Cazarabet conversa con... Juan Gómez Perín, coautor de “Anarquistas y
confederales en Vitoria y comarcas alavesas (1869-1976)” (Asociación Isaac Puente)
Juan Gómez
y Miguel Íñiguez investigan para la
Asociación Isaac Puente los antecedentes y
presentes del movimiento libertario en Álava y en su capital, Vitoria.
La sinopsis
del libro que edita la Asociación Isaac Puente de Vitoria:
Pues sí,
Vitoria y Álava han contado (y cuentan) con un movimiento libertario. La idea
general, tópico confirmado con sólidos fundamentos, es que esta ha sido una
provincia de sables y sotanas, de carlistones, beatos y caciques, de gente de
orden e iglesia. Sólo los más enterados recuerdan a Isaac Puente, pero como una
anomalía. Sin embargo, ciertamente hubo un movimiento anarquista y en algunos
momentos, sobre todo entre 1915 y 1936, impetuoso e intenso y no sólo de
emigrantes como algunos creen, y por mucho que pese a
algunos gargantúas patrióticos.
Otros
títulos que ha editado la Asociación Isaac Puente de Vitoria: Enciclopedia del
anarquismo ibérico—Miguel Íñiguez--;José María
Blázquez de Pedro. Anarquista de ambos mundos –Ignacio C Soriano y Miguel
Íñiguez--; La España rojinegra. La insurrección de diciembre de 1933—Fermín
Escribano Espligares—30 años de lucha—Manuel Pérez--; Isaac Puente Amestoy.
Anarquistas—Ignacio C Soriano--;Francisco Carreño y los arduos caminos de la
anarquía—Miguel Amorós--;El Movimiento libertario aragonés y su prensa
1976-1991—Fermín Escribano--;Creencia y ciencia—Marcial Lores--;Alpinismo—Isaac
Puente--; No hay juego. Estudio sobre la situación social del juego de azar—Bele Beltza—
Algunos
enlaces para dar al traste con alguna pequeña duda:
https://es.wikipedia.org/wiki/Federaci%C3%B3n_Regional_Espa%C3%B1ola_de_la_AIT
https://es.wikipedia.org/wiki/Federaci%C3%B3n_de_Trabajadores_de_la_Regi%C3%B3n_Espa%C3%B1ola
Cazarabet conversa
con Juan Gómez Perín:
-Juan, ¿nos
cuentas en qué momento y por qué, junto con el compañero Miguel Íñiguez,
pensáis en llevar a cabo este estudio e investigación que se remonta a los
primeros pálpitos del anarcosindicalismo en Álava y Vitoria?
-Se han
juntado tres hechos. El primero nuestro objetivo como Asociación Isaac Puente,
que siempre ha sido el mismo, dar a conocer el Movimiento Libertario. El
segundo que los autores vivimos en Vitoria, llevamos muchos años ocupándonos de
esa historia y de sus protagonistas y colaborando en su actual devenir, y el
tercero que en febrero de 2020 la CNT en Vitoria cumple cien años como
organización.
-En el prólogo se
hace casi una “loa” a esa añoranza que se siente al mirar hacia atrás desde la
CNT y el movimiento librepensador…¿añoranza porque
había como más pureza en las formas, acercamientos al ideal librepensador…y
demás?
-Siempre
tendemos al cualquier tiempo pasado fue mejor. La
mayor parte de las veces la visión de los acontecimientos está deformada por la
juventud que tuvimos, por el paso del tiempo y por la vejez que tenemos. Yo
también viví esos momentos a los que se refiere Fermín Escribano en el prólogo
y pienso que sí hay añoranza a las ganas con las que militábamos, a la forma de
hablar, pensar y comportarse de los abuelos que vivieron y soportaron la guerra
y la represión, a la respuesta inmediata solidaria, a la confianza en el
compañero y en un futuro esperanzador… pero reconocemos que fuimos un desastre
y que nuestra capacidad organizativa se diluyó en cuanto el estado y el sistema
nos atacó. Fueron momentos de ilusión y eso se añora, pero se impuso una
realidad que estaba tan alejada de esas ilusiones que la mayoría no supieron
aceptarla.
-¿Cómo nace el movimiento libertario en Vitoria y Álava?
-Fue
también en febrero hace ciento cincuenta años, en 1870, cuando se constituye la
sección obrera de Vitoria de la Federación Regional Española. Durante dos años
puede decirse que la organización fue escasa pero a partir de agosto de 1872 se
empieza a notar su presencia gracias al impulso que le dan Anselmo Lorenzo (que
estuvo dos meses en Vitoria), Manuel Cano y Diego Basabilbaso, personas que
habían participado en la comisión de la primera sección de FRE.
-¿Cómo es el estado
del ideal librepensador, ahora?
