La
Librería de El Sueño Igualitario
Llega a nuestras manos este libro
del escritor barcelonés Joaquim Pisa y en lo primero que me fijo, aparte de la
fotografía en blanco y negro que es la portada del libro, en el nombre del
libro: Lanaja por en que transcurrirá la investigación y el estudio sobre la
represión. Así que me adentro en la web del Ayuntamiento y me encuentro con,
por ejemplo, la ubicación del pueblo. Lanaja es un pueblo de la comarca de Los Monegros al suroeste de Huesca, de la que se encuentra a 45
Km y a 50 Km de Zaragoza….después como el libro analiza un período de tiempo
histórico me voy al apartado de historia . Así desde esta web municipal se
habla así del período que nos incumbe respecto al libro y dice así:”… la guerra
civil, en donde los nacionales entraron dos veces, una, el 25 de julio de
1.936, para rescatar a las familias de militares de Franco y después para
conquistarla definitivamente. Tanto uno como otro bando dejaron muy malos
recuerdos en el pueblo, unos porque destruyeron las obras de arte que había en
la iglesia y la documentación existente y los otros porque fusilaron a bastante
gente después de hacer pasar mucho miedo a todo el pueblo. Todavía se conserva
en lo alto del Saso, entre la Cooperativa y la zona de la Balsa de los tres
castillos, un monolito, conocido por el “monolito de los falangistas”, donde
murieron 1 alférez y 6 falangistas cuando intentaron entrar el día 24 de julio
del 1936….”. Lógicamente nos quedamos inmersos entre muchos interrogantes que
esperemos nos vayan resolviendo las investigaciones, e indagaciones de Joaquim
Pisa.
Veamos a dónde nos “acerca” este nuevo libro de Joaquim Pisa. Así podemos leer, muy brevemente,
que el libro trata de la represión en esta villa de Los Monegros:
Las cenizas del sueño
eterno. Lanaja, 1936-1948. Guerra, postguerra y represión franquista en el
Aragón rural es un
libro que profundiza en el fenómeno de la represión franquista, su desarrollo
durante la postguerra española y sus raíces en los años precedentes, centrando
la investigación en un medio social concreto: el mundo rural aragonés.
La villa monegrina de Lanaja
es el sujeto colectivo investigado, estudio que se ha realizado manejando
fuentes documentales inéditas y testimonios orales directos. Los nombres y las
historias de centenares de vecinos de esa población salen a la luz en Las cenizas del sueño eterno.
Entre otras aportaciones
singulares, Las cenizas del sueño
eterno reconstruye con todo detalle el procedimiento judicial del
Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo llevado a
cabo contra un vecino de Lanaja, el labrador Mariano Carilla Salillas.
En UN CASTILLO EN LA NIEBLA, de Editorial Sariñena,
Joaquim Pisa ya consiguió un éxito más que definido. Allí nos acercaba a la
figura de su tío-abuelo materno Mariano Carilla Albalá que, nacido en Lanaja,
moriría en tierras muy lejanas, más concretamente en el castillo de Hartheim,
donde fue gaseado por los nazis. En el libro, Un castillo en la niebla, se
describe por todo aquello por lo que
tuvieron que pasar los republicanos españoles que fueron a parar a los campos
de exterminio, esto en una primera parte del libro que es más
extensa…..mientras que, en la segunda, el autor del libro se centra en la figura
de su tío-abuelo.
Una conversación con Joaquim Pisa
Joaquim , ¿por
qué elegiste ponerle a este libro, sobre la represión en Lanaja: Las cenizas
del sueño eterno?. Es que nos ha gustado mucho el título.
El sueño
eterno es tan antiguo como la desigualdad social. Desde hace cientos o tal vez
miles de años, los hombres y las mujeres de las clases trabajadoras y populares
han soñado con un mundo mejor, un mundo en el que nadie sea más que nadie y
todos vivamos felices y en armonía. Ese viejo sueño recibe muchos nombres, pero
su substancia es siempre la misma, y a lo largo de la Historia ha habido
momentos en que se ha manifestado con gran fuerza. Contra él se alzan sin embargo aquellos cuya prosperidad se basa
en el sometimiento de los otros, gentes que no dudan en apelar a la fuerza
bruta como modo de mantener sus privilegios. Uno de esos momentos históricos dramáticos
se produjo en España en 1936-1939, y a sus consecuencias remite este libro. Las
cenizas del sueño eterno es pues una crónica de la salvaje destrucción de las
esperanzas de tantos, y de cómo las vidas de quienes las albergaron fueron
pisoteadas sin piedad por los vencedores.
