Cazarabet conversa con... Germán Ferrer Marzola, autor de “Del pueblo a la ciudad. El éxodo rural desde Belver de Cinca a Cataluña” (autoedición)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Germán Ferrer Marzola, cuenta en un libro, que se edita él mismo, cómo fue él éxodo rural desde Belver de Cinca a Cataluña.

SINOPSIS DEL LIBRO, LO QUE NOS ENCONTRAREMOS EN ÉL:

Estamos ante un libro de historia oral, pues el grueso del mismo son las entrevistas realizadas a una treintena de vecinos de Belver de Cinca que, en un momento u otro de las décadas centrales del siglo XX, emigraron a Cataluña, principalmente a Barcelona y las ciudades de su periferia.

Primero encontramos una visión del panorama económico de la posguerra y el desarrollo del mismo durante la dictadura franquista. Después, una presentación de los protagonistas y un desarrollo lineal de la vida de los emigrantes, desde sus primeros años en el pueblo hasta su relación con el mismo en la actualidad, pasando por su marcha siendo jóvenes y como les fue su vida en la ciudad.

Así, en la vida en el pueblo cuentan como era su vida aquí, lo poco que casi todos fueron a la escuela y lo pronto que debieron ponerse a trabajar en el campo, única salida laboral en los pueblos en aquel tiempo y que apenas les daba para subsistir. Una vez que decidieron marchar, todos recuerdan esos primeros días, dónde fueron a parar, su primer trabajo, las ayudas que les brindaron amigos y familiares que ya habían marchado con anterioridad. Después hablan de cómo fueron esos años de ganar más dinero que en el pueblo, pero donde no les regalaron nada y se hartaron de trabajar. Finalmente, hablan de sus retornos al pueblo, desde los primeros años cuando solo volvían una vez al año para las fiestas hasta los últimos años, cuando ya podían volver cada fin de semana.

El autor, Germán Ferrer Marzola:

Germán Ferrer Marzola nació en Belver de Cinca en 1980 y es historiador y antropólogo de formación. La mayor parte de sus investigaciones se centran en los años 30 del pasado siglo en la comarca del Bajo Cinca. Actualmente es profesor de secundaria en el IES La Llitera, de Tamarite.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Germán Ferrer Marzola:

-Germán, amigo, ¿qué te hizo realizar este estudio minucioso sobre la migración desde el entorno rural, en este caso de Belver de Cinca a Cataluña? ¿Tuviste, amigo, algún incentivo para escribir este libro, hay algo, en especial, que te hiciese dar el paso a poner negro sobre blanco esos testimonios?

 

-Mi anterior investigación sobre el pueblo fue sobre el período de la II República y la guerra civil, con una serie de entrevistas hechas a comienzos de este siglo, cuando ya era muy tarde para un trabajo de este tipo, pues apenas quedaban una treintena de vecinos que pasasen de los 80 años y que, en consecuencia, hubiesen vivido y participado en aquel período de una manera clara. Por tanto, mi principal motivación fue hacer un trabajo que tuviese por base los testimonios, pero de un período del cual quedase mucha gente viva y con una edad menor.

 

-¿Por qué Cataluña…..qué ofrecía entonces Cataluña que no ofreciese cualquier otro lugar?

-Pues es bien sabido que Cataluña albergaba la mayor parte de la industria de este país y, por tanto, podía ofrecer unos puestos de trabajo y unos salarios impensables para el mundo rural.

-Tras de sí, la mayoría de los que marchaban dejaban tristeza, hambre, pocas oportunidades u oportunidades perdidas, impotencias, desengaños…pero también amor por la tierra…aunque, en realidad eso se lo llevaban con ellas y ellos, ¿verdad?

 

-Claro, cualquier inmigrante se lleva a cuestas, además de la maleta, todo un bagaje cultural y sentimental del que jamás logra desprenderse. Ellos aprendieron a ver el mundo con los ojos de los agricultores y así lo siguieron viendo siempre. En mayor o menor medida, todos tienen un gran apego por el pueblo y por Aragón, pues no hay nada para sentirse de un lugar como marchar fuera.

 

-Se trata este trabajo de investigación de una recopilación de testimonios de este pueblo oscense en migración hacia tierras catalanas…

-Son las vivencias de aquellos que marcharon a Cataluña en busca de trabajo y de un futuro mejor, el relato abarca desde su vida en el pueblo cuando eran niños, la marcha hacia Cataluña y como se desarrolló su vida allí, incluyendo la vuelta al pueblo, que en algunos casos es puntual y en otros definitiva.

