La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Aurora Bosch,
Teresa Carnero y Sergio Valero, editores del libro "Entre la reforma y la revolución. La
construcción de la democracia desde la izquierda" (Comares)
Desde
Editorial Comares se ha editado un libro, en su
colección historia, que es toda una declaración, una carta de presentación….Comares quiere dar a conocer y compartir conocimientos y
desde la pluma de los más expertos, nada más….no creo que pretendan que sus
libros estén en las listas de los más vendidos ni nada de eso. Van más allá, se
ciñen al contenido más puro y para ello, como decíamos se rodean de las mejores
plumas, Bien hoy nos acercamos al compendio de ensayos con el libro, “Entre la
reforma y la revolución”. El libro reúne una serie de trabajos, estudios…en
definitiva ensayos, más o menos extensos, que reflexionan sobre las reformas y
las revoluciones, desde diferentes ángulos y perspectivas, en la historia, bien en la historia
contemporánea.
Los ensayos del presente volumen están unidos por la reflexión sobre las
dificultades de la consecución de la ciudadanía igualitaria, la relación de las
distintas culturas políticas de izquierda con este objetivo, y la democracia en
general, a lo largo del siglo XX. Aunque la mayor parte de los capítulos se
refieren a España, lo hacen en un marco comparativo europeo y se incluyen
capítulos específicos sobre Francia, América Latina y Estados Unidos.
Partiendo de la frase de George Eley, citada por
Sandra Souto, de «que la democracia en Europa ha sido
un fenómeno frágil, discutido, inacabado y relativamente reciente», apreciación
que podríamos también extender a América latina, Teresa Carnero nos recuerda
que si la consecución de la ciudadanía política y social igualitaria requiere
garantías mínimas de transparencia, competencia indiscriminada entre opciones
políticas concurrentes en los comicios y capacidad de nivelación social, las
élites conservadoras y liberales españolas fueron incapaces durante más de
medio siglo de desplazar la oferta política en dirección igualitaria. Fueron
así el Sexenio y la revolución política republicana de 1931, con un fuerte
impulso socialista, las que en períodos cortos, de cambio intenso, generaron
rupturas inaceptables para unos y transformaciones insuficientes para otros,
sin un amplio legado acumulado de ciudadanía política y social igualitaria,
imprescindible, tal y como indica J. Gerring, para
las perdurables transiciones a la democracia.
Teniendo en cuenta también ese aspecto de que la democracia parlamentaria
es «un proceso acumulativo de aprendizaje político», Fernando del Rey analiza
en clave comparativa la relación del socialismo español con la democracia entre
1931 y 1936. A diferencia de Europa central y occidental, el retraso del
socialismo español en convertirse en un partido y movimiento de masas
repercutió en una ideología corporativista-sindical, de objetivos municipalistas, que caracterizaban una cultura política
artesanal y localista, más que electoral o de grandes debates políticos. Ello
produjo en los años treinta un movimiento «sumamente plural» con, al menos,
tres corrientes internas sindical, política, radical, que dificultaron su
coherencia ideológica de 1930 a 1939.
Con estas características fue indudable la aportación del socialismo
español a la construcción de la ciudadanía democrática y la modernización de
las relaciones sociales en España, aunque por su concepción patrimonial,
instrumental y excluyente de la democracia similar a otras culturas políticas
españolas insiste del Rey evolucionó hacia un camino insurreccional y de
confrontación que culminó en octubre de 1934 y en el «frentismo» político
posterior. Fue esta una evolución muy similar a la del socialismo en Alemania e
Italia, pero muy distinto al reformismo democrático y de alianza con las clases
medias de Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Finlandia. Para
del Rey, los hechos demuestran cómo la amenaza fascista se utilizó en España
por los cuadros socialistas más que por la radicalización de las bases como un
mito movilizador frente a «los enemigos de siempre», teniendo los socialistas
una responsabilidad ineludible que no exclusiva en el clima de tensión y
vulneración de la ley desde 1934. Como señala el autor solo después de la
Segunda Guerra Mundial los socialistas españoles, y todos los socialismos
europeos, aceptaron la democracia parlamentaria como un bien ineludible.