¿Qué era
el sueño eterno en Lanaja?, es que como nos “hablas” de lo de las tribus,
posteriormente…
El sueño
eterno en Lanaja como en tantos pueblos aragoneses pasaba por la tierra, que
desde tiempo inmemorial estaba en manos de unos pocos grandes propietarios.
Tanto los jornaleros como los pequeños propietarios soñaban con un régimen
político, social y económico nuevo que diera sentido social a la propiedad de
la tierra, bien fuera dando carta de naturaleza a la forma colectivista o modernizando
la pequeña propiedad agrícola. “Las tribus” era el modo despectivo en el que
los derechistas se referían al conjunto de siglas de las organizaciones
políticas y sindicales obreras durante la Segunda República y la guerra. Manuel
Benito documentó una inscripción de la época de la Guerra de España en un
refugio de Lanaja, en una de cuyas paredes y junto a las siglas de esas
organizaciones alguien escribió un “¡Vivan las tribus!”, que reivindicaba ese
apelativo en un rasgo de humor muy aragonés. Recogí esa frase al final del
libro, como un homenaje a todos sus componentes.
Como
narrábamos ya escribiste un libro sobre
los republicanos españoles….sobre aquellos que fueron a parar a los campos de
concentración nazis y ahora te acercas a la represión, en el propio territorio
del Estado Español, en Lanaja….de alguna manera no dejas de “rendir
homenaje” a los republicanos españoles
¿Crees que todavía estamos en deuda con ellos?
Estamos
más que en deuda con ellos, muchos les debemos literalmente incluso la vida.
Pienso en mis abuelos, el uno un pequeño propietario republicano, el otro un
anarquista comprometido con la colectividad local… Dos hombres que
interpretaban el sueño eterno cada cual a su modo, y que lucharon por él de
maneras diferentes pero válidas en ambos casos. Si uno repasa la prensa
provincial de la época encuentra con que los campesinos de Lanaja o de otros
pueblos organizaban manifestaciones, recogían firmas y creaban comités y juntas
pidiendo regadíos, escuelas, cultura, pan… Es una vergüenza que personas como
Pablo Escartín, Juan Cadenas, Manuel Lacruz, Angelita Moreno
y tantos otros najinos y najinas
que lucharon durante décadas por mejorar la vida de sus contemporáneos y
legarnos un futuro más libre y justo, no tengan en su pueblo ni el recuerdo de
una calle a su nombre.
¿Cómo fue
la represión en Lanaja?
De un modo
u otro fueron centenares las personas de una población que no llegaba a los dos
mil habitantes que sufrieron la represión del Régimen de Franco: cárcel,
exilio, palizas, incluso algunos fusilamientos. Sin embargo la represión no se
abatió sobre todos del mismo modo, ni al mismo tiempo. De 1938 a 1940, recibieron
todos, de manera indiscriminada, porque el interés del régimen era simplemente
aterrorizar. Luego, de 1940 a 1944-1945, llegan los procesos judiciales
militares o civiles con su cortejo de sentencias de muerte conmutadas por
largas penas de cárcel; aquí se llevaron la peor parte los colectivistas. Tras
unos pocos años de disminución de la intensidad represiva, de 1947-1948 a 1952,
hay un rebrote en el que se pasa por el
cedazo a todos aquellos que aún no habiendo tenido una actuación destacada
durante la guerra, estaban comprometidos con los partidos republicanos y singularmente
con el PCE. En una fecha tan tardía como 1959, fue procesado por segunda vez el
comerciante Manuel Lasheras, el hombre que había
creado el PCE en Lanaja veintidós años antes,
¿Has
visto, observado, hechos diferenciales con la represión franquista en otros
lugares?
