La Librería de Cazarabet

978-84-7628-902-0MINI.jpgCazarabet conversa con...   Marcos Tarre Briceño, autor de “Bala morena” (Ediciones del Serbal)   

 

 

 

 

Marcos Tarre Briseño nos sumerge en una novela pura, dura y negra de las de siempre, pero, a la vez, con muchos matices que se aportan desde una visión más contemporánea.

La trama es de las que amarran al lector a la literatura de género negro  desde la colección La Orilla Negra de Ediciones del Serbal.

La sinopsis del libro:

El Dr. Fabio Pachón es un pilar de la comunidad bogotana. Dirige su propia Fundación y, decididamente, tiene una vida de grandes satisfacciones. Don Esteban Sarmientos realiza generosas donaciones a la Fundación, y de vez en cuando solicita a Pachón encuentros de trabajo que terminan sucediendo en la selva colombiana. Andy Salomón es venezolano, y desde niño ha matado a mucha gente. Finalmente ha logrado estar en manos de la guerrilla. Tres hombres que van a desarrollar entre ellos todos los juegos del poder sin límites, el del dolor de la tortura física, el de la manipulación psicológica y el que concede el dinero del tráfico de la droga, en una lucha macabra donde todos juegan mientras otros manejan los hilos del destino.

El autor, Marcos Tarre Bricaño:

Venezolano, nacido en Nueva York. En 1983 publicó su primera novela, Colt Commando 5.56, que se convirtió en un inmediato best seller y fue llevada al cine. Dando así inicio a la saga de su personaje serial Gumersindo Peña, funcionario policial de border line, simpático, mujeriego, tropical e informal, pero que termina resolviendo los casos a su manera. Como reconocido analista del problema de la seguridad ciudadana y columnista de prensa en esa materia, tanto en Venezuela como en América Latina, Tarre nutre sus obras de ficción de realismo, suspense y actualidad. Su novela Operativo Victoria estuvo entre los finalistas del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1989 y su Bala Morena entre el grupo de obras seleccionadas por el jurado del Premio Planeta en 1999. Ganó el Concurso de Cuentos Lola Fuenmayor en 1987 y otro de sus cuentos fue el finalista del Concurso de Cuentos del diario El Nacional en 1998. Igualmente uno de sus cuentos obtuvo Mención Publicación del Concurso de Cuentos de La Semana Negra de Gijón en 2005. Además de una extensa obra de análisis y ensayo, en narrativa ha publicado: De la serie "Gumersindo Peña": Colt Commando 5.56, 1983, Sentinel 44, 1985, Bar 30, 1993, Atentado VIP, 2008, Rojo Express, 2010, Operativo Victoria, 1988, Bala Morena, 2004, Soldadito de plomo, 2012.

 

 

Cazarabet conversa con Marcos Tarre:

marcos-tarre-briceño.jpg-Marcos, esta es una novela negra muy, muy dura, pero me temo que la realidad siempre supera la ficción, ¿no?

Aunque ese viejo dicho, lo de la realidad que supera la ficción, sigue estando vigente, prefiero decir que lo que leemos supera a lo que vemos... Es decir, estamos acostumbrados a ver, en cine o televisión, escenas de mucha crudeza, seguramente hasta mucho peores que las descritas en Bala Morena. Pero, cuando leemos escenas fuertes la percepción es distinta, más íntima, precisamente por ese contacto estrecho y personal que logra la ficción escrita con el lector, por eso quizás nos impactan en mayor grado.

