La Librería de El Sueño Igualitario

El-libro-se-firmará-en-la-c.jpgCazarabet conversa con...   Román Serrano López, autor de “El aljibe de la memoria” (Puertollano) 

 

 

 

 

 

 

Román Serrano López, desde Ediciones Puertollano, nos acerca este libro que es un homenaje a la Memoria Histórica.

La sinopsis de este libro:

El aljibe de la memoria es un libro que cuenta la historia de una de las familias que vivieron el esplendor del movimiento obrero en Puertollano de finales del siglo XIX y principios del XX, la llegada de la república, el levantamiento militar, la guerra civil, y la posterior represión franquista.

Es una historia con nombres y apellidos reales, como los hechos que narra, pero también pueden ser los de otras muchas familias que vivieron esos desgraciados acontecimientos.

La obra está concebida como un aljibe, como un depósito de recuerdos. Los recuerdos que han ido dejando aquellos que vivieron una época crucial de la historia más reciente de nuestro país y, por ende, de nuestra comunidad más cercana.

La obra está estructurada en cuatro partes -“Capitán de la República”, “Prisioneros de Franco”, “Muero sin culpa” y “La Diáspora”: Quizás sea una crónica y un acto de reparación y cura para una herida abierta que muchos han olvidado: la de la guerra civil española y los años posteriores donde el autoritarismo y la falta de democracia degeneraron en brutalidad, y ésta en desmemoria. Se ha afirmado que dentro de la guerra civil española hubo varias guerras: la militar, la política, la religiosa, la de clases, la literaria y la que libraron en nuestra tierra dictaduras extranjeras. En este libro el autor ha vuelto y enfocado la vista hacia sus raíces y ha contemplado el reflejo de cada una de ellas en ejemplos concretos.

Aunque Paul Preston define la guerra civil española como una lucha de campesinos sin tierra contra terratenientes ricos, de anticlericales contra católicos, de nacionalistas contra centristas, de obreros contra patronos; en este libro se narran historias que lo desmienten, por lo menos en parte; muchas de esas historias son descritas como escenas de una película: la película de su vida y la de su familia. De algún modo este texto es una contribución a la recuperación de la memoria histórica, sin querer revanchas ni venganzas, sino contar la historia tal y como fue.

Además este libro es un compromiso del autor Román Serrano López  con la historia y memoria, ya que recobrar el pasado garantiza un sentido del presente.

¿De dónde surge este libro, por qué surge?

La idea de este libro surgió ante la pregunta a su profesora de una estudiante de secundaria, confundida por las enconadas visiones que sus abuelas le transmitían sobre la figura del general Franco. Enterado su padre, quiso responder a su hija narrando la experiencia vivida por la familia, pues, como la inmensa mayoría de su generación, aquella niña no conocía la historia de su país y menos el tema de la guerra civil a la que apenas se hacía mención en los libros escolares. En estas páginas se recuperan nombres olvidados de nuestra intrahistoria y algunas vicisitudes por las que tuvieron que pasar los que sobrevivieron a la represión. Pero sobre todo asistimos a la recuperación de la memoria de aquella España que creyó en la democracia y la libertad; también a la reivindicación de la dignidad de quienes fueron tratados  como delincuentes y acusados de hechos que jamás cometieron. No hay en ellas atisbo de revancha ni odio, sólo un deseo de recuperar la mirada objetiva sobre los acontecimientos que los vencedores de la guerra tergiversaron con el ánimo de ocultar las verdaderas razones por las que se sublevaron contra un gobierno legítimo, al que en vez de combatir en el parlamento prefirieron hacerlo con la dialéctica de las pistolas.

