La Librería de Cazarabet

Sin título-1.jpgCazarabet conversa con...   Lorena Martín, una de las coordinadoras del libro "Recuerdos de un pasado reciente. Catálogo de las masadas de Alcorisa" (Centro de Estudios Locales de Alcorisa)

 

 

El C.E.L.A ha realizado un libro que explicando el mundo de los masoveros y masoveras…se ha convertido en  un catálogo de las masadas del término de Alcorisa.

Lorena Martín ha sido, junto a Nieves Ballestero y Pili Herrero, la coordinadora de un libro muy vistoso y muy bien documentado, trabajado con mucha precisión.

Lo que nos explica el Centro de Estudios Locales de Alcorisa del libro a través de una entrevista con Lorena Martín.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Lorena Martín:

Amiga, ¿de dónde salió la idea de realizar un libro sobre las Masadas y masías de Alcorisa?; ¿por qué os acercáis, también, a Los Olmos?

-La idea partió a raíz de la realización del documental “Recuerdos de un pasado reciente: la vida en las masadas”. En él entrevistamos a todos los masoveros que todavía viven para recoger las vivencias, anécdotas de sus años de vida en las masadas. A través de ese trabajo y proyecto nos dimos cuenta que debíamos recoger la memoria oral, pero también catalogar y recopilar toda la información del patrimonio material de los masoveros.

El acercarnos también a Los Olmos, así como a otras partidas colindantes con Alcorisa como Alcañiz o Berge se debe a que muchos alcorisanos tenían sus propiedades o trabajaban como medieros en masadas ubicadas en esos términos municipales.

10629726_983743988319989_6343501179742713268_n.jpg-¿Cómo fue el trabajo de documentación, recopilación de todo tipo de datos, entrevistas con masoveros y masoveras…?

-El trabajo lo dividimos en diferentes partes. Comenzamos por contabilizar todas las masadas que seguían en pie. A partir de ahí se trató de contactar con los masoveros y masoveras, que a través de numerosas veladas nos trasladaron a la historia de cada una de las masadas. Con ellos, además aumentamos el número de masadas a contabilizar y catalogar.

Otra de las partes fue la visita a cada una de las masadas, para ver su estado de conservación y poder plasmar su descripción en el libro. El trabajo nos llevó dos años, en los cuales muchas de las masadas catalogadas en los primeros momentos, a la hora de la presentación del libro se habían venido abajo.

Por otro lado, se fotografió cada masada, destacando en muchas de ellas elementos significativos como hornos, pozos o neveras. Por último, también nos encargamos de las coordenadas de cada una de las masadas, para situarlas correctamente, dando así una visión mucho más detallada de la localización de la masada.

-De lo más gratificante, me imagino, debieron ser las conversaciones con masoveros, masoveras…

-Gratificante y educativo sin duda alguna. Contamos con un masoveros y masoveras que casi únicamente se han dedicado a las labores agrícolas y ganaderas, y que por lo tanto, durante muchos años su vida ha girado en torno a la masada. Nos contaban sus vivencias en sus propias masadas, o en aquellas en las que trabajan como medieros, pero por otro lado también nos ayudaron a elaborar la historia de muchas de las masadas de las que tan apenas tenían ninguna pincelada.

Fueron muchas tardes de charlas, risas e incluso algunas veces lágrimas. Nosotros disfrutamos y aprendimos mucho de ellos, pero ellos también, pues como nos reconocieron era un orgullo que gente alcorisana se preocupara por una historia pasada que ya prácticamente estaba llegando al olvido.

 

-¿Cómo se siente una cuándo está investigando un mundo que está en extinción o sin vida, en muchos rincones, donde hace un siglo estaba todavía latiendo?

-En muchos casos nos sentimos impotentes. Si echamos la vista atrás, no hace muchos años, la economía alcorisana estaba basada en estas explotaciones agrícolas y ganaderas. Muchas épocas del año, como nos contado los masoveros, las masadas contaban con más población que en el propio pueblo. Hoy, prácticamente,  la mayoría de ellas están olvidadas y casi en ruina.