En Lanaja
se mató poco, quizá porque durante la guerra tampoco se hizo sangre con los
grandes propietarios, sus familiares y acólitos. Las violencias iniciales de los
días de julio de 1936 pasaron pronto, y los enfrentamientos no siempre
dialécticos se produjeron en el campo republicano entre colectivistas y no
colectivistas. La gente de derechas se había largado a Zaragoza con la columna
del comandante De Arce el 25 de julio de 1936, o continuaron en el pueblo sin
sufrir demasiadas molestias. Durante la postguerra además, en Lanaja actuó como
un verdadero demiurgo el Tío Emilio el Deudo, un personaje singular que fue
alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera y que gozaba de una enorme
influencia sobre casi todo el mundo. Son
hechos probados que Emilio el Deudo atenuó las consecuencias de la represión
para muchos antiguos rojos najinos; era un personaje
ante el que se plegaban hasta los sucesivos jefes de la Falange local.
Narras,
aquí, la represión de los vencedores, pero te contaron, o la gente ahora que se
encuentra con este libro te cuenta algo de si hubo represión mientras Lanaja
estuvo bajo dominio Republicano y cómo fue…
La
represión republicana en Lanaja entre julio de 1936 y marzo de 1938 fue fruto
del enfrentamiento entre colectivistas y no colectivistas. La pugna entre unos y otros no cesó en ningún
momento, del mismo modo que estaba sucediendo en toda la retaguardia
republicana aragonesa. En Lanaja se registra el caso del asesinato de Andrés
Abadías, labrador de izquierdas no colectivista que fue sacado del pueblo y
fusilado por miembros de la columna Los Aguiluchos; el presidente de la
colectividad, Victoriano Abadías, le había alertado para que se marchara del
pueblo. El dirigente comunista Lasheras fue
encarcelado dos veces por el Comité revolucionario local y hubo de abandonar
Lanaja alistándose en el Ejército Popular, como hizo también su camarada el
teniente de alcalde por el Frente Popular, igualmente sometido a presiones por
los colectivistas. Otros pequeños propietarios republicanos fueron asimismo presionados
para que se unieran a la colectividad.
¿Por
qué Lanaja?; ¿acaso porqué es el lugar
en el que confluyen tus antepasados?
Mi familia
más directa proviene de Lanaja. Cuando era niño pasaba los veranos allí, así
que para el chaval de ciudad que era yo, Lanaja se convirtió en mi Macondo
particular. Hace unos años pensé que investigar el pasado najino
era un modo no tanto de recuperar unas raíces que me importan muy
relativamente, cuanto de devolver la voz a personas silenciadas a las que quise
y ahora quiero más todavía, pues he podido penetrar en sus silencios y
tristezas que entonces, en m infancia, no comprendía. Digo a veces en broma que
me siento como esos hispanistas anglosajones que un día empiezan a investigar y
a escribir sobre Historia de España, y después ya no pueden parar. Con Lanaja
me ha sucedido algo parecido.
¿Cómo ha
sido el investigar sobre la represión en un pueblo, relativamente pequeño en el
que prácticamente todos se conocen y, también, se conocían en los años en que
te basas para escribir este libro sobre la represión?
Muy
gratificante. La gente de mi edad y los más jóvenes tienen ganas de saber, y
muchos han colaborado aportando documentos gráficos o algún recuerdo familiar
de su abuelo, de su padre... La memoria de los mayores es también muy
importante, cotejarla con la documentación ayuda a ensamblar las piezas. Muchas
personas han descubierto que su abuelo fue un hombre que tuvo ideas políticas,
que luchó por ellas y que pagó un precio por ello. Muchos, yo incluido, hemos
descubierto aspectos inéditos de nuestros antepasados; mi madre por ejemplo, no
sabía que su padre fue procesado por el Tribunal de Represión de la Masonería y
el Comunismo en 1948. .Creo que entre todos, hemos roto el muro de silencio,
aunque gran parte del mérito en eso es de Roberto Mateo Caballero, que hace
unos años abrió el camino de la recolecta de la memoria colectiva najina
para su libro Las batallas de Lanaja.
En Lanaja,
según su web municipal, existe un monolito dedicado a los falangistas. ¿Dónde
están los monolitos dedicados al resto de represaliados?