El autor, Román Serrano López:

Román Serrano López (Puertollano), licenciado en Filología Románica por la Universidad de Granada, ha sido profesor de Lengua y Literatura españolas como catedrático de enseñanza secundaria, tratando siempre de emular a don Antonio Machado, uno de sus referentes éticos y pedagógicos. Ha publicado estudios sobre poetas como Carlos Álvarez Cruz y Valentín Arteaga, además de prólogos para libros de amigos entrañables y artículos en periódicos de ámbito provincial. Durante un tiempo fue colaborador de “El Cardo de Bronce”, cuadernos de poesía y pensamiento del grupo “Jaraíz” y de la Revista de Creación “Estaribel”; siendo desde su fundación componente del jurado del Certamen Nacional de Poesía “Ciudad de Puertollano”. Premio Manuel Muñoz. Por lo demás, su mayor interés ha sido seguir el ejemplo de aquellas personas que le enseñaron el sentido de la sencillez y el compromiso. Nada más.

 

 

 

Cazarabet conversa con Román Serrano López:

 

151117-puertollano-edicione.jpg-Román, ya se nos ha explicado el porqué de este libro, pero, ¿qué es lo que te hace tomar el testigo de realizar este ejercicio de Memoria Histórica?; me refiero a buscar ese punto de inflexión.

 

- Una de las citas que aparecen al principio del libro es el verso de Luis Cernuda que dice “recuérdalo tú y recuérdalo a otros”. La necesidad de recordar lo que sucedió y recordárselo a otros se convirtió no sólo en algo imprescindible para mantener viva la memoria de nuestros antepasados, memoria que es parte de nuestra propia identidad. El convencimiento de que los valores por los que lucharon muchos de los que fueron fusilados, encarcelados o simplemente silenciados por el terror una vez finalizada la guerra civil siguen siendo válidos obliga hoy a un trabajo de restauración de su dignidad y a recuperar su memoria para que no habiten el olvido al que pretendieron condenarlos las políticas aplicadas por la Dictadura y que algunos grupos todavía quieren mantenerlas poniendo trabas al desarrollo de la Ley de Memoria Histórica, imponiendo el olvido sobre una serie de hechos históricos con objeto de servir a sus intereses. Alguien dijo que no hay pecado más grande que el olvido. La lucha por la memoria es la lucha por la identidad y para que la memoria no se pierda es preciso proteger los recuerdos. Pensé que convertir esos recuerdos en escritura era un modo de conservarlos y que pudieran ser conocidos por los que han nacido después. Como nieto y sobrino de personas que participaron en la guerra civil, que fueron ejecutadas por los vencedores de la misma, crecí en el seno de una familia de vencidos, pero no derrotada, que jamás se arrodilló ante el régimen franquista. Durante mi infancia crecí en un país cuyos valores oficiales no formaban parte de mi imaginario ni de los valores que me transmitían mis padres, a pesar de la desconfianza y del temor que yo intuía en ellos. Una serie de hechos me hicieron concebir desde mi infancia la conciencia de ser diferente, de pertenecer a una España diferente a la que dominaba en el ámbito público. Supe leer ese hecho diferencial y crecí con él. El deseo de recuperar esa memoria, de transmitirla me empujó a plasmarla en escritura. Era un deber, se le debía a la memoria de los míos, especialmente a mi madre, que jamás olvidó aquella tragedia que para ella fue la posguerra franquista.

 

.-Es verdad, me acuerdo perfectamente que o no se daba o se daba mal o como siempre quedaba para el final…el período de la historia más reciente de España en la enseñanza  era mediocre.--Si no tenías curiosidad y leías por tu cuenta o acribillabas a preguntas a los mayores, lo tenías ciertamente mal…

-Y éstos, me refiero  a los mayores, siempre se han solido parapetar en “la callada” como respuesta… o en el silencio…

-¿Es el silencio el peor enemigo de la Memoria Histórica?