-La Idea
anarquista se mantiene al día, moderna y vigorosa. Los sistemas-estados
actuales cambian en las formas, pero el control y la represión aunque menos
detectables, son tan dañinos como en tiempos pasados. La explotación laboral
también se ha suavizado pero sigue causando estragos físicos en los
trabajadores con peores empleos. Las llamadas redes sociales están alienando a
la población, especialmente a los jóvenes. Ante todo esto el anarquismo es una
idea-fuerza que propone organización, lucha y finalmente cambio radical en
nuestras vidas, o lo que es lo mismo, revolución. Ante cualquier tipo de
explotación el ideal librepensador, más concretamente anarquista, reaparece
como solución.
-¿Cómo se van
asentando la FRE y la FTRE en Álava y Vitoria?-En particular en Vitoria y
alrededores, ¿cómo se vive la idea librepensadora antes de que se fundase la
CNT?
-Con las
lógicas dificultades, como en el resto del país, agravadas aquí, tal como
repiten sus activistas, por la presencia atosigante
del clericalismo y el notorio poderío de una sociedad aún más reaccionaria que
en otros lugares. Sobre la FRE algo dije arriba. La FTRE se asienta con más
vigor en los primeros años de la década del ochenta, de hecho ejerce de punta
de lanza en el País Vasco y cuaja antes que en Vizcaya o Guipúzcoa. Se fue al
traste con el asunto de La Mano Negra que no fue un ataque al campesinado
andaluz, como a veces se señala, sino a todo el movimiento obrero de
significado anarquista en toda la península (entonces más en línea con el
colectivismo de Bakunin que con el comunismo que
propugnará Kropotkin).
-¿Y cómo llega la
CNT?-¿Cómo es o va siendo esa especie de transición a la CNT?
-La CNT es
una marca. Normalmente la represión se ceba en una sigla y sus componentes y
hace que los trabajadores no significados cojan miedo y tomen distancias.
Cuando eso ocurre el cambio de marca consigue que las autoridades represoras no
puedan imputar a la nueva lo hecho por la antigua.
No nace
bruscamente ni con toda su carga de doctrina estructurada, pero con todo supone
un antes y un después. Constatamos que en la primera década del XX se dan
pasos, más o menos nítidos. En 1913 ya se cuenta con un grupo notable de
activistas tanto del anarquismo como del societarismo.
En 1915 el conflicto de las tahonas y en 1918 la huelga de la madera confirman
su progresión. La constitución del Sindicato Único en 1920 en Vitoria es algo
más que una anécdota y los años que siguen hasta la implantación de la
dictadura de Primo de Rivera en 1923, es un periodo de apogeo que sitúa a la
CNT vitoriana a la cabeza del obrerismo en la ciudad. Se ha pasado de las
sociedades de resistencia de oficio a los sindicatos únicos, del colectivismo bakuninista al comunismo kropotkiniano,
de la defensa al ataque. Conviene subrayarlo, la CNT de 1920 a 1923 domina el
movimiento obrero en la ciudad, como volverá a hacerlo entre 1930 y 1933. En
una ciudad que no alcanza los 40.000 habitantes a los actos públicos que
convoca CNT acuden no menos de tres o cuatro mil personas. A veces tendemos a
limitar la presencia anarquista a Cataluña y Andalucía y unos pocos lugares
más, pero mira por dónde y quién lo iba a decir en Vitoria en algunos periodos
es hegemónica. Muchos tópicos y subido desconocimiento. Vitoria ciudad levítica
y castrense, sí, pero también con un potente movimiento anarquista. Para
nosotros ha sido una sorpresa constatarlo.
-Ya como
CNT la gente se acerca más, se afilia más…¿hay, desde
el principio, como un verdadero entusiasmo?
-La
denominación actual de CNT como organización y anarcosindicalistas para
referirnos a sus militantes no era la común en esos años. Se hablaba más bien
de Sindicato Único y sindicalistas. La gente se acerca porque ve que junto a
los objetivos finalistas (comunismo libertario) hay una eficacia para resolver
los problemas cotidianos. Teoría y práctica se conjugan. El entusiasmo nace de
la eficacia demostrada. Es la época de lo que se ha llamado la acción directa,
método o medio de lucha que se mantendrá en lo sucesivo, y que no significa lo
que sus detractores afirman (bombas y pistolas) sino la solución de los
problemas directamente entre sindicato y patronal sin intermediarios, sin
intromisiones políticas ni gubernamentales, sin sindicalistas de profesión.
-De 1923 a 1931 se
dan “dos dictaduras”, la de Miguel Primo de Rivera que da paso a la de Dámaso
Berenguer…¿cómo se desenvuelve la CNT en este período?