En contra de lo que se ha afirmado tradicionalmente, y matizando a del Rey,
Aurelio Martí argumenta que en las páginas de Leviatán había un discurso
intelectual socialista antes de la Guerra Civil, que no descuidaba el tema
nacional. El discurso político y cultural socialista sobre la nación española
discute así tanto el internacionalismo socialista, como la tesis de la débil
nacionalización española. El PSOE, indica Martí, identificaba en «la nueva
nación» la lucha de la clase obrera como una continuación de la lucha heroica
del pueblo español desde Villalar, en términos muy
parecidos al republicanismo.
Volviendo al contexto de la convulsa Europa de entreguerras, Sandra Souto matiza y explica indirectamente la radicalización del
socialismo español, al analizar cómo democracia, antifascismo y revolución
fueron las distintas alternativas de las juventudes obreras en la primera gran
oleada de movilización juvenil que vivió Europa occidental, cuando los jóvenes
eran uno de los sectores más castigados por el desempleo de los años treinta.
Las divisiones en el seno del socialismo europeo, la atracción hacia la URSS,
que las juventudes fueran el origen de muchos partidos comunistas, inclinaron a
las juventudes socialistas hacia la unión con los comunistas y el frente
populismo dentro de un antifascismo militante.
Cazarabet
conversa con Aurora Bosch, Teresa Carnero y Sergio Valero.
- En este libro abordáis, desde
diferentes plumas, la construcción de la democracia desde la izquierda. Vamos a
ver¿ es más difícil todavía y desde siempre llevar a cabo el viaje hacia una
verdadera democracia desde la izquierda?. ¿Será esto porque la izquierda
vertebra siempre más y diferentes discursos y la derecha solo tiene como una
especie de pensamiento único para llevar a cabo sus metas?
-Aunque la dificultad parezca mayor desde la izquierda, la experiencia
histórica durante el siglo XX demuestra que izquierdas no autoritarias y
heterogéneas favorecen con su política el logro de la democracia en muchas de
las historias nacionales, en muchas ocasiones, en coalición con partidos
liberales y reformistas. Precisamente la lucha por la igualdad y la ciudadanía
igualitaria les ha llevado a aprovechar cualquier posibilidad de ampliación del sufragio en beneficio de “la
mayoría que consideran representar”. Estas posibilidades han sido anteriores y
más fáciles en aquellos países en que las élites políticas estuvieron
dispuestas a transitar del liberalismo a la democracia. Más difíciles, en casos
como el español, en que la resistencia de las élites hasta 1975 solo permitió
avances anteriores con situaciones de rupturas-revolución republicana 1931- y
cambios profundos y rápidos, que
generaron resistencias feroces. También la experiencia del fracaso o la
dificultad de “realizar la revolución” en Europa o América Latina, les ha
llevado históricamente a abandonarla como objetivo y aprovechar las
posibilidades de reforma dentro de la democracia. Obviamente, no cabe en este
escenario las revoluciones comunistas triunfantes, convertidas en dictaduras
soviéticas, que rápidamente eliminaron las propias disidencias revolucionarias
y los mecanismos mínimos de crítica colectiva.
-¿Cómo ha sido
el trabajar con tantas plumas ¿ cómo las fuisteis reuniendo?; ¿cómo os
hicisteis con los temas a desarrollar?
-
Todo viene de los contactos que ha mantenido el proyecto de Investigación
Democracia y culturas políticas de izquierda desde 2009 con distintos
investigadores y grupos de investigación que están tratando temáticas
similares. Muchos de ellos han pasado por el seminario, que bajo la
coordinación de Sergio Valero, llevamos realizando desde 2008. En ellos nuestra aproximación al tema
ha sido siempre muy abierta historiográfica y temáticamente. También quiero
resaltar la relación con un proyecto de Investigación en Francia, el de la
Universidad de Franche-Comté, que trataba un tema
parecido.
