La
Librería de El Sueño Igualitario
Ángel
Duarte Montserrat es catedrático de historia
contemporánea en la Universidad de Girona,
doctor en Filosofía y Letras y especialista en historia social y cultural de la
política. Su investigación se ha centrado, prioritariamente, en el análisis del
republicanismo y el federalismo, las emigraciones y los exilios en la
Cataluña y la España de los siglos XIX y XX. Asimismo se ocupa del estudio de
las relaciones globales en el marco de la Guerra Fría y en
el nuevo orden internacional.
En las
últimas décadas se ha ocupado mucho del estudio de la historia social de la
política y la cultura. Entre sus títulos, destaca y mucho, EL OTOÑO DE UN IDEAL
.EL REPUBLICANISMO HISTÓRICO ESPAÑOL Y SU DECLIVE EN EL EXILIO DE 1939. (Alianza
editorial)
Sobre El Otoño de un Ideal:
El otoño de un ideal quiere ser una aproximación a la lenta
agonía de los ideales republicanos en el exilio posterior a 1939. Privados del
solar y de los elementos que los nutrían en España, esos ideales languidecieron
a lo largo de cuatro décadas en tierras de América y Francia. Aquello que había
sido un horizonte de esperanza para miles de españoles, la República, se
desvanece al atravesar la bruma atlántica. Con esa promesa de liberación,
quedan por el camino los valores reformistas, laicos, liberales y cívicos que
la sostenían. En estas páginas se recuperan esos esfuerzos desesperados por
mantener con vida fuera de nuestras fronteras el árbol de la libertad. Es,
quizás, un relato triste. Pero de gran relevancia para explicar tanto lo que
fue durante cerca de un siglo el combate democrático como la disociación entre los conceptos de
República y de Democracia que tanto contribuiría al buen éxito de la
Transición.
Sus
trabajos han sido y son publicados en prestigiosas publicaciones como: Le Mouvement Social, Memoria e Ricerca,
Ayer, Historia Contemporánea, Historia Social, Revista de História
das Ideias.
Un escritor prolífico:
(1987). El
republicanisme català a la
fi del segle XIX. Vic: Eumo.
(1988). Pere
Coromines del republicanisme
als cercles llibertaris. Barcelona: Publicacions
de l'Abadia de Montserrat.
(1990),
con J. B. Culla. La premsa
republicana. Barcelona: Col.Periodistes/Diputación
Provincial de Barcelona.
(1992). Possibilistes i federals.
Política i cultura republicanes a Reus, 1875-1899.
Reus: Associació d'Estudis Reusencs.
(1997)
con F. Veiga y E. Ucelay Da
Cal. La paz simulada. Una historia de la Guerra Fría, 1941-1991. Madrid:
Alianza.
(1998). La
república del emigrante: la cultura política de los españoles en Argentina
(1875-1910). Lleida: Milenio.
(2004). Història del republicanisme
a Catalunya. Vic/Lérida: Eumo/Pagèslu00076401
(2006). Republicans. Jugant amb foc. Barcelona: L’Esfera dels Llibres.
(2009). El
otoño de un ideal. Madrid: Alianza.
(2013). El
republicanismo. Una pasión política. Madrid: Cátedra.
(2011) La
paz simulada .Una historia de la guerra fría. Enrique Ucelay
da Cal i Francesc Veiga ( reedición).
El libro
está compuesto de ocho capítulos, cada uno de ellos se abre en una especie de
abanico de subcapítulos: La rehabilitación de la esperanza: ser republicano,
hoy; El republicanismo en tiempos liberales; La revolución y la Primera República
(1868-1874); Oposición y ciudadanía (1875-1900); Las renovaciones republicanas
(1900-1930); La república en sazón(1931-1939); La libertad republicana en
tierra extraña (1939-1975); Republicanismo en transición y el epílogo Coda
republicana.
Muy
buenas propuestas en el apartado de bibliografía.
Señalar
que este libro, editado por CÁTEDRA,
forma parte de la colección La
Historia de … sumándose a El
anticlericalismo ¿Una singularidad de la cultura española?, de Andreu
Navarra Ordoño, El
feminismo en España. La lenta conquista de un derecho, de Anna Caballé, y El
racismo y la xenofobia. Excluir al diferente,de José María Percebal….
Conversamos
con Ángel Duarte Montserrat:
-¿Qué
significa ser republicano hoy en día?
-Muchas cosas y no siempre coincidentes. Pero, para aclararnos, podríamos
decir que el mínimo común denominador consistiría en apostar por la
liquidación, en el plano institucional, de esa rémora del pasado que es el
principio hereditario. Es decir, en acabar con la monarquía. Además, y, junto a
ello, consistiría en estar dispuesto a aventurarse, colectivamente, en pro de
una democracia en el que la participación de la ciudadanía se encaminase,
haciendo uso de toda suerte de procesos deliberativos, a la consecución del
bien común.
- Puede
instaurarse una III República mañana o pasado. Bien, pero ¿bajo qué valores
republicanos sería el reverdecer de aquel otoño que un anterior libro tuyo se
perdió en la II República y en las ideas que lo rodearon?