 

- En España, una vez finalizada la guerra, se impuso por la fuerza un silencio colectivo y un silencio individual, asumido en unos casos pero no siempre, que ha fomentado el olvido de muchas de las cosas que ocurrieron durante la guerra civil y durante los años de la Dictadura.  Aunque silencio y olvido no son la misma cosa, sí que tienen una estrecha relación. Muchos de los que guardaban silencio lo hacían por simples motivos de supervivencia o para proteger a los suyos de los peligros que amenazaban en aquellos años a todos los que no comulgaban con la España oficial. No siempre quien guardaba silencio olvidaba, pero, aunque fuera de manera inconsciente, sí contribuía con ello al olvido de los hechos silenciados, a la desmemoria que terminaría suponiendo para muchos una falta de conciencia sobre su propia identidad.  A la larga, aquel silencio contribuyó a la construcción de una memoria histórica  que poco o nada tenía que ver con la memoria social de los supervivientes y que favoreció la versión oficial construida por los vencedores de la guerra civil, una memoria basada en el olvido y en los recuerdos de hechos manipulados según convenía a sus intereses de grupo.

 

.-Afrontas y planteas el libro desde una perspectiva familiar deshaciendo el ovillo hacia explicar lo que históricamente. ¿Cómo ha sido trabajar así?

 -Hay, creo, necesidad, de contar nuestra historia, la de nuestra familia en ese período donde las armas acallaron al pensamiento y /o pensamientos… ¿no?

 -Pero, a veces me da la impresión que debe de haber, para la realización de este ejercicio de memoria, un método. ¿Qué nos puedes decir?

 -Háblanos, por favor, de tu método de trabajo…

 

-Recordando a don Antonio Machado -“caminante no hay camino, se hace camino al andar”-, puedo decir que comencé a escribir sin un método preestablecido. El método surgió sobre la marcha, tal como iba plasmando los recuerdos que me iban transmitiendo quienes vivieron directamente los hechos o fueron testigos de ellos, teniendo en cuenta aquello que decía Ortega de que “yo soy yo y mis circunstancias”. Cada recuerdo, cada testimonio personal de mis mayores ha sido contrastado con estudios de historiadores de ámbito local y provincial, para los temas más próximos, y para una visión más amplia la de historiadores de relieve, tanto españoles como de otras nacionalidades.

-Y siempre te encuentras sorpresas, ¿verdad?, ni nuestro entorno más inmediato se libra de ello…

-En realidad me he llevado pocas sorpresas… Quizás por mi forma de ser, poco dado a sorprenderme… Pero sí, ha habido algunas cosas que me han conmovido, como que personas ya octogenarias me hablaran con admiración de mi abuelo setenta años después de su ejecución; otras me han dolido, como la falta de interés de algunos familiares por saber qué ocurrió o su facilidad para acomodarse… Pero son cosas que han ocurrido en cualquier época, actitudes propias de la naturaleza humana. Pues, como decía Manuel Machado en una carta a su hermano Antonio, se vive como se puede.

 

-Además está ese camino, el de la documentación, que es algo más que preciso de andar, ¿no?; ¿cómo ha sido el tuyo?

 

-He encontrado referencias significativas en trabajos de diversos historiadores locales que me han sido útiles a la hora de recomponer el puzzle familiar, de llenar algunas lagunas que los recuerdos no cubrían; la lectura de numerosos trabajos me ha abierto un abanico de posibilidades impensable y que producen mucha satisfacción desde el punto de vista del conocimiento personal. La documentación ha venido después de la memoria. Afortunadamente he encontrado personas que disponían de documentos que han puesto a mi disposición y me he limitado a contrastarlos con los recuerdos, comprobando que existía una coincidencia asombrosa.

 

-Escribir sobre la historia reciente siempre genera: encuentros y desencuentros. Seguramente, mientras  te documentabas, escribías, reescribías y sacabas a la luz esta historia que es muy tuya, pero a la vez de todos, te has encontrado con gente que se te ha acercado  para compartir ese camino que es el desvelar la Memoria Histórica, pero, a la vez, también habrás sufrido de la incomprensión, ¿es así?—aunque quizás no haya valentía de decírtelo cara a cara—

 