-¿De dónde
sale, o de quienes, la idea de llevar a cabo este magnífico trabajo que analiza
el camino, desde la izquierda, hacia la democracia entre la reforma y la
revolución?
-La idea originaria es de Teresa Carnero, que en artículos teóricos o
concretos sobre el socialismo español había comenzado a plantear la relación
entre socialismo y democracia. Cuando pensamos en un proyecto de investigación,
que finalmente dirigió Aurora Bosch, también Teresa Carnero sugirió la relación
entre democracia y culturas políticas de izquierda en el siglo XX. En el
equipo, que finalmente ha estado trabajando casi 6 años en dos proyectos
distintos en torno a la misma temática, queríamos también que se analizara esta
relación desde una perspectiva de género, desde las identidades nacionales y
desde luego incluir un ámbito comparativo con América y la Europa meridional.
Para ello fueron esenciales las aportaciones y enfoques de Javi Navarro
(cultura anarquista), Ana Aguado y Luz Sanfeliu
(género y ciudadanía) y de los investigadores más jóvenes del grupo en torno al
socialismo (Sergio Valero, Aurelio Martí). A la hora de componer el libro, este
tenía que tener en cuenta las reflexiones de otros investigadores, con los que
habíamos tenido contactos, sobre el tema central de la relación entre izquierda
y democracia en el siglo XX, cubriendo con ello los aspectos y perspectivas que
no habíamos tratado, pero considerábamos esenciales.
-¿Cómo definirías o describirías a
los lectores de El Sueño Igualitario, cómo fue la convivencia, a veces el
anhelo de ella, entre la izquierda y la democracia?
- Depende mucho de las historias nacionales concretas, en general, en
Europa Occidental, es una relación conflictiva hasta que, tras la II Guerra
Mundial, se abandona totalmente la idea de toma de poder revolucionaria
y/o la atracción por el bolchevismo. En
la URSS, donde triunfó el modelo bolchevique, la democracia, e incluso la
disidencia dentro de la izquierda- “la democracia soviética”- fue sacrificada
antes de la muerte de Lenin (1924) y aniquilada totalmente por el estalinismo.
Lo mismo sucedió en la Europa Centro -Oriental, a partir de la dominación
soviética tras 1946-1948. En Estados Unidos, sin embargo, la democracia para
los varones blancos fue muy temprana, pero la relación con la izquierda ha sido
conflictiva, porque el consenso política liberal sospechaba de cualquier
política estatal intervencionista. En América Latina, sin embargo, la evolución
es similar a la europea, aunque con una cronología más tardía, y sin haber
perdido la atracción hacia la retórica revolucionaria, ejemplificada en la
llamada “vía rosada”, debido a la permanencia de desigualdades sociales muy
marcadas y al papel intervencionista de Estados Unidos a lolargo
del siglo XX .
-Me “ha
chocado” mucho el apartado dedicado a la juventud….sin ella, sin una juventud
que arrimase el hombro hacia la izquierda y con ganas de libertad, justicia,
fraternidad…era muy difícil luchar por una verdadera democracia… dos preguntas
a raíz de este apartado: ¿cómo de importante fue la lucha obrera de los más
jóvenes en pro de la democracia? Y ¿cómo, desde el sector universitario y
estudiantil, se fraguaron los movimientos que trabajaron incansablemente por la
democracia?
-El análisis generacional es un elemento esencial para entender el
cambio histórico. Baste recordar que eran muy jóvenes los militantes que
participaron en insurrecciones anarquistas, ocupaciones de tierras, en la
revolución y en la guerra civil española en los años treinta. También en los
sesenta llama la atención que los líderes de la lucha de los civiles en Estados
Unidos- Martin Luther King tenía 26 años cuando en
1955 se convirtió en el líder de la lucha de la minoría negra -o los líderes
estudiantiles en España, Europa y América eran muy jóvenes. Tras la primera
Guerra Mundial la juventud aparece como un valor y un actor político
fundamental. Los movimientos sociales y políticos de izquierda se vieron influidos por este impulso juvenil.
