La
Librería de Cuadernos de Cazarabet
Edu, ¿cómo es que te lanzas a fundar y
trabajar en una editorial pequeña como Apila? Por cierto, ¿Por qué Apila ?,
¿qué significa para ti Apila para haberle dado el nombre a la editorial?
Apila nace después de que aprobase las
oposiciones para ser profesor de Artes Plásticas en el año 2006. Hasta entonces
toda mi atención se había centrado fundamentalmente en aprobar las oposiciones.
A partir de entonces, una vez liberado de esa presión, pude dedicar mucho más tiempo a hacer algo
más creativo.
En el año 2007 yo quería hacer un álbum
ilustrado para mi hijo Diego , que entonces tenía cuatro años, y no encontraba
una editorial al que me lo quisiera publicar. Bueno esto realidad tampoco es
así. No probé mucho. Hablé con una editora y me dijo que no. Entonces pensé que
no merecía la pena probar en más sitios y que si de verdad quería hacer un libro,
un cuento en este caso, lo debía hacer yo mismo, sin intermediarios. De aquí
surgió la idea de crear una editorial de álbum infantil ilustrado, idea que
compartí con dos compañeros de trabajo, Ramón Aguirre y Raquel Garrido, con
quienes emprendí esta aventura maravillosa.
El nombre de “Apila” responde a las
iniciales de Asociación para la Promoción de la Ilustración en Aragón, pero
además, era la forma peculiar que tenía mi hijo Diego, cuando estaba
aprendiendo a hablar, de nombrar a su abuelo. En vez de “abuelo” o “yayo”,
decía “apila”.
¿Por qué una editorial de ilustraciones
concentrada y destinada más al público infantil, aunque la ilustración la
consumimos mucho más público?
Porque el mundo de ilustración es muy amplio y lo que teníamos claro es que
debíamos concentrarnos en un área concreta. Elegimos el mundo infantil o la
ilustración infantil dado que entonces los tres compañeros que fundamos Apila
teníamos dos hijos cada uno y estábamos
en esa edad fantástica en la que
las conversaciones gravitan entre las bondades del Dalsy
o el Apiletal, los Lunnis y
la suerte de dormir cuatro horas seguidas. No obstante nuestros álbumes no son
sólo para niños, como bien dices, hay
mucha gente adulta que le gusta este tipo de libro y por eso ponemos en nuestra
página web www.apilaediciones.com que nuestros libros son para niños de 2 a 100 años.
¿Con qué medios partes para hacerlo
porque no debe ser nada fácil?
Los medios son muy escasos,
fundamentalmente mucho trabajo e ilusión. Pero es que tampoco hace falta mucho
más. Lo más importante es tener tiempo, que a veces es lo que más nos falta y
también mucha dedicación. Otra cosa que nos ha ocurrido es que hemos aprendido
con el paso del tiempo. El mundo editorial tiene muchos matices que hay que ir
aprendiendo poco a poco. Hay veces que las cosas salen rodadas y otras veces
cometemos equivocaciones. De todo se aprende. Yo creo que cada vez hacemos las
cosas o, si no mejor, por lo menos mucho más organizadas. Es ese plus que da la experiencia.
¿Cuál es el equipo humano de Apila?
Actualmente estamos en Apila Raquel Garrido
y yo mismo. Ramón hace un par de años que dejó la editorial. Decir también que
tenemos el apoyo de nuestras familias porque veces que sin ellas, sobre todo
sin la ayuda de nuestras respectivas parejas, no podríamos hacer algunas cosas,
como por ejemplo ir de feriantes o librarnos de
alguna responsabilidad familiar.
¿Desde qué filosofía surge? O sea: ¿cuál
es vuestra idiosincrasia, vuestra razón de ser?
Nuestra filosofía es hacer álbumes que
gusten a los niños pero que también puedan gustar a los “niños mayores”.
También nos gustan los álbumes en los que el lector se pueda identificar con lo
que sucede. No nos gustan los libros que se centran excesivamente en temas
pedagógicos. La pedagogía y los valores democráticos y ce convivencia deben
estar, pero no en un primer plano. Nos gustan los cuentos que hacen reír, los que hacen soñar. Un aspecto bastante importante, en el que
centramos gran parte de nuestra labor, es servir de plataforma de despegue para
ilustradores debutantes. Raquel y yo somos profesores de la Escuela Superior de
Diseño y de Escuela de Arte de Zaragoza, respectivamente, por lo tanto queremos
dar oportunidades aquellos alumnos de los ciclos y estudios de Diseño e
Ilustración que hacen un excelente trabajo.
Para canalizar este objetivo creamos el
Premio Apila Primera Impresión, destinado a ilustradores que no hayan publicado
todavía ninguna obra. Este año hemos recibido muchos proyectos y de mucha
calidad. El premio consiste en la publicación del proyecto ganador y la firma
de un contrato profesional de edición con nosotros, en el que se que cobran los derechos de autor exactamente igual que si fuera un ilustrador
profesional. Con esta labor pretendemos queremos acercar el mundo académico con
el profesional.
Otro de nuestros principios es el de
elaborar nuestros propios proyectos. No compramos nunca los derechos de obras
de libros de otros autores ya que
nuestra labor es la de edificar construir los proyectos desde sus cimientos.
Respetamos mucho a las editoriales que así lo hacen pero nosotros creamos Apila
para realizar los libros que nos hubieran gustado tener de pequeños.
¿Bajo qué ilusiones salisteis a la calle?
Cuando salimos a la calle no esperábamos
nada. Ilusión había pero entonces solamente teníamos un álbum. Nuestro objetivo
era que ese libró gustase. El libro se titulaba “Willi el perro casi verde”.