Por eso, con este trabajo hemos intentando dejar constancia de un pasado no tan lejano en nuestra historia, y que fue tan importante para nuestro pueblo. Que las generaciones que vengan sepan donde vivieron sus abuelos y por qué lo hicieron.

-¿Cómo fue la metodología de trabajo?

-Desde el primer día que nos decidimos a llevar a cabo este proyecto, sabíamos que iba a ser duro, nos iba a llevar tiempo, por lo que debíamos organizarnos bien.

Nos dividimos el trabajo entre diferentes grupos. Primero un grupo (aficionados a la fotografía) se encargaron a todas las masadas. Con esas imágenes, otro grupo quedábamos con los masoveros para que foto a foto nos fueran contando todo cuanto supieran. A la vez, además de con esos masoveros, el mismo grupo visitaba a familias propietarias actualmente de las masadas, para que nos contaran todo aquello que pudiera ser relevante.

Tras las entrevistas, volvimos de nuevo a las masadas, pues en  alguna ocasión nos proporcionaron información que creímos conveniente visitar in situ para plasmarlo correctamente en la publicación.

El último paso fue la trascripción de toda la información recogida, tanto la oral a través de las entrevistas, como la que pudimos observar con la visita propiamente a la masada.

De esta manera, decidimos crear una ficha tipo para cada masada, con el fin de que  cada edificación apareciera con el mismo tipo de información: nombre, partida donde se ubicaba, coordenadas, descripción e historia, estado de conservación y elementos significativos.

9803_983744091653312_8107675379798367304_n.jpg-El trabajo de catalogación de masías y demás debió de ser de lo más apasionante: ir por caminos, sendas, llegar a los sitios y encontrarse con la masía derruida o no… ¿qué nos puedes comunicar?

-El término de Alcorisa está plagado de estas edificaciones. Decir que en 1910, año de máxima habitabilidad, el pueblo llegó a contar con más de 400 masadas habitadas tanto de forma permanente como temporalmente. Hoy muchas de ellas han desaparecido, e incluso no queda constancia de ellas. No obstante, son 100 las catalogadas por su buen estado de conservación, y otras 50 más o menos, no incluidas con ficha pero sí con fotografía de las que todavía se puede observar algo de su estructura.

Teniendo en cuenta estas cifras, es normal que por cada paraje o partida te encuentres con una de ellas. Desde la asociación, conocíamos muchas, pero de otras se desconocía su existencia, por lo que su descubrimiento fue impactante por el paraje en el que estaban, su historia, su estado actual…

Nos gustó tanto la manera en la que descubríamos las masadas, que decidimos desde el CELA organizar marchas senderistas por diferentes partidas, enseñando al pueblo la manera en la que habíamos llevado a cabo el trabajo. Llevamos ya dos ediciones, de esta manera ayudas a conocer de primera mano el trabajo llevado a cabo.

-Alcorisa, con su amplio término, te debió emocionar mucho cuando investigaste el mundo de las masías, los masoveros y las masoveros…¿qué siente una cuándo se acerca a esta gente que vivía como tú dices en un mundo rural tan presente y bien definido como el de hace unos años?

-En mi caso, mi abuelo y mi padre fueron masoveros, por lo que en parte el llevar a cabo este proyecto fue gracias a ellos. Especialmente mi abuelo, quién siempre disfrutaba contando sus experiencias y anécdotas. Al morir, piensas en que todas esas historias quedarán en el olvido, no sólo las de él, sino las de todos aquellos masoveros que habitaron nuestro término. Como a mí me gustaban esas historias decidí plantear el proyecto al Centro, algo que gustó mucho, pues de una manera u otra muchos teníamos en nuestra familia un pasado masovero.

Cuando te adentras realmente en este mundo, te das cuenta de la dura vida de esos años, el trabajo diario, algo que en muchas ocasiones, parece que se haya olvidado. Pero por otro lado nos han descubierto un lado más amable, pues muchos nos han dicho que los lazos que les unieron con sus vecinos de masadas han llegado hasta hoy, con los que llegaron a formar como una familia.

-¿Qué particularidades diferentes presentaban las masadas y masías de Alcorisa en comparación con la de términos o comarcas , más o menos, cercanas…?