En el caso de la izquierda su atracción, tanto en los movimientos anarquistas,
socialistas, comunistas, era por las soluciones rupturistas y revolucionarias,
que caracterizaron el convulso periodo de entreguerras. Pasada la II Guerra mundial, y concretamente,
en los movimientos estudiantiles de los sesenta y setenta, la apuesta juvenil
por una crítica de la izquierda dominante y ortodoxa, contribuyó sin embargo a
añadir nuevos valores a la lucha por la igualdad y la democracia: el género, la
raza, las relaciones personales más igualitarias, la ecología…
-El campo de la educación juega un papel importantísimo y más que
trascendental…¿Cómo las diferentes maneras de entender y de llevar a cabo la
educación, desde la izquierda, pudieron en su día ser importantes para influir
en docentes , coparticipes de la educación y los propios estudiantes para ir
hacia la democracia?.
-Toda la izquierda consideró siempre el acceso a la educación y la
cultura igualitaria como un elemento esencial de su lucha política. Es
llamativo, que en sus movimiento, todas las culturas políticas de izquierdas
tuvieran ámbitos de educación informal, paralelos a los sistemas
institucionales. También, en el caso socialistas españoles, desde 1890,
realizaron a través de sus sociedades y periódicos- El socialista, Vida
Socialista- una labor de pedagogía política democrática intelectual y práctica,
que también practicaban los republicanos.
Cuando la izquierda llega al poder, el asegurar una enseñanza estatal
básica, gratuita y laica era y es uno de sus objetivos igualitarios
principales. Desde entonces, el papel de agitador y movilizador social, pasa a estar en manos de las propias
organizaciones estudiantiles, con poca relación con la izquierda institucional.
-La mujer en el
siglo XX fue tomando más carácter, más identidad y más presencia ¿cómo influye
esto en el viaje hacia la democracia?
-En principio, podemos señalar que sin el
elemento de género es imposible hablar de una democracia propiamente dicha. En
el marco de la izquierda, su visión hacia las mujeres fue siempre ambivalente.
Si bien, tradicionalmente, apostaron por la participación política igualitaria
de hombres y mujeres, con lo que ello suponía de refuerzo social para sus
movimientos, en el plano social, laboral y práctico, esto fue más complicado.
En este sentido, los movimientos contestatarios de los años sesenta fueron
esenciales para incluir las problemáticas de género en la lucha por una
democracia más igualitaria.
-Sin igualdad de géneros una democracia nunca es posible…pero la
igualdad de sufragio, la identidad que fue asumiendo la mujer en y durante la
II República, cayeron tras la derrota de ésta a manos del golpe de Estado y
tras la victoria de Franco y con su dictadura. Ahí la mujer vuelve a ser
sometida…Por favor, explicadnos cómo fue ese rearme de muchas mujeres (se
entiende en la dictadura y entre el silencio) porque cuarenta años después se
volvió a despertar esa mujer que alzaba la voz, convirtiéndose en uno de los
colectivos que más ha hecho por la democracia.
-Empezaríamos diciendo que no hubo un desarme total a partir de 1939,
sino que este se produjo básicamente en el ámbito público. En el ámbito privado
y familiar, la pervivencia de valores, ideas y principios se asienta como
principal influencia de las luchas comenzadas por los más jóvenes a partir de los
años sesenta y setenta. Esta lucha, en el caso de las mujeres, se manifiesta de
forma más palpable durante la Transición, momento en el cual la movilización
femenina en pro de la democracia y de la igualdad fue crucial para la
consecución de reformas que llegarían ya durante el período constitucional
(divorcio, aborto, etc.).
-Vamos a ver,
es que esta pregunta me es muy compleja de realizar por todo lo que comporta
ella, pero en un primer apartado le dedicáis al socialismo, democracia y nación
un “aparte”….para que nuestro lector se haga una idea de lo que queréis
explicarnos allí ¿qué identidad y qué corrientes (desde las políticas,
sindicatos, intelectuales) abarca el socialismo en este apartado?