En ningún
sitio. El único najino que figura en un monumento es
el maestro don Manuel Lacruz Novellón,
asesinado por los facciosos en Perdiguera cuando huía de Zaragoza hacia Lanaja,
y cuyo nombre figura en el memorial del cementerio de Torrero junto al de otros
miles de asesinados en la capital aragonesa o sus cercanías. En Lanaja, un pueblo
de izquierdas, no hay nada que les recuerde.
Me ha
llamado mucho la atención esto de la denominación a las tribus con esa pintada en un refugio.
¿Acércanos un poco al mundo, al qué eran y qué constituían las tribus en
Lanaja?
Como dije
antes, originariamente era una denominación despectiva hacia el conjunto de
organizaciones obreras. Lo cierto es que en Lanaja hubo desde siempre una
intensa vida política y social progresista. En 1915 funcionaba un Círculo
Obrero, y un par de años después se constituyó un Sindicato Agrario unitario
que en las décadas siguientes lideró las reivindicaciones campesinas, hasta
1931. Luego, con la llegada de la República los jornaleros constituyeron la CNT, los pequeños propietarios crearon
Izquierda Republicana y la Federación de Trabajadores de la Tierra (UGT), luego
el PSOE, el PCE etc.
Lo último
que puede leerse en tu libro es una cita de José Antonio Labordeta: “Hicieron
lo posible para empujar la Historia hacia la libertad”. Coméntanosla, por
favor….
Creo que ese
verso define con justeza el esfuerzo de aquellos campesinos, que en la medida
de sus fuerzas lucharon con denuedo por realizar su sueño..
Explicas,
en las primeras páginas , de que el exterminio político importado de Alemania,
por Himmler, incluso hizo más víctimas aquí que en
Alemania. ¿Qué crees que puede justificar esto porque a mí me es un poco
incomprensible?
El régimen
franquista elevó el terror a política de Estado. Sabían que estaban en minoría,
y que luchaban contra su propio pueblo. Su única posibilidad de imponerse en la
guerra y mantenerse luego en el poder era aterrorizando al conjunto de la
población española, de modo que se paralizara cualquier resistencia o
contestación de masas. Hasta los nazis quedaron asombrados de que los
franquistas no quisieran seducir a los vencidos, simplemente pretendían
exterminarlos, “arrancar las malas hierbas” se decía entonces. Hubo médicos
franquistas que consideraban que la supuesta “raza española” debía ser
purificada de la contaminación roja. Una de las consecuencias durante la
postguerra fue el robo de bebés de madres rojas para ser dados en adopción a
familias del régimen, de modo que fueran criados en los valores de éste.
Vamos con
otra cita, la del presidente de la República Manuel Azaña, que me llama poderosamente
la atención:”La libertad no hace a los hombres felices, los hace simplemente
hombres”. ¿Qué piensas tú al respecto?
Que
efectivamente, la libertad no es un punto de llegada, sino de partida para lograr
las más altas metas. Sin libertad los hombres dejan de ser hombres, se
cosifican. La libertad nos da dimensión humana y nos permite plantearnos retos
individuales y colectivos elevados.
Divides al
libro en tres partes: en la primera te centras en los años de represión y
silencio. Porque, amigo Joaquim, seguramente que entiendes que el silencio no
deja de ser una manera de represión.
El
silencio es connatural con el terror, se desprende de él. El ser dominado por
el miedo entiende que callar es un pasaporte a la supervivencia, y lo que
caracteriza a la España de la postguerra es precisamente el ansia de
supervivencia como objetivo que centra los esfuerzos cotidianos de millones de
personas. Callar y vivir, era la divisa en esa época infame.
En España
en esos años hubo mucho miedo, hubo terror, escarmientos por doquier,
dominación, silencio impuesto y auto impuesto y exterminio….todo combinado es
lo que compone lo que podríamos denominar como un auténtico holocausto,
recordemos que así lo llama Paul Preston y que con El Holocausto Español,
“bautizó” a uno de sus libros sobre la Guerra Civil Española más
prestigiosos….¿qué nos puedes decir?