Por otra parte, nuestro mundo está sufriendo y viendo niveles de violencia, muchas veces en tiempo real, en youtube o en los noticieros de televisión, insospechados, inimaginables hace 10 años. En un conflicto, como el que sirve de contexto para Bala Morena, Colombia en el año 2004, ocurren atrocidades y los diferentes bandos acuden a cualquier medio para conseguir la información que precisan sus acciones violentas y sus operaciones de inteligencia y la consiguen a cualquier precio, lo que incluye la tortura, Yo no escribo escenas fuertes por amarillismo, morbosidad o por placer, lo hago simplemente porque la trama de la novela lo exige, no las evado, pero tampoco me recreo en ellas. Mi forma de escribir tiende a ser bastante realista, precisa, detallada. No solo cuando escribo escenas violentas, sino para cualquier otro tipo de escenas. Dentro de esa concepción, las escenas de violencia reciben el mismo tratamiento que otras escenas, como por ejemplo la descripción del campamento de un frente guerrillero, el escape a la carrera a través de la selva, atravesar el río Arauca que separa a Venezuela de Colombia en la frontera del Alto Apure, los diálogos o el entrenamiento que reciben los personajes principales de la novela.

En función de ese realismo ubico escenas en sitios que conozco o investigo mucho con las facilidades rápidas y gráficas de internet. También me apoyo en mi otra actividad profesional como especialista en violencia y delincuencia organizada. Una cosa nutre a la otra...

-Muchas veces cuando me hago con novelas como la tuya me voy preguntando cómo el escritor soporta escribir y describir, además tan bien, ciertas situaciones…

Mi sistema para escribir, partiendo de una idea y trama general que considero poderosa, es definir su estructura y que debe ocurrir en cada capítulo. En esto seguramente me ayuda mi formación universitaria como arquitecto. Lo primero que hago es definir una estructura para la novela. Escribo con orden, no cronológico de la trama, sino para lo que el lector se va consiguiendo página a página. En mi primer intento de hacer una novela, hace muchos años, comencé escribiendo en desorden las escenas que más me gustaban, y luego... nunca pude terminarla. Por eso me impongo escribir paso a paso, página tras página, de forma seria, profesional y como un compromiso conmigo mismo, basado en la estructura, que por supuesto, puedo evolucionar y adaptarse al desarrollo de la trama. No tengo problemas para “soportar” escribir y describir escenas fuertes. Son parte de un plan de trabajo... Es un poco como un periodista que hoy cubre la noticia de un encuentro en una cumbre de presidentes, mañana entrevista a un actor celebre y pasado mañana le toca cubrir un sangriento atentado con bomba. Todo lo debe hacer con el mismo sentido profesional.

-¿Qué válvulas de escape te impones?

Leo mucho desde mi más temprana infancia. Mi familia siempre tuvo un culto hacia la lectura y crecí rodeado de libros. Una actividad familiar era ir a la librería y poder escoger un libro. Recuerdo que luego de las aventuras de Tintín pasé a leer la colección completa de Sherlock Holmes y luego descubrí a Simenon. Actualmente la lectura la complemento con mucho cine y series de televisión. La situación de inseguridad que se vive actualmente en Caracas hace que las salidas y la calle estén bastante restringidas, pero una alternativa es la alta definición de las televisiones digitales, el blueray, Netflix y otras opciones para ver cine o series en casa. El cine latinoamericano está marcando pauta y comienzan a despuntar algunas buenas series policiales brasileras o colombianas.

Pero cuando se toma la escritura de ficción como un oficio, de forma seria, responsable, buscando siempre mantener el interés del lector, para mí no hacen falta “válvulas de escape”. Se trata de mantener una coherencia, que la trama resulte verosímil...  La ficción le permite al autor profundizar, llenar vacíos, imaginarse situaciones o hechos, desarrollar una idea de lo que él cree que pudo haber ocurrido y lograr interés y empatía de ese potencial lector. Mucho tiempo después, cuando el libro publicado ya circula y comienzan los comentarios y encuentros con lectores, te vas consiguiendo con puntos de vistas, apreciaciones y lecturas diferentes, muy ricas, sujetas a lo que cada lector apreció o quiso entender, desde su experiencia y visión personal, de lo que se había escrito. Es una “válvula de compensación” si se quiere sumamente gratificante, aunque ocurra meses o años después.

marcostarre.jpg-¿Cómo ves, querido amigo, la salud actual de la novela negra en lengua castellana y más en concreto la latinoamericana?