-Tradicionalmente, se ha entendido que los
movimientos socialistas eran meramente internacionalistas y, por tanto, no
participaban de los valores y sentimientos nacionales. En los últimos años, se
ha revisado dicha tesis y se ha comprobado cómo el socialismo, sin renunciar al
internacionalismo, compartía los discursos nacionales progresistas y colaboraba
activamente a su difusión y reproducción, siempre obviamente desde su
perspectiva popular e igualitaria. De este modo, en el caso español, el PSOE
contribuyó activamente a elaborar un discurso nacional español que entronca con
los difundidos por la intelectualidad progresista y republicana desde finales
del s. XIX. También los socialistas y radicales estadounidenses, para huir de
la acusación de ser antiamericanos por su apuesta por la intervención estatal,
reforzaron su entronque en la tradición política y nacional americana desde Tom
Paine.
-¿Qué
importancia, qué peso tiene y retiene la corriente anarquista hacia conseguir
la democracia plena?. ¿Qué discursos creéis, dentro del anarquismo, tuvieron
más calado entre los diferentes colectivos y demás para que la gente se
concienciase hacia la democracia, aún teniendo que “tragar”…porque para asumir
la II República los anarquistas siempre se quejaron (creo que con bastante
razón) de “tener que tragar” y actualmente, en la presente democracia, el
colectivo de anarquistas sigue, más o menos, con lo mismo…?
-Dentro del heterogéneo movimiento
libertario español, hay una corriente que aprovechó todos los momentos reformistas
para avanzar en sus objetivos sociales y económicos dentro del marco legal.
Así, aprovecharon las circunstancias de la Segunda República, colaboraron en el
gobierno republicano durante la Guerra Civil y, tras ella, lucharon por la
democracia desde el exilio junto a otras organizaciones políticas republicanas.
Esta tendencia siempre tuvo frente a ella a otra más radical, que consideró que
todo régimen no revolucionario era reaccionario, y entre estos se situó también
la democracia republicana. Ello llevó a movilizaciones radicales que los
situaba fuera de los regímenes establecidos. Tras la dictadura, el movimiento
anarquista se ha situado en una perspectiva contracultural, parte de la cual ha
llegado a impregnar la retórica y los programas de la izquierda más templada
(defensa de homosexuales, drogodependientes, enfermos mentales, paradigmas
posmodernos,…).
-Reforma, revolución…. ¿cuál es el camino?
o ¿es que es tan difícil encontrar el paso intermedio, aquello que podríamos
denominar como equilibrio, para pasar a la democracia desde una dictadura sin
tener que perder demasiadas de nuestras reivindicaciones(por llevar a cabo
reformas de “poco calado” ) o, por contra
la revolución es demasiado para un sistema muy acomodado, amante del
capital e intransigente con las libertades
-Durante el siglo XX, la
izquierda mayoritaria siempre ha apostado por cambios graduales y reformistas
en pro de la construcción de un sistema lo más igualitario posible. Ello dio
como resultado la construcción del Estado del Bienestar a partir de los años
cuarenta. En momentos como el actual de crisis económica, en los que se
cuestiona el llamado capitalismo democrático surgido tras la Segunda Guerra
Mundial, la izquierda se encuentra en una verdadera encrucijada. El avance
hacia una mayor igualdad, e incluso el mantenimiento de la conseguida, está
cuestionado por la coyuntura económica y la hegemonía del pensamiento económico
neoliberal en una economía global. Ello ha dado lugar a
la aparición de nuevas alternativas que recuperan parte del discurso abandonado
por la izquierda tradicional mayoritaria, pero que, en el fondo, en nada
resultan novedosas, pues recuerdan a alternativas ya aplicadas por esta
izquierda mayoritaria en momentos de menor complejo ideológico y político de
esta.
16364
Entre la reforma y la revolución. La
construcción de la democracia desde la izquierda. Aurora Bosch, Teresa Carnero, Sergio Valero (eds.)