Resultó ser un libro muy bien aceptado. Se vendió muy bien y fue, de alguna
manera, la base con la que podemos construir todo lo demás. O sea que todo se
lo debemos a un perro casi verde.
¿Con qué perspectivas estáis trabajando
hoy y ahora?
Actualmente estamos centrados en los
proyectos que van a salir en el año 2016 . Trabajamos con mucha antelación.
Nuestra perspectivas han variado el los
últimos 3 años dado que hemos conseguido vender derechos en países extranjeros
por ejemplo en China, Japón, en Corea y también hemos
vendido libros en Sudamérica. Estamos enfocando nuestra labor a la exportación
que es una manera de escaparse de la crisis. Tenemos la suerte de contar con
cientos de millones de personas que hablan igual que nosotros y no debemos desaprovechar
esta oportunidad.
Edu, ¿se miró en alguna otra editorial,
Apila, a la hora de recoger este testigo como editores de literatura infantil
ilustrada?
Por supuesto que hay editoriales que nos
gustan, tanto por la estética como por los contenidos de sus cuentos. También hay otras que cuidan mucho la
edición. De todas se puede aprender algo. Kalandraka,
Oqo, Barbara Fiore, A buen Paso, Edelvives,
etc..
Cuéntanos, Edu,
¿cómo ha sido (desde vuestra fundación) vuestro camino como editores y cómo
está siendo, en estos tiempos en que esto del libro y el oficio de ser editor
está siendo “harto difícil”?
No sabemos si nuestro camino como editores
está siendo difícil o fácil. Lo cierto es que como empezamos en 2007 y 2008 nos
hemos desenvuelto siempre en un contexto de crisis por lo tanto no conocemos
tiempos mejores, así que sobrevivimos y con eso nos basta.
¿Qué temáticas quiere y/o acaricia Apila,
desde su idiosincrasia de ser una editorial de libros de ilustraciones para el
público infantil?
Como he dicho anteriormente nuestros libros
están enfocados en una dirección: la
identificación del lector con lo que sucede.
Los valores están pero en un plano subyacente. También nos gustan los
álbumes que hacen reír, que hacen reflexionar.
Desde el compromiso…desde mensajes con un
contenido especial, ¿se puede hacer, Edu, buena
literatura?
Por supuesto que se puede hacer. Lo que
también pasa es que es muy fácil deslizarse por el lado de lo conocido o los
lugares comunes. Por eso hay que cuidar también el contenido de los textos. Un
álbum ilustrado se compone de imágenes y de textos interrelacionados. No todo
es hacer libros bonitos. Deben ser bonitos, atractivos, sugerente y además
certeros. Libros que dejen huella. Esto es muy difícil de conseguir y es donde
debe incidir más un editor.
¿Qué
tirada tenéis, más o menos, por cada título?
Normalmente hacemos unos 1000 1200 libros
de cada título pero se han dado casos en los cuales hemos tenido que reeditar,
como en el caso de “Monstruo Rosa” que vamos ya por la cuarta edición.
Ya sabemos cómo los peces grandes se van
comiendo a los chicos y en esto del mercado editorial y de los medios de
comunicación, con los grandes grupos y demás, es bestial…aquí la prensa y los
medios deberían, deberíamos, jugar un papel más que importante. Dime, Edu, ¿cómo os trata la prensa?
Somos una editorial pequeña y somos
conscientes de ello. La prensa se hace eco de nuestras novedades y también de
los premios y exposiciones que hacemos. Batallamos en las redes sociales para
hacernos oír.
¿Cómo escogéis lo que vais editando? y
¿Cómo os planteáis el tratamiento del material?
Generalmente partimos de una idea. Raquel y
yo nos reunimos y pensamos en qué libro queremos hacer. Buscamos al escritor y
al ilustrador o, en algunos casos, nosotros mismos somos los autores de las
historias. Otro álbum al año lo hacemos con el Premio Apila Primera Impresión.
¿Cómo te vas acercando a las obras que
vas publicando: más bien como editor o más como lector?
Las dos cosas. Hay veces que como editor
piensas que un libro puede funcionar bien y otras veces como lector crees que
hay temas que no se tocan o libros que todavía no se han hecho. Entre estas dos pulsiones surge el proyecto.
El proyecto que tarde o temprano se convertirá en una realidad. “La madre de
Jack” es nuestro último libro editado. Si pensásemos sólo como editores jamás
lo hubiéramos hecho ya que trata el tema de la muerte, un tema que, no nos
engañemos, no es muy atractivo para los padres que son los que compran los
libros. Sin embargo lo hemos editado porque alguien tiene que hablar de este
asunto con los niños. Para eso tenemos una editorial.
¿Qué es lo que te motiva de ellos (me
refiero tanto de los escritos como de los escritores, porque, a veces te puede
motivar más un escritor (por lo que sea) que un escrito o al revés?. En todo
caso: ¿qué prima la pluma o el escrito o de qué depende?
Un álbum ilustrado se parece mucho a una
canción. En una canción hay una letra, hay una melodía y también una
interpretación, que es como un cantante expresa lo que la canción dice. En un álbum ilustrado tenemos los mismos
elementos: un texto (la letra) , unas imágenes (melodía) y un estilo gráfico o
manera de narrar visualmente, que es la interpretación que hace del texto el
ilustrador.
Para nosotros es muy importante el estilo
gráfico, la imagen, la estética que tenemos desarrollada través de los más de
30 álbumes que llevamos editados. Pero también
es muy importante el texto. Nos es indiferente si es un texto o las
imágenes son de un autor reconocido o novel. Lo importantes que se dé esa
maravilla que es la conjunción del texto y la melodía con interpretación y que,
encima, de esa relación salga un
mensaje, un recuerdo, una huella que
quede en el lector.
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