La novela negra refleja las caras ocultas, clandestinas, ignoradas y desapercibidas de lo que ocurre en cualquier sociedad; puede ir mucho más lejos y más profundo que los reportajes de los medios de comunicación, con los añadidos de la imaginación de su autor, del tratamiento de los personajes, de cómo operan policías y criminales, de los diálogos... Se trata de todo un submundo, que bien puede moverse en las más altas esferas y ambientes más lujosos así como en las zonas más pobres, desasistidas o marginales... Ese submundo, esa cara oculta ejerce una atracción en mucha gente, en muchos lectores.

La novela negra, que antes era calificado como un “subgénero” de la ficción literaria, hoy, con la dimensión, universalidad y calidad de sus autores, ha alcanzado reconocimientos, no sólo del público, con quién siempre ha contado, sino también de la crítica y la recompensa de importantes premios literarios. Como bien señala Juan Luis Cebrián, el director del diario El País: “Narrar, elaborar un discurso espacio-temporal sobre la realidad, es la mejor manera de crearla, y la superioridad de la literatura a la hora de ejercer semejante empeño resulta evidente.”  La novela negra es una ventana abierta a la violencia que existe actualmente en el mundo, permite conocerla y conocer a las personas detrás de la violencia y la mejor manera de combatir un problema es conociendo lo mejor posible ese problema...

Latinoamérica tiene el triste privilegio de ser el continente más violento del mundo. Según Naciones Unidas en el 2013 desplazó a África, aunque allí coexisten guerras abiertas, guerras civiles, guerras tribales, terrorismo y genocidio. Sin embargo, en Latinoamérica ocurren más homicidios producidos por la delincuencia común y la delincuencia organizada. Venezuela es, después de El Salvador, el 2do país del mundo con la peor tasa de homicidios. Este contexto terrible pero real hace que surjan respuestas creativas y novedosas, que van desde los mini reportajes, casi en vivo vía twitter, el fantástico cine latino, los documentales, las telenovelas, las series de televisión y por supuesto, una nueva y muy creativa ola de novelistas de novela negra. En esta tendencia se inscriben nuevos y emergentes valores, también escritores con más experiencia que buscan nuevas maneras para contar lo que ocurre en nuestro continente y por último novelistas que quizás no saben que están haciendo excelentes novelas negras, aunque ellos no se identifiquen con el género.

Así que nuestro continente va mal, pero la novela negra va bien, crece, con más escritores y lectores... Quizás la mayoría de los editores todavía no han percibido el gigantesco mercado que somos y el enorme potencial de historias que representamos.

-La novela negra tiene éxito hoy en día y lo ha tenido y creo lo seguirá teniendo porque lo negro se ha abierto a un largo etcétera de “factores” que se involucran: la geopolítica, las mafias, los mismos ambientes sórdidos de siempre, la pobreza y las situaciones sociales que corroen las entrañas, los intereses de los más poderoso…Lo que quiero decir que hace más de un siglo o un siglo era , las más de las veces, resolver un intrincado caso de asesinato por pasiones humanas…(lo pregunto sin desmerecer a nadie)

La novela negra puede tratar de un misterioso y único crimen o bien de un asesino serial, de las angustias de un adicto o de los enredos financieros de un legitimador de capitales del narcotráfico, del crimen brutal en los ranchos o favelas o de crímenes aún más brutales en los ambientes más sofisticados, del policía más honesto al más deshonesto, de los abusos de las dictaduras a los abusos de las democracias y pseudodemocracias, del infierno de las cárceles al infierno de las drogas, de la bestial furia feminicida al frío cálculo terrorista... De todo hay, afortunadamente, en el amplio abanico de la novela negra. Y en eso reside su fortaleza, así como la curiosidad e interés de los lectores que no dejan de sentir atracción hacia el lado oscuro de las situaciones y relaciones humanas.