320 páginas 17 x 24 cms.
22,00 euros
Comares
Los ensayos del presente volumen están unidos
por la reflexión sobre las dificultades de la consecución de la ciudadanía
igualitaria, la relación de las distintas culturas políticas de izquierda con
este objetivo, y la democracia en general, a lo largo del siglo XX. Aunque la
mayor parte de los capítulos se refieren a España, lo hacen en un marco
comparativo europeo y se incluyen capítulos específicos sobre Francia, América
Latina y Estados Unidos.
Partiendo de la frase de George Eley, citada
por Sandra Souto, de «que la democracia en Europa ha
sido un fenómeno frágil, discutido, inacabado y relativamente reciente»,
apreciación que podríamos también extender a América latina, Teresa Carnero nos
recuerda que si la consecución de la ciudadanía política y social igualitaria
requiere garantías mínimas de transparencia, competencia indiscriminada entre
opciones políticas concurrentes en los comicios y capacidad de nivelación
social, las élites conservadoras y liberales españolas fueron incapaces durante
más de medio siglo de desplazar la oferta política en dirección igualitaria.
Fueron así el Sexenio y la revolución política republicana de 1931, con un
fuerte impulso socialista, las que en períodos cortos, de cambio intenso,
generaron rupturas inaceptables para unos y transformaciones insuficientes para
otros, sin un amplio legado acumulado de ciudadanía política y social
igualitaria, imprescindible, tal y como indica J. Gerring,
para las perdurables transiciones a la democracia.
Teniendo en cuenta también ese aspecto de que la democracia parlamentaria es «un
proceso acumulativo de aprendizaje político», Fernando del Rey analiza en clave
comparativa la relación del socialismo español con la democracia entre 1931 y
1936. A diferencia de Europa central y occidental, el retraso del socialismo
español en convertirse en un partido y movimiento de masas repercutió en una
ideología corporativista-sindical, de objetivos municipalistas,
que caracterizaban una cultura política artesanal y localista, más que
electoral o de grandes debates políticos. Ello produjo en los años treinta un
movimiento «sumamente plural» con, al menos, tres corrientes internas
—sindical, política, radical—, que dificultaron su coherencia ideológica de
1930 a 1939.
Con estas características fue indudable la aportación del socialismo español a la
construcción de la ciudadanía democrática y la modernización de las relaciones
sociales en España, aunque por su concepción patrimonial, instrumental y
excluyente de la democracia —similar a otras culturas políticas españolas
insiste del Rey— evolucionó hacia un camino insurreccional y de confrontación
que culminó en octubre de 1934 y en el «frentismo» político posterior. Fue esta
una evolución muy similar a la del socialismo en Alemania e Italia, pero muy
distinto al reformismo democrático y de alianza con las clases medias de Gran
Bretaña, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y Finlandia. Para del Rey, los
hechos demuestran cómo la amenaza fascista se utilizó en España por los cuadros
socialistas —más que por la radicalización de las bases— como un mito
movilizador frente a «los enemigos de siempre», teniendo los socialistas una
responsabilidad ineludible —que no exclusiva— en el clima de tensión y
vulneración de la ley desde 1934. Como señala el autor solo después de la
Segunda Guerra Mundial los socialistas españoles, y todos los socialismos
europeos, aceptaron la democracia parlamentaria como un bien ineludible.
En contra de lo que se ha afirmado tradicionalmente, y matizando a del Rey,
Aurelio Martí argumenta que en las páginas de Leviatán había un discurso
intelectual socialista antes de la Guerra Civil, que no descuidaba el tema
nacional. El discurso político y cultural socialista sobre la nación española
discute así tanto el internacionalismo socialista, como la tesis de la débil
nacionalización española. El PSOE, indica Martí, identificaba en «la nueva
nación» la lucha de la clase obrera como una continuación de la lucha heroica
del pueblo español desde Villalar, en términos muy
parecidos al republicanismo.