.-He observado en algunas personas un rechazo a tratar estas cuestiones, en realidad son personas que tienen cierta alergia a los temas relacionados con la guerra civil y la dictadura porque en el fondo están cómodos con el relato construido por el franquismo y se sienten inseguros cuando se les plantea otros puntos de vista.  Por lo general son personas que han llegado a ignorar el apellido de sus abuelos y, a veces, hasta el nombre de sus propios bisabuelos. También se me ha dicho que dedicar mi tiempo a esto era  vivir la vida de otros sin vivir la mía propia. Pero yo me digo: ¿Qué clase de vida vive quien no tiene conciencia de sus antepasados? Recuperar la memoria de mis ancestros me ha permitido conocerme mejor a mí mismo. Quien vive sin memoria desconoce su identidad ¿Qué clase de vida tiene el que vive sin memoria? Conocer nuestro pasado nos permite comprender mejor el presente y mirar con más claridad hacia el futuro.

 

.- Un aljibe, es un depósito para agua, normalmente bajo tierra… ¿lo equiparas aquí al lugar en el que se cobijan los recuerdos más sufridos en torno a nuestra historia?

 

 -Sabemos que la memoria es una función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. Esto me decidió a la hora de buscar un título para el libro establecer una analogía entre esa función del cerebro donde se guardan los recuerdos y un aljibe, que es una especie de depósito para almacenar agua. Podía haber utilizado el vocablo pozo o cualquier otro, pero preferí aljibe por la propia memoria de la palabra, por sus connotaciones culturales y poéticas.

- Amigo, ¿te has quedado con ganas o con energías de preparar algo más,  desde la escritura, para tus lectores y lectoras?, ¿trabajas en algo?

-Tengo ganas y me gustaría seguir escribiendo, pero no es fácil. Hay ideas…Ya veremos… El tiempo lo dirá.

 

 

 

 

 

El-libro-se-firmará-en-la-c.jpg26059
El aljibe de la memoria. Román Serrano López   
255 páginas
15.00 euros
Puertollano



El aljibe de la memoria es un libro que cuenta la historia de una de las familias que vivieron el esplendor del movimiento obrero en Puertollano de finales del siglo XIX y principios del XX, la llegada de la república, el levantamiento militar, la guerra civil, y la posterior represión franquista.

Es una historia con nombres y apellidos reales, como los hechos que narra, pero también pueden ser los de otras muchas familias que vivieron esos desgraciados acontecimientos.

La obra esta concebida como un aljibe, como un depósito de recuerdos. Los recuerdos que han ido dejando aquellos que vivieron una época crucial de la historia más reciente de nuestro país y, por ende, de nuestra comunidad más cercana.

La obra está estructurada en cuatro partes -“Capitán de la República”, “Prisioneros de Franco”, “Muero sin culpa” y “La Diáspora”: Quizás sea una crónica y un acto de reparación y cura para una herida abierta que muchos han olvidado: la de la guerra civil española y los años posteriores donde el autoritarismo y la falta de democracia degeneraron en brutalidad, y ésta en desmemoria.

Se ha afirmado que dentro de la guerra civil española hubo varias guerras: la militar, la política, la religiosa, la de clases, la literaria y la que libraron en nuestra tierra dictaduras extranjeras. En este libro el autor ha vuelto y enfocado la vista hacia sus raíces y ha contemplado el reflejo de cada una de ellas en ejemplos concretos.

Aunque Paul Preston define la guerra civil española como una lucha de campesinos sin  tierra contra terratenientes ricos, de anticlericales contra católicos, de nacionalistas contra centristas, de obreros contra patronos; en este libro se narran historias que lo desmienten, por lo menos en parte; muchas de esas historias son descritas como escenas de una película: la película de su vida y la de su familia.

De algún modo este texto es una contribución a la recuperación de la memoria histórica, sin querer revanchas ni venganzas, sino contar la historia tal y como fue.

Además este libro es un compromiso del autor Román Serrano López con la historia y memoria, ya que recobrar el pasado garantiza un sentido del presente.

 

_____________________________________________________________________

Cazarabet

c/ Santa Lucía, 53

44564 - Mas de las Matas (Teruel)

Tlfs. 978849970 - 686110069

http://www.cazarabet.com

libreria@cazarabet.com