen en un marco comparativo europeo y se incluyen capítulos específicos sobre Francia, América Latina y Estados Unidos.

 Partiendo de la frase de George Eley, citada por Sandra Souto, de «que la democracia en Europa ha sido un fenómeno frágil, discutido, inacabado y relativamente reciente», apreciación que podríamos también extender a América latina, Teresa Carnero nos recuerda que si la consecución de la ciudadanía política y social igualitaria requiere garantías mínimas de transparencia, competencia indiscriminada entre opciones políticas concurrentes en los comicios y capacidad de nivelación social, las élites conservadoras y liberales españolas fueron incapaces durante más de medio siglo de desplazar la oferta política en dirección igualitaria. Fueron así el Sexenio y la revolución política republicana de 1931, con un fuerte impulso socialista, las que en períodos cortos, de cambio intenso, generaron rupturas inaceptables para unos y transformaciones insuficientes para otros, sin un amplio legado acumulado de ciudadanía política y social igualitaria, imprescindible, tal y como indica J. Gerring, para las perdurables transiciones a la democracia.

Teniendo en cuenta también ese aspecto de que la democracia parlamentaria es «un proceso acumulativo de aprendizaje político», Fernando del Rey analiza en clave comparativa la relación del socialismo español con la democracia entre 1931 y 1936. A diferencia de Europa central y occidental, el retraso del socialismo español en convertirse en un partido y movimiento de masas repercutió en una ideología corporativista-sindical, de objetivos municipalistas, que caracterizaban una cultura política artesanal y localista, más que electoral o de grandes debates políticos. Ello produjo en los años treinta un movimiento «sumamente plural» con, al menos, tres corrientes internas —sindical, política, radical—, que dificultaron su coherencia ideológica de 1930 a 1939.

Con estas características fue indudable la aportación del socialismo español a la construcción de la ciudadanía democrática y la modernización de las relaciones sociales en España, aunque por su concepción patrimonial, instrumental y excluyente de la democracia —similar a otras culturas políticas españolas insiste del Rey— evolucionó hacia un camino insurreccional y de confrontación que culminó en octubre de 1934 y en el «frentismo» político posterior. Fue esta una evolución muy similar a la del socialismo en Alemania e Italia, pero muy distinto al reformismo democrático y de alianza con las clases medias de Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Finlandia. Para del Rey, los hechos demuestran cómo la amenaza fascista se utilizó en España por los cuadros socialistas —más que por la radicalización de las bases— como un mito movilizador frente a «los enemigos de siempre», teniendo los socialistas una responsabilidad ineludible —que no exclusiva— en el clima de tensión y vulneración de la ley desde 1934. Como señala el autor solo después de la Segunda Guerra Mundial los socialistas españoles, y todos los socialismos europeos, aceptaron la democracia parlamentaria como un bien ineludible.

En contra de lo que se ha afirmado tradicionalmente, y matizando a del Rey, Aurelio Martí argumenta que en las páginas de Leviatán había un discurso intelectual socialista antes de la Guerra Civil, que no descuidaba el tema nacional. El discurso político y cultural socialista sobre la nación española discute así tanto el internacionalismo socialista, como la tesis de la débil nacionalización española. El PSOE, indica Martí, identificaba en «la nueva nación» la lucha de la clase obrera como una continuación de la lucha heroica del pueblo español desde Villalar, en términos muy parecidos al republicanismo.

Volviendo al contexto de la convulsa Europa de entreguerras, Sandra Souto matiza y explica indirectamente la radicalización del socialismo español, al analizar cómo democracia, antifascismo y revolución fueron las distintas alternativas de las juventudes obreras en la primera gran oleada de movilización juvenil que vivió Europa occidental, cuando los jóvenes eran uno de los sectores más castigados por el desempleo de los años treinta. Las divisiones en el seno del socialismo europeo, la atracción hacia la URSS, que las juventudes fueran el origen de muchos partidos comunistas, inclinaron a las juventudes socialistas hacia la unión con los comunistas y el frentepopulismo dentro de un antifascismo militante.


AGRADECIMIENTOS
   INTRODUCCIÓN. Democracia e izquierda en el siglo XX. Aurora Bosch (Universitat de València)
SOCIALISMO, DEMOCRACIA Y NACIÓN
    1. LA (IM)POSIBLE TRANSICIÓN DE PRIMERA OLEADA DEL LIBERALISMO A LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (1860-1936), Teresa Carnero
    2. SOCIALISMO Y DEMOCRACIA EN LA ESPAÑA DE ENTREGUERRAS (NOTAS PARA UNA HISTORIA COMPARADA), Fernando del Rey
    3. LOS INTELECTUALES SOCIALISTAS Y EL DISCURSO DE NACIÓN EN «LEVIATÁN», Aurelio Martí
JUVENTUD, IZQUIERDA Y DEMOCRACIA
    4. DEMOCRACIA, ANTIFASCISMO Y REVOLUCIÓN. LAS JUVENTUDES OBRERAS EN LA EUROPA DE ENTREGUERRAS, Sandra Souto
    5. CONFLICTO JUVENIL EN LA RETAGUARDIA VALENCIANA: LA COLISIÓN DE CABALLERISTAS Y COMUNISTAS, Sergio Valero
    6. LOS MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES EN LA ESPAÑA DE LOS AÑOS CINCUENTA Y SESENTA, Marc Baldó
REPÚBLICA, DEMOCRACIA Y TRANSICIÓN
DESDE LAS IDENTIDADES DE GÉNERO
    7. LAS CULTURAS REPUBLICANAS Y LA EDUCACIÓN FEMENINA (1868-1933). ENTRE LA REALIDAD Y EL DESEO, Luz Sanfeliu
    8. REPÚBLICA, DEMOCRACIA Y PENSAMIENTO IGUALITARIO EN LA CULTURA SOCIALISTA, Ana Aguado
    9. PRÁCTICAS POLÍTICAS DEL MOVIMIENTO FEMINISTA EN ESPAÑA DURANTE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA, Vicenta Verdugo
ANARQUISMO Y DEMOCRACIA
EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX
    10. DIVERSIDAD Y DUALISMOS. LA(S) CULTURA(S) POLÍTICA(S) DEL MOVIMIENTO LIBERTARIO ESPAÑOL, Javier Navarro
    11. ANTI-ELECTORALISMO ANARQUISTA ESPAÑOL: TEORÍA Y PRÁCTICA (1870-1936), Gérard Brey
    12. DEL PACIFISMO A LA REVOLUCIÓN. LA VIOLENCIA EN EL MOVIMIENTO LIBERTARIO ESPAÑOL, Óscar Freán
IZQUIERDA Y DEMOCRACIA DESDE FRANCIA Y AMÉRICA
    13. VICISITUDES DE LA VIDA MILITANTE EN EL PCE DURANTE EL EXILIO EN FRANCIA, Natacha Lillo
    14. EL PROGRAMA COMÚN: ¿UNA NUEVA CULTURA POLÍTICA PARA EL PARTIDO COMUNISTA FRANCÉS?, Jean Vigreux
    15. «OLA ROSADA» Y SOCIALDEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA (1980-2012), Nuria Tabanera
    16. VISIONES DE LA DEMOCRACIA: ESTADOS UNIDOS EN «LA EDAD DE ORO», Aurora Bosch
   EPÍLOGO, Teresa Carnero

 

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