-Latinoamérica fruto del robo y el exterminio—por ser suaves--que ha sufrido—y de alguna manera todavía sufre-- por parte de los colonizadores, grandes lobbies y corporaciones, crímenes de mafias, crímenes de Estado---respaldados por las grandes potencias—ha creado un caldo de cultivo que creo será difícil de que se extinga, ¿cómo lo ves, cómo lo reflexionas?…

Seguir culpando a otros de nuestros males es un mito del que debemos desprendernos. Por ejemplo, sería absurdo decir que los colonizadores españoles y portugueses, aventureros, delincuentes, violadores y saqueadores son los culpables de la Latinoamérica que hoy tenemos. Sin desmerecer del peso de nuestro pasado histórico, hoy cada región, cada país es el resultado de lo que quiere ser, de sus propias decisiones y sobre todo de sus propios errores y de sus malas decisiones.

En Latinoamérica se produce más del 70% de la cocaína del mundo, pero los grandes mercados de consumo están en Estados Unidos y Europa. ¿Quién tiene entonces más responsabilidad en esto? Muchos extranjeros llegan a nuestro continente con la idea de “hacer Las Américas”, lo que significa hacer dinero cómo sea... Hacen aquí cosas que no se atreven a hacer en su país de origen. Pero también se consiguen con gente local que les hace el juego... Pero creo que lo más importante no es señalar culpables, sino entender los problemas y en eso la ficción y especialmente la novela negra juegan un papel de gran importancia.

124.jpg-¿Cómo te has sentido viendo tu obra en esta colección La Orilla Negra de Ediciones del  Serbal?

Entre las novelas finalistas consideradas por el jurado del premio Planeta de 1999 estuvo Bala Morena. Luego se publicó por primera vez en Venezuela y el excelente escritor José Luis Muñoz, quién dirige con acertada mano la colección La Orilla Negra le gustó mucho y se le metió en la cabeza que esa novela debía publicarse en España. La ocasión llegó en el 2016, cuando se inició la colección. El me pidió un cuento para el libro de relatos de La Orilla Negra y un ejemplar de la novela para editarla, así que participo por partida doble en la colección.

La edición nueva de Bala Morena llega en un excelente momento, porque el tema del conflicto colombiano está nuevamente sobre el tapete, con los acuerdos de Paz y el significativo No que emitió el pueblo colombiano que quiere Paz, pero también quiere Justicia. Bala Morena, ambientada en ese terrible conflicto recuerda lo que fue, los intereses que ahí se movían, las operaciones de inteligencia, los campamentos guerrilleros y lo intrincado de las zonas y paisajes en dónde mucho de estas cosas pasaron.

La colección La Orilla Negra, con un libro de relatos y seis novelas publicadas simultáneamente es una apuesta inteligente de Ediciones del Serbal, de su directora Noelia Riaño. Es una apuesta que sabe del potencial de creadores y mercado existente en ambas orillas del Atlántico y que entiende que la novela negra ha adquirido madurez, cada vez más lectores y que, a la diversidad de tramas se le suma el atractivo universal de tocar ambientes de diferentes países, de diferentes formas de escribir y sobre todo, de la enorme riqueza del idioma español en cado uno de sus matices, expresiones y formas que ha desarrollado en cada país. Estoy muy orgulloso de formar parte de la “primera generación” de la colección...

-¿Nos puedes dar alguna pista sobre lo que vas trabajando ahora?

Bala Morena es la primera novela de una trilogía que le dediqué al conflicto colombiano. La segunda novela trata del problema del secuestro. Colombia en cierto momento llegó a ser el país con más secuestros en el mundo, con casos tan célebres como el de Ingrid Betancourt e historias tan apasionantes como “Historia de un Secuestro” de García Márquez. En mi novela se trata el problema bajo el punto de vista de una víctima der secuestro de las FARC y las principales protagonistas son dos mujeres periodistas, una cautiva y la otra, su gran amiga, intentando hacer algo por ella, sin saber que forma parte de una operación internacional de inteligencia...