Que en
España hubo ciertamente un Holocausto, un verdadero genocidio planificado por
las autoridades del régimen franquista. Lo explicó el capitán Aguilera, uno de los
jefes de prensa de Franco: “Nuestro programa consiste en exterminar un tercio
de la población masculina de España. Con eso se limpiaría el país y nos
desharíamos del proletariado”. Lo recoge el historiador inglés Antony Beevor en su monumental
libro La Guerra Civil Española.
Explica a los lectores de El Sueño Igualitario, ¿cómo
fue esa “segunda criba” de rojos?
La segunda criba de rojos se produjo casi una década después de
finalizada la Guerra de España, a partir del año 1948. En esta ocasión los
aparatos represivos franquistas pusieron el foco sobre los militantes poco
significados, que no habían sido molestados en los años anteriores, y sobre
aquellos que en las fases anteriores habían recibido castigos leves. Se utilizó
a gran escala la documentación requisada por toneladas en toda España y
depositada en el entonces siniestro Archivo de Salamanca, desde donde salían
los documentos incriminatorios rumbo a los tribunales represivos madrileños.
Hubo
varias etapas represivas, el mismo libro habla de un período de tiempo de más
de diez años….¿nos podrías explicar cómo fueron esas etapas?
El período
que varios autores han llamado “el terror caliente” se desarrolló durante la
guerra y los primeros años de la postguerra: es la época de las sacas, los
paseos, las matanzas indiscriminadas… El
segundo período ha sido llamado “la juridificación
del terror”, y abarca la primera mitad de los años cuarenta, cuando se crean
tribunales militares y civiles y leyes represivas que pretender revestir de
legitimidad la carnicería que se está llevando a cabo. Por último, en los
últimos años cuarenta y primeros cincuenta se usa el cedazo fino para
identificar a todo antiguo rojo que en algún momento pudiera sentir la
tentación de apoyar al maquis o participar en la reconstrucción de las
organizaciones democráticas y obreras.
En la
segunda parte te acercas a la figura de Lanaja y de tu abuelo; de los
labradores y jornaleros y de sus sueños de libertad, pero todo quedó reducido a
la nada, ¿aunque algo debió quedar para
que tú nos puedas escribir este maravilloso libro de MH entorno a la represión?
Los sueños
no se pueden destruir, se puede matar o encarcelar a los soñadores pero los
sueños escapan al control incluso de las policías políticas mejor entrenadas.
Por otra parte, desde hace algún tiempo empieza a haber acceso a la
documentación producida en esos años decisivos, y muchas personas mayores han
comenzado a hablar, quizá para evitar
que se pierda la memoria de estos asuntos cuando ellos ya no estén. La
combinación de memoria oral y análisis de la documentación inédita es la base
de libros como Las cenizas del sueño eterno.
Da mucho
trabajo el adentrarse en el expediente de los represaliados como el de Mariano
Carilla Salillas
Es verdad,
pero se lleva bien cuando pones pasión en el trabajo y vas adquiriendo cierto
instinto para buscar. Me lo paso muy bien investigando, y además tengo la
colaboración de personas que me ayudan muchísimo, y a los que nombro al final del
libro pues de alguna manera éste no existiría sin ellos.
Haznos, ya
por último, un repaso a cómo quedó marcado el pueblo bajo la bota del miedo,
del terror, el silencio….
Lanaja
siempre fue un pueblo muy vivo y muy rojo; la prensa de los años veinte y
treinta le llamaba “el pueblo más canalista” de
Aragón. La postguerra le hundió en el silencio y la incuria. En los años
cincuenta emigraron muchos jóvenes, y quienes habían vivido los años de la
República envejecieron sin esperanza. A principios de los años sesenta todavía
se percibían en su casco urbano la huella de los bombardeos sufridos durante la
guerra. No fue hasta los años setenta cuando la mecanización del campo y la
desaparición de la dictadura cambiaron su fisonomía.
¿Cómo
crees afrontan las nuevas generaciones la visión de la Guerra Civil Española?