-A la CNT
no le sientan bien las dictaduras. Es una organización basada en el asambleísmo,
en el contacto permanente con las bases, no cuenta con sindicalistas
profesionales, no pacta con los gobiernos. Evidentemente la dictadura de Primo
de Rivera no favorecía su crecimiento al ser puesta fuera de la ley mientras
que la UGT contaba con el beneplácito del poder, con todo practicó con
contumacia el apoyo a los represaliados y encarcelados y supo mantener sus
estructuras, como demuestra el vigor con que reapareció tras su legalización en
la fase transitoria de Dámaso Berenguer. La gran huelga de octubre de 1930 lo
confirmó.
-¿Cómo se recibe a
la II República desde la CNT?
-Con esperanza y con
prevención al mismo tiempo. Pronto se confirman sus temores. A los republicanos
les faltó sensibilidad social. La CNT se sentía atacada por la República cuando
esperaba agradecimiento, convencida de que sin su decisiva colaboración no
hubiera advenido. Los confederales no entendían que la mayor preocupación de la
República fuera “meter en cintura a los sindicalistas”, no entendían que con el
paso de los meses para los republicanos el enemigo fuera la CNT en mayor medida
que los monárquicos, derechistas, fascistas y reaccionarios de toda laya. La
supuesta “república de trabajadores” nunca fue una realidad, fue sobre todo una
agrupación de concejales,
alcaldes y parlamentarios que puso por encima de todo el orden, no la solución
de la problemática popular. Cuando hay hambre, todo lo demás es secundario. Los
republicanos no lo entendieron así. Tibios y palabreros, gentes de parlamento y
ayuntamiento todo lo fiaban a diputados y concejales. No es exagerado afirmar
que los únicos republicanos verdaderos eran los anarquistas. La res pública, la
cosa pública, era efectivamente cosa de todos, no solo de los políticos. Además
conviene recordar que entre 1931 y 1936 hubo varias repúblicas, una socialista
y de izquierdas y otra de derechas y ambas convinieron que su principal rival
era la CNT. Buena parte de nuestro libro se centra en el periodo republicano
-¿Podemos poner
nombres y apellidos al movimiento anarcosindicalista de Vitoria y Álava?;
¿destacan algunos por su activismo?
-Recordando
que la CNT por sí es un movimiento que se funda en la actividad de sus bases en
el listado final que denominamos “La Buena Gente” aparecen cientos de
activistas, con semblanzas más o menos extensas. Son cientos los que se mueven.
Unos más que otros, ciertamente, pero muchos y muchos los que pueblan la cárcel
en su mayoría por decisión gubernativa, o sea, porque así lo decide el
gobernador de turno. Como dijera muchos años antes Blázquez de Pedro los
carceleros deberían agradecer a los anarquistas sus puestos de trabajo. Puestos
a escoger unos nombres podemos citar a Isaac Puente, Galo Díez cuyo prestigio
va más allá del entorno local, Julián Alarcia, David Alday, Félix Alonso, Juan Aranguren, Alfredo Donnay, Columba Fernández, Valentín García, Isauro Hidalgo,
Macario Illera, los Lucarini,
Juan Murga, Daniel Orille, Atanasio Rituerto, el
médico Ángel Ruiz de Pinedo y Andrés Sarrate y
algunos más que nacidos en Álava centraron su militancia en otros lugares, caso
de Cristóbal Aldabaldetrecu, íntimo de García Oliver,
y Joaquín Zabaráin
-Juan ¿cómo os
habéis repartido el trabajo con Miguel Íñiguez?
-La mayor
parte del trabajo la ha realizado Íñiguez. Suyos son los datos no en vano lleva
más de 40 años recopilando todo lo que se refiere al Movimiento Libertario
ibérico. Yo me he dedicado a bucear en los centros de documentación, en
archivos provinciales y a hablar con personas y familiares de protagonistas de
esta historia.
-¿Cómo ha ido y ha
sido el proceso de investigación y documentación?—tareas muy arduas,
trabajosas, pero, siempre, edificantes---,¿no?
-Ciertamente
son tareas que requieren tiempo (que nadie tiene) y que desmoralizan cuando no
se obtienen resultados. Pero la satisfacción también es grande cuando
encuentras un documento en el que asentar el conocimiento. En ese sentido ha
sido un trabajo fructífero y destacamos aquí las inscripciones y actas de
constitución de sindicatos en varias localidades alavesas, algunas biografías y
fotografías de militantes destacados.
-Luego, amigo,
¿cómo lo trabajáis, cómo es vuestra metodología de trabajo?
-No somos
profesionales de la historia. El método es simple: teniendo el trabajo de campo
hecho queda la redacción. Hay que hilar lo que se sabe y lo que se tiene y eso
es lo que hemos hecho.
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