La tercera novela de la trilogía trata de los “pelados” o niños y niñas combatientes. Una terrible situación que estremece aún a Colombia ya que la cuarta parte de los efectivos de las FARC y del ELN eran menores de edad, seducidos por la guerrilla o enrolados a la fuerza. En mi novela se trata además de como un “pelado” se va convirtiendo en un experto explosivista, al que le van enseñando todas las técnicas de las minas antipersonales bien sea de fabricación industrial o casera y como puede sobrevivir, expuesto a los mayores riesgos, porque para la guerrilla un combatiente adulto tenía mucho más valor que un niño o adolescentes y a ellos les encargaban las misiones más peligrosas.

Por otra parte, tengo un personaje serial, Gumersindo Peña, un ex agente de la policía política venezolana, con seis novelas publicadas y estoy trabajando sobre la séptima, ambientada en la ciudad de Barcelona, España... Lo aclaro porque en Venezuela también existe una “Barcelona”... Los conquistadores no se rompieron mucho la cabeza buscando nombres originales. También estoy escribiendo análisis y ficción sobre lo que está ocurriendo actualmente en mi país, Venezuela, en dónde la violencia, el crimen y el delito organizado se han instalado para hacerle la vida imposible a la gente, con la anuencia, complicidad o implicación directa del gobierno... Todo esto hay que contarlo.

 

 

 

978-84-7628-902-0MINI.jpg24174
Bala morena. Marcos Tarre Briceño   
364 páginas       15 x 22,5 cms.
21.95 euros
Ediciones del Serbal



El Dr. Fabio Pachón es un pilar de la comunidad bogotana. Dirige su propia Fundación y, decididamente, tiene una vida de grandes satisfacciones. Don Esteban Sarmientos realiza generosas donaciones a la Fundación, y de vez en cuando solicita a Pachón encuentros de trabajo que terminan sucediendo en la selva colombiana. Andy Salomón es venezolano, y desde niño ha matado a mucha gente. Finalmente ha logrado estar en manos de la guerrilla. Tres hombres que van a desarrollar entre ellos todos los juegos del poder sin límites, el del dolor de la tortura física, el de la manipulación psicológica y el que concede el dinero del tráfico de la droga, en una lucha macabra donde todos juegan mientras otros manejan los hilos del destino.

Marcos Tarre Briceño
Venezolano, nacido en Nueva York. En 1983 publicó su primera novela, Colt Commando 5.56, que se convirtió en un inmediato best seller y fue llevada al cine. Dando así inicio a la saga de su personaje serial Gumersindo Peña, funcionario policial de border line, simpático, mujeriego, tropical e informal, pero que termina resolviendo los casos a su manera. Como reconocido analista del problema de la seguridad ciudadana y columnista de prensa en esa materia, tanto en Venezuela como en América Latina, Tarre nutre sus obras de ficción de realismo, suspense y actualidad. Su novela Operativo Victoria estuvo entre los finalistas del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1989 y su Bala Morena entre el grupo de obras seleccionadas por el jurado del Premio Planeta en 1999. Ganó el Concurso de Cuentos Lola Fuenmayor en 1987 y otro de sus cuentos fue el finalista del Concurso de Cuentos del diario El Nacional en 1998. Igualmente uno de sus cuentos obtuvo Mención Publicación del Concurso de Cuentos de La Semana Negra de Gijón en 2005. Además de una extensa obra de análisis y ensayo, en narrativa ha publicado: De la serie "Gumersindo Peña": Colt Commando 5.56, 1983, Sentinel 44, 1985, Bar 30, 1993, Atentado VIP, 2008, Rojo Express, 2010, Operativo Victoria, 1988, Bala Morena, 2004, Soldadito de plomo, 2012.

 

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