-Se vuelve a demostrar, aquí en este libro, que la entrevista directa, el testimonio oral es fundamental para deshacer los nudos de nuestra historia, ¿verdad?

-Bajo mi punto de vista el testimonio oral es básico para tener un relato histórico más proporcional y equilibrado que no el que se construye solamente con documentación. Al final, la gente es la protagonista de la Historia y es ella la que debe dar su versión y contar las cosas tal y como las ha vivido. Esta es una historia sobre la migración a Cataluña, pero también son tantas historias diferentes como entrevistados tiene el libro.

-¿Nos puedes hablar de cómo fueron los procesos de documentación muy vinculados con la investigación…?

-Lo primero, antes de nada, fue leer mucho sobre el tema y documentarme bien para abordar las entrevistas de una manera en que no queden muchos cabos sueltos. Como no puede ser de otra manera, miro de estar preparado para conocer y entender cualquier cosa que me cuenten.

-¿Qué aprendiste en el día a día de ir recopilando testimonios de los que marcharon…?

-La importancia de empatizar con los demás y de saber escuchar. A todos nos gusta hablar y contar nuestra historia, pero para que eso no caiga en saco roto también debemos prestar atención a lo que nos cuentan los otros y darle la justa importancia, entendiendo que cada persona tiene una historia singular y que todas son igual de importantes.

-¿Y de las primeras generaciones que nacieron en tierras Catalanas?

-Es increíble el apego que algunas de estas personas nacidas en Cataluña tienen por el pueblo y por Aragón. Gente que nació en Barcelona y su periferia en los años 60 y se sienten aragoneses y belverinos más que catalanes, y que incluso son del Real Zaragoza. Por eso, me llama mucho la atención este sentimiento de pertenencia tan arraigado, algo que no tenemos los que no hemos marchado nunca.

-¿Hubo casos en que se fueron, pero se volvieron pronto o relativamente pronto…en los que, digamos, no les probó la experiencia en Cataluña?;¿a qué obedecieron?

-Una cosa es decir nos vamos a Cataluña que allí hay trabajo y pagan bien, al menos en comparación con el pueblo, y otra es verte allí, de la noche a la mañana desapegado de todo tu mundo. Cuenta que ahora la diferencia entre la ciudad y el campo es grande, pero entonces sería como cambiar de planeta. La ciudad era un sitio conocido de oídas. Muchos no se adaptaron y a los cuatro días volvieron a casa.

-La gente que marchó, en este caso, de Belver de Cinca a Cataluña, ¿solía dejar su casa para volver de vez en cuando? ¿La dejaban a cuidado de alguien?; si tenían alguna propiedad, algún campo, huerto, ¿qué hacían?

-Hemos de tener en cuenta que la mayoría marchaban muy jóvenes y que no tenían ninguna propiedad, pues salían de casa de sus padres. Al principio solo volvían una vez al año, para las fiestas de agosto o las del Pilar, pasaban unos días por el pueblo y volvían a marchar. Los padres y los otros hermanos se hacían cargo de la casa y las tierras, que nunca eran muchas. Algunos marcharon casados y mantuvieron las casas y las tierras. Después, pues dependiendo de si venían más o menos o de si no volvieron a venir, pues se las vendían o no. Ahora todavía hay varias casas de gente que marchó a Cataluña que las tienen sus descendientes. De estos, algunos vienen más o menos regularmente y las tienen arregladas y otras se caen porque han dejado de venir y ya no las cuida nadie.

-En el prólogo Manuel Campo –Vidal destaca lo importante que es para que sepamos reconocer nuestros orígenes y no perder las raíces… ¿Cómo se agarran los que dejan el polvo de sus pueblos atrás a sus raíces? ¿Qué denominadores comunes suelen tener y retener?

 

-Se agarran a todo aquello que les recuerde a sus orígenes. Pues como he dicho hace un momento, mucha de esta gente tiene un sentimiento de pertenencia al pueblo muy grande, y también por Aragón y por algunos de sus principales símbolos, como sería el Real Zaragoza o la jota. Muchos de ellos pertenecieron allí a la Casa de Aragón que había casi en cada localidad industrial, y allí iban cada domingo a comer, bailar… Y el 12 de octubre hacían una fiesta muy grande que nadie se quería perder.