-Los
valores que hicieron posible la segunda de las repúblicas, y que el franquismo
tanto se esforzó en liquidar, no reverdecerán en la forma que adoptaron
entonces. En realidad, el republicanismo contemporáneo, el popular y el
liberal, han procedido a dar respuestas adaptándose a los cambios y las
circunstancias de cada época. Lo que puede reverdecer es un republicanismo
nuevo que arranque del impulso que siempre lo activó: el ansia de una sociedad
más libre y justa, un orden más equitativo, una ciudadanía más culta. El tiempo
no pasa en vano. El republicanismo tendrá que adoptar nuevas formas.
-¿Qué
heredamos de la II República?
-De la
II República queda una herencia de memoria. Poco más. Aunque ella sea
fundamental para un mañana distinto.
-¿Y qué tenemos en el genoma republicano fruto de la I República?
-Podríamos recuperar o retomar como propia la idea federal, ¿no te
parece?
-¿Cómo
se gesta entre la ciudadanía, la de más a pie, el republicanismo?
-Hoy
en día es complicado establecer el cómo. Antes se transmitía de padres y madres
a los hijos y las hijas, de abuelos a nietos. Antes, estamos hablando de la
segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del XX, había centros, ateneos y
casinos republicanos, sociedades librepensadoras, periódicos,… Ahí se hacían
republicanos. Tal vez hoy se estén gestando en las redes sociales, en los
movimientos de contestación a la degradación de las condiciones laborales,
contra los desahucios, que enfrentan la privatización de la sanidad y las
contrarreformas educativas… No sé, quisiera creer que surgen en todos y cada
uno de esos movimientos sociales, de las experiencias de resistencia a los
procesos de exclusión y a las lógicas de dominación.
-Háblanos, querido amigo, del concierto entre obrerismo y
republicanismo.
-Más que de concierto hablaría de un camino, de un hilo rojo que tejieron
conjuntamente obreros y republicanos. La conquista de la democracia y la de la
reconsideración –no digo la ruptura- de la lógica del capitalismo fueron de la
mano. No sólo en España. Por toda Europa. Cierto es que la agudización del
conflicto social, de la lucha de clases, procuró la enemiga de no pocos
republicanos, de orden, patricios y propietarios al movimiento obrero. No
obstante no consiguieron diluir del todo ni las complicidades, ni las
coincidencias de los trabajadores del campo y de la ciudad para con los
elementos más avanzados de la democracia republicana. Ello fue así incluso en
los momentos de mayor autonomía cultural, organizativa,… del mundo del trabajo.
-¿Estamos en tiempos de acariciar la III República?….. ¿Será otra república
que nazca del desconcierto y descontento social?
-Si llega será otra, no te quepa duda. Pero, que conste: no nos será
dada. O llega como una conquista o no llega.
- Para hablar de republicanismo hoy en día: ¿Un republicanismo fuerte y
firme, nunca será posible sin unas bases como la educación pública,
igualitaria, laica…de todos y para todos?
-Seguro. Por ello mismo en los últimos años el de la escuela ha
recuperado la condición de campo de batalla. El laicismo no es sólo un
horizonte por alcanzar, es la palanca imprescindible para sortear las
dificultades del presente, para liquidar la obsecuencia de la ciudadanía para
con el poder. No están las cosas fáciles en este terreno, no. Es un ámbito en
el que uno tiene la sensación de estar siempre obligado a recomenzar un camino,
o a subir una montaña, que hace tiempo se empezó a recorrer. Pero no queda
otra.
-Mucho progresismo, muchos años de socialismo, mucho liberalismo con los
primeros pasos de Aznar, pero… ¡aquí seguimos, con la Monarquía de los Borbones!;
¿qué hay de verdad y de mentira en el “mito de la transición”?. . ¿Dónde
estamos realmente y camino de qué vamos?
-En este punto creo que hemos pasado de una visión fantasiosa de la
Transición –un ejemplo para todo el mundo que atravesaba el paso de una
dictadura a una democracia- a otra no menos simplista de demonización o
descalificación in totto de la misma. Es cierto que
tuvo mucho de transacción y que los restos del régimen franquista quedaron ahí.
De todas maneras, me parece que se hizo, en aquel contexto y con aquella
correlación de fuerzas, mucho. Otra cosa es qué se hizo a partir de este punto
de partida. La izquierda, en su conjunto, renunció en el conjunto del Estado a
convertir ese marco de democracia en un instrumento no ya de “modernización”
sino de transformación social, política, cultural,… En ocasiones, revisando la
agitación social de mediados de los setenta –el movimiento vecinal, el
sindical,…- o el papel de la prensa y los medios de información en ese tiempo,
constato que había una vitalidad, una fuerza contenida que después fue
neutralizada por –o con la colaboración de- la propia izquierda. Por lo demás,
uno puede recordar que en 1977 las rentas del trabajo representaban en España
el 72% del PIB y que a día de hoy, tras más de tres décadas de democracia, ha
bajado la participación de las mismas en 14 puntos. No estoy diciendo que el
franquismo fuera mejor para el trabajo, digo que el empuje obrero y popular
conquistó una posición social más favorable para los de abajo y que después, con
las derivas sindicales, las modernizaciones, las reconversiones, Europa, más
Europa de Maastrich, el neoliberalismo y lo que te
rondaré morena, se perdieron posiciones.