Hay ganas
de saber, de llenar el vacío producido por años de mentiras y silencios
forzados. Muchos jóvenes están descubriendo que sus abuelos fueron personas con
ideales y esperanzas, truncados por la acción salvaje de esos mismos intereses
que hoy les cierran a ellos las puertas del futuro. Me da un poco de miedo que
se mitifique la Guerra de España o la Segunda República, por ejemplo, porque
como pienso que queda claro en el libro también se cometieron errores y cosas
peores en la zona republicana, si bien en una escala infinitamente menor que en
la rebelde, pero hay que ver el contexto en que todo esto pasó y la presión que
sobre la España leal ejercían los facciosos y quienes les apoyaban dentro y
fuera del país. Me gustaría en fin, que toda esa gente joven que se interesa
por estos asuntos haga una lectura crítica de estas aportaciones, y que sea
capaz de continuar y mejorar lo que estamos haciendo ahora, Estoy seguro de que
será así.
¿Y la
memoria de los represaliados?
Es la
memoria de nosotros mismos, de nuestros antepasados, de los hombres y mujeres
que han seguido viviendo en nosotros incluso cuando ignorábamos su dolor y las
vicisitudes que pasaron. He querido recoger sus nombres, biografías, fotos… al menos en una muestra significativa, para
devolverlos de alguna manera a la vida. He querido llevarlos a ocupar de nuevo
con su presencia las calles de Lanaja, que es su pueblo, ahora ya para siempre,
porque sus nombres y sus hechos ya no podrán más ser silenciados o escondidos.
Algún día su memoria se subirá a las placas que dan nombre a las calles de
Lanaja, estoy seguro, espero verlo.
Joaquim
¿nos puedes adelantar en qué estás trabajando actualmente, nos puedes dar
alguna pista?
Desde hace
unos años trabajo en un libro que se titulará “De los Monegros
a las Filipinas. Un campesino aragonés, soldado en Extremo Oriente
(1897-1900)”. Narrará la experiencia de Donato Navarro Mairal,
bisabuelo mío, que a finales del siglo XIX era un joven campesino najino que participó como soldado colonial en las guerras
de Filipinas durante el llamado desastre del 98, y que tras ser hecho
prisionero en la caída de Manila no regresó a España hasta abril de 1900, en el
penúltimo barco que repatrió soldados españoles, cuando hacía más de un año que
habían regresado los llamados Últimos de Filipinas. Para este libro he
conseguido acceder a un montón de documentación militar española que ha
permanecido inédita durante más de un siglo, y he hecho dos viajes a Manila
para ver y fotografiar los lugares de los que se habla en el libro, que si todo
va bien se publicará a finales del año próximo o principios de 2015.
13858
Las cenizas del sueño eterno. Lanaja,
1936-1948. Guerra, postguerra y represión franquista en el Aragón rural. Joaquim Pisa Carilla
294 páginas 15 x 21,5 cms.
17,00 euros
Ushuaia
Las cenizas del sueño
eterno. Lanaja, 1936-1948. Guerra, postguerra y represión franquistane
el Aragón rural es un libro que
profundiza en el fenómeno de la represión franquista, su desarrollo durante la
postguerra española y sus raíces en los años precedentes, centrando la
investigación en un medio social concreto: el mundo rural aragonés.
La villa monegrina
de Lanaja es el sujeto colectivo investigado, estudio que se ha realizado
manejando fuentes documentales inéditas y testimonios orales directos. Los
nombres y las historias de centenares de vecinos de esa población salen a la
luz en Las cenizas del sueño eterno.
Entre otras aportaciones singulares, Las cenizas del
sueño eterno reconstruye con todo detalle el procedimiento judicial del
Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo llevado a
cabo contra un vecino de Lanaja, el labrador Mariano Carilla Salillas.
Joaquim Pisa Carilla (Barcelona, 1956).
Escritor, viajero, fotógrafo y publicista, apasionado por la historia social y
de las mentalidades, la antropología cultural y la cultura popular. Ha
publicado varios libros sobre literatura de viajes, investigación histórica y
memoria colectiva contemporánea. Como investigador se ha decantado en los
últimos años por la reconstrucción del contexto histórico, social, político y
cultural de Lanaja, antigua villa aragonesa a la que le vinculan orígenes
familiares. Sus últimos títulos publicados son Un castillo en la niebla.
Tras las huellas del deportado republicano Mariano Carilla Albalá (2011), y
Florilegio de términos, modismos, dichos y refranes
aragoneses y de otras partes usados en la villa de Lanaja
(2012).
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