 

-Todos los protagonistas de este libro nacen mayoritariamente en los años posteriores a la guerra civil, aunque alguno nace ya en la dictadura bien asentada o incluso antes de la guerra o en los inicios…Son muchos perfiles cronológicos diferentes, pero con muchos denominadores comunes…Destaca, por favor Germán, esas diferencias y esos puntos en común…

 

-Es verdad que el libro engloba a personas de diferentes edades y que no fue lo mismo marchar con 13 años a servir a una casa que con cerca de 30, casado y a trabajar en una fábrica. Las experiencias fueron muy diversas y así se plasma en el libro. Por otro lado, prácticamente todos los entrevistados tienen un denominador común, que no es otro que el haber sido pobres, como era la mayoría de la gente del pueblo: pocas o ninguna tierra en casa que hacían imposible el vivir si no era marchando al jornal para los caciques del pueblo o para alguna de las grandes fincas de miles de hectáreas que controlaban entre 3 o 4 propietarios. De los que en casa tenían algunas tierras y se podían defender, marcharon pocos. Podemos decir sin temor a equivocarnos que fue la pobreza la que empujó a esta gente a emigrar, lo que no quiere decir en ningún caso que fueran los más pobres del pueblo, pues otros en igual situación decidieron o no se atrevieron a dar el paso.

 

-Aún con esas diferencias algunos relatos viajan sobre una misma ruta es como si, en parte, el destino el migrante de interior estuviese escrito…y como si por mucho que pasen los años no haya grandes diferencias…

 

-Al final, y tal y como está montado todo, la vida en el campo se hace muy difícil si no tienes una cierta posición. Si las cosas no van del todo bien, Barcelona y el resto de ciudades cada vez están más cerca y los cantos de sirena de la civilización urbana son muy atractivos. Quizás ahora no tanto, pero durante generaciones, el marchar del pueblo era un signo de progreso. Si le preguntas a cualquiera con una cierta edad, lo suyo era que los hijos estudiasen y se fueran a la ciudad. Toda la vida oí a mis abuelos decirme que, si podía, que escapara de esto. Pero ya ves, no les hice caso, aunque no me dedico al campo.

 

-¿Algunos tenían en sus lugares de destino en Cataluña alguien con el que confiar para que no sé “le guise” en los primeros días de estancia en Cataluña?

-La mayoría de la gente marchaba a tiro hecho, es decir, con el trabajo buscado de antemano. Las redes de emigrantes funcionaron aquí a la perfección porque desde estos pueblos ha marchado gente a Barcelona desde siempre. A finales del XIX y durante todo el primer tercio del XX marchar a Cataluña ya era una constante. Fíjate que, en este pueblo, en la década de 1870 ya tenían una asociación o sindicato adscrito a la I Internacional, algo que sucedía en poquísimos pueblos. Pues sería, sin duda, debido a los que iban y venían a Barcelona, si no, sería incomprensible. Cuando se emigra a un sitio, lo suyo es preguntar a los que han ido antes. Hasta yo, cuando fui a estudiar a Barcelona, mientras buscaba un piso compartido, estuve en las casas de un hermano y de una hermana de mi abuelo, que habían marchado hacia mediados de siglo.

-Pero tuviesen ese guía humano o no…se las apañaban, se abrían camino a base de todo tipo de trabajos, tareas…

-Venían de un mundo rural completamente brutalizado, eran perdedores o hijos de perdedores de la Guerra civil… estaban acostumbrados al trabajo duro y nada les daba miedo. Trabajar no era un problema, aunque todos reconocen haberlo hecho como animales, recalcando que nadie les regaló nada en Cataluña, que todo se lo sacaron a base de trabajo.

-Y es que Cataluña, uno de los principales motores en industria del Estado español sino el principal tejido industrial…), necesitaba de manera urgente mano de obra…

-Desde los años 50 empieza un proceso industrializador que todavía no había tenido lugar y se necesitaban muchos obreros. El crecimiento fue salvaje, se necesitaban muchas manos y en los campos sobraban.

-Algunos compaginaban más de un trabajo; compartían viviendas, habitaciones hasta que podían conseguir un poco más de autonomía, independencia…

-Lo pasaron muy mal. Antes de que se hicieron una vida, con su casa, su privacidad… fue tremendo. Hubo niñas de que justo entraban en la adolescencia que se pusieron servir en casas con varios hijos de los que se hacían cargo, además de la cocina, las ropas, la limpieza de todo y de todos… algo completamente inimaginable desde una perspectiva actual. Eran crías que ahora estarían en la ESO. Pues la mayoría, hasta que se casaban, vivían en ese ambiente, de criadas.