En
otras palabras, acaso el problema no fuese tanto la Transición como lo que los
sectores políticos de izquierda -y el sindicalismo, eh-, es decir, los
nuestros, o nosotros, hicieron o hicimos con ella, y después de ella.
- En estos tiempos en los que, además de una crisis económica
y social….la crisis es más que eso: es un conflicto entre la
corrupción que está en todos los eslabones del poder…. ¿no queda un poco
utópico soñar con una III República?; ¿Cómo habría que airear primero el tema
de la renovación política y de la corrupción?
-La
república, por si misma, no escapa, ni mucho menos, al riesgo de la corrupción.
La cuestión, me temo, será qué hacer cuando el pudridero esté saturado. Estamos
llegando a un punto en que rebosa. En todo caso, permíteme que te recuerde lo
que ya sabes: que sin horizonte utópico no hay trayecto que recorrer. Y no me
dirás que la republicana no es, en realidad, una utopía menor. No estamos
hablando ni de anarquía ni, en rigor, de comunismo o socialismo. Estamos
planteando que para hacer frente a esa condición de depósito de cadáveres en
que hemos convertido entre todos y todas el solar ibérico se airee mediante la
creación de una comunidad de ciudadanas y de ciudadanos libres y
participativos.
-¿Es
hoy más que nunca necesaria la ética en la política y en el tratamiento de toda
crisis, sobre todo a la que afecta a los valores atrapados por la
corrupción?
-Por supuesto que sí. Empezando por las filas del republicanismo, de la
democracia social, de la izquierda. Faltan incorruptibles.
-Escribes mucho sobre lo social y lo político: ¿cómo ves el tema de la
convergencia del movimiento 15-M con la III República?
-Tengo mis dudas. Pero empiezo a ser algo mayor. No creo que sin
organizaciones estables pueda avanzarse con solidez. Ya te digo, debo ser de
otro tiempo. En realidad, el libro que ha dado origen a esta conversación con
La librería de Cazarabet es de historia… No tengo dotes de profeta. Siempre me
he equivocado en las predicciones, y no quisiera que fuese el caso. Vamos a
confiar.
-De todas formas, parece que seguimos en “eterna transición” desde la
muerte de un dictador (forjado con sangre, ego y fuego), en la cama
hasta el día de hoy…el republicanismo, (el sentimiento y lo más hondo que este
pensamiento político comporta), solo ha hecho que claudicar. ¿Qué le puede
hacer levantarse de esa claudicación; qué debe hacer que esto termine?
- En la pregunta tienes la respuesta. Cooperar, alzar la voz, hablar,
leer, actuar. El orden de los factores no altera el producto, pero tenemos que
contar con todos los ingredientes y algunos más.
- Ángel estarás convencido que somos más los republicanos que los
monárquicos. Entonces ¿por qué seguimos con una monarquía caduca y aletargada?
-Como
ha podido colegir de mis anteriores respuestas, no estoy del todo convencido de
que seamos más. Lo que sí sé del cierto es que somos muchas y muchos. Habrá que
esforzarnos en convencer a los demás, ¿no te parece?
-¿Nos puedes comentar algo sobre el libro CONVERSACIONES SOBRE LA III
REPÚBLICA de Julio Anguita y Carmen Reina con el prólogo de Alberto Garzón
Espinosa?
-Con
independencia de lo que pensemos de Anguita hay que reconocer que fue un
precursor en la denuncia de las limitaciones de la Transición y en la recuperación
del horizonte republicano. Me refiero desde el ámbito de la política
partidaria, porque, en rigor, quienes quizás contribuyeran más en un primer
momento a retomar el hilo republicano fueran las asociaciones memorialísticas. Pero volviendo a Anguita; es exacto que
durante mucho tiempo predicó en el desierto y que incluso muchos intelectuales
satinados que hoy en día se apunta a la moda republicana en su momento lo
descalificaron por anacrónico y por querer recuperar lógicas guerracivilistas. Hoy en día sigue en el empeño con un
punto de dignidad añadida.
13657
El republicanismo.
Una pasión política.
Ángel Duarte Montserrat
336 páginas
14,00 euros
Durante
mucho tiempo, desde la década de 1840 a los años treinta del siglo pasado, el
republicanismo obró en España como movimiento político, como proyecto liberador
de las energías nacionales y como horizonte de equidad. La derrota en la Guerra
Civil, el franquismo, el anquilosamiento en el exilio y la correlación de
fuerzas durante la Transición relegaron el republicanismo a una condición
marginal. En realidad, hasta hace muy poco apenas se hablaba de la república
como posibilidad, de la conveniencia de una ciudadanía virtuosa o de la
preeminencia del bien común en la vida pública. De las cenizas del olvido ha
resurgido, con cierta potencia, el ideal republicano. De nuevo en su doble
condición de marco institucional y de proyecto liberador. De sus raíces y
evolución trata este libro.
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