-Sobre todo las hemos comparado con las del Maestrazgo, pues son las que más conocíamos y de las que habíamos visto algún estudio. Allí, por la tipología y orografía del terreno, las masadas son muy distintas a las de Alcorisa. Muchas de ellas presentan auténticos torreones defensivos. Aquí en Alcorisa no hay ninguna con esa característica, y aunque en muchas ocasiones hablamos de Torres, se denominan así a las masadas de gran tamaño.

Sobre todo las masadas se van a diferenciar de una comarca a otra del terreno en el que se encuentren. En cuanto a materiales y función de la misma no cambia mucho de una zona a otra.

7824855.jpg-Pero también debieron de presentar hechos convergentes. Cuéntanos.

-Principalmente la lejanía. En Alcorisa nos hemos encontrado con masadas que aparecen a unos 16-20 kilómetros del núcleo urbano. En el fondo ese es el fin con el que se construyeron, el de evitar a la familia cada día el recorrido para poder ir a trabajar sus tierras.

Por otro lado, otras de las cosas comunes suele ser la manera de trabajarla. Y es que la masada y sus tierras podrían estar trabajadas por la propia familia propietaria, o en otras ocasiones, cuando ya te trataba de auténticas familias terratenientes, eran los medieros los que se encargaban del control y trabajo.

-Amigo, ¿cómo fue la coordinación de este trabajo porque hay más gente implicada en este libro y proyecto?

-En realidad fue muy fácil. La asociación cuenta con gente muy implicada y con ganas de trabajar, y que en concreto este proyecto les encantó. También es cierto, que no toda la asociación al completo participó. Hemos sido unas 10 personas las que hemos llevado el grueso del proyecto, y aunque yo sea la presidenta, ha sido un trabajo grupal en el que cada idea presentada contaba con el fin de presentar un gran proyecto.

Cada uno sabía cuál era su cometido: fotografía, documentación, entrevistas, maquetación, elaboración de contenidos… Trabajar con gente que cree en los proyectos y además lo hacen con ilusión es lo bueno.

-¿Cuál recuerdas que fue la parte a la que más os costó acercaros para explicarnos lo que fue el particular mundo de las masías y de sus gentes?

-En concreto ninguna, pues lo positivo de este proyecto ha sido contar con gente que realmente vivió en primera persona esos años. Lo único más complicado ha sido llegar a poder presentar la ficha de algunas masadas de las que no había nada, únicamente la estructura. Se ha tratado de edificaciones en las que los propietarios han fallecido, sus descendientes no están en el pueblo y no se preocupan de ellas. En esas ocasiones, se ha intentado seguir la línea de anteriores propietarios o medieros para entre todos trazar una buena historia.

Hablemos de las masías….muchas, diría la mayoría se encuentran en ruinas o casi en ruinas…¿qué sensación tenéis como estudiosas de este tema cuando os encontráis ante este panorama? ¿Qué se podría o debería plantear para reconvertir o darle la vuelta a la moneda?; ¿Hemos hecho tarde para recuperar el patrimonio de las masías?

-La sensación es que en dos años que nos ha llevado la publicación del catálogo, la mayor parte de las masadas han sufrido algún cambio: grietas que aparecen, tejados que se hunden, paredes que se caen, o directamente el derrumbe de toda ella.

En muchos casos el problema es el mismo: la masada supone una carga para el propietario. Tiene que invertir continuamente dinero para una edificación que si no se adapta a las condiciones actuales de habitabilidad, no es funcional. Muchas de ellas están totalmente abandonadas, sin nadie que las visite, pero la solución a ello no es fácil.

Aquellas que son más grandes les veo futuro en el mundo turístico a través de alojamientos rurales, pero también temáticos, como una manera de enseñar a los visitantes la forma de vida de antaño. Pero evidentemente, eso requiere una gran inversión de dinero. (¡Muchos propietarios a la hora de la entrevista nos las vendían!)

Otras, en cambio, han sufrido una gran conversión al transformarse en lugares para pasar el verano (con piscina), pero evidentemente nadie diría que antiguamente eso era una masada.