-Se propició, crees, desde la dictadura—o desde asesores de la misma…-sobre todo en los comienzos del desarrollismo con planes de estabilización de ciertos sectores económicos, los movimientos migratorios que saciasen a las nuevas élites económicas…despoblando así el campo que necesitaba menos mano de obra al impulsar la mecanización---date cuenta que con el comienzo del desarrollismo se da también la mecanización y la planificación intensiva de los campos---

-Claro, es una secuencia muy bien estudiada. El campo, cada vez más mecanizado, necesitaba menos trabajadores y los escupía hacia las ciudades, donde hacían mucha falta. Si esta gente no marcha a la ciudad, no hay industrialización que valga. En Barcelona no tenían tantos trabajadores. Y todo esto estaba muy bien estudiado por el régimen. Al fin y al cabo, era lo que había sucedido en los países industrializados en el siglo XIX.

-Sus principales lugares de destino eran las “grandes urbes”, supongo….

-Sobre todo las ciudades periféricas de Barcelona, destacando Terrassa y Sabadell. Entre las tres acogieron a la gran mayoría. Allí es donde se concentraban las fábricas, donde se construían los pisos para los obreros…

-Amigo, ¿qué has aprendido de esta experiencia de experiencias testimoniales?

-Que cada historia importa y que resulta muy gratificante dar voz a todos aquellos que no la tienen y que pasamos por la vida sin dejar huella más allá de ser una estadística de gente emigrada, u obrera, o lo que sea. Poner caras y nombres, vivencias íntimas a cada historia del proceso de migración a las ciudades. Creo que es importante.

-Las migraciones con todo lo mal que se pasa, desde muchas perspectivas, también deja no pocas experiencias buenas, como en forma de enseñanzas ¿verdad?

-Imagínate pasar por todo eso de lo que estamos hablando, no puedes ser la misma persona si haces de criada para 8 niños durante tu adolescencia que si vas a la Universidad. Ya no sé si mejor o peor, pero ves el mundo de manera distinta y aprendes a valorar otras cosas y a ver el mundo como un adulto. Hay un episodio en el libro donde a una adolescente que hacía de criada, le dejaban dinero por la casa, medio escondido para ver si limpiaba y si cuando lo encontraba, lo devolvía o se lo quedaba.

-¿Qué balance de las migraciones internas se pueden hacer, desde tu punto de vista y experiencia, partiendo del caso de los testimonios de Belver de Cinca?

 

-Seguramente para el desarrollo del país fueron muy positivas, en el sentido de que si esa mano de obra tan necesaria, no se hubieran podido poner tantas fábricas, pero, por otro lado, para muchos pueblos fue un desastre. Algunos ya desaparecieron entonces y otros sufren un paulatino declive que les hace perder población cada año y ni siquiera la llegada de migrantes extranjeros logra atajar tal descenso.  

-Amigo, en la actualidad, en qué andas trabajando, ¿nos puedes dar alguna pista?

-Pues ahora estoy trabajando, ya desde hace un par de años, en una historia de la zona baja del río Cinca en los años 30, desde que llega la II República hasta la entrada de Franco en marzo del 38. Básicamente es una historia política y social con el movimiento anarquista en el centro, pues era una de las zonas donde estaba más arraigado y donde las otras opciones políticas de izquierdas eran bastante minoritarias, sobre todo en algunos pueblos como Albalate, Belver o Ballobar. Ellos llamaban a toda esta zona la Comarcal de Albalate de Cinca y entre las noticias periodísticas, la documentación que generaron sindicatos, comités y consejos, las sentencias judiciales, memorias de algunos participantes… todo nos permite reconstruir buena parte de lo sucedido en toda esta comarca en aquellos años. Pueblos como Belver fueron portada en periódicos de tirada nacional cuando los anarquistas se levantaban contra el Gobierno. Albalate y Ballobar fueron objeto de estudio por parte de investigadores extranjeros para ver el funcionamiento del sistema colectivo. La participación en levantamientos como el de diciembre del 33, las diversas huelgas, las manifestaciones como la de Alcolea en marzo del 36, los mítines, las giras, las detenciones y juicios y todo los que llegó tras el golpe del 18 de julio con la puesta en marcha de las colectividades y la eliminación de derechistas, así como las luchas entre las diferentes tendencias leales a la II República… todo, en mayor o menor medida, lo he podido ir investigando hasta formar un relato bastante completo de lo sucedido. En cualquier caso, aún me quedan meses de investigación hasta poder pensar en su publicación.

 

 

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