La Librería de El Sueño Igualitario

9780997075007.jpgCazarabet conversa con...   Ana Basualdo, autora de “Paseos por Barcelona fugitiva. Rastros de la ciudad ácrata” (Paso de Barca)

 

 

 

Paso de Barca editorial con la pluma de Ana Basualdo retrata los rastros de una ciudad ácrata actual y como agazapada detrás de la barcelona que se presenta a los turistas, ciudadanos que acuden a convenciones o a abastecerse de sus servicios….

 

LO QUE NOS DICE LA EDITORIAL DEL LIBRO:

Más allá de la ciudad ascendida al Olimpo del turismo internacional, más allá de la ciudad «top-model» o mercancía de sí misma, hay otras Barcelonas. Al narrador de estos paseos le resulta insoportable —por eso rastrea y registra— el proceso de borramiento de ciertas huellas en barrios de pasado combativo. Sigue la pista de lugares, sucesos, ideas, personajes del pensamiento y la acción libertarios, ácratas, de la otra Barcelona. Y captura, también, la conversión del suburbio áspero en paisajes satinados surgidos por y para la especulación. El caminante-narrador persigue y graba marcas de la ciudad huidiza que sin embargo, se resiste a desaparecer, y bien puede volver.

 

LA AUTORA, ANA BASUALDO:

Nacida en Buenos Aires, donde se formó y empezó a ejercer como periodista, especializándose como cronista. Desde 1975 vive en Barcelona, colaborando con publicaciones como Triunfo, Destino, El Viejo Topo. También ha colaborado, entre otros,  en El País y en La Vanguardia. Ha publicado un libro de cuentos, Oldsmobile 1962 que fue incluido por el escritor argentino, Ricardo Piglia en la colección, Serie de  Recienvenido.

 

 

Cazarabet conversa con Ana Basualdo:

 

AnaBasualdo-por-Humberto-Rivas.jpg-Ana, en realidad qué es Barcelona, qué se esconde tras “su fachada”, como esa tela más superficial que se nos expone de primeras a todos…-¿Somos más susceptibles de caer en ciertos engaños que nos tiende la ciudad los visitantes que la visitamos de vez en cuando que los que la habitan en el día a día?-¿Se ha convertido la ciudad de Barcelona en algo hecho para uso y disfrute de turistas y personas que la usan como a un pañuelo de papel?-¿Desde cuándo Barcelona ha dejado de ser una ciudad de sus habitantes para convertirse en un producto que va perdiendo alma?-Pero en sus calles, plazas, miradas sigue habiendo mucho de ideal e ideario ácrata, ¿no?-Barcelona conserva aún entre sus calles, plazas y  entre sus gentes y la memoria de otros muchos vestigios libertarios. Cuéntanos.-¿Qué barrios piensas que han sabido conservar más estos vestigios?. ¿Por qué crees que lo han podido experimentar así?-El urbanismo, ¿cómo crees que ha afectado a que la memoria de lo ácrata y de sus protagonistas queden como soterradas entre las calles, bajo el asfalto y las capas sucesivas, de tal manera que hace falta el olfato de un “arqueólogo” para hacer que todo vaya adelante?-¿Es necesaria como una reivindicación de la Barcelona ácrata y de sus protagonistas, hoy y ahora?;¿y de su memoria?

 

La autora, tiene a bien el respondernos, en lugar de, pregunta a pregunta, en una reflexión:

 

“Vuestro cuestionario –abultado, interesante- necesitaría mucho relato escrito o mucha charla, en alguna de las terrazas barcelonesas que, por mi parte, y dicho sea de paso, me niego a entregar en exclusiva a los turistas…

¿Desde dónde hablo? No nací en Barcelona y caí en esta ciudad huida de la dictadura militar argentina, pero hace más de media vida que aquí estoy. Durante mucho tiempo me fui quedando… (con fantasías periódicas de vuelta a Buenos Aires), hasta que, justo cuando empecé a narrar los paseos, me di cuenta de que, en realidad, Barcelona se había convertido, poco a poco y sin que yo casi me diera cuenta, en mi ciudad  (traición casi inaudita, para un porteño…), o en la ciudad de mi presente.

Aunque esté repleta de turistas, aunque por sus aceras circulen (sorteando peatones) bicicletas, patines y monopatines, zigzagueando entre las terrazas o las hileras de motos aparcadas bajo los árboles, y a pesar de todas las incomodidades fastidiosas de una gran ciudad global (en eso la han convertido, con empeño y tremenda prisa, como para que no nos percatásemos del hurto…), os invito a visitarla. Conviene, claro, no atravesar la plaza Catalunya, saturada de palomas tóxicas y turistas con selfies. Ya no se los ve con mapas desplegados en las balaustradas de piedra, preparándose para una experiencia al menos mínima de la ciudad: buscar una calle, preguntar, quizá encaminarse hacia ella.

Las Ramblas, zona perdida. Ese lugar donde los barceloneses brindaron toda la noche, abrazándose, cuando murió Franco. Lugar de manifestaciones ácratas y jolgorio gay, a fines de los setenta y primeros ochenta, cuando el paseo se transformaba (cambios de público, de signos visuales, de colores y olores, actividades, actitudes) a lo largo del día, desde la hora matinal de las flores hasta las madrugadas con los periódicos recién salidos de imprenta y llegados (¡oh tiempos!) a los kioscos...  Los modernos de Sarrià, vestidos de lino, leían El País en la terraza del Café de la Ópera, mientras las putas se paseaban con Ocaña y Nazario, y todo era naïf y snob a la vez, pero estaba vivo y salía de la propia ciudad, y esa fiesta convivía –y tenía canales de comunicación- con las luchas en los barrios, el combate palmo a palmo de las asociaciones de vecinos (renacidas y aun libres de tutelas administrativas) por la recuperación de una fábrica abandonada, por salvar un terreno para una plaza, etc. … De hecho, yo misma escribí para la revista dominical de El País (claro enemigo, en este momento) la crónica de un día entero pasado en las Ramblas, por aquella época, y en otros medios, entrevistas y reportajes propiciados por la vivacidad de una Barcelona que renacía en las calles. El País, las Ramblas (y demás…) han virado hacia lo monstruoso, después de una sucesión de etapas de palidez desmovilizadora, olvidadiza y suicida. En todo el planeta –puntos urbanos vendibles, aquí y allá, con sus puentes de Calatrava y sus pórticos historiados como fondos de selfies- les ha pasado lo mismo a otras hermosas ciudades bien situadas, pero en Barcelona ocurrió demasiado rápido, y en demasiados aspectos.”

 

 

 

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Paseos por Barcelona fugitiva. Rastros de la ciudad ácrata. Ana Basualdo
148 páginas       21 x 13 cms.
15,00 euros
Paso de Barca



Más allá de la ciudad ascendida al Olimpo del turismo internacional, más allá de la ciudad «top-model» o mercancía de sí misma, hay otras Barcelonas. Al narrador de estos paseos le resulta insoportable —por eso rastrea y registra— el proceso de borramiento de ciertas huellas en barrios de pasado combativo. Sigue la pista de lugares, sucesos, ideas, personajes del pensamiento y la acción libertarios, ácratas, de la otra Barcelona. Y captura, también, la conversión del suburbio áspero en paisajes satinados surgidos por y para la especulación. El caminante-narrador persigue y graba marcas de la ciudad huidiza que sin embargo, se resiste a desaparecer, y bien puede volver.

 

 

 

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