Por lo tanto, la situación es complicada. En apenas unos 10 años, si la cosa sigue así de las 100 masadas catalogadas, más de la mitad estarán prácticamente en ruinas.

maxresdefault.jpg-¿Y el de los masoveros y masoveras…ese patrimonio antropológico de convivencia tan arraigado en ciertas tierras…qué podemos hacer para contar, difundir y dar a conocer la importancia del hábitat rural y de sus habitantes entre las generaciones presentes y futuras?

-Lo que haya que hacer tiene que ser rápido, pues la mayoría de los protagonistas son mayores. Hay que darlos a conocer, recoger su memoria oral, que es muy buena y abundante. Poner en valor un pasado no tan lejano y tan importante para nuestras tierras, de manera que los masoveros se sientan importantes y que su memoria sirva para dar a conocer a las generaciones siguientes la historia de nuestros pueblos.

-Cuéntanos alguna anécdota o cosa que, durante la elaboración del trabajo o “a posteriori” ,te haya llamado la atención…

-Más que anécdotas, han sido los buenos ratos pasados con todos los masoveros y masoveras que nos han ayudado y guiado en nuestro proyecto. Al principio parecían reacios a contarnos toda su historia, ¡pero luego casi había que pararlos! Tienen una gran memoria, y pasan de la risa al llanto en nada, algo que nos llegaron a contagiar a nosotros cuando hablábamos con ellos. Nos contaban sus historias con tanto cariño, que en muchas ocasiones parecía como si nos hubiéramos trasladado de verdad al mundo de la masada. Desde aquí de nuevo agradecerles todo cuanto han hecho por nosotros, pues sin ellos este libro no hubiera visto la luz, son los verdaderos protagonistas de la historia.

-Por último, ¿qué importancia tuvieron y de alguna manera han dejado como retenida las masadas y masías en vuestro territorio?

-Desde finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, las masadas se convirtieron en el principal sustento de Alcorisa. La mayor parte de la población tenía relación con la masada de una manera u otra, siendo durante muchos años más elevado el porcentaje de gente que estaba en la masada que la que residía en la localidad.

La pena a día de hoy, es que debido al deterioro de la gran parte de ellas, ese testimonio real y material que es la masada, ha empezado a borrar también el oral. Muchos de los vecinos han conocido la historia a través de este libro. En ese sentido, es una recompensa, pues al menos una parte de la vida pasada de la localidad ha quedado recogida.

 

 

 

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Recuerdos de un pasado reciente. Catálogo de las masadas de Alcorisa. Lorena Martín, Nieves Ballestero, Pili Herrero (coords.)
200 páginas       16,5 x 24 cms.
10,40 euros
Centro de Estudios Locales de Alcorisa



El Centro de Estudios Locales de Alcorisa ha editado “Recuerdos de un pasado reciente. Catálogo de las masadas de Alcorisa”, un libro que surge como continuación del proyecto iniciado hace unos años sobre las masadas y los masoveros.

Fruto de este proyecto, se editó un DVD que recogía las vivencias de los últimos masoveros y se catalogaron todas las construcciones de este tipo que fueron y son propiedad de sus vecinos y aquellas que, localizadas en municipios próximos, fueron trabajadas por familias de Alcorisa.

La publicación se presenta de una manera muy atractiva y dividida por términos y partidas donde se ubican estas construcciones. Cada masada se da a conocer con una fotografía y con una ficha con su nombre, localización, tipo, descripción, así como se evalúa su estado de conservación. La edición cuenta, a su vez, con un mapa con las coordenadas para la localización de estas construcciones.

En el libro, además, hay otro apartado dedicado a los casetos, que son edificaciones que aparecen diseminadas en el término de Alcorisa y que pasan desapercibidas.

Hay datos interesantes que refieren la importancia que tuvieron estos núcleos de población en otro tiempo. En el prólogo se comenta que a mediados del siglo XIX había 239 mases censados en las partidas del Saso, Alchoza y Lecinar, una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta la extensión del municipio 12.158 hectáreas.

"Con el paso del tiempo nos hacemos más viejos,  pero no es el tiempo ni la edad lo que cuenta, sino las experiencias que con ellos ganamos", relataba un autor contemporáneo.

Y es gracias a estas experiencias, a la memoria y a los recuerdos de un grupo de alcorisanos, que nos ha permitido escribir cada una de las páginas que componen este libro.

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