Volviendo al contexto de la convulsa Europa de entreguerras, Sandra Souto matiza y explica indirectamente la radicalización del
socialismo español, al analizar cómo democracia, antifascismo y revolución
fueron las distintas alternativas de las juventudes obreras en la primera gran
oleada de movilización juvenil que vivió Europa occidental, cuando los jóvenes
eran uno de los sectores más castigados por el desempleo de los años treinta.
Las divisiones en el seno del socialismo europeo, la atracción hacia la URSS,
que las juventudes fueran el origen de muchos partidos comunistas, inclinaron a
las juventudes socialistas hacia la unión con los comunistas y el frentepopulismo dentro de un antifascismo militante.
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN. Democracia e izquierda en el siglo XX. Aurora
Bosch (Universitat de València)
SOCIALISMO, DEMOCRACIA Y NACIÓN
1. LA (IM)POSIBLE TRANSICIÓN DE PRIMERA OLEADA DEL
LIBERALISMO A LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (1860-1936), Teresa Carnero
2. SOCIALISMO Y DEMOCRACIA EN LA ESPAÑA DE ENTREGUERRAS
(NOTAS PARA UNA HISTORIA COMPARADA), Fernando del Rey
3. LOS INTELECTUALES SOCIALISTAS Y EL DISCURSO DE NACIÓN EN
«LEVIATÁN», Aurelio Martí
JUVENTUD, IZQUIERDA Y DEMOCRACIA
4. DEMOCRACIA, ANTIFASCISMO Y REVOLUCIÓN. LAS JUVENTUDES
OBRERAS EN LA EUROPA DE ENTREGUERRAS, Sandra Souto
5. CONFLICTO JUVENIL EN LA RETAGUARDIA VALENCIANA: LA
COLISIÓN DE CABALLERISTAS Y COMUNISTAS, Sergio Valero
6. LOS MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES EN LA ESPAÑA DE LOS AÑOS
CINCUENTA Y SESENTA, Marc Baldó
REPÚBLICA, DEMOCRACIA Y TRANSICIÓN
DESDE LAS IDENTIDADES DE GÉNERO
7. LAS CULTURAS REPUBLICANAS Y LA EDUCACIÓN FEMENINA
(1868-1933). ENTRE LA REALIDAD Y EL DESEO, Luz Sanfeliu
8. REPÚBLICA, DEMOCRACIA Y PENSAMIENTO IGUALITARIO EN LA
CULTURA SOCIALISTA, Ana Aguado
9. PRÁCTICAS POLÍTICAS DEL MOVIMIENTO FEMINISTA EN ESPAÑA
DURANTE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA, Vicenta Verdugo
ANARQUISMO Y DEMOCRACIA
EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX
10. DIVERSIDAD Y DUALISMOS. LA(S) CULTURA(S) POLÍTICA(S) DEL
MOVIMIENTO LIBERTARIO ESPAÑOL, Javier Navarro
11. ANTI-ELECTORALISMO ANARQUISTA ESPAÑOL: TEORÍA Y PRÁCTICA
(1870-1936), Gérard Brey
12. DEL PACIFISMO A LA REVOLUCIÓN. LA VIOLENCIA EN EL
MOVIMIENTO LIBERTARIO ESPAÑOL, Óscar Freán
IZQUIERDA Y DEMOCRACIA DESDE FRANCIA Y AMÉRICA
13. VICISITUDES DE LA VIDA MILITANTE EN EL PCE DURANTE EL
EXILIO EN FRANCIA, Natacha Lillo
14. EL PROGRAMA COMÚN: ¿UNA NUEVA CULTURA POLÍTICA PARA EL
PARTIDO COMUNISTA FRANCÉS?, Jean Vigreux
15. «OLA ROSADA» Y SOCIALDEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA
(1980-2012), Nuria Tabanera
16. VISIONES DE LA DEMOCRACIA: ESTADOS UNIDOS EN «LA EDAD DE
ORO», Aurora Bosch
EPÍLOGO, Teresa Carnero
_____________________________________________________________________
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c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
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